jueves, 8 de marzo de 2012

BOSH cap 5

Caillen intentó abrir la puerta. Estaba cerrada con llave. Podía oír la lucha del otro lado cuando su padre llamó a seguridad. Rechinando los dientes, le dio una patada para abrirla. Se hirió el pie por el impacto de la puerta al estrellarse contra la pared con un golpe resonante. Por la fuerza del golpe, la puerta se salió de sus goznes y cayó sobre el suelo de mármol de cuadros blancos y negros.
En el interior, un asesino enmascarado tenía a su padre contra la pared mientras luchaban.
Sin dudarlo, Caillen atravesó la distancia y cogió al asesino por la espalda. Éste se volvió con una maldición y recortó hacia él con un puñal.
Caillen saltó hacia atrás y cogió la muñeca del asesino cuando trató de apuñalarle. Con una rápida mirada hacia sus manos entrelazadas, frunció los labios. Conocía bien el puñal de hoja negra. Un arma de la Liga, la hoja estaba recubierta con una toxina tan potente que le mataría. Embistió contra el asesino, asegurándose de mantener la mano cerrada sobre la muñeca del hombre y la hoja lejos de su piel.
El asesino le dio un pisotón.
—Mariquita cobarde. ¿Qué tipo de movimiento de chica es ese? —Caillen levantó el brazo y le dio un puñetazo en la garganta.
El asesino jadeó.
Caillen le quebró la muñeca con tanta fuerza, que sintió la ruptura del hueso bajo su agarre. El cuchillo golpeó el mármol con un ruido sordo cuando el asesino gritó de dolor. Pateándole lejos de su padre, le giro sobre su espalda y le inmovilizó en el suelo. El asesino trató de retorcerse y escapar, pero éste era un movimiento que Caillen había utilizado muchas veces con Kasen.
Nadie podía librarse de esto.
Bueno, tal vez Nykyrian. Pero afortunadamente este hijo de puta no era tan letal.
Su padre llamó a seguridad por el intercomunicador.
Caillen hizo una mueca a su padre por la compasión.
—Sería más fácil si me dejaras matarlo.
El asesino siguió luchando contra él como un pez moribundo tratando de volver al agua. Caillen le sujetó.
Tosiendo para aclararse la garganta magullada, su padre negó con la cabeza.
—Quiero el placer de verlo ejecutado.
Y él prefería tener el placer de destripar al hijo de puta en el suelo como un cerdo.
—Sabes que si tiene un contrato de la Liga por ti, no puedes hacer eso. Pero si le mato antes de que se enteren, es legal. ¿Seguro que no quieres que mi cuchillo se deslice en él, sin querer, una docena de veces?
—Aunque admiro tu «accidente planeado» hijo, prefiero interrogarlo.
Caillen escuchó un estallido sordo dos segundos antes de que el asesino comenzara a convulsionar.
—¡Mierda! —se puso en pie y agarró a su padre para sacarlo de la habitación.
—¿Qué está pasando?
Conteniendo la respiración, Caillen no respondió hasta que estuvo fuera y la puerta cerrada.
—Suicidio voluntario. No sé si es por el aire o se ingiere en sentido estricto. De cualquier manera, está muerto y no es necesario que lo inhalen hasta que alguien haga un análisis de materiales peligrosos.
Los guardias de seguridad llegaron corriendo por el pasillo, pero Caillen les impidió entrar.
—Se necesita un experto en materiales peligrosos para entrar ahí. El asesino sólo se uso a sí mismo como una tapadera.
El capitán asintió antes de hacer retroceder a su gente y notificar a sus superiores. Entonces el capitán se encontró con la mirada de su padre.
—¿Tengo que llamar a un médico para usted, majestad?
—Estoy bien —su padre golpeó a Caillen en la espalda—. Gracias a mi hijo. ¿Cómo sabías que estaba siendo atacado?
