—¡Bienvenido a casa, Nicky!
Nick abrió los ojos para encontrarse en su sala de mierda con su tía Menyara parada frente de él, sosteniendo un real pastel de chocolate comprado en tienda con las mismas palabras felices escritas en él que ella acaba de pronunciar. Se quedó aturdido por la pequeña multitud alrededor de ella que le gritaban las palabras a él.
¡Cáspita!
Pequeña como su madre, Menyara tenía piel suave café chocolate que resplandecía en la oscilante luz de vela. Sus mechones rizados estaban agarrados atrás de su bella cara con una ancha bufanda amarilla que había atado alrededor de su cabeza que se arrastraba abajo de su espalda, justo más allá de su pelo. El amarillo estaba reflejado en su blusa campesina que se metía en una falda naranja brillante que caía hasta el final de sus tobillos.
Delgados brazaletes de plata delineaban a ambos brazos y tintinearon mientras ella inclinaba el pastel para que él viera su bella escritura a mano.
—Es tu favorito, cher. Nos alegramos tanto de que estés en casa.
Nick se sonrojó mientras su mirada fue de ella al resto de las bailarinas que trabajaban con su mamá que habían llegado para su fiesta. Aún John y Greg, dos de los saca borrachos del club, estaban aquí.
Batían palmas y le sonreían, poniéndolo sumamente incómodo con la atención mientras lo felicitaban por ser un héroe.
Chistoso, que él se sintiera más como un fraude.
Menyara bajó el pastel en el mostrador para él.
—Vamos, cherie, sopla las velas antes de arruinan tu bello pastel.
A él siempre le gustó el deje del acento criollo de Menyara cada vez que hablaba. Una sacerdotisa vudú y comadrona, tía Mennie, como él la llamaba, era también su madrina y la mejor amiga de su madre.
Ella había sido la que lo había traído a este mundo y quien había aceptado a su mamá después de que sus padres la habían arrojado fuera.
Cuando él había sido demasiado joven para ir al club con su mamá, Mennie había sido la que lo cuidaba. Sólo por eso, él haría cualquier cosa en el mundo por ella.
—Gracias, todo el mundo, —él masculló mientras iba al pastel y apagó de un soplo las velas.
Su mamá estaba detrás de él con su mano en su hombro sano.
—Todos nosotros estamos tan orgullosos de ti, cariño.
—Eso es correcto. —Greg, un enorme oso de hombre con largo pelo café y piel llena de cicatrices de viruela, dio un paso adelante para entregarle una caja—. Hicimos una colecta para ti en el club. Espero que te guste.
Su bondad le tocó. Se sintió más como un cumpleaños que un regreso al hogar del hospital.
Abriendo de un tirón la caja, encontró un videojuego del Peleador Callejero y una camiseta diciendo eso: Nick Gautier el superhéroe del día.
Nick no tuvo el corazón para decirles que no tenía un sistema de juego aquí. Más de lo que les podría decir que no había sido un héroe. Sólo había estado intentando hacer algo correcto que él había dejado ir terriblemente mal.
—Gracias, a todos. En realidad lo aprecio.
Tiffany dio un paso alrededor de Greg y sacó un sobre de la caja. Olvidaste esto.
Nick le dio la caja a su mamá antes de tomar el sobre, pero debido a que su brazo izquierdo estaba todavía en cabestrillo, no lo podía abrir.
—Aquí, niño. —Menyara lo tomó y lo abrió por él.
Él se quedó boquiabierto mientras veía cinco billetes de veinte dólares en su mano.
—¿Por qué es esto?
Tiffany sonrió.
—Tu fondo de la universidad. Sabemos que no es mucho, pero cubrirá la mayoría de los días de trabajo que perdiste mientras estabas en el hospital.
Él miró a su mamá, quien sonreía de gratitud. Pero él no se sintió agradecido. Se sintió extraño acerca de eso, especialmente sabiendo lo duro que todos ellos trabajaban para eso.
—No puedo tomar esto.
John bufó.
—Tómalo. No me hagas tener que patear tu culo y ponerte regreso en el hospital, bola de moco. Solamente agradécelo y no lo gastes en drogas o mujeres baratas porque sé lo que habría hecho con eso a tu edad y estamos todos criándote para ser mejor que eso.
Nick no supo qué decir.
—Gracias, amigos. En realidad lo aprecio.
Entonces alguien le subió a la música para tocar "Walk to way" de Aerosmith y la fiesta empezó aunque fue difícil moverse en su pequeño condominio. No obstante, las bailarinas estaban acostumbradas a estar paradas en la pasarela delgada en el club así que hicieron lo que hacían mejor y pusieron su cara tan roja con sus movimientos de baile que él estaba seguro que resplandecía neón.
Nick llevó el dinero a su frasco que mantenían debajo del fregadero y dejo caer los de a veinte adentro, mientras su mamá y Menyara cortaban el pastel y repartían rebanadas para todo el mundo.
—¿Estás bien, Niño?
