miércoles, 14 de marzo de 2012

INV cap 8

Demasiado rima, pero por el momento, Nick no iba a discutir con el libro. Si le decía que corriera, correr es lo que haría. Se fue hacia el coche, entonces se detuvo.
El lugar más seguro sería con Acheron. Con sus épicos poderes Jedi, Ash sería capaz de destrozar a quien sea o lo que sea que viniera tras él. Y por suerte para él, Ash era tan alto, que era fácil de divisar, incluso en esta multitud.
Nick se dirigió directamente hacia él tan rápido como pudo sin llamar la atención de la policía, sus experiencias pasadas le había mostrado que, incluso siendo inocente nunca era bueno captar su atención. Sobre todo no cuando estabas relacionado con alguien condenado a muerte por homicidios múltiples y había un cuerpo cerca en el suelo.
Mal movimiento.
Ash dio un respingo cuando se unió a él.
—Te preguntaría que crees que estás haciendo, pero… eres un adolescente. Debería haberme pensado mejor el dejarte en el coche sin vigilancia. La próxima vez, te sellaré dentro. Probablemente con ladrillos. Tal vez incluso mortero.
Nick ignoró su tono seco.
—Sólo con que te asegures de que nada puede entrar a matarme, ya me vale.
Ash frunció el ceño.
—¿De qué estás hablando?
—El niño muerto en el suelo. Catorce, Ash. Catorce. Tengo catorce.
—Sí.
—Ash, tengo catorce años.
—Lo pillo. Tienes catorce. Estoy muy orgulloso de que sepas contar hasta ese número. Es un testimonio del moderno sistema educativo estadounidense. Pero probablemente debo señalar que no eres el único. Tengo entendido que vas a una escuela con una clase llena de niños que tienen catorce.
Nick puso los ojos en blanco por el sarcasmo. No es de extrañar que su madre quisiera hacerle daño por ello. Él finalmente entendió.
—Sí, pero no están muertos. Alguien está matando a los niños de catorce años de edad, y soy uno de ellos. Los polis lo dijeron. Este es el segundo en un día que ha sido asesinado.
—Sí, bueno, dada la gilipollez del promedio de los adolescentes, puedo entender la urgencia.
—No eres gracioso.
—Y tú necesitas calmarte. A la única persona que debes tener miedo de que te mate soy yo cuando estás cerca de mí.
Un escalofrío le bajó por la columna vertebral ante esas palabras que parecían extrañamente proféticas. ¿Era esta la sensación de premonición de la que Grim le había hablado antes?
Por no mencionar el hecho de que la pequeña advertencia de Ambrose le hizo eco en la cabeza: No te fíes de Ash… No es lo que parece.
Ash le puso una mano en cada uno de los hombros.
—Nick, respira hondo y mira a tu alrededor. Estás a salvo aquí. Hay policías en todas partes. Todo está bien.
No es lo que su libro había dicho. Quiso decírselo a Ash, pero algo dentro de él le dijo que se mantuviera callado.
Por una vez, decidió escuchar a sus instintos.
—¿Por qué están matando a los adolescentes?
Ash hizo un gesto hacia los graffiti de sangre que el asesino o asesinos habían dejado en la calle. Era un círculo alrededor del cuerpo con símbolos extraños que nunca había visto antes.
—El que lo mató iba a la caza de un demonio. Supongo que pensó que el muchacho en la calle estaba poseído, aunque no sé por qué lo mataría.
—¿Quiénes son?
—No estoy seguro. Estaba tratando de centrarme en ello cuando llegaste corriendo y rompiste mi concentración. No es normal para mí estar ciego a cosas así, pero ese ser dijo que este tipo de demonios no son mi especialidad.
Nick estaba confundido por eso.
—¿Qué quieres decir?
—Soy un Dark‑Hunter, Nick. No un demonólogo. Hay miles de especies de demonios en una variedad de sistemas de creencias, y mientras puedo hablar con fluidez en todas las lenguas y costumbres, algunos ‑no muchos, pero algunos‑ de los demonios del mundo son ajenos a mí, porque no vienen a jugar a menudo. Algunos son tan aterradores que ni su propia gente habla de ellos o los han olvidado. Como resultado, no les sigo la pista. Ahora desearía haberlo hecho.
Eso tenía sentido. Nick miró hacia el diseño extraño en la calle.
—¿Qué pasa con esos símbolos? ¿Qué son?
—Un lenguaje que estaba muerto antes de que yo naciera.
Whoa. Teniendo en cuenta la edad de Ash, si eso le precedía… daba miedo.
—¿Cómo puede ser eso?
