domingo, 4 de marzo de 2012

BOI cap 3

Alix gruñó mientras trataba de impulsar suficiente fuerza de torsión para aflojar el tornillo en el panel que estaba intentando abrir. ¿Por qué no conseguía que esa estúpida cosa cediera?
De la nada, apareció Devyn.
—¿Necesitas una mano?
Empezó a rechazarlo, pero él cogió la llave de su mano e hizo saltar el panel abriéndolo con una facilidad tan frustrante que la disgustó. Oh, si tuviera un minuto de esa fuerza...
—Gracias, Capitán.
—Sabes que puedes llamarme Devyn. No somos exactamente formales por aquí.
Ella no hizo ningún comentario mientras introducía la cabeza por la abertura para observar la tubería que había estado mirando en los esquemas. Mientras estuviera tratando de tenderle una trampa al hombre, realmente no quería familiarizarse demasiado con él.
Devyn suspiró por el frío distanciamiento. Realmente no la entendía. A veces ella le miraba como si estuviera imaginándoselo desnudo y en otras ocasiones, era absolutamente gélida. Era como si estuviera tratando de mantener algún tipo de barrera entre ellos. Y por alguna razón, eso le molestaba.
Bajó la mirada y cayó directamente en su bien formado culo mientras ella se esforzaba por alcanzar algo en el interior. El calor le despertó totalmente la polla, que se endureció al instante ante la perspectiva de lo que quería hacer con ella.
Maldita sea, tengo que echar un polvo.
Porque ahora en todo en lo que podía pensar era en despojarla de la ropa y degustar cada centímetro de su flexible cuerpo. ¿Qué gusto tendría?
¿Sería una gritona o más calmada?
Ella se volvió para mirarle.
Él subió la mirada hacia su cara y tuvo que reprimir una sonrisa cuando ella se sonrojó.
—Tenemos un problema. Hay un defecto en dos juntas que están causando la fuga de radiación. Tenemos que reemplazarlas.
Genial. Miró hacia la cámara desde donde Vik vigilaba la nave.
—¿Vik?
—¿Sí, mi señor y torturador?
—¿Tenemos alguna junta de repuesto para los reflectores?
—No.
—¿Alguna razón en particular de por qué no?
—Sway es un idiota y no lo pidió cuando gastamos el último lote.
—¿No es ese tu trabajo?
—No. Yo soy el sub-idiota. Sway es el idiota jefe porque la compañía se niega a tratar con humanoides. Como no soy orgánico, creen que no puedo pagar.
—Gracias, Vik.
—Siempre es un placer fastidiarte, señor.
Devyn miró a Alix.
—Y continúa el sarcasmo sin fin. Me enorgullece. En serio —se puso serio—. ¿Es algo que pueda esperar?
—Depende de la cantidad de radiación a la que quieras ser expuesto. Los niveles son de clase dos.
Él arqueó una ceja cuando el médico en él entró en acción.
—No queremos tener hijos de tres cabezas.
—Me gustaría cumplir con eso y conservar también mi pelo.
Una sonrisa jugueteaba en los bordes de los labios de él.
—¿Vik? ¿Dónde está la parada más cercana?
Vik dejó escapar un dramático suspiro.
—Como si no pudieras realizar una búsqueda por ti mismo, ¿verdad?
—Sólo tienes que ejecutar la maldita búsqueda.
—Hay una en Miremba II. A un par de horas de aquí.
Él gruñó con irritación. Miremba IV era propiedad del Gourish, pero la II...
—Eso es territorio Rit, ¿no?
—La última vez que miré, sí.
Devyn maldijo.
Alix estaba confundida por su cólera.
—¿Cuál es el problema con los Rits? —aparte del hecho de que Merjack, el Ministro de Justicia Ritadarion, le buscaba para torturarle y matarle.
—Una mala historia familiar con los Rits. Trato de mantenerme fuera de su territorio, si puedo... ¿Vik? ¿Hay algún otro sitio?
—¿No te parece que a estas alturas he aprendido a leer un mapa? Si hubiera habido otro lugar adonde ir, lo hubiera sugerido. Sí, hay otros lugares, a varios días de aquí. Pero eso no fue lo que me preguntaste.
Devyn soltó otro salvaje gruñido.
—Establece el curso y permanece alerta.
—Sí, Capitán Valiente.
Alix deslizó el panel para cerrarlo. Devyn lo mantuvo en su lugar mientras ella apretaba los tornillos.
—¿Puedo preguntar qué sucedió con los Rits?
Devyn comenzó a decirle que se ocupara de sus propios asuntos pero, ¿qué más daba? De todos modos, si ella hiciera una simple búsqueda de sus padres, lo averiguaría todo.
—Mis padres derrocaron su casa gobernante unos años antes de que yo naciera. Como consecuencia, los Rits guardan rencor contra cualquier Dagan o Syn que puedan encontrar. Siendo su único hijo, soy un pedazo de regalo para los Rits.
—Pero tu apellido es Kell.
La sonrisa fue incluso más encantadora.
—Y ahora sabes el porqué. Mis padres estaban paranoicos por si alguno de los Rits se vengaba en mí por lo que hicieron, así que nunca he llevado sus nombres. Infiernos, sus verdaderos nombres ni se citan en mi partida de nacimiento.
Se quedó asombrada con eso. En estos tiempos donde todo se regía por la identificación, ¿cómo lo había hecho para ir a la escuela o incluso ser propietario de algo?
—Entonces, ¿cómo…?
—Ellos tenían identificaciones falsas que usaban cada vez que tenían que registrarme en algo cuando era niño. Mantenerme a salvo y vivo siempre ha sido su principal objetivo.
No podía entender esa clase de amor. Su padre gustosamente la habría arrojado a los peores depredadores para mantenerse a salvo a sí mismo.
Y eso se acercaba bastante al porqué Merjack estaba tan deseoso de atraparle. Se trataba de un ajuste de cuentas con los que habían derrocado a su familia.
—¿Alguna vez has hecho algo contra los Rits?
—No. Como he dicho, nos quedamos fuera de su territorio. Aunque estoy cabreado por lo que hicieron con mi padre cuando él era un niño, los que le torturaron murieron hace mucho por sus manos. No soy quién para aplicar mi cólera sobre inocentes.
Era un hombre mejor que Merjack, y eso envió una ola de culpabilidad a través de ella. Pero se negó a escuchar a su conciencia. Esa misma conciencia gritaría aún más fuerte si algo le pasaba a su familia porque les había fallado.
Lo cual le hizo recordar...
—¿Tienes un hijo?
Una sonrisa orgullosa frunció los labios.
—Sí lo tengo. Es un gran chico, a pesar de haber crecido a mí alrededor.
—¿Pero él no viaja contigo?
—Normalmente lo hace, de hecho es mi copiloto. Se ha ido con algunos amigos durante un par de semanas y es lo más importante que recogeremos en Nera cuando logremos llegar.
Le encantaba la forma en que su rostro se iluminaba mientras hablaba de ver a su hijo. Eso la calentó de una manera que nunca hubiera creído posible.
—Ah, entendido.
—Te gustará Omari. Él es bastante parecido a mí, sólo que con mejor aspecto.
Ella no se lo podía imaginar.
—Estoy segura de que le adoraré.
Devyn no supo por qué esas palabras le quemaron, pero lo hicieron. Más que eso, provocaron que una imagen de ella sosteniendo a un bebé le pasara como un relámpago por la mente. Eso probablemente asustaría a la mayoría de los hombres, pero habiendo criado parcialmente a Omari, quería más hijos. Había disfrutado completamente viendo a Omari crecer y aprender cosas al mismo tiempo que se convertía en un infierno de hombre. Si alguna vez encontraba a la mujer adecuada, le encantaría tener una casa llena de niños.
Y ese pensamiento le dio vueltas en la mente hasta lo que sería necesario para crear un bebé...
Lo que le llevó de vuelta a la imagen desnuda de Alix.
Tengo que echar un polvo...
Esto era ridículo.
—Me dirijo a mi oficina. Dime si necesitas algo.
—Gracias.
Alix observó como Devyn se alejaba. Maldita sea, tenía el mejor culo que hubiera visto nunca. Podría mirar a ese hombre durante todo el día.
Era cada vez más difícil conciliar su despiadada reputación con la de un hombre que amaba tanto a su hijo. Uno con quien era tan fácil hablar y quien se ocupaba de ella.
Con un suspiro, se dirigió a su habitación para prepararse para desembarcar y comprar la pieza que necesitaban.
En cuanto atracaron en Miremba, Alix se reunió con Sway y Devyn en la rampa. Sway estaba vestido de gris oscuro, mientras que Devyn, recién duchado, estaba delicioso de negro. Su simple olor fue suficiente para calentarla.
Sway sonrió burlonamente a Devyn, quien se rehusó siquiera a mirarla.
—Feliz caza, amigo. Que los dioses estén contigo.
—Jódete, Sway —gruñó él.
Y salió disparado por la rampa tan pronto como terminó de extenderse.