No respondió a lo que para él era una cuestión retórica.
—Mi pregunta es ¿por qué seguridad no lo detectó?
Su padre enderezó sus ropas con un tirón imperial.
—Por una razón obvia, que no tienen cámaras en mi habitación. Es la única zona oscura del palacio.
Menuda excusa más absurda. Mejor un video porno para los guardias que un área oscura que dejara a su padre abierto al asesinato. Pero ¿qué sabía él?
—¿No deberían haberle visto en el pasillo?
Su padre le ofreció una sonrisa indulgente.
—De todas las personas, creo que sabes cuan fáciles suceden cosas como estas. Aquellos que quieran, encontraran un camino.
Caillen apretó los dientes ante el tono displicente de su padre.
—Estás siendo muy ambivalente sobre esto.
—El peligro de mi oficio. Desde el momento en que subí al trono, he tenido intento tras intento de atentados contra mi vida. Uno se acostumbra a ello después de un tiempo.
Le llevaría la contraria, pero en su vida y su oficio era tan común como en el de su padre, sólo que le parecía raro cuando alguien no estaba tratando de matarlo.
Su padre encontró su mirada.
—Estuviste increíble, por cierto. ¿Dónde aprendiste a pelear así?
—Tres hermanas mayores que siempre querían ponerme vestiditos y pintarme las uñas. Como no podía huir de ellas, tuve que aprender a pelear y por desgracia para mí, no golpean como niñas. Si eso no fuera lo bastantes malo, todas ellas luchan muy sucio.
Su padre se echó a reír.
—Gracias.
Se encogió de hombros ante el agradecimiento.
—Me salvaste la vida, es justo que salve la tuya.
Evzen quedó en silencio cuando esas palabras le cortaron muy hondo en su interior. No era lo que quería oír de su hijo. Quería oír a Caillen decir que le había salvado porque le quería.
Sólo una vez.
Es un hombre y uno duro. Hombres como Caillen no admitían tener sentimientos por nadie. Lo entendía, pero el padre que recordaba a su hijo como un recién nacido estaba desesperado porque le aceptara.
Es un sueño tonto. Lo sabía y sin embargo no podía dejar el dolor interior de anhelar una relación que temía no iba a suceder. Si pudiera poner las manos sobre los que le habían privado de ver crecer a su hijo. De estar allí cuando Caillen le necesitó.
Quería sangre por el abismo que los separaba.
Caillen todavía no le aceptaba como familia. En realidad no. Sus hermanas eran las únicas a las que admitía.
Malditos bastardos que le alejaron de mí.
Pero al menos, ahora tenía a su hijo. Aunque no fuese la relación cercana y estrecha que deseaba, Caillen todavía estaba aquí. Por el momento, no estaba corriendo hacia la puerta, aceptaría eso y esperaría el momento en que se sintiera en casa también.
Y que él era su padre, no un contrabandista Dagan.
Darling y Maris llegaron corriendo hacia ellos.
—¿Qué pasó? —preguntó Darling tan pronto se detuvo al lado de Caillen.
La respuesta de Caillen fue corta y seca.
—Asesino —no era necesario que explicara nada de la conmoción.
Darling dejó escapar un sonido de exasperación.
—¿La Liga?
Caillen sacudió la cabeza.
—Parecía un civil, pero llevaba un arma de la Liga. No sé si era un trofeo o es que le habían contratado. Tan pronto como despejen la habitación, voy a tener que comprobar el ADN y ver si podemos averiguar si actuaba solo o no y si se ha emitido un contrato.
Maris escudriñó el cuerpo de Caillen con un ceño preocupado.
—Vosotros ¿estáis bien?
Caillen frunció el ceño.
—Me ofende que hagas esa pregunta. Lo siento, pero si una mierda de tercera clase como esa puede conmigo, merezco morir.
Maris se burló de su justa indignación.
