domingo, 11 de marzo de 2012

INF EPÍLOGO

Era casi el amanecer cuando Bubba dejaba a Nick fuera de la casa de Kyrian. Había tenido que regresar corriendo a la tienda para dejar salir a Brett y compañía de la trastienda antes de que Nick tuviera que verle la cara al dragón conocido como su madre.
Caleb estaba a su lado en la calzada mientras Nick miraba la mansión de Kyrian con un terror sagrado corroyéndole las entrañas.
—¿Alguna vez has hecho algo que has tenido realmente miedo de hacer? —le preguntó Nick.
—Sí. Por lo general empieza a primera hora de la mañana cuando suena la alarma del reloj y sé que tengo que ir a la escuela a aprender cosas que ya sé.
Definitivamente, Nick podría compadecerse de eso.
—¿Cómo lo encontraste?
Caleb se encogió de hombros.
—Tú estás asignado a mí, Nick. Haz lo que tienes que hacer o un demonio más grande se comerá tu hígado y utilizará tu columna de palillo.
Lo triste era que Nick no estaba seguro de que estuviera bromeando sobre eso.
—Sí, bueno, sólo quería decirte que te agradezco todo lo que has hecho por salvarme. Y lamento realmente que tuvieras que pulular por ahí esta noche y que fueras golpeado así de mal.
Caleb se quedó completamente atónito por esas sinceras palabras. Ni una sola vez en todos estos siglos alguien se lo había agradecido. Ni siquiera cuando se había desangrado por ellos
Nick le tendió la mano.
Empezó a abrir la boca, pero cambió de opinión. No iba a abofetear a alguien que estaba siendo amable con él. Era demasiado raro.
—Un placer, Nick —le sacudió la mano e inclinó la cabeza hacia el brazo recientemente cicatrizado de Nick—. Por cierto, tal vez quieras mantener eso en un cabestrillo durante un tiempo más. Tu madre se asustaría si llegaras curado.
Nick se puso de nuevo el cabestrillo.
—Tienes razón —dio un paso hacia la casa, luego se paró—. ¿Te veré mañana?
—Sí, lo harás. El mal siempre te acecha, chico. —Caleb le sonrió antes de convertirse en cuervo y salir volando.
Nick lo vio desaparecer en la oscuridad.
Vaya día más jodido había tenido. Por lo menos había sobrevivido, y extrañamente se sentía mejor consigo mismo y con su futuro de lo que se había sentido nunca.
Me encuentro fatal.
Riendo, fue hacia la puerta y llamó al timbre. Su temor regresó mil veces más fuerte mientras esperaba lo inevitable.
Unos segundos más tarde, Kyrian abrió la puerta.
Dejó escapar un suspiro de alivio.
—Gracias a los dioses que estás en casa. Tu madre está como una loca desde que se despertó. ¡Maldición! Puede dar la lata como el mejor de ellos.
—No es broma, ¿verdad? Si fuera un deporte Olímpico, ella batiría todos los records.
Kyrian le dejó pasar, cerró la puerta y echó la llave. Puso la alarma.
Su madre salió corriendo de la sala de estar para agarrar a Nick en un estrecho abrazo.
—¡Oh, Dios mío, estás cubierto de sangre! ¿Qué te ha pasado? ¿Dónde has estado? Juro que mataré a Bubba y a Mark mañana. Lo primero. Y tú, señor Gautier, estás castigado por toda la eternidad.
Nick empezó a preguntarle si quedaban exentos de la restricción sus encuentros con Kody, pero decidió esperar hasta que se calmara. Tan loca como estaba esta noche, la respuesta sería no y algo más.
—Lo siento, mamá. Ha sido una noche loca y no quería hacerte daño.
—¿Hacerme daño? Chico, si no me despidieron, será un milagro.
Kyrian cruzó los brazos sobre el pecho.
—Bueno, si está despedida, señora Gautier, puedo conseguirle otro trabajo.
Ella entrecerró los ojos con suspicacia a Kyrian.
—¿Haciendo qué?
—El Santuario es propiedad de unos amigos míos y sé que están buscando una cocinera y una camarera. Te puedo conseguir un puesto en un latido.
Eso la calmó.
—¿En serio? He oído que sus camareros consiguen las mejores propinas de todo Nueva Orleáns.
—Sí, señora.
Ella se volvió hacia Nick y su ira volvió a la misma intensidad de antes de ser interrumpida por la distracción.
—Pero será mejor que no sea despedida por tus travesuras o de lo contrario...Ahora vete a la cama.
Nick se sorprendió por la orden.                                           
—¿Nos quedaremos aquí?
Kyrian asintió.
—Me tengo que ir a dormir y tu madre no puede conducir con una palanca de cambios con que no le puedo prestar un coche. Rosa estará aquí dentro de pocas horas así que si necesitáis algo cuando os levantéis, sólo hacédselo saber.
—Vamos, Nick.
 Su madre se dirigió hacia las escaleras.
Nick la siguió.
A medio camino, se dio la vuelta para darle las gracias a Kyrian, a quien le pilló en medio de un bostezo.
Un bostezo que le mostró que Kyrian tenía un conjunto de largos y afilados colmillos.
Oh, mierda...
Aquí vamos otra vez.

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