domingo, 4 de marzo de 2012

BOI cap 8

Creo que deberíamos matarla.
Devyn le dirigió a Sway una mirada dura mientras se sentaban alrededor de la mesa del consejo para idear un plan de acción.
—¿Qué? —Sway en verdad logró parecer inocente, dentro de su sangre fría y crueldad—. Ella me fastidió el día por completo. Hizo que me peleara con mi mujer y ahora me dices que es una espía enviada para meternos a todos en la cárcel. ¿En qué parte de “mata a tus enemigos antes de que ellos te maten” te dormiste? Tu padre fue un asesino, igual que mi madre. No me quieras engatusar ahora, chico. Sabes lo que harían si estuvieran aquí. Caramba, tu propia madre la despedazaría, le escupiría en pedazos y sin pestañear.
—Tienes razón —Alix estuvo de acuerdo—. Ninguno de vosotros tenéis ninguna razón para ayudarme. ¿Por qué debería importaros? —hizo un clic en la pantalla de vídeo y apareció una foto de una chica adolescente.
Una que tenía un parecido espeluznante con Alix excepto que su hermana tenía una cualidad casi angelical en sus facciones.
—Esa es mi hermana pequeña, Tempest Elenari Gerran. Su cumpleaños fue anteayer. Cumplió los dieciséis años en prisión con mi madre. Puedo estar equivocada, pero apostaría a que cuando vosotros llegasteis a los dieciséis, tuvisteis una celebración con regalos y amigos deseándoos felicidad.
Hizo clic en la siguiente foto de una mujer de aspecto frágil, de alrededor de la edad de la madre de Devyn. Con el cabello rubio salpicado de gris retirado de la pálida cara. La derrota y la desesperación merodeaban en los ojos gris pálido. A diferencia de sus hijas, que todavía tenían fuego en las miradas, la de ella había sido rota por la dureza de su vida.
Alix se encontró con la hostilidad de Sway sin sobresaltarse.
—No sólo me matarás. Las matarás, también. Tempest está en la edad del florecimiento sexual y es virgen. ¿Tienes idea de la primera cosa que su nuevo dueño le hará cuando sea vendida? —Bajó la mirada hacia la mesa antes de agregar—. No quiero que alguna vez conozca el horror que fue mi decimosexto cumpleaños.
El estómago de Devyn dio un bandazo ante la idea.
Un tic comenzó en la mandíbula de Sway.
—¿De cuántos días disponemos para liberarlas?
—Me dieron tres semanas para conseguirlo, pero Wheims dijo que quería algo sobre Devyn pasado mañana.
Devyn dejó escapar un aliento irritado.
—La Talia todavía corre a baja capacidad. He contactado con Taryn. Él y Starla se dirigen para darnos apoyo en caso de encontrarnos con algo desagradable mientras estemos en camino.
Sway se mofó de su eufemismo.
—Desagradable... ¿cómo cruceros de combate de La Liga para ahorcar a una tripulación de idiotas?
Omari bufó.
—No somos todos idiotas, Sway. Sólo tú. Recuerda que pudiste haberte ido a casa con Claire y elegiste quedarte con nosotros.
—Siléncialo, punk. No estoy de humor —Sway se giró de nuevo hacia Devyn—. Starla está por llegar, ¿eh? ¿Estás de acuerdo con eso?
—No realmente. Pero no hay mucho que pueda hacer al respecto.
Alix miró ceñudamente ante el nombre poco familiar. Por la mirada en la cara de Devyn, podría decir que había una historia entre ellos.
—¿Quién es Starla?
Sway sonrió burlonamente antes de contestar.
—La única hija de Darling Cruel y tercer lugarteniente al mando de la Sentella.
Alix se quedó boquiabierta ante los nombres. Darling Cruel era un aristócrata con fuertes lazos políticos que incluso Taryn envidiaba. Él tenía bajo su mando a la Sentella, que era la organización más importante que se oponía a la autoridad de La Liga. Excepto que, debido a que exteriormente no quebrantaban ninguna ley, La Liga no podía suspender sus operaciones.
—¿Cómo conoces a los Cruel?
Devyn le transmitió una sonrisa.
