A Nick se le tensó el cuello mientras se dirigía hacia la imagen que colgaba de la pared a más de medio metro sobre la cabeza. Se quedó mirando el polvo de marcas de quemaduras y agujeros. No le pareció que en eso hubiera ninguna cualidad Rorschach[1]. Inclinó la cabeza, entrecerró los ojos y trató de verlo como el puzzle de ¿Dónde está Wally?
¿Eso le mostraría la fecha de su muerte? Olvidaba que la metanfetamina era la muerte. Muerte estaba colocado. A él simplemente le parecía un gran estropicio.
Le frunció el ceño a Grim.
—Te estás quedando conmigo, ¿verdad?
—Tal vez. Tal vez no. Vas a tener que jugar conmigo un rato para verlo.
Nick no estaba seguro de que le gustara la forma en que Grim lo dijo.
—¿Por qué cuando dices cosas así, me siento como si estuviera apostando con mi vida?
—Probablemente porque lo haces. Yo nunca juego por menos.
Ahora, eso le hizo sentir en el interior todo acogedor y mullido.
—¡Qué guay!
—¿Has dicho algo? —Mark sacó la cabeza por la cortina que separaba la parte delantera de la tienda de la trastienda.
—Uh, sí. Dije: ¡Qué guay! Cuando consiga limpiar este desastre.
Mark soltó una risa malvada.
—Tuve esa misma reacción. Incluso intenté pirarme cuando me presenté esta mañana, pero Bubba no me dejó. Me dijo que si intentaba largarme me llenaría el culo de perdigones. Es el único hijo de puta que conozco lo bastante loco como hacerlo de verdad. Así que aquí estoy. Puteado, pero vivo. Es un buen día. —Desapareció detrás de la cortina para volver a lo que él y Bubba estaban trabajando.
Nick se volvió hacia Grim.
—¿No tienes amigos con quien pasar el rato?
—Los tengo. Pero el problema es que cuando paso el rato con mis amigos, por lo general se pone feo para el resto de vosotros. Especialmente cuando estamos aburridos. Nada nos entretiene más que las plagas, la guerra, el hambre, y masacres sangrientas.
—Juegas a Dragones y Mazmorras, también, ¿eh? ¿Quién es tu Maestro de los Calabozos?
Grim chasqueó la lengua.
—La diferencia entre mi grupo y el tuyo, es que nuestros juguetes son reales —De repente, el caballo salió corriendo de su bolsillo y subió por el brazo para descansar en el hombro.
Fantástico truco. Espeluznante, pero genial.
—Entonces, ¿es como tu monito-mascota?
El diminuto caballo resopló llamas y le relinchó.
—Tranquila, chica —Grim le acarició la melena para calmarla—. Harías bien en mostrarte más respetuoso. Puede entenderte y ella no tolera bien los insultos. Lo siento, Flicka. No quise estirarte de la brida.
Nick comenzó a poner orden.
Grim persiguió sus pasos.
—La clave de lo que tengo que enseñar es que el universo y sus seres te hablan constantemente. Pero al igual que el pequeño libro que recibiste ayer por la noche, rara vez hablan abiertamente. Tienes que averiguarlo por tu cuenta y es de esperar que sea antes que no demasiado tarde. El poder de la adivinación es una manera para que escuches las advertencias que el universo te da.
Nick se puso rígido cuando un escalofrío le bajó por la columna vertebral.
—¿Cómo sabes lo de mi grimorio?
Grim chasqueó los dedos, y apareció el libro en su mano. Pequeño y negro con un símbolo rojo vibrante en el frente que se suponía iba a ser el emblema personal de Nick, contenía acertijos que habían ayudado a Nick a sobrevivir a los ataques de la noche anterior. Todo lo que tenía que hacer era hacerle una pregunta y dejar caer tres gotas de sangre sobre él ‑algo que todavía pensaba que era asqueroso, sin embargo. Su sangre daría vueltas y se movería para formar las palabras e imágenes en la página y darle pistas.