Alix le dirigió a Sway una expresión de desconcierto.
—¿Qué fue eso?
Sway rió maliciosamente.
—Devyn tiene un caso grave de pelotas azules, que, aunque es común para mí, es una condición extremadamente rara en él. Él espera encontrar un poco de alivio mientras que tú y Vik compráis lo que falta y reparáis la nave. Me quedo atrás para asegurarme de que nadie jode La Talia.
—Vaaaaaale —dijo ella, haciendo hincapié en la palabra—. Es más de lo que necesitaba saber sobre el capitán.
—En realidad no. Tú eres quien se las puso así —Sway se volvió riéndose mientras se alejaba.
Alix sólo pudo quedarse con la boca abierta cuando Vik se unió a ella. La cara explotó ruborizándose.
—Deberías sentirte halagada.
Ella le arqueó una ceja a Vik.
—¿Cómo es eso?
—Uno, que Devyn te quiere de mala manera y dos, que piensa lo bastante en ti como para no toparse contigo, otra cosa que es rara para él. Por lo general, cuando quiere a una mujer que desea, la consigue bastante fácilmente.
Ella le lanzó al androide una cómica mirada.
—Sabes que eso no significa que se sienta atraído por mí, sino que soy la única mujer a bordo, de ese modo le recuerdo el sexo.
—Sigue creyéndolo, bizcocho. Yo soy el que monitorea sus datos biométricos y he notado que cada vez que se te acerca, su ritmo cardíaco y respiración se elevan y su sangre se precipita a cierta parte de su anatomía. Confía en mí, conozco los signos de la excitación sexual cuando los veo. Y sólo se producen cuando está cerca de ti. Lo cual es realmente bueno porque definitivamente no le quiero haciéndome insinuaciones amorosas. Definitivamente no está en mi programación o descripción de trabajo.
Ahora estaba tan avergonzada, que quería meterse debajo de algo.
—No estarás monitoreando mis bios, ¿verdad?
—No, en absoluto. Sin ánimo de ofender, no me importa si vives o mueres. No eres mi responsabilidad.
—Qué manera de afianzar mi autoestima, Vik. Te lo agradezco.
La guió fuera de la nave.
—Bueno, si la verdad ofende...
Poniendo los ojos en blanco, ella lo siguió a través del hangar hacia el sector de piezas que había sido instalado para la comodidad de las tripulaciones que se trasladaban hasta aquí.
No les tomó mucho tiempo encontrar la pieza y comprarla, pero cuando regresaban, no pudo evitar que sus pensamientos se dirigieran a Devyn y lo que estaba buscando.
No te importa con quién duerme. No es nada para ti.
Era cierto, y sabía más sobre los hombres y sus más bajos instintos de lo que ella quisiera. Esa había sido la parte de sus funciones en el carguero de su padre que despreciaba más que nada.
«Necesito su atención centrada en sus trabajos. Ve a manosearlos, Alix. Haz algo útil para variar».
Por no mencionar que si ella los mantenía felices y agotados, no volvían sus atenciones sobre Tempest. Algo que se había vuelto más y más difícil en el último año. En verdad, estaba casi feliz de que su padre estuviera muerto. Su mayor temor fue que le hiciera a su hermana lo que le había hecho a ella.
Convertirla en la puta de la tripulación.
—¿Estás bien?
Levantó la vista hacia Vik.
—Sí, ¿por qué?
—De repente, estás muy triste. ¿Te he hecho daño con mis comentarios? No era mi intención.
—No has hecho nada, Vik. Sólo estaba pensando en otra cosa.
—Entonces siento que ese pensamiento te causara tanto dolor. Pareces una mujer muy agradable y aunque sé que soy un poco irreflexivo a veces con mis comentarios, yo nunca querría causarte tanto daño.
Su sinceridad la conmovió.
—Gracias, Vik.
Abrió la puerta de la nave para ella.
—Es un placer.


Devyn se detuvo mientras examinaba a las mujeres de su entorno en el bar. La mitad eran prostitutas y la otra mitad eran como él, en este caso para encontrar a alguien que aliviara el dolor en sus entrepiernas.
Una pelirroja seriamente constituida, enfundada con un escaso top de cuero y pantalones flojos se le acercó mientras pedía una bebida. Recorrió su cuerpo ávidamente y le sonrió.
—¿Estás interesado en compañía femenina?
Sí… pero mientras que podía fácilmente tomar un bocado de la manzana, sabía que tendría hambre de nuevo tan pronto como terminara.
Ya que él no deseaba manzanas.
Quería algo más picante.
Estoy tan jodido. ¿Cómo podía desear a una mujer que se parecía a la perra que casi le había matado?
La pelirroja le frotó los pechos contra el brazo.
—¿Qué dices?
Él bajó la vista hacia la profunda hendidura entre sus pechos y se imaginó lo que sería enterrar la cara allí. La boca se le hizo agua.
—Digo que tienes una de las más finas piezas de culo que haya visto nunca y nada me gustaría más que joderte hasta que me pidas misericordia.
Ella hizo un mohín seductor.
—¿Por qué tengo la sensación de que hay un pero?
Devyn suspiró.
—Porque no sería a ti a quien viera mientras lo hago.
Ella le deslizó la mano por el pecho hasta la cadera, luego la movió más abajo hasta que ahuecó la hinchada polla en la mano.
—No me importa, cariño. Incluso puedes llamarme por su nombre, si lo deseas.
Él apretó los dientes mientras su mano le provocaba. Oh, sí… Eso es lo que había estado deseando.
—Hay una sala atrás si deseas privacidad.
El problema era que estaba tan caliente, que podría follarla aquí mismo, delante de todos.
Pero con ese pensamiento vino una imagen de Alix. Más que eso, era el recuerdo del olor de Alix. Y mientras la mujer frente a él era verdaderamente hermosa, mucho más que Alix, no tenía esos precavidos ojos azul oscuro o largo cabello rubio.
Decidido a olvidarse de eso, arrastró a la mujer contra él y la besó. La lengua barrió contra la suya.
Ella le mordió los labios mientras se retiraba.
—Vamos, nene. Déjame comerte.
Él dio un paso con ella, entonces maldijo.
No quiero estar con ella.
¿Has perdido tu maldita cabeza? Mira su cuerpo.
Es. Todo. Tuyo.
Y aún así no se movió. Sabía por experiencia que comer algo porque fuera conveniente no lo hacía satisfactorio. Esto no le calmaría nada. Tan pronto como regresara alrededor de Alix, volvería a estar caliente de nuevo.
Apartó a la pelirroja de los brazos y le dio un suave beso.
—Eres una mujer impresionante y bella, y yo soy un idiota por hacer esto. Pero por mucho que me encantaría estar dentro de ti ahora mismo, no puedo hacerlo.
Ella dio un suspiro triste.
—Tu novia debe ser algo distinta.
—Sí... lo es.
Ella extendió la mano y jugueteó con el lóbulo de la oreja.
—Espero que ella sepa lo afortunada que es —se inclinó hacia delante para soplarle y le susurro al oído—. Para que quede constancia… estás pasando de una de las mejores folladas de tu vida.
Casi gimoteó cuando ella se marchó y se dirigió hacia otro tipo. Sway tiene razón, soy una mujer. Peor aún, estoy fustigándome por alguien a la que aún no he besado.
Disgustado, se volvió y se bebió la bebida de un trago, y luego le hizo un gesto al camarero para que volviera.
—Continúa sirviéndome hasta que esté inconsciente.


Alix se descolgó del estrado del motor y bajó por la escalerilla. La reparación había sido un dolor en el culo. Pero al menos estaba hecha. Pasándose un paño por la grasa de las manos, usó el codo para presionar el botón y cerrar la escotilla.
Estaba tan concentrada asegurando el sellado, que estaba ajena a todo lo que la rodeaba.
Al menos, hasta que alguien la agarró por detrás.
Asumiendo que eran Devyn, Vik o Sway entrometiéndose con ella, no reaccionó hasta que las ásperas manos le apretaron los pechos.
—¿Qué haces aquí sola? ¿Robando partes de la nave de alguien para tu padre?
La sangre de Alix se congeló ante el sonido de una voz que la enfermó. Irn Soilent. El hombre que había arruinado a su padre y les había costado todo.
Aumentó el agarre sobre ella, deslizándola la mano dentro de la camisa.
—Ahora, ¿dónde está esa puta hermana tuya? Todavía quiero un pedazo suyo antes de que alguien más me lo gane.
Gritando de indignación, ella le atacó.
Irn maldijo cuando ella le reventó el labio de un puñetazo.
—¡Puta inútil! —le devolvió el golpe alcanzándola a lo largo de la mandíbula.
La cabeza le chasqueó con tanta fuerza, que se aturdió por un momento.
Hasta que él fue a golpearla de nuevo.
Ella le dio un puñetazo en el estómago, deseando tener un arma para separarle el fétido corazón del pecho.
—¡Cogedla! —gruñó a los hombres que se encontraban cerca.