—Contrariamente a lo errónea creencia popular, no nací con los dinosaurios, Nick. Tan viejo como soy, sé que muchos seres me hacen parecer un bebé. El que hizo esto podría ser uno de ellos, o de algo o de alguien que ha tenido contacto reciente con ellos. —Miró de nuevo a los símbolos—. Honestamente, no he visto esta escritura desde que pasé por las ruinas de la Atlántida cuando tenía tu edad.
—¿Puedes recordar tan atrás?
Un tic enojado comenzó en la mandíbula de Ash.
—Con una claridad que desearía que los dioses pudieran sacarlo de mi mente. —Hubo mucho dolor oculto en el tono de Ash. Kyrian le había dicho que a Ash no le gustaba hablar de su pasado. Por el tono de su voz, Nick imaginó que Ash no había tenido una infancia muy feliz.
Por otra parte, tenía que haber sido terrible para Ash morir tan brutalmente a la edad de veintiuno que había vendido su alma a la diosa Artemisa por venganza.
—Entonces, ¿qué hacemos? —le preguntó Nick.
—Dame unos minutos más, entonces te llevaré con Kyrian.
—¡Ash!
Nick miró alrededor de Ash para ver a un joven afro-americano corriendo hacia ellos.
Ash se volvió hacia él.
—Hey, Tate. ¿Investigando?
Él asintió con la cabeza.
—Estaba con mi padre cuando entró la llamada. —Le hizo un gesto al forense, que estaba hablando con la policía. Entonces su mirada fue hacia Nick.
—Este es Nick Gautier. Está trabajando para Kyrian y conoce nuestro lado más oscuro.
—Ah. —Sonrió a Nick—. Tate Bennett. Encantado de conocerte. —Parecía lo suficientemente amigable cuando le tendió la mano.
Nick se la estrechó.
—Lo mismo digo.
Tate se inclinó para hablar en voz baja con Ash.
—Es una cosa de demonios, ¿no?
—Sí. Pero no creo que un demonio lo matara. Estoy bastante seguro de que el asesino era un humano al igual que el chico.
Tate parecía confundido.
—¿Qué quieres decir?
Ash hizo un gesto hacia el círculo.
—Eso es un hechizo de contención y destrucción. La clase que tiene la intención de atrapar y debilitar a un demonio, para que se pueda acabar con él con facilidad.
Tate abrió mucho los ojos.
—¿El chico estaba poseído?
—No lo creo. Es una vibración extraña. No estoy realmente seguro de lo que pasó. Lo único que sé es que no es correcto.
El ceño de Tate se profundizó.
—¿Cómo no puedes saber lo que pasó?
Ash bajó su tono aún más.
—Eso es lo que estoy tratando de decir. Cualquier humano que hiciera esto, me ha bloqueado y con esos símbolos… no sé. Pero creo que el niño estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. A pesar de que el niño está muerto, no creo que él fuera el objetivo. Creo que el asesino iba detrás de otra cosa. ¿Y tú? ¿Tienes algo?
—Sólo la descripción de la víctima: Caucásico. Varón. Catorce años. Creemos que fue asesinado esta mañana sobre las ocho. Ninguna identificación, pero tenía…
—Hey, conozco esos zapatos.
Tate y Ash se volvieron hacia él cuando Nick señaló al cuerpo que ahora estaban levantando. A medida que movían al niño, la lona se retiraba de sus pies.
—¿Qué? —preguntó Ash.
Nick inclinó la cabeza hacia las Converse verde lima decoradas con un rotulador que estaban comprimidas con una bolsa de plástico alrededor.
—Es Barry Thornton. Se sienta detrás de mí en la sala de estudio.
Tate dio un paso hacia él.
—¿Estás seguro?
—Sí. Los zapatos son distintivos. Nadie más en el instituto se dibuja Pokemons en la ropa. —Sin mencionar que el verde era bastante chillón, y la mayoría de los niños preferían colores más neutros.
Tate lo consideró un segundo antes de hablar.
—¿Él ha jugado con lo oculto?
Nick le lanzó a Tate una mirada agitada.
—Volvamos a los Pokemons en sus zapatos, ¿de acuerdo? Es obvio. Ni siquiera jugaba a Dragones y Mazmorras porque pensaba que era satánico. No creía en nada paranormal. —Lo cual era irónico si piensas en la cantidad de seres sobrenaturales que iban al instituto—. Él era el capitán del club de ajedrez y un estudiante de sobresalientes.
Tate se encontró con la mirada de Ash.
—¿Por qué alguien pensaría que era un demonio?
Ash se encogió de hombros.
—El mundo está loco, y ¿me estás preguntando la motivación de un psicópata? No hago perfiles criminales.
