jueves, 8 de marzo de 2012

BOSH cap 19

Caillen todavía se estaba poniendo la chaqueta cuando se reunió con Fain y Hauk en el pequeño puente.
—¿Qué pasa?
Hauk señaló el monitor.
—¿Alguien conocido?
La mandíbula de Caillen se tensó cuando la computadora mostró la imagen y los esquemas de un caza negro, realzándolo. Era uno con el que se había familiarizado un poco en los últimos tiempos.
—¿Qué demonios? ¿Cómo nos ha podido seguir a través de un agujero de gusano?
Fain se encogió de hombros.
—Bueno, demonios si lo sé. ¿Por qué no vas y se lo preguntas? Estoy seguro de que él estará dispuesto a compartirlo. Y ya puestos también podríamos tener una sesión de terapia de grupo al completo y hablar de todos nuestros sentimientos negativos y los secretos más profundos.
Hauk puso los ojos en blanco ante el sarcasmo de Fain.
—La tecnología está en constante evolución, amigo mío.
—Mis cojones la evolución. —Caillen manipuló la señal de la nave sólo para estar seguro. Y sí, no se podía negar la identidad del bastardo. Era el mismo asesino que los había estado siguiendo desde el principio—. Esto es ridículo. Nadie puede rastrear a través de un agujero de gusano. Hay demasiada distorsión.
Hauk se encogió de hombros.
—Ridículo o no, nos está pisando los talones y nuestras armas están todavía fuera de servicio.
Caillen gruñó bajo en la garganta mientras le indicaba a Hauk que dejara su asiento para que él pudiera tomar los controles. Era hora de que…
Una explosión de color naranja iluminó el espacio delante de él. Con la sangre bombeando con fuerza, vio la nueva incorporación a la fiesta. Pequeño, elegante y de rojo sangre, el caza disparó delante de su nariz tan cerca que pudo sentir la estela. Voló en un irregular patrón familiar...
Fain se dirigió a las armas para tratar de repararlas.
Caillen lo detuvo ya que tenía una sospecha visceral sobre la identidad del piloto. Por favor, déjame estar en lo cierto. Si era él, esto era una buena cosa.
Tal vez.
Dios, que no tenga buena memoria. ¿Era demasiado pedir una pequeña conmoción cerebral para olvidar un pequeño incidente...? Abriendo un canal, saludó al nuevo caza.
—1-9-8-2-6, ¿eres tú Aniwaya?
Cuando la respuesta llegó en la profunda voz de barítono le hizo sonreír. Si letal alguna vez tuvo un nombre propio, era Chayden Aniwaya. Para mucha gente ese bastardo delincuente era muchas cosas: Asesino. Pirata egoísta. Ladrón. Un brutal luchador cuando estaba cabreado. Pero para Caillen era conocido por algo simple.
Amigo.
Por lo menos algunos días.
Por favor, dioses que éste sea uno de esos días.
—Dagan, despreciable bastardo, ¿qué estás haciendo en mi sector y en compañía nada menos que de un caza no autorizado? ¿No sabes que eso es suicidio aquí? Tienes suerte de que mis muchachos no hayan barrido tu bodega.
—Sangrando sobre todo —dijo Caillen, contestando a su primera pregunta antes de ocuparse de la última—. Esa unidad de vuelo que has detectado pasa a ser un caza no identificado que nos pisa los talones. ¿Alguna posibilidad de ayuda?
—Depende. ¿Vas a acostarte con mi novia de nuevo mientras estás en mi sector?
Mierda, una conmoción cerebral era pedir demasiado. ¿Por qué Aniwaya seguía sacando eso? Cometes un pequeño error y maldición si alguna vez puedes conseguir olvidarlo. Era doblemente molesto ya que Aniwaya básicamente estaba de acuerdo con él. Cualquier mujer que te la juega cuando tienes una relación no valía la pena.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que no tenía ni idea de que vosotros dos estabais juntos?
—Hasta el día en que yo realmente crea en tu pellejo arrepentido.
Caillen se burló.
—Hey, yo sólo miento sobre mi carga, nunca de mi mujer.
—Lo triste, Dagan, realmente creo eso. —Chay suspendió la conversación mientras se ocupaba del caza.
—Hey, hey, hey —dijo Caillen en rápida sucesión cuando Chay fue a la lucha como siempre lo hacía... a por todas—. No lo quiero muerto. Me gustaría detenerlo para un interrogatorio, si puedes evitar ejecutarle.
—Los krikkin pacifistas perezosos queriendo salvar a los conejos cuando tienen que ser desollados... —se quejó Chay en voz baja antes de solicitar a su compañero de fechorías ayuda para atrapar al asesino—. Vamos a dejarlo vivir, pero me lo debes, Dagan.