Dicho esto, el libro era una pequeña babosa irritante. No le gustaba responder a las preguntas que Nick le hacía y le contestaba con una malevolencia de la que Nick deseaba poder escaparse y no seguir castigado de por vida.
Entrecerrando los ojos en el libro, Nick se palmeó el bolsillo trasero para ver si el libro en la mano de Grim era un duplicado.
No lo era.
El pantalón estaba vacío…
Bueno, espera un minuto, no estaba vacío, porque eso implicaría algo que definitivamente no era el caso, pero sus bolsillos si lo estaban. Ese era sin duda su libro, y la Muerte lo estaba manchando. Él fulminó con la mirada a Grim por el robo.
Normalmente lo reclamaría, pero birlarle algo a la Muerte no parecía demasiado inteligente.
A menos que fuera tu propia vida.
No haciendo caso de la ira de Nick, Grim golpeó ligeramente el libro con la punta del dedo.
—Déjame volver al hecho de que el universo nos habla constantemente. Y este librito ladra fuerte. —Lo empujó contra el pecho de Nick—. Protégelo con tu vida, porque en las manos adecuadas, es tu vida y tu muerte. Has sangrado en este libro, y es la más personal de las posesiones que jamás tendrás. Un maestro hechicero, bruja, un demonio de nivel superior o cualquier otra entidad puede usarlo para controlarte y destruirte. De hecho, protege todas las posesiones que tienes. Cada pelo perdido. Cada partícula de la piel y la ropa. No dejes que nunca nadie se acerque a lo que posees o poseerás. Eres especial, chico. De maneras que no puedes concebir y tendrás que proteger tu espalda cada segundo que desees seguir respirando.
A él definitivamente no le gustaba como sonaba eso.
—¿No eres Don Desastres?
—Hay una razón por la que me llaman Grim.
Sí, nada de bromas. Nick se guardó el libro en el bolsillo trasero.
—Entonces, ¿cómo funciona esta basura de la adivinación, de todos modos?
—Piensa en ello como el escalofrío que te baja por la columna cada vez que alguien pisa tu tumba. Esa sensación persistente que te dice que no hagas algo, y cuando no haces caso, desearías haberlo hecho.
—Como levantarme de la cama esta mañana.
Grim puso los ojos en blanco.
—Frik. Frak —espetó a sus dos secuaces merodeando—. Empezad la limpieza de este lugar, mientras Nick y yo trabajamos.
Sin una palabra o vacilación, Pain le cogió la fregona a Nick. Suffering se fue a recoger los cristales.
—Wow. ¿Dónde habéis estado vosotros dos toda mi vida?
Pain enarcó una ceja mientras fregaba el suelo.
—Caminando contigo de la mano. ¿No te diste cuenta?
Nick se quedó en silencio al percatarse de la verdad de esa declaración. Había caminado de la mano con Pain y Suffering ya desde su nacimiento. Amarga pobreza y la peor clase de abuso. Caray, incluso le había disparado uno de sus mejores amigos, con la intención de matarlo en la cuneta.
Sí, definitivamente habían sido sus compañeros permanentes.
Miró de nuevo a Grim.
—Ahora que lo pienso, ¿podemos dejarlos atrás?
Grim parecía ofendido por su pregunta.
—No, son mis mejores amigos.
—Sí, pero no quiero tener dolor, y por supuesto no quiero sufrir.
—Bueno. La única manera de evitarlos es morir —Grim le dedicó una sonrisa de esperanza.
Que le heló hasta el alma.
—Vale, vamos a cambiar de tema. —Él señaló la pared detrás de Grim—. ¡Oh, mira! Un pollo.
Grim hizo un sonido de frustración extrema.
—Bien. Empecemos con algo que ni siquiera tú puedas joderla.
—Qué manera de aumentar mi confianza de mierda. Deberías ser voluntario en el teléfono de suicidios.
—¿Qué te hace pensar que no lo soy?