—Perdóname por cuestionar tu capacidad de lucha. Sin embargo, recuerdo haber tenido que sacarte…
—Estaba borracho.
—Y sangrando sobre mis zapatos nuevos.
El semblante ceñudo de Caillen se fundió bajo la sonrisa que trataba de disimular al recordar el suceso y delatarse completamente.
—Sí, bueno, ellos eran diez y yo borracho. Además, ahora que lo pienso, estaba tan pasado de rosca, que creí que eran veinte. Mi visión estaba jodida.
Su padre suspiró profundamente.
—Oh, menudas historias. Me estremezco de la cantidad de cosas de las que has escapado por los pelos en tu vida.
Caillen le dio una mirada maliciosa.
—No era yo el que tenía la cabeza clavada a la pared hace un minuto.
Tenía razón. Y mientras Evzen se enorgullecía de ser inteligente con su seguridad y cuidado por naturaleza, se dio cuenta de lo mucho que le faltaba en comparación con el niño que había engendrado. Lo que había provocado el destino al llevarse a su hijo de su lado, lo había preparado para la vida, lo que definitivamente podría ser útil para un emperador.
Ahora bien, si sólo pudiera entrenar y perfeccionar su educación hasta el nivel de sus habilidades de combate, sería un líder legendario.
Caillen les hizo señas a los trabajadores de materiales peligrosos al llegar al cuerpo. Le despojó primero de la máscara y los guantes. A continuación, investigó los restos del asesino.
El hombre yacía justo donde le habían dejado. El tinte verdoso de la piel le dijo a Caillen que la muerte había sido rápida y tan indolora como podría ser. Pero eso no fue lo que le preocupó.
De rodillas, recuperó la daga de la Liga y buscó el lector del asesino. Lo encontró y se puso en pie.
Una trabajadora le detuvo.
—Es una prueba.
Él miró molesto a la mujer.
—De hecho lo es y lo entregaré después de leerlo —él se alejó.
Ella le bloqueó otra vez hasta que su jefe se aclaró la garganta y sacudió la cabeza. Con la expresión furiosa, finalmente le dejó pasar.
Saliendo de su camino, Caillen encendió al lector y comenzó a escanear los archivos abiertos. Todos ellos confirmaron sus sospechas. Típico contrato pirata. Nada lo diferenciaba de la escoria de hijos de puta que aspiraban a recibir un crédito a costa de la vida de una pobre alma. Por lo menos no hasta que Caillen desbloqueó el dispositivo y empezó a pasar por los archivos seguros.
Mientras registraban el cuerpo, se aisló en un rincón para revisar lo que su pequeño hemorroide se traía entre manos. Típica transferencias de créditos a cualquier carnicero. Publicaciones de lo más buscados, donde el asesino había buscado a las víctimas...
El encriptado era lo bastante difícil como para mantener a raya a un experto de bajo nivel, y una palabra interesante que no se había esperando.
Salió al balcón para hacer una llamada que no quería que nadie escuchara.
Nykyrian Quiakides contestó unos segundos más tarde.
—No me puedo imaginar en qué problema estás ahora, Dagan. ¿Cuántos vas a necesitar para una evacuación y cuántos como cobertura?
Caillen resopló ante el tono seco y acento rudo de Nyk. Y a pesar de toda su bravuconería, la última vez que Caillen le había dicho que necesitaba una evacuación, Nyk le había dicho que aguantara, ya que había comenzado una guerra para sacarlo de la prisión Garvon.
—No es ese tipo de problemas.
—¿Quién es ella?
—Eso tampoco. Maldición, ¿no me puedo explicar antes de que saltes a conclusiones?
Nykyrian soltó una risa seca, algo que nunca había salido de los labios del ex asesino antes de que se casara un año atrás.
—Por supuesto, ilumíname. Si no se trata de una mujer o de tu culo en la cárcel, definitivamente estoy intrigado.