—Y una mierda. Te estoy reclamando una deuda que me debes.
Aniwaya dejó escapar un suspiro molesto.
—Bien... gilipollas.
Hauk arqueó una ceja ante Caillen mientras cerraba el canal entre las naves para impedir que Aniwaya escuchara su conversación.
—¿Quién es nuestro nuevo amigo?
—Un hosco líder militar y pirata en activo. Chayden Aniwaya. —Hizo un gesto con la barbilla hacia Fain—. ¿Lo conoces?
—¿Por qué yo?
—Ambos sois Tavali. Creí que podrías haberte topado con él en algún momento en tus viajes.
Los Tavali eran una organización interestelar de piratas que volaba bajo una sola bandera, su símbolo era el mismo que Fain tenía en la máscara que llevaba normalmente. Una máscara que también lo marcaba como Tavali. Era una advertencia a otros de que si te liabas con uno de ellos, te liabas con todos. Podían ser mentirosos, ladrones y gentuza, pero eran leales entre sí hasta el final. No importa quién eres o de donde vienes, si llevas su marca, eras de la familia y todos ellos luchaban para protegerte ya sea que te conozcan o no.
Fain resopló.
—Por si acaso has sufrido un daño masivo en tu lóbulo temporal, sucede que hay muchos de nosotros. No hay manera de conocerlos a todos.
—Sí lo sé. Se reproducen como ratas.
Hauk se aclaró la garganta para llamar la atención de Caillen sobre su pregunta.
—¿Su novia? ¿Cómo te liaste con ella?
Eso era muy largo de contar así que lo acortó.
—Fue a la escuela con Kasen tiempo atrás.
—¿Y te acostaste con ella?
Caillen suspiró disgustado por su propia estupidez. Si pudiera cambiar eso...
—Hace cuatro años, y en mi defensa ella estaba muy cachonda, incluso tú te hubieras acostado con ella. —A Hauk no le gustaban las mujeres humanas por regla general—. La harita olvidó decirme que estaba comprometida con Aniwaya quien casi me arranca la cabeza cuando se enteró. —No es que Caillen lo culpara. Él se habría cabreado también. Pero en realidad, no era culpable.
—¿Cómo lo descubrió él? —preguntó Fain.
—Ella se lo dijo tan pronto salió de mi cama. Aparentemente, yo fui una herramienta que quería utilizar para atacarlo y estúpido de mí, se lo permití. Ella pensó que sería divertido traicionarlo con un amigo. Suerte la mía ¿eh?
Hauk negó con la cabeza.
—Sí, algunas mujeres te la juegan.
Y Hauk lo sabía. Era increíble que aún se acercara a una mujer otra vez después de lo que le había pasado.
Por otra parte, el sexo era infernalmente motivador y ellos eran lo suficientemente estúpidos como para dejar que los gobernara...
—Dímelo a mí. —Caillen volvió la atención hacia la acción del exterior.
En cuestión de segundos, Aniwaya y su banda de piratas habían derrotado al caza y lo tenían capturado en un rayo de tracción. Maldita sea, el renegado hijo de puta hizo que pareciera fácil, pero claro, cuando había cinco personas que se movían como un equipo era mucho más sencillo que tratar de hacerlo cuando sólo se disponía de una hermana demasiado emocional. El equipo de Aniwaya se movía como si compartiesen una sola mente. Se conocían tan bien, que la mitad del tiempo terminaban las frases del otro.
Era el tipo de equipo por el que Caillen mataría. Desgraciadamente, nunca había sido capaz de encontrar mucha gente que no le apuñalara por la espalda tan pronto como bajaba la guardia. Aniwaya tenía un equipo excepcional y todos lo sabían.
Chayden abrió el enlace entre las naves.
—¿Dónde lo quieres?
Muerto, pero esa no era una opción todavía.
—Sentella VII.
Aniwaya dejó escapar una risa burlona.
—Uh... sí. Negativo, capitán. No somos exactamente bienvenidos allí. Así que creo que mantendré mi cabeza a distancia de esos psicópatas.
Caillen se sorprendió por eso. Normalmente, la Sentella daba la bienvenida a cualquier pirata que atacara a la Liga y a sus aliados, que era de lo que Chayden y su equipo vivían. Sólo podía pensar en una cosa que hiciera recelar a la Sentella.
—¿A quién asesinaste?
—A nadie. Hace unos meses capturamos una de sus naves cargada de suministros muy tentadores y han estado un poco cabreados con nosotros desde entonces.