—Pero eres omnisciente —le recordó Tate.
—Cierto, y como mi inmortalidad, tiene sus limitaciones. No puedo verlo todo, por desgracia. —Ash suspiró—. Nick dijo que este era ¿el segundo niño encontrado?
—Sí. Hubo un chico llamado Alistair Sloan encontrado ayer por la noche.
Ambos miraron a Nick.
—¿Por qué me miráis? No lo conozco en absoluto.
Ash soltó un bufido.
—Pareces conocer a todos los demás en la ciudad.
—Bueno, me desenvuelvo bien. —Nick sonrió.
Ash negó con la cabeza antes de volver su atención a Tate.
—Este suceso no tiene ningún sentido.
Tate estuvo de acuerdo.
—Podría ser un fanático en una matanza. A veces la mierda extraña es humana. Sé que no sucede con frecuencia en esta ciudad. Sin embargo… de vez en cuando, encontramos seres humanos dementes.
Ash no parecía convencido.
—Tal vez.
Tate hizo un gesto por encima del hombro.
—Mejor me vuelvo a ello. Dime si descubres algo.
—Tú, también.
Tan pronto como Tate se fue, Ash se volvió hacia Nick.
—Hazme un favor.
—¿No chupar tu cinturón de seguridad?
La expresión de Ash fue de confusión total.
—¿Eh? ¿De dónde sacas ese disparate?
—Cuando yo era un niño, lo hice una vez en el coche nuevo de mi tía Mennie. Ahora cada vez que me meto en el coche y ella conduce, me dice hazme un favor, y eso es lo que siempre sigue después. Lo siento. Hábito.
—Está bien. Si tus extraños flashbacks han terminado, ¿puedes prestarme un segundo de atención?
Nick se enderezó.
—Por completo.
—Muy bien. Mantén los ojos abiertos, y no vayas solo a ninguna parte hasta que sepamos lo que está pasando y por qué alguien está matando a los niños de catorce años.
—Está bien.
Ash se dirigió hacia el cuerpo, después pareció pensarlo mejor.
—Te llevaré a casa de Kyrian.
—Me parece muy bien. —Le gustaba la idea de estar seguro y vivo.
Ash le hizo un gesto con la mano a Tate para hacerle saber que se iban antes de llevar de vuelta a Nick al Porsche negro brillante. Nick se subió y abrochó el cinturón de seguridad mientras Ash ponía en marcha el coche.
No hablaron en absoluto mientras Ash se lo llevó el resto del camino hacia el Garden District, donde filas y filas de casas de antes de la guerra rendían homenaje y alojaban a algunas de las personas más ricas de Nueva Orleans.
Hombre, el tamaño de la casa de Kyrian no dejaba de impresionarle. Era malditamente grande. En el clásico estilo del renacimiento griego, del tipo que le recordaba a Nick un pastel de bodas, con los pórticos envolventes, las florituras ornamentales y de color blanco. Ash abrió el portón, entonces aparcó en frente de la escalinata de mármol que conducía hasta la puerta principal.
Nick salió y se dirigió hacia las escaleras. Cuando empezó a llamar al timbre, Ash se materializó a su lado y abrió la puerta.
Él arqueó una ceja ante eso.
—¿Te criaron en un granero? No puedes entrar así en la casa de alguien.
Ash se echó a reír.
—Tengo una invitación expresa para entrar cada vez que estoy aquí.
—Sí, pero ¿y si él está desnudo o algo así?
Ash lo llevó al vestíbulo.
—He conocido a Kyrian durante más de dos mil años, y puedo decir honestamente que nunca le he cogido ni una vez desnudo en su sala de estar. —La puerta se cerró detrás de ellos sin que Ash o Nick la tocaran. Algo que siempre ponía nervioso a Nick cuando Ash lo hacía—. Además, sé que Rosa sigue aquí. Sé que él no va con el culo al aire cuando ella está de servicio.
—Oh, sí. —Era por eso.
Como si les hubiera oído llegar, Rosa entró en la sala de dirección de la cocina.
—Ah, Acheron, es bueno verte de nuevo.
Hola[1], Rosa. ¿Kyrian aún está arriba?
[2].
Mientras que Ash se dirigía arriba, Nick fue hacia Rosa con una mirada de esperanza en el rostro.
—Huelo algo… ¿dulce?
Ella se echó a reír.
—Vives en tu estómago, mi'jo[3]. Ve, hay galletas esperándote.
Nick le hizo un saludo romano.
—Rosa, soy tu siervo eterno. Siempre que me des para comer galletas, puedes pedir y lo haré sin ningún tipo de queja.