Alix se aterrorizó al darse cuenta que había un total de diez. Y aunque era buena en una pelea, no podía ganar contra ese número.
Evadió al primero de ellos en llegar a ella y corrió en busca de la rampa de la nave. Otro hombre le cortó la retirada.
Dándole un rodillazo en la ingle, ella le apartó a empujones. Pero antes de que pudiera pasar por delante de él, un enorme oso corpulento de hombre la agarró por detrás y la levantó en vilo. Él la giró para hacer frente a Irn, quien la miraba con odio.
Irn escupió sangre en el suelo.
—Vas a pagar por esto, perra.
Alix intentó patear y retorcerse para liberarse de la sujeción, pero no podría hacerse nada más que daño a sí misma. Aun así, no flojeó mientras se reían de ella.
—¿Desde cuándo eres tan selectiva? —Irn les lanzó a los demás una malévola sonrisa—. Sé que ella no parece gran cosa, pero confiar en mí, es bastante para satisfacernos a todos nosotros y además cogerlo es gratis —se acercó para besarla.
Ella gritó de rabia, intentando girar la cara.
Él la agarró por la barbilla para mantenerla inmóvil mientras el hombre de detrás aumentaba la presión sobre los brazos, manteniéndola encerrada entre ellos.
Tan pronto como los labios de Irn hubieron tocado los suyos, su cabeza fue sacudida hacia atrás y él se giró para enfrentar al mismo diablo.
Alix se congeló mientras miraba la cara de furia de Devyn. Este era el hombre que Merjack había descrito. Frío. Letal. Terrorífico.
No había piedad en la tenebrosa mirada. Nada en la expresión, salvo la promesa de la muerte para aquellos que le habían cabreado.
Un hombre fue hacia él. Devyn levantó el brazo, bloqueando el puñetazo antes de que diera un porrazo tan duro al hombre, que cayó al suelo gimiendo. El siguiente que le atacó fue lanzado sobre la espalda de Devyn. Devyn le golpeó en el suelo y le torció el brazo, rompiéndoselo. El hombre gritó de dolor.
Devyn se volvió y cogió al siguiente corpulento atacante por la garganta. Le empujó sobre otros dos antes de girarse rápidamente hacia Irn y golpearle con el revés de la mano.
El hombre que la sujetaba la lanzó de un empujón al suelo antes de rugir y correr hacia Devyn.
Devyn esquivó el golpe, después, le dio un cabezazo. No había emociones en la cara de Devyn mientras golpeaba al hombre.
Ella se levantó, pero antes de que pudiera unirse a la lucha, Sway y Vik estaban allí. Los amigos de Irn se fueron corriendo, dejando al corpulento hombre que la había sujetado y al hombre que Devyn estaba tratando de matar, era Irn.
Sway le apartó de Irn.
—Déjalo ir, Dev. Casi le matas.
Devyn pisoteó a Irn una vez más antes de recogerle del suelo. Arrastró a Irn de pie delante de ella y le mantuvo allí para que ella pudiera ver las gotas de sangre que le corrían por la frente, sien y nariz.
—Discúlpate con ella ahora mismo, animal.
—Yo no le pido perdón a ninguna puta.
La furia descendió sobre el rostro de Devyn de tal manera que estuvo segura de que mataría a Irn donde estaba.
—Nunca vuelvas a tratar a una mujer así. Pídele perdón o te sacaré los ojos y te los empujaré por tu garganta.
Irn gimió antes de que él la mirara con la promesa en los ojos de que un día le haría pagar por esto.
—Lo siento.
Devyn le arrojó lejos.
—Fuera de aquí. Si alguna vez vuelvo a veros de nuevo, no viviréis lo suficiente para lamentarlo —no se movió hasta que se hubieron ido.
Luego se volvió hacia Vik y Sway con una furia que hizo a Alix retroceder.
—¿Dónde diablos estabais vosotros dos?
Los ojos de Sway se oscurecieron mientras se tensaba manteniéndose firme.
—No me vengas con eso, muchacho. Tienes mejor criterio.
Pero Devyn no cedió ni renunció.
—Tener mejor criterio, cojones. Ella casi es violada mientras vosotros os masturbabais. ¿Por qué no estabais aquí vigilándola?
Antes de que pudieran hablar, Alix intervino.
—Les dije que estaría bien sola.
Entonces Devyn la miró ceñudo.
—¿Tú qué?
Ella se sujetó el palpitante brazo al costado. Estaba herido por la forma en la que el corpulento hombre la había agarrado y sujetado. Todo lo que ella quería hacer era ir a esconderse de su ira, pero no podía dejar que Vik y Sway se metieran en problemas por alguien tan inútil como ella. Decidida a defenderles, se armó de valor.
—Por favor, no les culpes. Todo fue por mi culpa. Les dije que no se preocuparan por mí. No había nadie aquí en ese momento, y si no hubiera habido tantos atacándome, podría habérmelas arreglado por mi cuenta. Siento mucho haber provocado que esto sucediera. Tendré más cuidado en el futuro.
El corazón de Devyn se sacudió ante sus disculpas después de la manera tan brutal que había sido atacada. Tenía la mejilla hinchada con un cardenal formándose ya bajo el ojo izquierdo. Y, sin embargo, los ojos todavía brillaban con furia y dolor refrenado.
Él vio la vergüenza en las miradas de Vik y Sway a quienes ella estaba protegiendo.
—No hiciste nada como para disculparte.
—Debería haber estado armada o gritar pidiendo ayuda. Simplemente ocurrió tan rápido... Me cogieron con la guardia baja. Prometo que no volverá a suceder, Capitán.
Ella mantenía la barbilla bien alta, pero aún así, vio las lágrimas en sus ojos cuando ella se abrió paso de regreso a la nave.
Sway sacudió la cabeza.
—Lo siento mucho, Dev. Estaba hablando con Claire. Si hubiera sabido... Tenías razón. Debería haber estado vigilándola.
Devyn le palmeó en la espalda mientras su cólera disminuía por alguna tierna emoción que no podía ni siquiera nombrar.
—No te preocupes. Estoy enojado conmigo mismo por no haber estado aquí y desquitarme a costa de vosotros dos. Nunca debería haberme ido.
Vik se aclaró la garganta.
—Hablando de... es mejor que salgamos de aquí antes que uno de los culos‑pateados vaya a las autoridades e informe del asalto. No creo que ninguno de nosotros quiera ser detenido en territorio Rit.
Sí, ni en broma. Eso no le iría bien a ninguno de ellos.
—Tienes razón. Saquemos nuestros culos de aquí mientras que todos aún tengamos uno.


Alix se apoyó contra la puerta cerrada, temblando. Eso había estado tan cerca. ¿Qué hubiera pasado si Irn le hubiera dicho a Devyn que era una esclava? Si no hubiera estado tan aturdido por la ferocidad del ataque de Devyn, probablemente lo habría hecho.
Y Devyn…
Ahora conocía el alcance de sus habilidades, y eran verdaderamente aterradoras. Él había destrozado a esos hombres sin ayuda de nadie.
Oh, Dios mío...
¿Qué haría con ella si alguna vez conocía su secreto? Una imagen de él pisoteando a Irn le pasó por la mente con tanta claridad que la contrajo el pecho.
—No puedo creer que ni siquiera echaras un polvo, después de todo eso. Maldita sea, Dev, eres un idiota.
Ella se congeló cuando escuchó a Sway y Devyn caminando por delante de su cuarto.
—No sigas por ese camino, Sway. Estoy bastante jodido.
—No hueles a jodido, hueles a borracho. ¿Lo estás?
—No lo estaría si hubiera follado, así que necesitaba algo para calmarme, lo que no ayudó ni siquiera un poco. Juro por los dioses que estoy a punto de reventar mis costuras.
Sway se echó a reír.
—No me extraña que les destrozaras de la forma que lo hiciste.
—Tienen suerte que no les arrancase los brazos por tocarla.
Sway chasqueó la lengua.
—Sabes que hay maneras de aliviar ese dolor por tu cuenta.
—No es lo mismo, y tú entre toda la gente lo sabes. Gah, no sé cómo lo soportas. Siento un nuevo respeto hacia ti... En realidad, eso no es cierto. Sigo pensando que eres un idiota, pero estoy demasiado borracho como para importarme ahora mismo.
Siguieron hablando, pero ella ya no pudo entender sus palabras.
Permaneció de pie en su habitación, perpleja por esa revelación. Así que Devyn no se había acostado con nadie mientras había estado fuera... Por alguna razón, eso la emocionó.
No vayas por ahí.
Pero no podía evitarlo. Ningún hombre jamás la había defendido antes. Nadie se había preocupado nunca de quién la maltrataba o se acostaba con ella.
Ni siquiera su propio padre.
Devyn la había protegido de Irn y de sus malolientes amigos. Ese conocimiento rompió algo profundamente en su interior. Trató de decirse que él habría hecho lo mismo por cualquier miembro de su tripulación. Eso no significaba nada para él, y sin embargo...
«Tienen suerte que no les arrancase los brazos por tocarla».