Sí, eso lo haría. A la Sentella no le gustaba ser víctima de ninguna manera.
—Chay...
—No seas hipócrita, Dagan. Tú lo habrías hecho también si hubieras visto lo que llevaban y todavía te puedo disparar y a nadie le preocuparía.
Bien, desde luego él tenía razón acerca de eso. De hecho, sus enemigos le recompensarían generosamente por ello.
Hauk se hizo cargo de la conversación.
—Para que conste, yo me preocuparía si nos disparas.
—Sí, claro. He oído eso antes. ¿Tan estúpido crees que soy?
Hauk posó una mirada irritada en Caillen.
Caillen levantó las manos en señal de rendición.
—No controlo la brigada de los piratas. Chay es un paranoico hijo de puta y merecidamente a la gente le entra ganas de matarlo, así que no poses esos extraños ojos en mí, en busca de ayuda con él. No obtendrás nada útil.
Suspirando, Hauk abrió el canal.
—Por mi honor, el alma de los Akuma, nadie te hará daño a ti o a los que vuelan bajo tu bandera.
La voz de Aniwaya goteo con desconfianza y burla.
—¿Me estás diciendo que eres el famoso Akuma buscado por la Liga y todos los Sistemas Unidos combinados? ¿Volando en ese pedazo de mierda con un delincuente como Dagan? Muchacho, encuentra a otro tonto crédulo. Éste no se lo traga.
Hauk hizo un profundo gruñido en la garganta cuando la frustración debía haberlo estrangulado. No es que Caillen pudiera culpar a Aniwaya por su escepticismo.
Akuma quería decir demonio. Cada uno de los cinco miembros fundadores de la Sentella tenía un alias que se utiliza para proteger su identidad y para mantener a sus familias a salvo de la ira de la Liga y sus aliados.
Nykyrian era conocido como Nemesis o venganza. Darling lo era por Kere o muerte. Jayne era Shinikuri, el espíritu de la muerte, y Hauk había escogido Akuma.
Porque toda su familia había muerto, Syn se había negado a un apodo alegando que no le importaba si le perseguían y lo mataban. Pero ahora, con el fin de proteger a la hermana de Caillen, él era Shinikami, el lobo de la muerte.
Pero sólo un puñado de personas conocía esos nombres y a quienes pertenecían. La divulgación de su verdadera identidad, no era algo que ninguno en la Sentella haría a la ligera, que era por lo que Chayden cometía la falta de burlarse. Caillen sólo los conocía porque él no comulgaba con la traición bajo ningún concepto y confiaban en él implícitamente.
Cuando Hauk habló, su tono era mortalmente estricto que transmitía con eficacia su ira.
—Confía en mí, pirata. Ningún ser no autorizado jamás se atrevería a usar mi nombre. —Miró a Caillen que realmente había hecho eso en la colonia… ¡uy! Menos mal que el Andarion lo quería o estarían enzarzados en una pelea a muerte por eso—. El Santuario Sentella, Aniwaya. En eso tienes mi palabra y eso es sagrado. —Con estas dos frases, Hauk le ofreció pasaje seguro a Aniwaya.
Aniwaya vaciló antes de responder.
—Gracias, Akuma. Confió en ti con la seguridad de mis hombres. Si retiras tu palabra, toma mi vida, no la de ellos.
Hauk arqueó una ceja ante Caillen.
—Tienes razón. ¿Él es realmente desconfiado?
—Es Tavali —dijo Fain—. En la Sentella no somos más confiables. El precio sobre nuestras cabezas es tan asombroso como el de la suya y tipos así tienden a hacer más enemigos que amigos.
Hauk asintió con la cabeza.
—Lo entiendo.
Y por eso Caillen volaba sin restricciones. Si bien había cierta seguridad que venía de estar aliados con un grupo específico, como el Tavali o la Sentella, también había un montón de mierda y política interna que fácilmente podría arrastrar a un contrabandista o pirata a un desastre más rápido que acostarse con la esposa de un aristócrata. Como agente libre, él podría ser «amigo» de cualquiera, sin intervención de la política.
La puerta del puente pulsó para abrirse.
Desideria finalmente se reunió a ellos, llevando una camisa limpia de Caillen que había dejado para ella. Por alguna razón que no podía nombrar, le gustaba verla con ella a pesar de que se la tragaba entera. Enviaba una extraña oleada de posesión a través de él.
Sí, definitivamente podría pedir prestadas sus camisas en cualquier momento que quisiera y esperaba que su olor permaneciera en la tela...
Haciendo una pausa ante la silla, bostezó.