—¿No has aprendido  nada hasta ahora? Todos nosotros crecimos con Starla y todos queremos estrangularla. Ella lleva todo al límite, en tu cara, y tiene más testosterona que todos nosotros juntos.
Eso la confundió aún más.
—Si no podéis soportaros mutuamente, ¿por qué viene?
—Somos familiares y es una pelea. Nunca querría ser excluida.
—Ni tampoco yo.
Alix saltó cuando una nueva voz se agregó al grupo. Se dio la vuelta en su silla para hacer frente al inesperado recién llegado.
Santo...
Era magnifico a un nivel inhumano. Alto y letal, tenía los ojos grises más fríos que ella alguna vez hubiera visto. Vestido todo de negro, tenía el pelo recogido hacia atrás en una floja cola de caballo. El cuello de la chaqueta estaba levantado, con botones de plata que caían en una línea del cuello a la cintura. Tenía un aire de gracia imperial y de feroz brutalidad.
Hizo que el vello de la nuca se le erizase.
Devyn no pareció estar tan intimidado mientras dejaba escapar un sonido de disgusto absoluto.
—¿Qué estás haciendo aquí, Nero?
Él acercó una silla al lado de Omari y se recostó como si poseyera la nave.
—Tu padre llamó y me envió con una pieza de repuesto. No te quiere averiado ni durante un segundo. Debo también aquí, citar a tu padre: “Jode a cualquiera que se abalance sobre ti” —Nero extendió el brazo y una botella de agua se disparó del frigorífico de en medio de la mesa hacia su mano.
Los ojos se le ampliaron mientras finalmente comprendía cómo había llegado a estar en la nave y en la sala sin abrir una puerta.
—¿Eres Trisani?
Los Trisani eran una raza casi mítica de personas cuyas habilidades psíquicas eran cosa de leyendas. Y los machos Trisani eran aún más raros debido a que sus poderes eran tan fuertes que normalmente mataban a los varones antes de que dejaran la pubertad.
Nero tomó un sorbo de agua antes de hablar otra vez.
—Encantado de conocerte, Alix.
—¿Cómo sabes mi nombre?
—Como notaste, soy Trisani —le guiñó el ojo.
Omari bufó.
—Sí, se cuidadosa con qué pensamientos hay en tu cabeza. Los puede extraer sin siquiera intentarlo.
Nero le cruzó una mirada burlona.
—Y estaré tan emocionado cuando finalmente eches un polvo y detengas los... Oh, espera, eres del sexo masculino. Nunca detendrás esos pensamientos. Demonios, necesito encontrar un depurador.
Devyn se rió.
—Así es que ¿dónde está mi pieza?
—Ya la he instalado. No me sirve de nada traerla aquí y luego dejarla en el suelo.
Sway dejó escapar un silbido bajo y apreciativo.
—Hombre, mataría por tener esos poderes.
Y ahí estaba el problema. Muchas personas lo harían.
Nero se frotó el pulgar a lo largo de la mandíbula.
—Así que, ¿qué proyectamos?
—El suicidio —Devyn se recostó en el asiento—. Me alegro de que puedas unirte a nosotros para eso.
Nero puso los ojos en blanco antes de mirar a Omari.
—¿Cómo van tus estudios, deportista?
—No estoy muerto aún. Eso es algo bueno.
—Qué bien. Toda esa cosa de la combustión espontánea puede ser un verdadero fiasco. También te jode la ropa. Tómalo de alguien que lo sabe —Nero devolvió la atención hacia Devyn—. Así que, ¿mataremos a Merjack?
Alix estaba intrigada por el trastorno de déficit de atención del hombre y la velocidad con la cual había ido de un tema al siguiente.
Pero Devyn no estaba tan sediento de sangre como Nero. O tal vez, el término correcto sería estúpido.
—A menos que podamos encontrar una razón que podamos vender a La Liga y conseguir una autorización para su asesinato, no podemos hacerlo.
Nero frunció los labios.
—Bah, eres el hijo de tu madre —escupió las palabras como si fueran nauseabundas para él—. Confía en mí, Dev. Conozco más de doscientas formas de matar a alguien y todas menos dos de ellas parecerán accidentes.
Alix sacudió la cabeza mientras se encontraba con el ceño fruncido aturdido de Devyn.
—Te juntas con las personas más sedientas de sangre.