Él asintió con la cabeza mientras Menyara le daba su pastel y un tenedor de plástico. —Solamente cansado.
Había algo en su mirada que le hizo preguntarse si ella podía leer su mente. Fue escalofriante.
—Tu mamá me dijo que trabajarás para un hombre llamado Kyrian Hunter. ¿Es así?
—Sí. Le pagaré la deuda por las cuentas del hospital.
—Entonces quiero que cuides a ti mismo, Nicholas. Este hombre, él es...
Cuando ella no terminó la frase, él la terminó por ella.
—¿Malvado?
Ella se rió y pasó su mano a través de su pelo.
—No, no malvado. Pero trabajar para él te cambiará, creo. Espero que para mejor. Sólo quería decir que deberías tener mucho cuidado con lo que aprendas de otros y dejes entrar en tu vida.
Su tono sin emoción le dio pausa. Mennie sabía cosas, montones de cosas, antes de que ocurrieran. Su clarividencia era inigualable.
—¿Esos son tus malvados poderes psíquicos hablando otra vez?
—Tal vez son mis malvadas costumbres sobreprotectoras. —Ella lo besó en la frente—. Eres un buen niño para mí, Nicholas. Siempre.
—Sí, bueno. —Él no tenía la intención de ser uno malo, la última vez que lo había hecho, eso no había funcionado bien para él. Como estaba, su hombro estaba ardiendo y tenía meses de terapia dolorosa por delante para conseguir que su brazo funcionara bien otra vez.
Créeme, terminé con esto. La próxima vez que él viera a Alan y su grupo, ellos serían los que iban a cojear.
Porque voy a poner mi pie tan arriba de sus culos que ellos van a eructar zapatos de piel.
O en el caso de los zapatos baratos de Nick, el material hecho por el hombre, cualquier cosa que eso fuera.
Él frunció el ceño mientras ella se apartaba para unirse a su madre y a Tiffany. Hubo algo frío en el aire que hizo cosquillear su cuello.
Descartándolo, comió su pastel y entonces se unió a los demás, quienes se mantuvieron tocando viejas canciones de los setenta. Bah, ¿podríamos mover por favor la música adelante hasta la década correcta? ¿Qué pasa con la gente vieja y su música?
Bueno, al menos no era disco.
La fiesta no duró demasiado tiempo, debido a que su mamá temía cansarlo demasiado. Uno por uno salió hasta que fueron simplemente él, su mamá, y Mennie.
Ante la urgencia de su mamá, Nick se encaminó a su cama mientras hacían la limpieza. Él estaba en el borde de quedarse dormido cuando su mamá lo perturbó.
—¿Estás en condiciones de volver a la escuela mañana?
Difícilmente. A él realmente le gustarían algunas décadas más antes de que él tuviera que regresar y enfrentar a los idiotas mutantes...
Pero él no le dijo eso a ella. Hombre arriba, Nick, y tómalo.
—Supongo que sí.
—Bueno, pero si no estás de humor para eso, avísame. Estás aún convaleciendo y no quiero que hagas nada que te estrese.
Sí, pero él estaba ya tan atrasado que no estaba seguro si había una pala lo suficientemente grande como para excavar su camino afuera de vuelta a su anterior trabajo. Más días y él tendría que repetir un año.
Mátenme primero.
Ella alisó el pelo atrás de su frente antes de tocar su frente por fiebre.
—El señor Hunter dijo que tendría un coche esperando para recogerte después de clases y llevarte a su casa. Él me prometió que era simplemente una introducción para ti y que no te haría hacer nada demasiado duro. ¿Estás de acuerdo?
Él volvió a su respuesta estándar.
—Supongo que sí.
Ella puso los ojos en blanco.
—Bien entonces. Te dejaré para que tengas tu descanso. Me avisas si necesitas cualquier cosa. Oh, y tuvimos que poner esas flores que tu amigos Bubba y Marcos te enviaron en el hospital en el porche delantero. Realmente no encajaban en la casa. Permíteles a ellos exagerar.
Esa fue una forma de decirlo. Bubba prácticamente le había enviado un árbol, con una notita.
Los hospitales me sacan de mis casillas a menos que yo sea el que sea atendido.
Lo siento si no estamos allí, niño. Que te mejores pronto. Recuerda que la siguiente vez... Doble golpe.
Bubba y Mark.
Nick observó mientras ella salía y luego cerró su "puerta".
Frotándose el ojo lastimado, ignoró su conversación con Menyara hasta que oyó su nombre mencionado.
—Crees que este lío impedirá su crecimiento, ¿Mennie?
Menyara se rió.
—No, chere. Tu niño va a ser un hombre bueno, alto un día. Te lo prometo.
—No sé. Mi papá era terriblemente pequeño. Apenas un metro sesenta de estatura. Sé que Nick es más alto que eso ahora, pero me asusta a muerte que él vaya a dejar de crecer y sea un duende como yo.