—¿Qué está pasando? Oí una voz extraña por el intercomunicador, pero no podía entender lo que decía.
Hauk masculló una risa sin humor.
—No mucho. Acabas de perderte otra experiencia cercana a la muerte.
Sus ojos se abrieron.
—¿Disculpa?
Fain indicó a Caillen con un movimiento de la barbilla.
—Afortunadamente tu muchacho conoce a personas que llevan una gran cantidad de armas de fuego. Siempre y cuando no se haya acostado con la novia de alguien más, deberíamos estar bien.
Oh sí, si se pudiera congelar la mirada ardiente en la cara de ella, se podría vender como un arma letal en el mercado negro y se haría todos ricos.
—¿Perdón?
Caillen dejó escapar un suspiro molesto.
—Fain tiene un trastorno mental que le hace escupir estupideces al azar sin ninguna razón aparente. Eso ha sido una constante fuente de vergüenza para su hermano desde que eran niños. No le hagas caso.
Fain bufó como respuesta.
—Voy a recordarlo la próxima vez que necesites ayuda, rápido.
—Menos mal que tengo el número de Hauk en marcación rápida entonces, ¿eh, pun'kin?
Hauk se echó a reír.
Fain parecía querer decir algo, pero luego pareció cambiar de opinión.
Bueno, estaba aprendiendo...
Desideria se sentó al lado de Caillen mientras pilotaba para aterrizar. Confirmando lo dicho, vio al conocido caza negro que parecía estar sometido por una brigada de piratas.
—¿Son esos lo que creo que son?
Caillen le guiñó un ojo.
—Sí princesa. De hecho son piratas.
—Y puedo suponer que están de nuestro lado.
—Sí.
Bien... No lo entendía, pero si los hombres estaban bien con eso, ¿quién era ella para discutir?
¿Cuánto tiempo dormí? Obviamente, se había perdido algo importante. Volviendo de nuevo sus pensamientos al renegado, observó a Caillen con una nueva conciencia de él. No era sólo que su aroma se marcó en su memoria o la forma en que sus ojos se iluminaron con ese espíritu infantil. Se sentía unida a él de una manera en que nunca había estado unida a nadie.
¿Qué tenía él que la había hecho amarle cuando nunca había querido a nadie más? De todos los hombres en todo el universo, ¿por qué Caillen Dagan?
No tenía sentido y, sin embargo sabía que moriría por mantenerle a salvo. Qué comprensión tan espeluznante. Nunca había pensado realmente sentir algo así por nadie y sabía que su madre nunca había amado a sus consortes. No de esta manera. Sí, a ella le gustaban, pero cuando el padre de Desideria había muerto, su madre ni siquiera había reaccionado. Había recibido la noticia con el mismo grado de estoicismo con que lo hacía con las noticias matutinas de sus asesores. Fría. Calculadora. Distante.
Si algo llegara a sucederle a Caillen, no tenía ninguna duda de que estaría totalmente devastada. La sola idea de perderlo era suficiente para hincarla de rodillas.
Un oleaje de emociones que ni siquiera podía identificar la ahogó.
Lo amo.
Dos simples palabras que parecían muy inadecuadas para lo que sentía por él. ¿Cómo podría alguien transmitir tanta emoción con palabras? Y sin embargo, sabía que nunca podrían estar juntos. Sobre todo no si ellos limpiaban sus nombres. Él era el príncipe y heredero de su imperio y ella era la heredera del suyo.
Sus países y la política no les permitirían unirse. Dos gobernantes no podían casarse. Era un conflicto de intereses. Uno de ellos tendría que dimitir y sabía que no podía ser ella. No había nadie más para ocupar el lugar de su madre. Gwen nunca sería capaz de manejar la responsabilidad.
Y Caillen no era la clase de hombre que estaría dispuesto a someterse al papel que tendría que jugar en su mundo. Tampoco podía pedírselo a él.
Tal vez él podría vencerme...
La verdad era que no quería luchar por ello. La idea de tomar las armas contra él y dañarle...
No podría hacerlo.
No había futuro para ellos. Ninguno. Esa realidad cortó a través de ella al darse cuenta de cuán inútil era todo esto. No era justo. Costase lo que costase, iba a perderlo.
Caillen se volvió en su asiento para dirigirle esa familiar sonrisa diabólica.
—¿Estáis bien ahí atrás? Estáis muy callados.
Fain resopló.
—Está bien admitir que marea tu falta de habilidad al timón. Aquí nadie podría pensar menos de ti por ello.
Caillen disparo a Fain una mirada letal.
—Estás celoso porque soy mejor piloto que tú.