Sí, está bien, Nyk tenía un punto. Caillen miró hacia el interior, donde ponían al asesino en una bolsa para cadáveres.
—¿Qué es un bateador?
—Contexto.
Evidentemente la palabra tenía una multitud de significados, por lo que Caillen le dio una explicación corta y directa al grano.
—Tengo un asesino en el suelo con un puñal de la Liga que intentó matar a mi padre. Su lector le ha catalogado como uno.
—¿Anunciado por quién?
Sólo Nykyrian podría volver al lenguaje formal en una situación hostil.
—No se puede leer esa parte, el idioma es desconocido y el traductor no es capaz de identificarlo. Estoy enviándotelo ahora.
Nykyrian se mantuvo en silencio mientras leía.
—Es un civil con las órdenes de la Liga para hacer de instigador y causar conflictos a tu padre.
—¿Qué significa?
—Alguien quiere una guerra y empezarán con el asesinato de tu padre. La Liga no quiere que el rastro los lleve a ellos, así que emitieron un contrato. Lo malo es que no estaba solo. Otros se dejarán llevar por la codicia y tomarán el relevo.
—Mierda.
—Exactamente.
Caillen se quedó en silencio mientras consideraba cuantos asesinos querrían hacerse un millón de créditos más ricos... sí... esa era una larga lista.
—Entonces, ¿qué debo hacer?
—Cojonudo.
—Estoy cansado de las respuestas de una palabra, Nyk. Lo que necesito en un plan de acción.
—No hay nada que hacer, Dagan. Habría que saber quién quiere la guerra y por qué. Te puedo garantizar que todo está marcado, y utilizo esa palabra con todo sarcasmo, tendrías que saber quién emitió el contrato, y probablemente sería un lacayo sin sesos que moriría antes de hablar.
—En otras palabras, no te molestes en buscar.
—Sería una pérdida de tiempo.
Era más fácil decirlo que hacerlo. Caillen no funcionaba de esa manera.
—No puedo hacer nada.
—Bueno —dijo Nykyrian en un tono tenso—. Lo investigaré, pero no prometo nada. Que la Liga me amnistiara no significa que tenga amigos allí.
Nykyrian era el único asesino de la Liga que había dejado el cuerpo, y vivía. Un testimonio vivo de las increíbles habilidades de lucha del hombre. A día de hoy, la Liga no estaba contenta con él y si no fuera por el hecho de que Nykyrian era el heredero de no uno, sino dos grandes imperios y se casó con la hija de un tercero, todavía habría una sentencia de muerte sobre su cabeza.
Caillen se detuvo cuando vio a Darling en el otro lado de la puerta. Hizo un gesto a su amigo para que saliera de donde su padre estaba hablando, y luego cerró la puerta para que los demás no escucharan su conversación.
Frunciendo el ceño, Darling se detuvo frente a él y cruzó los brazos sobre el pecho.
—¿Qué puedo hacer para proteger a mi padre? —preguntó Caillen a Nykyrian.
—No mucho. Los bateadores son bastante hostiles. Más que eso, siempre culpan a alguien por sus acciones, es lo que les pagan por hacer.
—¿Qué quieres decir?
—Exactamente lo que he dicho. Él estaba allí, no sólo para matar a tu padre, sino para culpar por el delito a un inocente. Si le registras, probablemente encontrarás la prueba que pensaba dejar.
—Busqué y no encontré nada.
Nykyrian hizo una pausa antes de responder.
—Entonces es una buena señal. Eso significa que quien contrató a ese asesino es seguramente alguien lo suficientemente cercano que quería plantar la evidencia por sí mismo y no confiaba en el asesino para hacerlo.
—¿Para proteger su identidad?
—Exactamente.
Lo que significaba que la persona que quería a su padre muerto podría fácilmente ser una de las personas de pie al otro lado del cristal. Caillen entornó la mirada sobre su tío y los otros consejeros que rodeaban a su padre.
Uno de ellos era un traidor...