Nero la miró como si fuera estúpida.
—Es lo que ocurre cuando los asesinos engendran. Tienden a legar genes de guerra directamente a sus hijos —se volvió a Devyn—. Te digo que ahora mismo podría provocarle un aneurisma y nadie lo sabría.
Alix le hizo una mueca.
—¿No te molesta esa clase de asesinato en absoluto?
La mirada de él se volvió crispada.
—Dado todo lo que las personas me han hecho en mi vida, niñita, especialmente en mi infancia cuando estaba desvalido contra ellos, la humanidad tiene suerte de que no esté en una perpetua juerga de asesinato. Por lo que respecta a los Merjacks... Les debo una que ninguna cantidad de violencia por mi parte saldará. Así que, no. Nada sobre matarles me molestaría.
—Pero ésta no es tu pelea —dijo Devyn, apartando la mirada helada de Nero lejos de ella—. Es la mía. Es mi familia detrás de la que va y seré yo quien la resuelva.
Nero se mofó de la bravuconada.
—No seas estúpido, Devyn.
—No lo soy. Ésta es una contienda de sangre. El hombre no me quiere a mí, quiere herir a mis padres. Terminaré con esto.
Nero negó con la cabeza.
—El aneurisma es más rápido. Simplemente es lo que digo.
Devyn no estaba divertido por su persistencia.
—Merjack necesita sufrir por lo que le hace a la familia de Alix. Si él muere, serán aún esclavas. Legalmente, una posesión. Y serán vendidas al mejor postor... Después de que hayan sido violadas. Tenemos que liberarlas y luego lidiar con él.
Nero dejó escapar un sonido de disgusto supremo.
—Todavía no sé por qué no le puedo matar y después las compras a ellas. No es como si no tuvieras el dinero, Dev. Los únicos que podrían presentar una mejor oferta que tú son tu propia familia y ellos no se atreverían. Incluso si lo hicieran, nunca las lastimarían, a ella o a su familia.
Devyn quiso estrangularle por su obstinación.
—Scalera, no es tan simple. A: el gobierno no tiene que venderlas. Pueden optar por mantenerlas como esclavas y no hay nada que pueda hacer al respecto. B: porque son esclavas propiedad del Gobierno, los Rits podrían simplemente matarlas sin razón. La eliminación de la propiedad... que es el pan de cada día para esos bastardos.
—Ese es un buen punto.
Alix miró a Nero.
—¿No puedes tele transportarlas a una zona segura? ¿Tal y como hiciste con la pieza?
—No. La pieza no era orgánica o tan pesada. No se mueve y drena mis poderes o pelea contra mí. Puedo aparecer dentro y fuera con personas, pero para sacar a dos mujeres de allí la distancia que tendría que recorrer... Quemaría mis neuronas cerebrales y me dejaría como un vegetal.
Sway rió.
—¿Eso sería diferente a tu estado normal?
Omari ignoró la puya mientras se inclinaba hacia adelante.
—Tal vez, ¿podríamos encontrar algo que Merjack quiera y cambiarlo por ellas?
—Eso es tu padre, cachorro —dijo Nero mientras hacía rodar su botella hacia delante y hacia atrás—. ¿Quieres hacer ese intercambio?
—Eh…  Hoy no. No me ha disgustado mucho.
Devyn se acarició la barbilla como si considerara las opciones.
—Tiene que haber algo sucio en él. Su familia es demasiado corrupta para que él sea el único inocente.
—La suciedad siempre está bien —Nero estuvo de acuerdo—. ¿Qué crees tú?
—No estoy seguro. Déjame comentar con mi padre esto y ver lo que puede averiguar acerca del pasado de Merjack. Tiene que haber algo que esconda. Algo que podamos usar.
Alix lamentaba no poder creer en eso.
—Y, ¿qué pasa si estamos equivocados? ¿Qué pasa si no hay nada sucio en Merjack?
—Oh, puedo contestar a eso —Omari levantó la mano como si estuviera en una clase, después, la dejó caer al costado—. Todos nosotros moriremos.
Nero bufó.
—Me encanta la angustia adolescente. A propósito, chico, hay peores cosas en la vida que morir.
—¿Como qué?
Alix contestó antes de que Nero pudiera.