—Sí, así es. Vivo con el miedo de la comparación. —La sequedad de ese tono rivalizaría con una zona de sequía.
Desideria sonrió por sus bromas, mientras trataba de no pensar en el hecho de que tendría que dejarlo pronto.
—Estoy bien, y Caillen es un piloto fabuloso.
Los tres hombres parecían conmocionados por su cumplido. Honestamente, la sorprendió también. Puesto que había crecido con nada más que críticas, era difícil para ella dedicar cualquier clase de cumplido a alguien más. Sin embargo, no podía evitarlo. Quería que Caillen se sintiese bien.
Chica, no alimentes su ego. Los dioses saben que es lo último que deberías hacer.
Sí, está bien, era probablemente cierto.
Le ardían las mejillas mientras Caillen cuidadosamente los guiaba a una estación espacial bien asegurada. Un acercamiento tranquilo, que era un cambio agradable del frenético despegue.
Al entrar en la bahía siguieron adelante, guiados por un rayo de tracción, los ojos de Desideria se abrieron con el impresionante despliegue de artillería que los siguió hasta el final a la pista de aterrizaje. Si había alguna duda acerca de cuan serios eran los ocupantes a la hora de su seguridad, los puntos rojos que los enfocaban acababa con ella. Si los cañones se activaban, no habría escapatoria.
Ella dejó escapar un silbido.
—Vaya, ellos no juegan con eso, ¿verdad?
Hauk negó con la cabeza.
La Sentella no puede permitírselo. La Liga tiene un precio demasiado alto por la cabeza de cualquiera relacionado con ellos. Dejas pasar a uno, hace recaudación con nosotros.
Obviamente.
Hauk se hizo cargo de las comunicaciones de Caillen cuando el controlador de seguridad dio órdenes explícitas de bloquear todo el armamento.
—Este es el XN-8-2-1 que solicita autorización.
Hubo un momento de vacilación.
—El análisis de voz coincide. Bienvenido, drey —dijo la voz de la computadora sin problemas.
¿Drey? Esa palabra la confundió mientras se ponía de pie para acercarse a Hauk.
—¿Qué quiere decir drey?
—Hermano —respondieron al unísono.
—¿En qué idioma?
Los colmillos de Hauk brillaron mientras hablaba.
—Syn. Es una deformación de Ritadarion y Andarion.
Syn... el cuñado de Caillen que había visto en su video portátil. Desideria escondió ese conocimiento cuando Caillen le ordenó atarse el cinturón. Rápidamente se sentó e hizo lo que le pidió.
Caillen hizo un aterrizaje suave al fondo de la plataforma, mientras que los piratas y el caza siguieron su ejemplo de cerca.
Sólo tomó unos minutos apagar la nave y abrir la escotilla. Antes de que Caillen pudiera hacer algo más que desabrocharse de la silla y ponerse de pie, tres mujeres corrieron a bordo y casi lo tiraron al suelo. Desideria habría estado celosa si no las hubiera reconocido como sus hermanas.
Cada una de ellas se turnaba para regañarlo y adorarle en una variedad de tonos. Sus palabras llegaron tan rápidas y furiosas que en realidad se mareó tratando de seguirlas.
—¿Cómo puedes ser tan irresponsable?
—¿Tienes alguna idea de en cuántos problemas estás?
—¿Es que no tienes cerebro?
—Cómo te atreves a tenernos de un lado a otro, pequeño gusano egoísta.
—¡Hemos estado muy preocupadas por ti!
—Gracias a los dioses que estás bien.
—¿Cuándo fue la última vez que comiste? Te ves más delgado.
—¿Qué le pasó a tu cara? ¿Necesitas un médico?
—¡Te juro, eres un idiota! ¿Cómo te metes en estas cosas?
Un silbido dividió el aire y las silenció.
Desideria tembló con la estridencia y se tapó las orejas. Miró hacia la fuente para encontrarse al famoso Syn. Vestido de negro, era oscuro y mortal. Su largo cabello negro estaba asegurado con una banda a la nuca. Con la barba crecida de al menos un día, su cara era pícaramente hermosa y finamente huesuda. Esos ojos negros tomaron cada detalle de la situación con una escalofriante astucia que sólo Caillen podría rivalizar. Uno de los bordes de su largo abrigo estaba retirado del blaster enfundado para poder llegar a él si tenía que hacerlo.
Pero no era necesario. Una persona tendría que ser un absoluto imbécil para hacer frente a alguien con un aura así de letal. La severidad de Syn le hizo apreciar el hecho de que el aura feroz de Caillen estaba suavizada por su humor y buen carácter. Tendría que ser difícil vivir con alguien tan sombrío como Syn.