Nick frunció la frente.
—Ah tío, eso está mal en muchos niveles.
—Je suis ce que je suis.
Nick dio un paso atrás. Lo de anoche le enseñó a desconfiar de cualquier palabra extranjera.
—¿Eso es un hechizo?
Grim negó con la cabeza.
—Es francés, Nick. Significa: Soy lo que soy. Joder, chico. Edúcate. Lee un libro. Te prometo que no es doloroso.
—Desde luego, yo discutiría eso. ¿Has visto mi lista de lecturas para el verano? No son más que libros de chicas sobre partes del cuerpo y cosas de chica que no quiero ni discutir en clase de mi profesora de inglés. Tal vez en el vestuario de los chicos y tal vez con un entrenador, pero no con una maestra delante de otras chicas que no van a salir conmigo. O peor aún, tratar sobre lo mal que apestamos los hombres y cómo tenemos que ser eliminados y fusilados porque somos una afrenta para el orden social y natural. Una vez más, gracias, Profe. Da a las chicas aún más razones para patearnos cuando hablamos de ellas. No es como si no fuera lo suficientemente duro sacar pecho para preguntarle a una. ¿Puedes decir que el contenido es inapropiado? Y luego me dicen que mi manga es malo. Biiiien. ¿Es mucho pedir que tengamos un libro, sólo uno, en la lista de lecturas obligatorias que diga: Hey, chicas. Los chicos son divertidos y estamos bien. En serio. No somos psicópatas asesinos, animales chupasangres. La mayoría de nosotros somos malditamente decentes, y si nos dieran una oportunidad, os daríais cuenta que no somos tan malos.
Grim dejó escapar un suspiro de aburrimiento.
—¿Estás despotricando?
—Tal vez.
Grim le dio una palmada en la espalda con tanta fuerza que se tropezó.
—La pubertad es embarazosa. Es así. Acostúmbrate. Y mira el lado positivo: Una vez que sobrevivas a los horrores de la adolescencia y las degradaciones, la edad adulta es fácil.
Genial. Simplemente genial.
Nick se burló.
—Y para que conste, leo. Muchas cosas, así es como sé que puede ser doloroso. Muy, muy doloroso.
Grim se frotó la frente porque la cabeza empezaba a dolerle. Luego tiró de la cadena de oro alrededor de su cuello para exponer un extraño péndulo de hematita que tenía un cráneo de oro asegurando la cadena. Se lo tendió hacia Nick.
Nick vaciló antes de cogerlo. Pasó la mano por la fría piedra, notando que el cráneo tenía los ojos hechos de rubís de color rojo sangre. La punta de la hematita era tan afilada, que probablemente podría usarlo para estacar a Kyrian en caso de que su jefe se pusiera demasiado juguetón con él.
Realmente molaba.
También podría usarlo para pincharse el dedo, si tenía que hacerle una pregunta a su libro. Sí, esto tenía una gran cantidad de usos.
—Lo que sujetas es una de las llaves del universo. —La voz de Grim había descendido una octava—. Puedes usar un péndulo para contestar preguntas, buscar cosas y…
—¿Qué tipo de cosas? ¿Puede encontrar las llaves de mi madre cuando las pierde?
—Sí —dijo Grim con los dientes apretados—. También puede localizar a las personas que busques.
Vale, eso sí que era conveniente. Nick lo balanceó de delante hacia atrás en la cadena.
—¿Cómo funciona?
Grim lo capturó en su mano y utilizó la afilada punta para señalarle.
—Te permite introducirte en tu conciencia superior. Con el tiempo, no necesitarás hacerlo. Podrás acceder a esa parte de ti mismo en cualquier momento que lo necesites. Pero por ahora, requieres una herramienta para ayudarte a canalizar todo el adolescente ADN hormonal que está botando dentro de ti. —Tocó la punta de la nariz de Nick—. La mejor parte de esto es que la piedra cambiará para satisfacer tus necesidades.