Fue lo más amable que alguien había dicho por ella. Abrazando esas palabras, se apartó de la puerta y fue a ponerse hielo en la hinchada mejilla. Apenas había llegado a la nueva unidad de refrigeración cuando oyó un ligero golpe en la puerta.
Ella fue a abrir y se encontró a Devyn de pie en el pasillo, parecía contrito.
¿Por qué? ¿De qué tenía que disculparse?
—¿Necesitas algo, Capitán?
Devyn saboreó el profundo contralto de su voz que le puso aún más duro y más desesperado por ella. Maldita sea, estoy borracho. Él levantó el botiquín.
—Quería echar un vistazo a tu mejilla. Asegurarme de que no tienes ningún hueso roto.
—Estaré bien.
—Soy médico, Alix. Quiero verlo y no hay discusión conmigo.
Alix parpadeó confusamente por sus palabras, no estaba segura de haberle oído bien.
—¿Qué?
Él hizo un arrogante saludo con la cabeza.
—Titulado e instruido en humanos, Andarion, Hyshian, medicina Trisani y cirugía. Puedo ir a buscar el título si realmente quieres verlo. Ahora déjame entrar.
Ella dio un paso atrás, sobrecogida por otro descubrimiento en lo que a él concernía.
—¿Por qué un médico es un transportista?
Él no respondió mientras la movió hasta sentarla en la silla junto a la cama. Sacando un escáner del maletín, se lo pasó por encima del palpitante lateral del rostro. Podía oler el alcohol en su aliento, pero a diferencia de con su padre, no podía decir que estuviera borracho. Parecía completamente sobrio.
Devyn trató de no pensar en la suave piel bajo los dedos mientras revisaba suavemente la hinchazón de la mejilla. No estaba rota, pero le habían regalado un infernal moretón. Apretó los dientes contra la explosión de ira queriendo destrozarlos otra vez.
—Debí haber matado a esos hijos de puta.
—No creo que vayan a olvidar pronto su encuentro contigo.
Él no respondió mientras le pasó la mano por encima del labio partido.
—¿Golpearon algún diente que se te cayera?
—No lo creo. No tengo tanta sangre en la boca.
Su furia se oscureció. El hecho de que ella supiera lo que debía buscar y que no estuviera sollozando por lo que le habían hecho le hizo preguntarse cuántas veces había sido herida de la misma manera en el pasado. Obviamente no era nada nuevo.
—Si quieres, regreso y los mato.
Una ceja se disparó.
—No... —Alix se refrenó antes de terminar la frase.
Había comenzado a decir que no quería que él fuera a la cárcel, aunque era precisamente lo que ella estaba a punto de provocar.
La hipocresía la punzó.
—No necesitas ese problema —concluyó débilmente.
—Muy bien. Pero si cambias de opinión, házmelo saber y nos pondremos a ello.
—¿Tan borracho estás?
Él esbozó una diabólica sonrisa.
—Lo suficiente para que Vik no me dejara despegar la nave.
Estaba completamente asombrada por eso.
—Realmente no parece que hayas tomado ninguna bebida en absoluto.
—Sí, lo sé. Al igual que mi padre. Al menos eso es lo que dice mi madre. Aunque en realidad nunca he visto a mi padre tomar un trago. Pero toda mi familia jura que fue un furioso alcohólico durante muchos, muchos años.
Como su padre... sólo que su padre había sido amable con su hijo.
—¿Qué le hizo dejar de beber?
Devyn retornó el escáner al maletín.
—Él amaba a mi madre más que a la botella y él me dijo una vez que nunca quería tener la posibilidad de hacer algo estúpido mientras estuviera borracho que pudiera provocar perderla.
—¿En serio?
—Sí. Mis padres tienen el tipo de matrimonio con el que todos sueñan. Incluso después de todos estos años, todavía son como dos adolescentes robándose besos y cogiéndose de las manos.
—Y te quieren.
—Sí, soy muy afortunado y lo sé. Mis padres, ambos, tuvieron una educación dura y adquirí experiencia en las historias de horror de su pasado.
Hizo una pausa para mirarla.
—Es difícil a veces conciliar las historias que escucho de otros acerca de ellos y sus reputaciones, con la realidad de los padres que conozco y quiero —sonrió—. He visto a hombres adultos mearse ante la sola mención del nombre de mi madre y todo en lo que puedo pensar es que es la mujer que me limpiaba la nariz y me abrazaba jugando conmigo cuando era niño. ¿Sabes? Y entonces mi padre... —dejó escapar un largo suspiro—. He oído las historias, pero nunca le he visto perder los estribos conmigo, ni siquiera cuando incendié la casa siendo niño, quemándole una parte importante de su cara colección de arte.
Se quedó asombrada con eso.
—¿No te mató?
Devyn sacudió la cabeza.
—Yo estaba sentado con los bomberos, temiendo la azotaina ya que sabía que me la merecía. Cuando por fin vi llegar a mi padre y vino corriendo hacia mí, sólo pensaba en que él iba a destrozarme, ¿no? Sé que recordarás esa sensación de Oh, mierda, estoy jodido de la infancia cada vez que haces algo realmente estúpido y créeme, no había nada más tonto que incendiar la casa. Quería correr tan lejos, pero estaba demasiado asustado para moverme. Entonces me agarró y me abrazó contra él hasta que no pude respirar. No creí que alguna vez fuera a soltarme. Estaba tan agradecido porque no hubiera resultado herido que nunca mencionó lo que le había hecho a la casa o a su arte. Fue un accidente por mi parte, pero hasta hoy, me siento como una mierda sobre ello.
—¿Cuántos años tenías?
—Once. Como castigo por faltar a la escuela con un amigo, me había quedado en casa con mi niñera para hacer los deberes. Estaba jugando con mi juego de química cuando encendí el escritorio de mi padre, debido a los productos químicos se extendió como nada que alguna vez hubiera visto.
Un músculo operó en la mandíbula mientras sacudía la cabeza con tristeza.
—Es la única vez que vi llorar a mi madre. No por la casa, sino porque pensó en un principio cuando llegó que yo todavía estaba en el interior. Cuando se enteró de que estaba a salvo, me abrazó y lloró como un bebé. Gah, aún puedo sentir su temblor. Creo que me asustó más que cualquier otra cosa.
Alix trató de imaginar a sus padres siendo tan protectores. Pero honestamente, sus padres la habrían matado por algo parecido.
—Mis padres tenían su temperamento. Mi padre mucho más que mi madre. Aunque ella siempre me ha querido y lo sé. Era su manera de ser tan protectora.
Él frunció el ceño.
—¿Quieres decir hasta que salió corriendo cuando eras pequeña?
Alix se sobresaltó al darse cuenta de su desliz. Mejor ser más cuidadosa antes de que me mate.
—No significa que no quieras a tu madre, Capitán. Cuando la crueldad es todo lo que conoces, haces concesiones ante los defectos de la gente. Incluso los malos padres son mejores que no tenerlos.
Él soltó un bufido.
—Mi padre definitivamente discutiría sobre eso, y según lo que mi abuelo le hizo, no le culpo. Pero no presionaré. Sé por mis padres cuánto escuecen esos recuerdos incluso décadas después de que hayan pasado. Realmente nunca consigues sobreponerte a una mala niñez.
Sacó una compresa fría del maletín y la activó, entonces se la presionó contra la mejilla.
—Mantén la mejilla fría. Me voy a la cama antes de que pierda el conocimiento.
Puso tres paquetes más en la mesa y luego se despidió.
Fue sólo después de que se hubo ido cuando se dio cuenta de que la sangre en los paquetes era de sus lesiones.
Lesiones que había conseguido gracias a ella...
Quería llorar, mientras pensaba en el dolor que ella le iba a infligir y el terror de lo que sus padres podrían hacerla por eso. Si lo que decía era verdad, no se cruzarían de brazos y dejarían que hirieran a su único hijo.
La perseguirían con todo lo que tenían y algo más.
¿Qué voy a hacer?
Salvar a su familia. No tenía otra opción. Pero en primer lugar, quería agradecérselo al hombre que había evitado el haber sido violada.


Devyn siseó mientras se vertía un antiséptico sobre los sangrantes nudillos. Aquél cabrón había tenido una mandíbula de acero.
—Es lo que te pasa por ser estúpido.
Y seguía estando tan duro, que podría clavar un clavo con la erección.
¿No se supone que el alcohol calma el dolor? La lucha probablemente te dejó sobrio.
Oh, sorpresa. Cogiendo una botella de whisky Tondarion, fue a sentarse en su escritorio. Empezó a buscar un vaso, y luego decidió que no valía la pena el esfuerzo. Desenroscó la tapa y bebió directamente de la botella, mientras que las visiones de Alix en su cama le atormentaban.
¿Por qué no aceptaste la oferta de la pelirroja? Al menos te habría saciado un poco.
Porque soy un puto idiota.
Sí, lo era. Tomó otro trago.