—Vivir como un esclavo.
Nero le envió una mirada que le dijo que comprendía exactamente lo que quería decir, y la hizo preguntarse si él compartía un pasado tan similar al suyo para que lo supiera.
La garganta de Devyn se apretó por el dolor que oyó en la voz de Alix. Quiso confortarla, pero este no era el momento para eso.
—Está bien, chicos y señorita. Tenemos un día y medio para tener todo preparado. Merjack quiere pruebas y nosotros queremos a Merjack. Esperemos que el mejor equipo gane.
Omari se aclaró la garganta.
—De otra manera, estamos jodidos.


Alix llamó al cuarto de Devyn. Probablemente no debería estar aquí, pero quería hablar con él a solas y darle las gracias por una bondad que nunca había esperado, especialmente después de haberle mentido.
La puerta se abrió.
Devyn estaba sentado en el escritorio frente a ella, donde trabajaba en su ordenador.
—¿Qué puedo hacer por ti?
Estaba indecisa mientras entraba y cerraba la puerta.
—Sólo quería agradecerte el no arrojarme por una esclusa de aire y por ayudarme a mí y a mi familia. Es algo que nunca esperé.
—Está bien. Ayudar a las personas es lo que hacemos.
—Sí, pero a diferencia de los demás, no tengo forma de pagarte por ello.
Él se congeló como si acabara de insultarle.
—¿Crees que recibo pago por lo que hago?
—Por supuesto. Por eso trabajas. Se cobra bastante más que por transportar.
Él frunció los labios.
—No he recibido y nunca recibiré un sólo crédito por lo que hago. Realizamos misiones humanitarias para esos que no tienen nada. Lo que hacemos se hace por compasión, no por lucro.
Alix estaba tan perpleja por su indignación como lo estaba por las palabras.
—No entiendo. ¿Cómo puedes permitirte una nave como esta si no se te pagan?
—Tengo mucho dinero, Alix. En el sentido más indecente de esa palabra.
—No lo entiendo.
Su padre era un ladrón retirado y su madre una rastreadora. Por más lucrativo que lo hubiera hecho su padre, esas no eran exactamente profesiones que enriquecieran a las personas.
—Además, aparte de ser dueño de una parte de La Sentella, mi padre posee Transportes Precisión.
Alix se quedó boquiabierta. Transportes Precisión era la compañía de carga número uno en el universo. Tenían contratos con todo el mundo. Literalmente.
—Y mi madre es copropietaria de Dagan Investment Group.
Eso la aturdió aún más. DIG era la organización de beneficencia más grande que existía. Financiaban escuelas, cooperativas, hospitales… lo que nombraras.
Su mirada penetró la de ella.
—La única persona en esta nave que recibe pago por lo que hace eres tú, Alix. El resto de nosotros vivimos a base de nuestros recursos financieros y destinamos esos fondos para nuestras misiones humanitarias. Hago lo que hago porque no puedo soportar ver a la gente inocente intimidada por un gobierno corrupto.
»No quiero ver a un bebé pasar hambre y morir porque algún político gordo quiere introducir a sus padres en el suelo en busca de un mineral que la mayor parte de ellos ni siquiera pueden pronunciar.
Se sintió enferma ante sus palabras y lo mal que le había juzgado.
—Lo siento tanto, Devyn. No tenía ni idea. No puedo creer que casi conseguí que te mataran.
—Bueno, no eres la primera persona en juzgarme mal. Dudo que seas la última.
Sí, pero se sentía fatal mientras se acercaba más a él.
—No lo comprendo, entonces. Si no sacas ganancia de las personas, ¿por qué La Liga va tras de ti?
—Simple. Yo era un soldado de La Liga que derroté a mi comandante y a la mitad de mi unidad. El padre de Taryn, el Emperador Quiakides, me libró de los cargos, pero no significa que La Liga no vaya todavía tras de mí. Después de todo, burlar rápidamente un bloqueo de La Liga cuando han cortado totalmente suministros para una población civil es considerado traición. Atrapan a alguien haciendo eso y se acabó.
—¿Por qué acabaste con tu unidad?
—Querían que dejara a Omari para que muriera.
Estaba consternada ante eso.