—¿Qué quieres decir?
—Para preguntas simples, no importa el tipo de piedra que sea. Puedes utilizar cualquier tipo de péndulo, hecho de cualquier sustancia. Un anillo, un palo, incluso un bolígrafo o un lápiz. Pero a medida que avancemos a otras tareas, el material del que esté hecho importará de forma exponencial. Este es de hematita porque esta es la piedra más fuerte para la protección. Limita y desvía la negatividad. Algo que tú necesitas, muchacho. Y te protegerá. El mal y la negatividad gravitan en torno a la hematita, y si eres atacado muy duro, la piedra se romperá y te advertirá mientras desvía esos poderes lejos de ti.
Sí, Nick podría ser muy negativo la mayoría de los días. Y eso era sin querer. Si se esforzaba, podría ser realmente jodido.
Grim le dio la espalda.
—Saca el libro.
Como Grim ya se lo había pispado del bolsillo pero sin tocarlo, él sabía que no debía demorarse. Nick lo cogió y se lo entregó.
Grim lo abrió en una página en blanco.
Nick frunció el ceño cuando palabras y letras aparecieron mágicamente con flechas. De un modo extraño, le recordaba a un tablero de Ouija. Las dos flechas cruzadas, formando una cruz en ángulo recto con las palabras Sí y No resaltadas.
No, un momento. Estaban brillando.
—¿Qué está haciendo? —preguntó a Grim.
—Este es tu mapa del péndulo. Te responderá si o no a cualquier pregunta que le hagas. Todo lo que tienes que hacer es enfocar tu mente en la pregunta y pasar el péndulo sobre la página. Con el tiempo, podrás hacer preguntas más complicadas y te deletreará las respuestas.
—Impresionante —Nick hizo lo que le sugirió y revoloteó la piedra por encima de las palabras. Cuidadosamente mantuvo la mano firme cuando se centró en la pregunta más importante que quería una respuesta—. ¿Voy a perder mi virgi…
—¡Hey!
Grim se lo arrebató.
—Deja de ser estúpido y tómatelo en serio.
Nick le miró.
—No puedo trabajar en ello si me lo arrancas de las manos.
De mala gana le dio la espalda.
Nick se envolvió la cadena alrededor del dedo índice.
—¿Qué hay de malo en preguntarlo, de cualquier manera?
—Es una preocupación estúpida.
Menuda mierda. Era la principal que había tenido durante el último año… Bueno, esa y si alguna vez sería capaz de comprar un coche.
—¿Qué eres? ¿Asexual o algo así?
Pain se echó a reír, luego se detuvo abruptamente cuando la Muerte sacudió la cabeza en la dirección de su compañero.
—Mi libido está muy bien, Nick. Sin embargo, ocupa un distante segundo lugar a mi necesidad de matar a la gente que me molesta.
Normalmente, Nick se habría burlado de él por eso, pero él tenía mejor criterio.
—Bien. —Removió el péndulo y manifestó la segunda pregunta que más a menudo le preocupaba—: ¿Voy a ser rico?
Al principio, no pasó nada. Pero después de unos segundos, comenzó a balancearse a lo largo de la línea de sí. Algo que le hizo correr la sangre.
—¿Verdaderamente rico?
Se meció aún más fuerte.
Oh sí, definitivamente él se conmocionó.
—¿Tan rico como Rockefeller?
Grim se lo arrebató otra vez.
—Sí, muchacho, tendrás dinero. ¿Pasamos de eso?
—Supongo, pero me gustaría mucho investigar mi futuro no estando sin blanca un poco más. Me gusta ese pensamiento. Mucho.
Grim suspiró profundamente.
—Te juro que me estás dando migraña.
—Mi madre también sufre mucho de eso.
—Supongo que sí al estar cerca de ti.
Nick ahuecó el péndulo en la mano.
—¿Qué más puede hacer?