De pronto, alguien tocó vacilantemente a la puerta. La polla se le sacudió porque no había forma de que Sway o Vik fueran tímidos ni siquiera llamando.
Justo lo que necesito. Más tortura.
—Adelante —gritó, sin ganas de levantarse ni moverse en este momento.
Se abrió la puerta para mostrarle el hermoso rostro de su peor atormentador. Maldita sea, necesito estar más borracho.
—¿Olvidé algo? —preguntó.
Alix vaciló cuando le vio con la botella en la mano. Si continúa bebiendo, deberás correr. Siempre que su padre bebía había sido tan perverso que la volvió temerosa de cualquier hombre que bebía. Pero no pudo. Ella se lo debía y, más que eso, quería hacer esto. Tener un momento con un hombre que no le ponía la piel de gallina cuando la tocaba.
¿Cómo sería dormir con un hombre al que realmente deseara?
Sólo una vez.
Reuniendo valor, cruzó la habitación y se arrodilló frente a la silla.
Devyn frunció el ceño mientras la miraba. Ella le contemplaba por entre las rodillas y el aliento se le quedó atrapado. Quería preguntarle qué estaba haciendo, pero la hambrienta mirada en los ojos aplastó todo pensamiento racional.
Y cuando ella alcanzó la bragueta, pensó que podría ser otra fantasía causada por su ebrio estupor. El corazón le latía con fuerza mientras la miraba lentamente bajando la cremallera de los pantalones hasta que la polla estuvo libre.
Sin una palabra, ella bajó los labios para tomarle profundamente en el interior de la boca.
Él dejó caer la botella y apretó los dientes mientras el placer le atravesó el cuerpo entero. Ahuecándole la cara, se deleitó con la sensación de la ardiente boca acariciándole mientras la veía saborearle. Era la cosa más caliente que alguna vez hubiera visto y prendió fuego a cada molécula de su cuerpo.
Alix gimió por el sabor salado, pero fue la suavidad de sus manos en la cara lo que la sorprendió. Realmente la acariciaba mientras le complacía. Nadie le había hecho eso antes. Normalmente le tiraban del pelo y empujaban contra ella, sin importarles si la hacían daño o no.
Pero él le apartaba el pelo de la cara, mientras sus dedos jugaban contra el cuero cabelludo, enviando escalofríos sobre ella. Levantó la vista para verle mirándola. La ternura en los ojos la abrasó.
Sonriendo, lamió un camino hacia abajo hasta la base con el fin de disfrutar el resto de él.
Devyn gruñó ante la sensación de la lengua lamiéndole. Sentía como si todo el cuerpo estuviera en llamas. Incapaz de soportarlo, él la levantó para poderla besar.
La cabeza de Alix nadó con la sensación de sus labios sobre los de ella. Feroz, aunque tierno, le exploró cada centímetro de la boca. Y la dejó sin aliento. Había tenido toda la razón. Su beso fue electrizante cuando la levantó y la colocó sobre el escritorio.
Levantó la blusa con una lenta y suave mano. Con los ojos oscuros ardiendo, dejó sus labios para saborearle los pechos. Ella le ahuecó la cabeza contra el pecho mientras él la lamía y acariciaba el pezón. Tembló cuando las ondas de placer le sacudieron el cuerpo de una manera que nunca había esperado. Cada lametazo enviaba un pequeño temblor a través de ella.
Oh, Dios mío, él es increíble...
Sentía la sangre espesa cuando él sumergió la mano bajo la cinturilla hasta que estuvo tocando la parte de ella que estaba al rojo vivo por la necesidad.
Devyn gruñó por lo mojada que estaba y lo profundo que quería hundirse en su interior.
Ella es tu ingeniero. No deberías estar haciendo esto.
En el fondo lo sabía, pero ella había venido a él. Si hubiera estado sobrio, podría haber sido capaz de rechazarla. Pero en este momento...
No había manera.
Y mientras él hundía los dedos profundamente en su interior, ella le siseó en el oído. Ese sonido resonó a través de él.
—Dime lo que quieres, Alix.
Se frotó contra él.
—Te quiero a ti, Devyn.
Sonrió cuando ella finalmente utilizó su nombre. La besó antes de hablar de nuevo.
—Quiero saborearte, pero no puedo esperar. Te deseo demasiado. Si tienes paciencia conmigo, te juro que te compensaré.
Alix no lo comprendió mientras él daba un paso atrás para quitarle los pantalones. Antes de que pudiera preguntarle qué quería decir, se enterró profundamente en su interior. Mordiéndose el labio, gimió por lo bien que le sentía allí. Levantó la vista para verle observándola.
Él le tomó la mano entre las suyas y le besó tiernamente la palma mientras empujaba contra sus caderas.
Ella envolvió las piernas alrededor de su cintura y arqueó la espalda para atraerlo aún más profundamente en su interior. Él bajó la cabeza para saborear los pechos mientras aceleraba los embates.
La cabeza de Devyn daba vueltas por el calor del cuerpo bajo el suyo. No tenía ni idea de por qué la quería de esta manera, por qué le atraía, pero en este momento, se había perdido en ella. Le rozó con los dedos los labios, admirando el pequeño arco de Cupido. Ella envolvió los brazos alrededor de él y le mantuvo cerca.
Y por alguna razón que no llegaba a comprender, su abrazo apaciguó una parte de él que ni siquiera se había dado cuenta que le doliera. Sus brazos le hicieron sentir...
Ni siquiera estaba seguro de poder explicarlo.
Cerrando los ojos, saboreó esa sensación. Su cuerpo fue lanzado al borde de la liberación. Se mordió el labio, tratando de mantenerla bajo control. La había desatendido bastante en los juegos preliminares. No iba a defraudarla en esto también.
Deslizó la mano hacia abajo entre ellos hasta que encontró la hendidura. Ella se sacudió en el instante en que la tocó. Con la respiración entrecortada, escuchó su cuerpo hasta que encontró el ritmo adecuado para ella.
Alix se estremeció cuando la mano de Devyn jugó a la vez que sentía sus embates. Aumentaba su placer a un nivel que nunca antes había conocido.
—Eso es, nena —la murmuró en el oído—. Córrete para mí —se propulsó más profundamente para enfatizar esas palabras.
No estaba segura de lo que estaba pidiendo. Lo único que sabía era que nunca había sentido algo así. Tenía el cuerpo completamente derretido. En el pasado, había estado mirando el reloj, haciendo cualquier cosa que pudiera para acelerar el proceso de manera que acabara y pudiera volver a lo que había estado haciendo antes.
Pero con Devyn...
Nunca quería que esto terminara. Le encantaba la forma en que lo sentía dentro. Y entonces sintió explotar algo en su interior. Procedía de algún lugar profundo y la sacudió todo el cuerpo. Antes de que pudiera evitarlo, gritó.
Devyn se rió en su oído mientras aceleraba el ritmo, aumentando el placer. Cada una de sus fuertes y profundas embestidas la lanzaba aún más alto.
Y entonces ella sintió su liberación. Se quedó sin aliento un instante antes de sentirla estremecerse a su alrededor. La cogió de la mano y entrelazó los dedos conjuntamente en un acto tan dulce que la marcó el corazón.
Con los cuerpos todavía unidos, se apartó para besarle la punta de la nariz. Extendió los besos por sus labios, su cuello, y luego sus pechos, mientras yacía asombrada.
—¿Qué fue eso?
Él frunció el ceño.
—¿Qué fue el qué?
—Lo que me hiciste. Nunca he sentido nada igual... Fue increíble.
A Devyn le tomó un minuto entender lo que le estaba diciendo.
—¿Nunca antes has tenido un orgasmo?
Su ceño fruncido igualó el suyo.
—¿Una mujer puede tener un orgasmo?
Si no hubiera sido por la profunda sinceridad en sus ojos, él habría pensado que estaba bromeando. Sabía que no había sido el primero en hacer el amor con ella, pero...
—¿Realmente no sabías que una mujer podía tenerlos?
Ella negó con la cabeza.
—Sabía que los hombres sí. Pero no. Nunca he tenido uno antes.
El corazón se le rompió por ella. ¿Con qué clase de egoístas hijos de puta había estado que no habían pensado en sus necesidades? Maldita sea. De haber sabido eso, le habría dedicado mucho más tiempo.
Al final, había sido tan egoísta como todos los demás que la habían utilizado para nada más que sus propias necesidades. Soy tan capullo.
—¿Estás protegida?
—No entiendo la pregunta.
Él dio un respingo al darse cuenta de lo insensible que había sido de nuevo. Sin su madre y con lo que evidentemente era totalmente una tripulación masculina en la nave de su padre, ¿cómo iba a saber algo acerca de la sexualidad femenina?
Él conocía de primera mano el tipo de hombres moralmente cuestionables de desafortunados cargueros que las usaban como trabajadores. Y eso le hizo preguntarse si alguno de ellos la habría violado alguna vez.
Maldita sea. Era un idiota y debería haber estado sobrio antes de tocarla.
Bueno, estoy sobrio ahora.
Él apoyó la frente contra la de ella y sacudió la cabeza.