Se encontró con la mirada de Darling que confirmó sus propios pensamientos.
—Necesito pruebas.
Nykyrian se burló.
—De todas las personas, tú sabes lo difícil que es conseguirlas. Esta gente, por desgracia, no es estúpida.
Tenía razón. Y la mente de Caillen dio vueltas mientras trataba de pensar en la mejor forma de proteger a su padre.
—¿En qué idioma está escrito?
—Pralortorian antiguo.
No era de extrañar que su traductor hubiera sido inútil. También le hizo sentirse mejor de que él no hubiera sido capaz de identificarlo.
—¿Qué diablos es eso?
—Es un idioma Trisani de hace 400 años —sólo Nykyrian sabría algo tan oscuro.
—¿Por qué las órdenes están en un idioma muerto?
—Protocolo de la Liga. Ellos usan las lenguas muertas para comunicarse, de modo que cualquier persona que interfiera sus misivas no sea capaz de entenderlas.
Por lo cual, sin duda era por lo que Nykyrian lo había identificado. La formación de un asesino era muy útil en muchas maneras.
Caillen suspiró.
—Así que todo vuelve a la Liga.
—No necesariamente. La Liga puede no tener nada más que ver con esto que la emisión de las órdenes. Recuerda que ellos son corruptos. Cualquier persona que pueda permitirse el lujo del sobornarlos podría haberlo hecho.
—En otras palabras, guardo mis espaldas.
—Sí. Porque sin ánimo de ofender, esto va a ponerse feo. Si yo fuera el bateador, mi siguiente movimiento sería cuando tu padre esté en la Cumbre.
Caillen arqueó las cejas al mirar a Darling y recordar lo que había dicho antes.
—¿Qué hay de la seguridad?
Nykyrian se echó a reír.
—Simples aficionados.
—Darling me dijo que era tan estricta que incluso Syn podría ser atrapado.
—Subestima seriamente a nuestro Rit. Confía en mí. Incluso  podrías pasarla.
Eso sí que era insultante.
—Gracias por eso.
—Ah, no saques las uñas. Eres uno de los mejores contratistas que conozco. Eso no fue un desaire. Sólo digo que podrías.
Caillen todavía se sentía insultado. Sus pensamientos fueron a la Cumbre y la mejor manera de proteger a su padre mientras estuviera allí.
—¿Estarás allí?
—No. Kiara está a punto de dar a luz en cualquier momento. Y no hay nada de este lado del infierno o el otro que podría obligarme a estar lejos de aquí ahora mismo. Lo siento.
No podía culpar a Nyk por ello. El hombre había dado, literalmente, su vida por su esposa.
—Está bien —no necesitaba ayuda a la hora de sobrevivir—. Gracias por traducir para mí. Hablamos más tarde.
Nykyrian colgó.
Caillen dejó escapar un suspiro cansado cuando dirigió su atención a Darling, que había esperado pacientemente durante la llamada.
—¿Qué pasa? —le preguntó a Darling.
—He encontrado algo que se te pasó.
Él arqueó una ceja ante eso.
—¿Perdona? ¿Qué se me pasó algo?
Darling asintió con la cabeza.
—Estaba transmitiendo justo antes de que lo atacaras. Lo redireccioné y conseguí veinte segundos de circuito.
—Vale. ¿Qué decía?
Darling presionó el pequeño transmisor de su mano. Una profunda y acentuada voz, sonó.
«No se preocupe, alteza. Mataré a su padre por usted y después será emperador».
La sangre desapareció de la cara de Caillen.
—Qué krik...
—Tú eres el que está marcado, Cai. Casi no consigo sacarlo antes de que los guardias lo encontraran —él lo dejó caer al suelo, luego lo aplastó bajo el talón de su bota—. Alguien planea eliminaros a ambos de la línea de sucesión.
No jodas.
La única pregunta era quién.
Y cuándo.

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