—Vik me dijo que habías dejado La Liga para salvar a Omari, pero no sabía que los habías atacado cuando lo hiciste. Pensé que estaba siendo metafórico cuándo dijo que habías arruinado tu carrera por él —horrorizada, negó con la cabeza—. ¿Cómo te pudieron pedir que abandonaras a tu propio hijo?
—Él no era mi hijo entonces. Era simplemente un niño herido, llorando por su madre que yacía muerta en la zanja junto a él, víctima de un ataque de La Liga. Fui criado para no herir a los niños. No importa lo que hagan, deberían ser apreciados.
Clavó los ojos en él asombrada.
—¿Tienes un solo vicio?
Se rió mientras se recostaba.
—Más de los que quisiera.
—¿Cuáles?
El humor huyó de sus rasgos.
—Maté a la mujer con la que se suponía iba a casarme.
—Mientras estaba intentando matarte.
—Sí, pero la mayoría de los hombres no lo habría hecho. Tengo un temperamento altamente sensible que explota. Y aunque tengo un código, mataré a cualquiera que me amenace a mí o mi familia.
—Excepto Merjack.
—Merjack vive sólo porque quiero que esto se detenga. Le mato y su hijo vendrá por nosotros, etcétera, etcétera. Mi meta es romper la cadena y asegurarme de que cuando termine con Merjack, no tenga alguna vez las agallas o la habilidad para perseguir a mi familia otra vez.
—¿Y si no puedes?
—No poder no está en mi vocabulario. Lo haré caer. Duro. Y esto terminará la contienda de una vez por todas.
Un pequeño temblor de respeto mezclado con deseo le recorrió la espalda. Le amaba cada vez que se ponía feroz, especialmente cuando protegía a los que quería, la hacía desear haber nacido en una estación y tiempo diferente.
Pero esos eran sueños estúpidos. Él era el hijo de un exportador rico y ella una esclava sin valor.
Descorazonada, dejó caer la mirada hacia el marco de fotos en el escritorio de Devyn. Una sonrisa jugó en los bordes de los labios mientras veía a una hermosa mujer con el pelo castaño rojizo oscuro.
—¿Tu madre?
Él asintió mientras la pantalla parpadeaba para mostrar a una pareja.
—Ese es mi padre con ella.
—Te pareces a él.
—Eso es lo que ellos me dicen, pero no lo veo. Excepto por nuestros ojos.
La siguiente foto era de él y Zarina cuando era una niñita, después una sucesión de fotos con él y dos varones rubios.
—Los hermanos de Zarina, Adron y Jayce —explicó.
—Tu familia es enorme.
—No me hables. No tuve privacidad mientras crecía. Adron siempre iba a quedarse en casa porque quería espacio —se rió—. El chico vivía en un palacio diez veces el tamaño de nuestra casa, la cual, no me entiendas mal, era bastante grande, pero aún así…
Entonces, ella vio a Taryn y su gemelo, junto con varias fotos de Omari creciendo.
Tocó una foto de él sujetando a Manashe cuando Manashe era un cachorro.
—Omari es hermoso, ¿verdad?
—Sí. No podría estar más orgulloso o podría quererlo más si le hubiera engendrado.
Alix sonrió ante el orgullo en la voz mientras se inclinaba para besarle. Él arqueó una ceja por sus acciones.
—¿Estás poniéndote juguetona otra vez?
—Me pongo juguetona cada vez que estás junto a mí. En realidad, no te puedo agradecer suficiente lo que estás tratando de hacer.
Sus ojos se oscurecieron mientras ella le abría la camisa.
—No tienes que hacerlo para agradecérmelo.
—No lo hago.
Estaba haciendo esto porque quería sentirse segura otra vez y el único lugar donde alguna vez lo había estado, fue entre sus brazos.
Devyn se puso de pie y empezó a caminar hacia la cama.
Bajó la mirada de nuevo hacia las fotos y cuando apareció otra, su sonrisa y su deseo murieron instantáneamente. Ella extendió la mano y congeló la exposición.
No...
No podía ser.
Aunque no había equivocación en esa cara. Era una versión menor del hombre, pero era él. Definitivamente.
Ella miró a Devyn con total horror e impacto.
—¿Por qué tienes una foto del teniente Whelms?

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