—¿Por qué viniste a mí?
—Me sentía culpable.
—¿Por qué?
—Por causar tu estado y luego interrumpir tu oportunidad... de encargarte de eso. Si no te hubieras metido en una pelea, podrías haberte quedado hasta que encontraras a alguien con quien acostarte.
Eso lo dejó casi sin habla.
E insultado.
—¿Te acostaste conmigo porque te sentías obligada?
—No del todo —el calor le explotó en la cara un instante antes de que la ira ensombreciera su mirada—. ¡No soy una puta! —le empujó hacia atrás, pero él se mantuvo en su posición.
—Shh —dijo él, abrazándola para calmarla—. No te estoy acusando de ser una puta — joder, ¿qué le habían hecho su padre y su tripulación?—. Simplemente no quiero que pienses que parte de tus obligaciones en esta nave es cuidar de mí cuando estoy excitado sexualmente. Nunca.
Alix se calmó al ver la sinceridad en los ojos. ¿Por qué tenía que ser tan dulce y hermoso?
¿Por qué tengo que traicionar al único hombre decente que he conocido?
Era tan injusto.
—Está bien —susurró—. Sólo sé que los hombres tienen necesidades y cuando no pueden conseguir lo que quieren, toman lo que está disponible. No te molestaré de nuevo.
Devyn la envolvió con los brazos, impidiéndole recuperar los pantalones del suelo.
—Alix... Tuve la oportunidad de dormir con la pelirroja más asombrosa que he visto nunca. Ella estaba encima de mí antes de que me emborrachara y créeme, casi me desnudó.
Esas palabras le dolieron.
—Eres un cabrón por decirme eso —luego frunció el ceño ante su confesión, no lo entendía—. ¿Por qué no te acostaste con ella?
—Porque no eras .
—Estoy confundida otra vez.
Le tomó la mano entre la suya y se la llevó a la polla, que ya estaba comenzando a endurecerse de nuevo.
—Como has dicho, tú eres la que me hizo esto. No quería lo que estaba disponible, Alix. Yo te quería a ti.
—¿Por qué?
Devyn estaba horrorizado por el hecho de que no pudiera aceptar el hecho de que él se sentía atraído por ella porque era más ardiente que el infierno.
—Eres inteligente. Divertida. Valiente, y vienes sin toda esa mierda y drama que la mayoría de las mujeres acarrean. No haces juegos mentales. No me dices que estás bien cuando no lo estás. Eres competente, no llorona... y los dioses saben que no soporto a las mujeres lloronas, incompetentes que no pueden valerse por sí mismas —hundió la mano en su pelo—. Y tienes el pelo y los ojos más bonitos que he visto nunca. Lo mejor de todo es que no sólo entiendes mis comentarios sarcásticos, sino que además los devuelves —le sonrió—. Me gusta una mujer descarada.
Ella gimió cuando él bajó la cabeza para besarla de nuevo. La polla se endureció aún más, mientras él atrapaba su mano entre los cuerpos.
Él se retiró gruñendo antes de quitarse de un tirón la camisa por la cabeza. Tomándola de la mano, la levantó y tiró de ella hacia el cuarto de baño. Se quedó paralizada al ver lo bonito que era. Tres veces el tamaño del suyo y con elementos de oro y mármol negro. Todo era tan hermoso... Era como un sueño.
La soltó para poder abrir la ducha. Mientras ajustaba el agua, ella se quitó la blusa y el sujetador.
Contuvo la respiración mientras observaba el juego de músculos bajo la piel. Era absolutamente magnífico. Con excepción de varias cicatrices graves, su cuerpo era perfecto.
Y cuando se volvió sonriéndole, se estremeció. Él tendió su mano hacia ella.
—¿Te gustaría unirte a mí?
Tomó la mano y le permitió tirar de ella dentro, donde el agua caliente se deslizó sensualmente sobre su piel.
Devyn cogió la esponja para lavarse rápidamente con el fin de poder empezar a enjabonar el cuerpo de ella.
Alix suspiró de placer mientras Devyn suavemente bañaba sus pechos. Usó las manos y la esponja para aumentar el placer hasta que ella volvió a tener hambre. Y cuando él se aproximó a sus piernas separándolas para lavarle el centro de su cuerpo, apenas se podía mantener en pie. Presionó la espalda contra la pared mientras sus dedos jugueteaban con ella. Tembló mientras su aliento le acariciaba la piel. Él rodeó el lóbulo antes de trazar el contorno completo de la oreja con la lengua.
Ella se corrió de nuevo con un orgasmo tan feroz que puso en ridículo el anterior. Él soltó una risa baja y ligera en su oreja mientras se hundía suavemente frente a ella.
Su sonrisa era contagiosa mientras él la contemplaba y capturaba su mirada. Jadeante, ella todavía estaba recuperándose cuando él la tomó con la boca.
Dejó escapar un complacido chillido.
—Oh... Dios... —la cabeza le daba vueltas mientras él le ofreció tres orgasmos más.
Sólo entonces él se deslizó hacia arriba y entró en su cuerpo otra vez.
Devyn cerró los ojos mientras saboreaba cada centímetro de su cuerpo mientras se empujaba contra ella. Esto era lo que había estado anhelando durante días. Su olor y su tacto eran diferentes a todo lo que había conocido nunca.
Y cuando él se corrió, enterró la cara y las manos en las mojadas hebras de su largo cabello.
Alix acunó a Devyn contra sí, mientras el agua seguía lloviendo sobre ellos.
—¿No estamos desperdiciando recursos?
Él se echó a reír.
—Eres la única que pensaría en eso ahora mismo —retirándose, la besó ferozmente.
Ella gimió al sentir su sabor.
Por último, la soltó y rápidamente se lavó mientras ella observaba. De pronto se sintió incómoda mientras trataba de taparse con las manos. ¿Debía irse?
¿Sería descartada ahora que había terminado con ella?
Cuando empezó a irse, la cogió para otro impresionante beso.
Él le apartó un mechón de pelo de la cara antes de pellizcarla suavemente la barbilla.
—Te ves realmente incómoda en este momento, así que te dejaré para que termines — le puso la esponja en la mano—. Espero que te quedes conmigo esta noche y no vuelvas a tu habitación —se apartó para hacer una pausa—. Y eso no es una orden, Alix. No quiero que te quedes a menos que lo desees.
Esas palabras la provocaron un nudo en la garganta.
—Me quedaré.
Él mordisqueó sus labios y luego la dejó sola.
¿Qué estoy haciendo? Tengo que entregarle a las autoridades.
Y ellos le arruinarían y luego le matarían. ¿Cómo iba a vivir alguna vez consigo misma?


Devyn frunció el ceño cuando Alix salió del baño envuelta en una toalla. Ella retorcía una de las esquinas. Encontró la incertidumbre de su gesto absolutamente encantador y adorable.
—Um... necesito coger el pijama de mi habitación.
Él retiró las mantas.
—No, no lo necesitas.
Ella arqueó una ceja cuestionándole lo que le encantó aún más.
—¿Quieres que duerma desnuda… contigo?
—No es como si no te hubiera visto.
—¿Qué pasa con Sway y Vik?
—No quiero dormir desnudo con ellos.
El rostro se volvió rosa brillante.
—Eso no es lo que quise decir.
—Lo sé. Está bien. Te lo prometo, sólo quiero abrazarte mientras duermo. Te aseguro que no tengo suficiente energía para hacer nada más.
Alix vaciló antes de cruzar la habitación. Nunca había hecho algo como esto antes. Y la parte más aterradora era lo mucho que quería dormir con él de esa manera.
Esto está mal.
Aún así, se metió bajo las matas antes de quitarse la toalla.
Devyn la envolvió con los brazos y apretó su espalda contra el pecho.
—Gracias por quedarte.
Quiso darle las gracias, también, pero no podía hablar. Estaba demasiado abrumada por todo lo que había sucedido. Con su amabilidad y consideración. ¿Cómo alguien aprende a ser tan bueno?
Especialmente con alguien como ella, que definitivamente no se merecía otra cosa que su desprecio y odio.
Y cuando empezó a dormitar, su comunicador zumbó. Ella saltó del susto a la vez que él maldecía.
Girándose, él cogió el audífono. Se lo insertó y, a continuación, le dio un golpecito para abrir el canal.
—Sí, mamá... No, no estoy haciendo ejercicio o luchando. Estaba tratando de dormir —lanzó un suspiro de cansancio, mientras la escuchaba—. Sí. Te llamaré por la mañana. Te quiero, también —deslizó una tímida mirada hacia Alix antes de lanzarle un beso a su madre.
Ella contuvo una sonrisa cuando devolvió el enlace a la mesita de noche.
—Eso es muy dulce.
—Humillante, quieres decir.
—Me parece refrescante que muestres tu respeto. La mayoría de los hombres no lo harían.
Él se rió en voz alta.
—Dices eso porque nunca has conocido a mi madre. O le muestras respeto o te patea el culo. Confía en mí, es pequeña, pero cruel.