—Bien. Tengo una lista con tus tareas en la encimera al lado de la bandeja.
Ah, hombre. Nick se tragó un gemido. Este era su trabajo, y él no se quejaría. Por lo menos no a Rosa, fabricante de una comida genial.
Kyrian era otro asunto. Él estaba sujeto al caprichoso adolescente quejica.
Nick se dirigió a la cocina y cogió una galleta antes de mirar por encima la lista. Masticando la galleta, se rascó la barbilla.
1.- Cambiar la bombilla del cuarto de baño de arriba.
2.- Conectar a Internet e buscar zapatos Ferragamo, entonces enviar un correo electrónico a alguien llamado Kell para ver si puede convertir los Ferragamo en armas.
3.- Pedir un abrigo de recambio por el que se rompió. (Mirar el armario de los abrigos). Asegurarse que coincide exactamente.
4.- Lavar coches.
5.- Sacar la basura de Rosa.
6.- Lo más importante, no quejarse.
Hmmm.
—¿Rosa?
Ella arqueó una ceja cuando entró en la cocina.
—¿Si?[4]
—¿Cuántos coches tiene Kyrian?
Ella hizo una pausa para considerarlo.
—Creo que hay seis, pero no lo sé con seguridad. No entro en el garaje.
Seis. ¿Kyrian quería que lavara seis? ¿Había perdido su puta cabeza? De ninguna manera. Eso era demasiado. Le llevaría toda la noche.
Refunfuñando por lo bajo, Nick se dirigió al garaje para ver lo grande que eran esas cosas. A pesar de lo que Kyrian pensara, no era un esclavo. Él tenía…
Sus pensamientos se dispersaron al abrir la puerta.

—¿Estás seguro de que no son ataques de los Daimon? —preguntó Kyrian a Acheron mientras se encogía de hombros en su abrigo.
—Oh, sí. Lo que realmente odio es que uno de los niños fue asesinado en nuestro turno. No quiero que eso suceda de nuevo. Así que mantén los ojos abiertos esta noche para otros depredadores a parte de los Daimons.
—Definitivamente. Hablando del engendro del demonio. ¿Dónde está Nick?
Ash se encogió de hombros.
—Él entró conmigo y eso fue lo último que supe.
—Sí, y yo estaba esperando que se opusiera por completo a su lista de tareas. —Kyrian hizo una pausa para escuchar con el oído psíquico. Él frunció el ceño al no oír nada—. Está demasiado tranquilo. Mejor voy a asegurarme de que no está atormentando a Rosa. Con mi suerte, ella intentará estrangularlo y tendré que explicarle los moretones a su excesivamente protectora, paranoica madre.
Acheron se rió.
—No te preocupes, general. Te sacaré del apuro antes del amanecer.
—Gracias. —Dejando a Acheron, Kyrian se dirigió directamente abajo y buscó a su dolor, que nunca dejaba de irritarle.
No había ni rastro de él.
Ni siquiera en la oficina de Nick. ¿Dónde puede estar?
Kyrian hizo una mueca al entrar en la cocina.
—¿Dónde está Nick? —preguntó a Rosa, que estaba poniendo los platos.
Ella se limpió las manos en un trapo blanco antes de contestar.
—Se fue al garaje, y no lo he visto desde entonces.
Extraño. No había sonido de agua fluyendo o cualquier otro signo del niño que él pudiera oír.
Una oleada de pánico se apoderó de él. ¿Había encontrado el asesino sobrenatural al niño? ¿Podría Nick estar muerto, en este momento?
Corrió a la puerta y la abrió, luego se congeló por lo último que esperaba encontrar.
Nick sentado en las escaleras, completamente en estado de coma. Estaba mirando hacia delante como si hubiera sido congelado en su lugar.
—¿Nick? ¿Estás bien?
Él no respondió.
Kyrian se acercó, hasta detenerse delante de él. Chasqueó los dedos delante de la cara de Nick.
—¿Niño?
Nick parpadeó antes de encontrar la mirada de Kyrian.
—No soy digno —dijo en un tono jadeante.
Desconcertado por su comentario, Kyrian lo miró fijamente.
—¿Qué?
Nick hizo un gesto hacia sus coches.
—Amigo, eso es un Ferrari, Lamborghini, Bugatti, Alfa Romeo, Aston Martin y Bentley. Y no estoy hablando de los modelos baratos. Están en lo más alto de lo más alto de lo más alto de su categoría, completamente equipados. Te lo juro, eso es oro auténtico en los embellecedores del Bugatti. Aquí hay más dinero en metal del que mi cerebro puede calcular. ¡Oh, Dios mío! Ni siquiera debería estar respirando el mismo aire.