Él avanzó con el paso de un depredador mientras dirigía una mirada a cada una de las hermanas de Caillen por turno.
—Mujeres Dagan, abajo. El pobre hombre ni siquiera puede respirar con todas vosotras asfixiándole.
Kasen frunció los labios mientras miraba a Syn con una sonrisa más que amable. Oh sí, Caillen tenía razón. Su hermana estaba loca para hacer frente a Syn con otra cosa que el respeto devoto.
—El imbécil tiene suerte de que no le esté ahorcando ahora mismo.
Caillen resopló.
—Yo también te quiero, hermanita.
Kasen se burló de él.
—No te atrevas a ponerte insolente conmigo después de la semana que nos has hecho pasar, pequeño gusano.
El temperamento de Desideria llameó con los insultos y la forma en que Kasen lo trataba. ¡Cómo se atreve! Especialmente teniendo en cuenta todos los líos de los que la había sacado Caillen a través de los años... como la proeza que casi había dado lugar a su ejecución.
Antes de que ella se diera cuenta de lo que estaba haciendo, se adelantó para confrontarla.
—Disculpa, pero en caso de que no te hayas dado cuenta, realmente no se trata de ti, pastelito. Toda la miseria que crees que has sufrido, te aseguro que palidece en comparación con lo que hemos pasado en los últimos días. Así que antes de continuar saltando sobre él, puedes dejarte caer y distanciarte. En el estado de ánimo que estoy en este momento, te haré daño y, a diferencia de tu hermano, no me importa golpear a las mujeres. Vivo para eso de hecho.
Shahara boquiabierta, su expresión asombrada y luego se echó a reír mientras Tessa y Kasen la fulminaban con la mirada.
—Oh, Cai, realmente me gusta. Has hecho muy bien hermanito.
Las fosas nasales de Kasen se encendieron antes de que ella se dirigiera a Desideria.
Caillen la cogió por el brazo y la sujetó.
—Chica, no lo hagas. Confía en mí cuando digo que el bomboncito puede derribarte. Recuerda, no importa el tamaño del perro en la lucha, es el tamaño de la pelea en el perro y Desideria tiene más fuego que cualquiera con el que me he cruzado. Te lastimará.
La luz en los ojos Kasen dijo que estaba dispuesta a probar ambas.
—Kase —dijo Shahara con una aguda nota de mando—. Sé amable por una vez. No nos encontramos a menudo con una mujer que puede tolerar a tu hermano, sin contar que realmente lo defiende.
El odio profundo estalló en los ojos de Kasen, mientras se encogía de hombros escabulléndose del agarre de Caillen.
—Muy bien. Lo que sea. Ella es sólo un capricho pasajero para él de todos modos. Al igual que todas las demás. Voy a estar aquí mucho tiempo después de que ella se haya ido y él seguirá adelante a su siguiente flor.
Esas palabras con saña la abofetearon y captó totalmente que Caillen, con toda su ternura hacia ella, no era nada más que un jugador que cambiaba de mujeres con más frecuencia de lo que ella cambiaba de opinión. Oh sí, la realidad se estrelló contra ella y ardió.
Caillen sintió que su temperamento creció por la crueldad de Kasen.
—Tienes que callarte. Rápido. He tenido suficiente contigo.
Ella lo empujó hacia atrás, luego invadió su espacio personal, desafiándolo con su expresión satisfecha de su éxito.
—¿Qué vas a hacer?
Quería pegarle. Fuerte. Pero ella tenía razón. Además de disparar para protegerla de las autoridades, no había puesto una mano encima a ninguna de sus hermanas desde que su padre adoptivo había muerto.
Antes de que nadie pudiera reaccionar o incluso se diera cuenta de su intención, Desideria tiró de Kasen hacia atrás y la aporreó, luego se lanzó a una ronda de lo que se suponía debían ser fuertes insultos Qillaq. Por desgracia o quizás afortunadamente, su Qillaq no era suficientemente fluido para conocerlos.
Kasen se movió para tomar represalias.
Caillen tomó a Desideria en sus brazos y físicamente la sacó del peligro, al mismo tiempo Shahara bloqueó el camino a Kasen. Aunque no tenía dudas de que Desideria podría encargarse de su hermana, Kasen no era en ningún caso inexperta y ella no sólo pesaba más, sino que pasaba a Desideria la altura de una cabeza entera. Lo último que quería era un golpe bajo, que arrastrara un baño de sangre entre las dos.
—¡Déjame! —gruñó Desideria entre los dientes apretados.
—No, no creo que eso sea una buena idea. Ambas necesitáis un descanso.