—Estoy segura de que nunca pateó el tuyo.
—Te sorprenderías. Era cariñosa, aunque difícil a veces. Mi madre no aguantaba las impertinencias de nadie... excepto tal vez de Vik. Y nunca las soportó de mí. Su filosofía básica es: "Te traje a este mundo y yo te sacaré de él" —volvió a abrazarla estrechamente.
—No creo que tu madre nunca te hiciera daño.
—Digamos que no tengo ninguna intención de averiguarlo —enterró el rostro en su pelo y respiró hondo.
Ella tragó saliva mientras bajaba la miraba hacia el brazo que la cubría. Su piel era tan oscura en comparación a la suya. Los dedos largos y delgados. Potente y hermoso. Una parte de ella se calentó por el recuerdo de cómo se había sentido cuando hicieron el amor.
Y mientras ella absorbía el calor de su cuerpo acurrucado junto al suyo, la ternura por él la asfixió. Debería arrepentirse por lo que habían hecho esta noche, pero no pudo reunir ese sentimiento. Ella lo había querido, y ahora sabía exactamente lo cariñoso que podría ser Devyn Kell.
Incluso cuando estaba borracho...
Alix permaneció allí durante horas, escuchándole respirar mientras dormía.
Y se odiaba por lo que estaba a punto de hacer. No tengo alternativa.
Trató de levantarse con cuidado para no despertarle, dirigiéndose al ordenador. Con un poco de suerte, Vik no lo estaría monitoreando mientras estuviera con Devyn. Sin duda, el ordenador del capitán sería inmune al fisgoneo del androide.
El corazón retumbaba cuando tocó el teclado para sacarlo del modo suspensión. El monitor destelló cuando se puso en línea. Echó una mirada a Devyn para asegurarse de que seguía durmiendo antes de buscar los antiguos manifiestos.
Ella tocó el primer archivo que subió para abrirlo.
En lugar de una hoja de cálculo, se trataba de una foto de un joven Devyn sentado sobre los hombros de un hombre con unas características tan similares que estuvo segura de que era su padre. La única diferencia era el brillo salvaje en los ojos de su padre. Era como si pudiera ver directamente a través del alma, incluso a través de la fotografía.
Tenía que ser verdaderamente aterrador en persona. Tan intenso y poderoso como era Devyn, no tenía nada que hacer con el hombre que le había engendrado. No cabía duda del asesino despiadado que vivía dentro de su padre.
Lo cerró y luego abrió el siguiente archivo. Era una lista de carga...
Eso no le dijo nada. Se parecía a un millón de otros documentos de embarque legales. Así que ella avanzó al siguiente.
—¿Qué estás haciendo?
Saltó ante el bajo y afilado tono de Devyn, mientras rápidamente cerraba el archivo y la búsqueda. Por suerte, él todavía estaba en la cama y no hizo ningún movimiento para ver lo que estaba haciendo.
—Yo... estaba tratando de incrementar el núcleo de la nave para asegurarme de que todo estaba correcto.
Devyn bostezó.
—Vuelve a la cama y no te preocupes por eso. Vik nos hará saber si algo sucede. Él lo sabrá antes siquiera que llegue al sistema de exploración.
Ella cliqueó apagándolo con el fin de que no pudiera encontrar su búsqueda y regresó a la cama.
Pero mientras yacía allí, no podía dejar de temblar.
Aquello había estado demasiado cerca. Si se hubiera levantado, habría visto su búsqueda...
—¿Estás bien?
Asintió con la cabeza.
—Bien.
—¿Por qué estás temblando?
—Frío.
Él le acarició el cuello y la abrigó con los brazos mientras la atraía aún más cerca. Cada centímetro de ese delgado y duro cuerpo se apretaba contra el suyo. Protector. Dulce. Malvado.
—Te calentaré.
Me quemaré en el olvido por esto... Pero cada vez que ella se sentía culpable por entregarle, todo lo que tenía que hacer era ver el rostro de su madre y su hermana y su conciencia era aplastada.
Esperaba...
Y sin embargo, yaciendo aquí entre sus brazos, nunca se había sentido más segura.
Estimada.
Él no tiene ese sentimiento hacia ti. Ha sido simplemente un hombre con una necesidad y tú eras un cuerpo conveniente para él. Ni siquiera le conoces.
Eso era difícil de decir de manera convincente ya que él estaba desnudo con ella. Definitivamente le conocía ahora... su tacto y olor estaban marcados en la memoria. Dándose la vuelta, clavó los ojos en los planos de su hermoso rostro. Con los ojos cerrados, parecía casi vulnerable.
A excepción de las manos. Seguían siendo robustas, incluso mientras el resto de su cuerpo estaba relajado. Y mientras estaba allí, observándole, no podía dejar de preguntarse cómo sería tener un hombre como él en su vida. Uno que estuviera allí cuando ella le necesitara.
Alguien que pudiera amarla.
No se atrevió a soñar con un marido. Estaba demasiado usada y cansada para ir más allá.
Pero profundamente en su interior, en un lugar donde le daba casi miedo mirar, había un pequeño núcleo de esperanza que la crueldad de su padre no había matado. Esa pequeña luz parpadeante se encendió y la torturó con imágenes de un hogar y alguien como Devyn que podía amarla a pesar de todo.
Eres una tonta melancólica.
¿Cuántas veces en su vida sería pateada en los dientes por el destino antes de que comprendiera que los finales felices y la felicidad no formaban parte de una basura sórdida como ella? Era para mujeres libres que habían nacido en agradables y normales familias.
Sí, pero ¿y si?
Estirándose, le puso la mano en la mejilla. Su incipiente barba le raspó la palma de la mano. Y por un momento, imaginó la vida que le hubiera gustado tener.
Y ese sueño poco realista fue lo que la envió al sueño más feliz de su vida.


Devyn se despertó con algo presionando con fuerza contra la espalda. Al principio pensó que estaba dormido en el asiento del piloto, hasta que oyó un ligero y suave ronquido.
Alix.
Una lenta sonrisa le curvó los labios, cuando se giró para encontrar su rodilla en la espalda y su mano en el pelo. Las luces bajas resaltaron lo suficiente de su cuerpo desnudo para que al instante se endureciera.
Era tan confuso sentirse atraído por una mujer cuyo rostro se parecía tanto a su ex. No había nada más que compartieran, a excepción de la forma en que su cuerpo reaccionaba. Debería estar bien satisfecho después de la noche anterior y sin embargo...
Quería un bocado de su suculenta piel.
—¿Devyn?
Suspiró por la voz baja del androide. No había duda de que había estado monitoreando sus signos vitales para saber cuándo estaba despierto.
—¿Qué, Vik?
—Estoy recogiendo algo extraño. Creo que es posible que desees venir aquí y verlo.
—¿No puedes mandarlo a mi ordenador aquí dentro?
—Realmente creo que tienes que venir aquí y verlo.
Eso encendió las alarmas en su interior. ¿Qué estaba pasando? Vik no era un ser tímido cuando se trataba de algo que les amenazaba.
Agradecido de que Alix aún durmiera, se deslizó de la cama, se vistió rápidamente y se dirigió al puente.
Las luces se encendieron de inmediato.
Devyn fue a su asiento.
—¿Dónde está Sway?
—Dormido.
—Bueno, entonces, ¿qué pasa?
Vik transfirió los datos a la computadora principal frente a él.
—Creo que estamos marcados marcado significaba que alguien les había puesto un señalizador y podían rastrearlos.
—¿Quién?
—Ni idea y es realmente sofisticado. Algo que a tu padre se le ocurriría.
Devyn arqueó una ceja. Cuando se trataba de computadoras y equipos electrónicos, su padre no tenía rival.
—Mi padre no me hubiera pinchado en secreto —conocía qué dispositivos había plantado su padre en la nave y en su cronómetro. Sus padres eran paranoicos como el infierno, pero al menos, eran abiertamente aborrecibles al respecto—. ¿Puedes interferir la señal?
—Permíteme volver a la parte donde dije que es como algo que a tu padre se le ocurriría.
—Tú podrías darle alcance, Vik.
—La adulación ahora mismo te podría conseguir un disparo. He estado tratando de aislarlo, pero es impresionante. He tratado de interceptarlo y todo lo demás. Sea lo que sea, está más allá de mis capacidades.
Eso era sumamente interesante.
—¿Quién habría hecho algo como esto?
—Alguien queriendo vigilarte concienzudamente. Puesto que no sé quién, creo que es mejor que asumamos que son hostiles.
Devyn resopló ante un comentario tan estúpido que no podía creer que hubiera salido de la boca de Vik.
—¿Tú crees?
—Oh, los comentarios sarcásticos te conseguirán definitivamente un disparo. Especialmente en este momento del día.
—Lo siento, V. Tú sabes que es mi estrés liberándose.
—Te sugiero que aprendas a canalizarlo en una nueva dirección que no acabe contigo sangrando en el suelo.
—Gracias, Vik. Te quiero, también, hombre. Sólo por curiosidad, ¿por qué no me dijiste esto en mi habitación?