—En este momento… nada. Aprende la primera técnica, y te enseñaré las otras. No se puede hacer geometría hasta que entiendas que uno más uno es igual a dos. Además, tenéis que familiarizaros el uno con el otro.
Nick frunció el ceño.
—¿Qué? ¿Estamos saliendo?
Grim se lo quedó mirando con una expresión en blanco durante varios latidos.
—Y ahora que mi presión arterial y la paciencia han superado la barrera de seguridad, me voy a tomar un descanso y dejarte aquí a limpiar el desastre. —Chasqueó los dedos—. Pain. Suffering. Vamos.
Como dos mascotas obedientes, desaparecieron a su lado, dejando caer la fregona en el suelo con un golpe fuerte.
Maldición. ¿No podían haber terminado primero?
Eso es lo que pasa por no mantener cerrada tu estúpida bocaza cajún, chico. Su madre siempre decía que el noventa por ciento de la inteligencia era saber cuándo callar. Un día, él aprendería a escuchar sus consejos.
Suspirando, fue a por la fregona y la recogió para terminar. Pero apenas había empezado cuando oyó que alguien llamaba a la puerta principal.
Se volvió para decir que Triple B estaba cerrado, cuando vio que era Caleb. Hasta ayer, había pensado que Caleb era simplemente otro capullo privilegiado de su instituto. Bueno, no era del todo cierto ‑Caleb nunca había sido mezquino con él, así que realmente no se merecía el estatus de capullo, aunque sí le había ignorado.
Durante el caos de ayer por la noche, Nick se había enterado de que Caleb Malphas, capitán del equipo de fútbol y señor Popularidad, era en realidad un demonio de alto nivel (olvidó el término correcto porque no era tan importante para él) que había sido enviado para servir como guardaespaldas de Nick.
¿Qué guay verdad?
Nick levantó las manos y le hizo un gesto, haciéndole saber a Caleb que no había nada que pudiera hacer para dejarlo entrar.
Caleb miró a la derecha y luego a la izquierda antes de desintegrarse en la acera. Él se convirtió en un humo vaporoso de color rojo que se deslizó por la rendija de las puertas. Se deslizó por el suelo como una niebla extraña y se volvió a montar en Caleb delante de Nick.
Él arqueó una ceja ante Nick.
—Sigue usando el brazo, muchacho, y todo el mundo sabrá que algo pasa.
Nick le entregó la fregona y metió el brazo en el cabestrillo.
—Estoy trabajando en eso.
Siempre vestido impecablemente en ropas de diseño, Caleb tenía el pelo oscuro y ojos inteligentes. Poseía también el tipo de cuerpo y cara por los que Nick mataría. Musculoso y atractivo hollywoodiense. Aunque Nick no era feo, todavía era desgarbado y torpe, como la mayoría de los chicos de su edad. Su cuerpo estaba creciendo tan rápido que nunca parecía saber dónde estaban sus miembros, por lo que siempre estaba golpeándose con algo o arañándose las rodillas. La peor parte era que en la escuela constantemente pisaba los pies de las chicas cada vez que se sentaba en la cafetería.
Sí. No es de extrañar que no pudiera conseguir una novia.
—Bueno, ¿cómo te encuentras esta mañana? —le preguntó Nick.
—Como si tuviera el culo pateado por un grupo de demonios psicópatas. ¿Y tú?
—Un poco mejor que eso. Pero sólo un poco. ¿Qué te trae por aquí?
—Traté de llamarte y no obtuve respuesta. Después de anoche, me preocupé. Tenía miedo de que algo te pudiera haber comido en las pocas horas que me atreví a dejarte y curarme, así que aquí estoy para asegurarme que estás respirando y continúas haciéndolo.
Curioso. Su teléfono no había sonado en absoluto. Nick sacó el móvil y lo comprobó. Efectivamente, tenía una llamada perdida. Hmmm. Grim debió haberlo bloqueado. La Muerte era una mal bestia. Pero tenía sentido. La Muerte no deseaba ser interrumpida.