Ella lo miró.
—No eres gracioso.
—Realmente no estoy tratando de serlo en este momento. Estoy tratando de proteger a dos mujeres que me preocupan de recibir una mutua paliza en el culo.
Desideria se congeló cuando esas palabras se abrieron paso a través de la ira y se tranquilizó sustancialmente. Ella dejó de oponerse a su control.
—¿Te preocupas por mí?
Caillen sintió como si todo el aire hubiera sido absorbido completamente fuera de la nave cuando todos los ojos se volvieron hacia él y cayó un silencio tan fuerte que era ensordecedor. Sí, él era como una bestia con cornamenta Gondarion atrapado bajo un microscopio en busca de algún tipo de mutación genética.
Dile que sí. Te preocupas por ella.
Sí, imbécil, sí.
Sabía que era lo más sabio de hacer.
Lo honesto.
Pero todos, desde Syn, Fain, Hauk y sus hermanas observaban. No es el lugar ideal para hacer una primera declaración de afecto. Se hacían durante el tiempo privado entre un hombre y una mujer.
Las cuerdas vocales se paralizaron de forma que todo lo que pudo salir fue un muy débil—: Um...
Que tuvo el mismo efecto que el arrebato de un felino de mal humor. Desideria, literalmente, saltó de sus brazos y soltó más Qillaq que probablemente cuestionaba no sólo su condición paterna, su especie y su virilidad. A pesar de que ella nunca había estado aquí antes y no tenía idea de dónde estaba nada, abandonó el transportador.
Caillen dejó escapar un gemido audible cuando el estómago se apretó lo suficiente para formar un diamante. Estoy jodido.
Poniendo las manos en las caderas, Shahara suspiró profundamente y puso los ojos en blanco, era un milagro que no se quedara allí.
—Te juro que te crié más listo que eso. —Miró impotente a Syn—. Juro que lo hice.
Hauk golpeó a Fain en el estómago.
—Gah y yo pensaba que era un inepto con los sentimientos de las mujeres. —Él negó con la cabeza hacia Caillen—. Maldita sea, muchacho, pudiste haberle dicho también que los pantalones le hacían el culo gordo.
Él tenía razón y Caillen se sentía como una mierda por lo que había hecho. Sólo había una cosa que hacer...
Desideria acechaba por el hangar mientras su temperamento hervía. Quería golpear a Caillen hasta que sangrara. Ella quería...
—¿Estás bien?
Esa tenía que ser la voz masculina más profunda y el acento más exótico que había oído nunca. Hizo una pausa para girarse y ver a un hombre tan perfectamente formado que rivalizaría con Caillen en general. Con una máscara similar a la de Fain que bajaba hasta cubrir su nuez de Adán, llevaba su cabello castaño oscuro corto, pero no lo suficiente como para formar una hermosa maraña de rizos alrededor de su cara. Con los ojos de color avellana teñidos por una ferocidad inquietante, era devastador. Al mismo tiempo, había algo extrañamente familiar en él. Sin embargo, ella nunca lo había visto antes.
—¿Quién eres tú?
Una pareja de perfectos hoyuelos brilló en sus mejillas al contestar.
—Chayden Aniwaya.
Dejó caer la mirada al parche de su chaqueta de vuelo negra a juego con el símbolo que Fain tenía en su máscara. En el fondo de la mente, ella estaba tratando de pensar de qué le conocía y por qué este hombre le parecía extrañamente familiar.
Antes de que pudiera preguntarle al respecto, Caillen vino corriendo detrás de ella.
Y con eso, su ira hizo caso omiso de todo lo demás.
—No te hablo.
Caillen dejó escapar un suspiro cansado mientras Chayden se echaba a reír.
—Maldita sea, Dagan, ¿qué pasa contigo y las mujeres?
—No preguntes. En el estado de ánimo que me encuentro, en realidad te lo podría decir.
Chayden sacudió la cabeza mientras volvía a reírse.
—Para tu información, entregamos al asesino a la Sentella que lo llevaron a una sala de espera para cuando estés listo. Pero debo advertirte... obtener toda la información va a ser malditamente casi imposible.
Se lo imaginaba. Lo malo de los asesinos, aunque fueran pagados, era que rara vez daban información o conocimientos, ni siquiera bajo tortura. Pero Caillen tenía una manera para conseguir lo que quería.
—¿Has comprobado una cápsula suicida?
No había desaparecido la expresión en el rostro ofendido de Chayden.
—¿Me veo como un niño?
—Todavía estás un poco en pañales.
Desideria esperó a que el pirata golpeara a Caillen por eso. La expresión de su cara, dijo que realmente lo quería.