Él vaciló antes de responder.
—Porque no estoy muy seguro de que Alix no sea la fuente de esto.
El estómago de Devyn se estrelló en el suelo, cuando todas las alarmas del cuerpo entraron en estado de máxima alerta.
—¿Qué quieres decir?
—Tengo sospechas en lo que a ella concierne.
Las IA técnicamente no eran capaces de tener sospechas. Pero el padre de Devyn había engarzado un sistema central nervioso humano en Vik, y más que eso, había cruzado el ADN humano con una parte del cableado. Aunque Vik no podía haber nacido de una madre, estaba malditamente cerca de un humano en todos los sentidos.
Todos las formas.
Lo que significaba que sus poderes de observación eran irreprochables. Si sospechaba, Alix era básicamente culpable de algo.
—¿Qué ha hecho disparar tus preocupaciones?
—No puedo poner el dedo en la llaga sin tener pruebas. Sólo la he cogido en un intento de acceder a algunos de nuestros registros. Manifiestos navieros y el inventario de la carga.
—Eso podría ser curiosidad natural. Si yo fuera en una nave y pudiera ir a la cárcel por mis obligaciones, también me gustaría saber lo que llevaban.
—Tal vez. Pero se me hace raro.
Devyn lo discutiría con él si no hubiera tenido una mala experiencia con Clotilde. Después de eso, había perdido toda la fe en su capacidad de juzgar a las personas. A Vik nunca le había gustado esa perra y si él le hubiera escuchado entonces, le hubiera salvado de una eternidad de dolor.
Se apartó de la consola.
—Mantén un ojo en ella y dime si ves algo en concreto.
—Supongo que no quieres que la vigile mientras está contigo.
—Ni qué decirlo.
—Me lo imaginaba. Por cierto, está despierta y vestida en tu habitación.
Mierda. Pero si ella era un enemigo, entonces no debería importarle lo que hacía.
Algo mucho más fácil de decir que de hacer.
Esto definitivamente no era lo que habría querido al despertar. Lamer a Alix durante unas horas... ese había sido el plan.
—Por cierto, gracias por arruinar mis planes para esta mañana, Vik. Te lo agradezco.
—Siempre tengo el placer de irritarte, embrión.
Con un suspiro, Devyn se dirigió a la puerta.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
Él frunció el ceño cuando se detuvo en medio del puente.
—Claro que sí.
—Entiendo la naturaleza física del sexo, pero ¿por qué no dormiste con la pelirroja en la estación?
Una ola de irritación pasó a través de él al darse cuenta de que había sido espiado.
—Vik…
—No es culpa mía. Aumentó tu ritmo cardíaco y fisgoneé sólo para asegurarme de que estabas bien. Oí un poquito y luego cerré inmediatamente mi supervisión.
Se enfadaría si el monitoreo de sus órganos vitales no formara parte de las obligaciones de Vik. Además, no había malicia auténtica en él, sólo una curiosidad innata acerca de las relaciones humanas.
—Es complicado. Tener sexo, no me entiendas mal, es una buena cosa. Pero no es tan buena como cuando tienes una conexión con alguien. Ese tipo de sexo es colosal.
—No entiendo.
Devyn sonrió.
—Yo tampoco la mayoría de los días. Es sólo algo acerca de que es más satisfactorio cuando estás con alguien que conoces —levantó la vista hacia el altavoz—. Es una de esas cosas que tienes que experimentar para entender, Vik.
—Entonces nunca lo sabré.
Devyn oyó el tono melancólico y se sintió mal por su amigo. Si bien era curioso sobre el comportamiento humano, Vik siempre se había mantenido al margen de él. Era casi como si el humanoide tuviera miedo de la parte humana de sí mismo. No es que Devyn le culpara por ello.
Había veces que él estaba asustado de ser humano.
Deseando poder ayudar al humanoide se dirigió a la cocina para empezar con el desayuno.


Tan pronto como terminó de vestirse Alix, fue a buscar agua y una tableta matutina. Pero en el momento en que entró, se congeló. Algo olía maravillosamente.
Debido al coste, muy pocas veces olía a beicon. Era un olor maravilloso, inconfundible e le hizo retumbar el estómago mientras miraba a Devyn cocinándolo.
Ella frunció el ceño.
—Pensaba que no cocinabas.
—No lo hago. No quiere decir que no sepa cómo hacerlo sino que lo odio apasionadamente.
—¿Por qué?
Él le dio la vuelta a dos trozos chisporroteantes.
—Mi tía Kasen. Quiero a la mujer cariñosamente, pero puede agotar la paciencia de un ángel y cometí el error siendo un niño de preguntarle cómo se hacían esos cereales con forma de copa que solía darme. Tres minutos después, supe que estaba jodido —levantó la voz en un falsete—. No, Devyn, eso no es correcto. Alto. Bátelo así. No, de esta manera —dejó escapar un suspiro de disgusto—. Dos de las peores horas de mi vida para hacer un plato de quince minutos. Después de eso, cada vez que me pillaba cerca de una cocina volvía a comenzar otra vez. Así que tengo que apretar automáticamente mi esfínter cada vez que cojo una olla.
Ella se rió de su dicción.
—Entonces, ¿por qué estás cocinando ahora?
Él se inclinó y la besó dejándola sin sentido.
—Estoy sufriendo por ti, cariño.
¿Estoy soñando? Esto no podía estar ocurriéndole. Irn la buscaba a tientas con sus frías y sucias manos cada vez que la atrapaba sola. Arkley agarrándola cuando necesitaba liberación... eso era normal.
Un hombre como Devyn Kell cocinando para ella.
Imposible.
Sin embargo, mientras él se ponía de nuevo a terminar de hacer el desayuno, sabía que no estaba soñando. Esto era real y era maravilloso.
Pero no lo entendía.
—¿Por qué eres tan bueno conmigo?
Devyn hizo una mueca ante la pregunta.
—¿Qué quieres decir?
—No entiendo por qué me estás tratando de esta manera.
Maldita sea, ¿qué le habían hecho para que no pudiera comprender a un hombre haciendo su comida después de que se hubiera acostado con ella? Apagó la cocina y tiró de ella a sus brazos.
—Querida, así es como la gente con la que he estado alrededor se comportan unos con otros. Preparar tu desayuno después de la noche que me diste no es nada. Me agotaste y necesito energía para el día que se avecina. Ahora cómetelo antes de que se enfríe —la soltó y puso el beicon en un plato antes de ofrecérselo.
Alix tomó el plato que le entregó. Cuando se dirigió a la mesa, Sway entró y le dedicó una sonrisa.
—Ah, hombre, pensé que Vik estaba fastidiándome enviándome el olor de auténtica comida —agarró a Devyn para un abrazo y en broma le dio un beso en la mejilla—. Te quiero, tío. ¡Tú mandas! Gracias por la comida. Me has tocado profundamente en mi parte tierna.
Devyn se erizó ante el juguetón asalto.
—No quiero saber nada acerca de tu parte tierna, monstruo.
Cuando Sway trató de coger el plato de Devyn, éste se lo arrebató de nuevo.
—Consigue tu propio plato, giakon. Tengo hambre.
—Mamón —Sway danzó alrededor de él para hacerse con su plato. Mordió el tocino y gimió—. Siempre se me olvida lo bien que cocinas.
—Sí, bueno, tú ya estás casado, así que aparta tus ojos de mí.
Sway se sentó junto a Alix.
—¿Comes beicon?
—Sí.
Él le transmitió a Devyn una sonrisa.
—Ella necesita más beicon.
Devyn le dirigió una mirada burlona.
—¿Quieres más beicon? Háztelo tú mismo.
—Siempre se quema. Alix, ¿no quieres más beicon?
Ella sostuvo en alto las manos en señal de rendición.
—No quiero estar en medio de esto.
Pero en su interior, le gustaba bromear y jugar, y les envidiaba por haber crecido así. Sólo ahora empezaba a comprender un mundo donde el miedo no era parte de todos los días. Nadie la gritaba. Nadie la agarraba.
Y al pensar en el futuro, el estómago se contrajo. Una vez que Devyn se hubiera ido, ¿qué sería de ella? No sabía hacer otra cosa que trabajar en una nave.
Su madre y Tempest no tenían ni idea de nada. No tenían ninguna educación ni habilidades en absoluto.
—¿Estás bien?
Parpadeando, se encontró con la preocupada mirada de Devyn.
—Bien.
Pero sabía que no le creyó. No es que él debiese, ya que ella mentía, y ese pensamiento hizo que se sintiera mucho peor.
Tal vez podrías confiar en él.
Sí, claro. ¿Decirle que había sido enviada aquí por sus enemigos para arrestarle? Eso no acabaría bien. Si lo hiciera él la mataría. Sólo eso tendría sentido. Si bien habían tenido relaciones, no había nada más entre ellos. Ninguna lealtad. Ni siquiera amistad.
Ella era su enemiga.
La gente como Devyn mataba a sus enemigos...

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