Caleb le hizo un gesto con la barbilla a Nick.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Bubba y Mark me tienen limpiando.
Caleb puso los ojos en blanco.
—Bah. Déjalo. —Chasqueó los dedos, y todo volvió a la forma en que había estado antes de la lucha.
Nick se quedó boquiabierto, impresionado por los poderes psíquicos de su amigo demonio.
—Hombre, tengo que aprender a hacer eso. Pero debo mencionar que probablemente esto no estaría acabado tan rápido usando el brazo que se supone que está herido.
Caleb refunfuño antes de volver a dejar las puertas rotas y suficientes de los daños para que pareciera una limpieza normal.
—Por cierto, recibí una llamada extraña esta mañana.
—¿De?
—El nuevo entrenador de fútbol.
Nick se rascó la barbilla por las noticias.
—Amigo, eso fue rápido.
—Hábleme de él. Me dijo que la escuela lo llamó y le ofreció el trabajo ayer por la tarde debido a las finales estatales.
Nick dejó escapar un silbido. Apenas habían tenido ocasión a que el viejo entrenador fuera recluido por matar a su director y ya habían contratado un sustituto. Eso era tan frío.
—¿Qué más te dijo?
—Me preguntó si te conocía. Ya que perdimos la mitad del equipo debido al ataque de zombis, necesita jugadores de reemplazo. —Caleb inclinó la cabeza hacia el brazo de Nick—. Le dije que te lesionaste y no puedes jugar. Dijo que en este momento, llevaría un par de calientabanquillos sólo para completar la lista y camisetas para no renunciar a los play‑offs.
—Definitivamente, puedo calentar un banquillo. En eso soy el mejor, según dice mi madre, de todos modos.
—¿Qué? ¿Cómo entraste aquí?
Ambos se volvieron al ver a Bubba mirándolos desde la cortina.
Caleb indicó a Nick con el pulgar.
—Nick me dejó entrar.
—¿Cómo? —Bubba se apresuró a la puerta para asegurarse de que seguía cerrada con cadenas.
—Me metí a través de la abertura. Soy como un ratón. No ocupo mucho espacio.
Bubba le dio una mueca sospechosa.
—No hagas eso otra vez. Podrías haberte roto algo y entonces tus padres me demandarían.
—Lo siento.
Bubba miró alrededor de la tienda limpiada antes de volver su atención a Nick.
—Buen trabajo, mocoso. Se ve genial.
—Caleb ayudó.
—Es la manera de arrimar el hombro y hacer las cosas. Ahora, si pudiera conseguir que Mark dejara su teléfono y parara de interrumpir, podríamos terminar antes de que Oprah empiece.
Caleb intercambió una sonrisa divertida con Nick.
—Bubba, ¿qué harás cuando se cancele su show?
—Cierra la boca, muchacho. Eso es un sacrilegio en esta tienda. Si hablas así, te lanzaré por la ventana como a un vagabundo en el viejo oeste.
Caleb dio un paso atrás.
—Teniendo en cuenta que casi me freí vivo en tu SUV anoche, no quiero ninguna otra lesión más durante un tiempo si puedo evitarlo.
Bubba le señaló.
—Recuérdalo. —Luego se dio la vuelta y los dejó.
Caleb negó con la cabeza.
—Ese es un hombre más que extraño.
—Dímelo a mí.
Cuando Caleb se acercó, el péndulo empezó a calentarse. Tanto que Nick rechifló de dolor. Lo sacó fuera.
Los ojos de Caleb centellearon a su brillante forma amarillo anaranjada de demonio serpiente.
—¿De dónde sacaste eso?
Un frío nudo se asentó en el fondo del estómago de Nick al contemplar lo que significaba esa reacción.
—Se me dijo que me protegería de todo mal. ¿Por qué reaccionó a ti, Caleb? ¿Qué es lo que no me estás contando?
Tan pronto hizo la pregunta vio el flash de una imagen en la mente.
Era una visión de Caleb matándolo.
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