En cambio, la respuesta verbal de Chayden estaba en un idioma que ella no podía entender, pero estaba bastante segura de que era un insulto, aunque Caillen sonrió en respuesta.
—¿Así que te marchas ahora? —le preguntó Caillen.
La mirada de Chayden fue a ella y algo extraño brilló en lo más profundo de sus ojos.
¿Qué mirada es esa? Él estaba ocultando algo, pero ella no sabía el qué.
—Despedí a mis hombres antes de que la Sentella cambiara de opinión y decidiera arrestarlos. Pero creo que me quedaré un tiempo.
Un tic empezó en la mandíbula de Caillen cuando él la miró, luego cerró una mirada sobre Chayden.
—No estarás pensando en una revancha, ¿verdad?
Chayden levantó las manos en señal de rendición.
—Por supuesto que no. Te lo prometo.
Desideria no estaba segura de que iba su ambigua conversación, pero tenía la mala sospecha de que era el tema en cuestión y que Chayden la podría haber insultado. Grandioso. Eso era todo lo que necesitaba para sentirse peor.
Chayden gesticuló sobre su hombro con el pulgar.
—Voy a ir a buscar al jefe. Os alcanzaré a los dos más tarde. Llámame cuando interrogues al asesino.
Desideria lo vio salir. Sin embargo esa sensación molesta estaba allí. Lo conocía de alguna parte.
—¿Él es famoso?
—Sólo si viajas con un montón de forajidos o sabuesos de los puestos de recompensa. Él es muy conocido allí. Pero en general, trata de no llamar la atención. ¿Por qué?
—Hay algo en él que es muy familiar... no puedo ubicarlo. Es como si lo conociera de alguna manera. —Su mirada afilada cuando ella le traspasó con una mirada malévola—. Y no te estoy hablando.
Caillen aplastó su sonrisa antes de que él la enojara más. Adoraba el hecho de que ella era incapaz de darle a alguien una recepción fría. A diferencia de Kasen, que podría congelar una estrella.
—Quería pedirte disculpas sobre lo que pasó.
Ella levantó la mano en un gesto firme.
—Oh, ni siquiera voy a ir ahí. Ya he terminado. ¿De acuerdo? No esperaba que te gustara. Eso es perfecto. ¿Pero me tienes que avergonzar delante de todos? —Era algo que su madre o hermanas le habían hecho y estaba cansada de ser públicamente humillada y ridiculizada. Había esperado más de él y el hecho de que la hubiera decepcionado la hería tan profundo que no podía soportarlo—. Especialmente después de…
Él interrumpió sus palabras con un feroz beso.
Ella le dio un rodillazo en la ingle. No fuerte, pero lo suficiente como para separarse y hacerle retroceder.
—La próxima vez, no voy a ser tan gentil.
Caillen maldijo entre dientes mientras ella se alejaba.
—No sabes a dónde vas —gritó tras ella, quería que regresara para que él pudiera explicarse.
Ni siquiera hizo una pausa en su marcha.
—No importa.
Te dijo lo que tenía que decir. ¿Lo escuchaste? No. Idiota. ¿Por qué no le podía haber dicho que se preocupaba por ella?
Porque habría sido una admisión de debilidad.
No, eso no era verdad y él lo sabía. No estaba dispuesto a estar con una mujer para siempre. Sobre todo con alguien tan testaruda e irritante.
Y, sin embargo al ver desaparecer su cabeza fuera de la vista, lo único que recordaba era lo bien que la había sentido entre los brazos. Deseaba ir con ella en este momento, desnudarla y hacerla rogar por misericordia.
Dio un paso hacia ella, con la intención de disculparse.
Un latido más tarde, una explosión en la plataforma. La fuerza de la detonación, literalmente lo levantó y lo golpeó contra la pared. El dolor atravesó todo su ser, al mirar hacia abajo vio el pedazo de metralla retorcido incrustado en el muslo. Trató de sacarla, pero la sangre que brotaba la hacía demasiado resbaladiza.
El caos estalló cuando los técnicos y los miembros de la Sentella se apresuraron a apagar el fuego y prepararse ante la posibilidad de que pudiera llegar otra ráfaga.
Caillen no se preocupó por eso. No más de lo que se preocupó por sus lesiones. Tenía que encontrar a Desideria y asegurarse de que ella estaba bien. Esa era su única preocupación.
Pero cuando trató de caminar hacia adelante para encontrarla a través de las llamas, algo le golpeó por detrás. Las piernas se le entumecieron. La vista se oscureció.
Un instante después, todo se volvió negro.

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