domingo, 11 de marzo de 2012

Infinity

PRÓLOGO


Libre albedrío
Algunos lo han llamado el mayor regalo otorgado a la humanidad. Es nuestra capacidad para controlar lo que nos ocurre y exactamente cómo nos ocurre. Somos los dueños de nuestro destino y nadie nos puede imponer su voluntad a no ser que nosotros lo permitamos.
Otros dicen que el libre albedrío es un mito de mierda. Que tenemos un destino predestinado y no importa lo que hagamos o lo duro que luchemos, que en la vida nos pasará exactamente lo que está destinado a suceder. No somos nada más que peones para un poder superior que nuestros pobres cerebros humanos aún no pueden comenzar a entender o comprender.
Mi mejor colega, Acheron, una vez me lo me explicó así. El destino es un tren de mercancías rodando con un rumbo establecido que sólo el conductor conoce. Cuando llegamos en nuestro coche al paso a nivel, podemos elegir detenernos y esperar a que el tren pase de largo, o tratar de continuar delante de él y ganarle a ese chico malo.
Esa elección es nuestro libre albedrío.
Si decidimos apresurarnos por delante, el coche en el que estamos podría detenerse sobre las vías. Después podemos elegir intentarlo y poner en marcha el coche o esperar a que el tren nos arrolle. O podemos salir del coche para correr y luchar contra el destino del tren estrellándose contra nosotros y matarnos donde estamos. Si elegimos correr, nuestro pie podría quedarse atrapado en las vías o podríamos resbalar y caer.
Incluso, podríamos decirnos a nosotros mismos, "no hay manera de que sea lo suficientemente estúpido para luchar contra el tren" y retrocedemos a esperar con seguridad. Entonces, lo siguiente que sabemos, un camión nos golpea desde atrás, arrojándonos directamente sobre la ruta del tren.
Si es nuestro destino ser golpeados por el tren, seremos golpeados por el tren. Lo único que podemos cambiar es cómo el tren nos convierte en una hamburguesa.
Yo personalmente, no creo en esta basura. Mi punto de vista, yo controlo mi destino y mi vida.
No, nada me controla.
Nunca.
Soy en lo que me he convertido por la interferencia y secretos de una criatura. Si las cosas se hubieran hecho de otra manera, mi vida habría sido otro tinglado distinto. No estaría donde estoy hoy y habría tenido una vida de valor en lugar de vivir la pesadilla en la que se convirtió.
Pero no, por ocultar sus secretos más profundos, mi mejor amigo me traicionó y me convirtió en la oscuridad que he llegado a abrazar. Nuestra fatalidad y destinos estaban entrelazados por un loco suceso que ocurrió cuando era un niño y maldigo el día que alguna vez llamé a Acheron Parthenopaeus amigo.
Soy Nick Gautier.
Y ésta es mi vida y como las cosas deberían haber sido…

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