Kyrian se rió de su tono de asombro.
—Está bien, Nick. Te necesito para limpiarlos.
—¿Es que has perdido tu siempre‑encantadora cabeza? ¿Qué pasa si los rallo?
—No lo harás.
—No, pero podría. Esos no son coches, Kyrian. Esas son obras de arte. Estoy hablando de medios de trasporte serios.
—Lo sé, y los conduzco todo el tiempo.
—No, no, no, no, no. No puedo tocar algo tan fino. No puedo.
Kyrian le agarró del hombro.
—Sí, puedes. No muerden, y necesitan ser lavados.
Nick dejó escapar un sonido de satisfacción.
—Debería pagarte por esto.
Kyrian soltó un bufido.
—Entonces te lo descontaré del sueldo. —Tendió la mano para ayudar a Nick a levantarse—. Vamos.
Nick le permitió tirar de él para ponerlo en pie, pero estaba siendo intimidado por los coches a su alrededor. Nunca había pensado en ver uno en su vida, mucho menos tocarlo. Estos eran guays.
—¿Cuánto dinero ganas, de todos modos?
—Obviamente, mucho.
—Tío, hazme un Dark‑Hunter.
Algo frío y dolorosa se movió a través de los ojos de Kyrian.
—Ni siquiera bromees acerca de eso, Nick. Nunca quieras convertirte en lo que soy. Todo se ve muy bien desde el exterior, pero dos mil años se hace difícil. Toda mi familia se fue hace tiempo, y aunque tengo a mis hermanos Dark‑Hunter y a Acheron, no es lo mismo. Daría todo lo que tengo e incluso más si tan sólo pudiera ver a mis padres una vez más. Decirle a mi padre que siento las cosas que le dije. Nunca, nunca dejes a tu madre después de una pelea. Hagas lo que hagas, no dejes que las últimas palabras que le digas sean hirientes.
—¿Te peleaste con tu padre?
Él asintió con la cabeza.
—Acheron tiene un dicho, y es muy cierto. Hay algunas cosas lamentables que no se pueden arreglar. Toda la vida es sobre lamentos. No dejes que esos pesares le hagan daño a alguien que realmente te quiere. Mantenlos al mínimo. Ya es bastante malo cuando tienes que llevarlos a través de una sola vida. Cuando tienes que llevarlos por muchas otras, es brutal.
Nunca había pensado de esa manera. Aún así, daría cualquier cosa por tener una vida eterna con este tipo de riqueza. Vaya, que me conformaría con que fuera durante diez minutos.
—No te preocupes por terminar con todos los coches esta noche. Puedes hacer el Lamborghini y dejar el resto para mañana. Sólo asegúrate de hacer el resto de la lista.
—Lo haré.
Kyrian inclinó la cabeza hacia él antes de volverse para entrar.
Nick caminó tres pasos para echarle una mirada más de cerca el Bugatti. Sí. Ese sí era un coche.
—Te abrazaría, pero no quiero dejar mis aceites corporales en tu pintura.
Pero cuando Nick miró hacia dentro de la ventana tintada, no vio el interior del coche. Vio algo que se parecía más a la interpretación de una película. Hipnotizado, dio un paso más cerca para verlo más claramente.
Era una batalla en la casa de Kyrian. Vio a su jefe con una mujer que se parecía mucho a una versión mayor de Tabitha Devereaux, sólo que ella tenía el pelo castaño oscuro y estaba vestida con un camisón. Había Daimons rubios con colmillos atacándolos en la escalera. Kyrian estaba tratando de mantenerlos alejados de la mujer que estaba detrás de él en el rellano con una espada.
Había otro Dark‑Hunter allí. Uno que no reconoció. Ni siquiera estaba seguro de cómo sabía que era un Dark‑Hunter, y, sin embargo lo sabía.
El desconocido fue decapitado por los Daimons.
Él se estremeció ante el horror y cerró los ojos. Cuando los abrió de nuevo, la escena había cambiado.
Esta vez, vio algo mucho peor…
Él era el chico de la calle que yacía muerto mientras que un hombre encapuchado absorbida algún tipo de energía que era arrojada fuera de su pecho como un espectáculo de luces láser. Pero fueron los ojos de Nick, lo que más le hechizaron. Eran de color negro sólido, como algo salido de una película de terror, y en su mano abierta, apoyado en su palma, estaba el collar de diamantes que Nekoda siempre llevaba…
Tu destino está forjado por elecciones, no por casualidades. Ten cuidado con las decisiones que tomas, no importa lo pequeñas que sean, porque éstas serán tu salvación...
O tu muerte.

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