—Eso es porque eres Cajun, niña. Se supone que sean pequeños. Sería extraño si no lo fueras. Pero Adarian es un guapo hombre alto y su hijo va a parecerse a él. Confía en mí.
Esas palabras hicieron que la sangre de Nick corriera fría.
Adarian Malachai era su padre y era un monstruo. La mera mención de su nombre conjuraba una imagen de una gigante, gigantesca bestia de hombre ensartado en prisión, cubierto de tatuajes pesados. Nick nunca había visto al hombre cuando no había estado gruñéndole a todo el mundo a su derredor y empujando a las personas que se ponían cerca de él, la mamá de Nick incluida.
Feroz, amargo, y grosero, su padre era una rara pieza y él se alegraba de que su madre no se hubiera casado con él y le hubiera dado a Nick su apellido. Aunque sus abuelos Gautier no quisieran tener nada que ver con ellos, todavía profería tener su nombre al de Adarian.
Malachai. Caray, a él ni siquiera le gustaba la manera en que sonaba. Bah.
Nick alzó su voz para hablar para que le oyeran.
—Preferiría ser pequeño, gordo, y feo que parecerme a ese hombre.
Su madre suspiró.
—Ese hombre es tu padre y tú se supone que estés dormido, joven. No escuchando a escondidas nuestra conversación privada.
¿Qué esperaba ella cuándo todo lo que los separaba era una delgada manta azul? —Y tú se supone que no hables de mí donde te pueda oír. Siempre me dijiste que eso es grosero.
Se rieron.
—Vete a dormir, Nick.
Vete a dormir, Nick, él pronunció, burlándose de una orden que era más fácil de decir que de hacer. Sobre todo, cuando sus analgésicos habían perdido el efecto y su hombro estaba palpitante como fuego otra vez. Pero no quiso tomar más. Eso lo hacía sentirse demasiado embotado y enfermo. Prefería el dolor antes que ser un zombi.
Además, si actuara como un zombi, Bubba podría confundirlo con una alucinación y podría dispararle.
Regla Uno, chico: Dispara primero pregunta después.
Regla Dos: Doble golpe sólo por buena medida. Mejor a salvo, que lamentarlo.
Nick le sonrió a las leyes de Bubba hasta que contempló su cielo raso manchado y se preguntó exactamente qué tan miserable estaría mañana en la escuela.
Pestañeando de regreso a la agonía, sacó el Nintendo de Nekoda de su bolsillo delantero. No supo por qué, pero sólo tocarlo le hizo sentirse mejor. Como si tuviera alguien en el mundo cuidando de él.
¿Qué tan estúpido era eso?
Lo encendió y mantuvo bajo el sonido. Su mamá no tenía idea de que tenía esto. Ella probablemente enloquecería si lo supiera y él realmente no podía jugar con sólo una mano de cualquier manera. Todavía, a él le gustaba el pensamiento de tenerlo. Lo hacía sentirse especial. Como si estuviera conectado a alguien no relacionado con él.
Como si a una chica en verdad pudiera gustarle él más que como simplemente un amigo.
Quería el coraje de pedirle a ella que fuera y sólo comiera un beignet con él después de clases. Pero hasta ahora no había podido hacer mucho más antes que darle las gracias por interesarse en él mientras había estado en el hospital... lo que ella había hecho cada vez que había un cambio. Él había esperado con anticipación todas y cada uno de esas visitas como un mendigo hambriento consiguiendo su única comida del día.
Era difícil hombre, conseguir el coraje para pedirle a ella algo tan personal. Él no quería ser rechazado y tenía mejor criterio que tratar de alcanzar las estrellas... que era lo que ella era. Una estrella brillante, perfecta que lo hacía reír cada vez que se acercaba.
Y él era un perdedor. No te pongas mismo allí afuera a menos que quieras ser derribado a disparos. Él había sido derribado bastante por sus compañeros de clase; No estaba a favor de dar a Kody la oportunidad de tumbarle los dientes a patadas. En este punto, tenía suerte de que ella aún le hubiera hablado en el hospital. Sin duda mañana ella sería como el resto de los chicos populares, ricos y simularía que él era invisible.
Poniendo los ojos en blanco ante su propia estupidez para siquiera considerar el pensamiento de invitarla a salir, él apagó el Nintendo y lo regresó de nuevo a su bolsillo. Mañana tenía que afrontar al demonio principal y a los retrasados de su escuela. Para hacer eso, necesitaba descansar.
Y tal vez un lanzallamas o dos.
Nick estaba terminando el pastel sobrante que estaba comiendo para desayunar cuando un golpe en la puerta le sobresaltó. Debido a que su Mamá y todos sus amigos excepto Menyara trabajaban hasta el amanecer, él no estaba acostumbrado a visitas matutinas.
Su mamá fue para abrir la puerta. En este vecindario, él esperaba que fueran polizontes queriendo saber de algo que hubiera ocurrido mientras dormían.
Lo que estaba allí le conmocionó hasta el centro de su ser. Era Brynna Addams vestida con un bonito vestido azul y suéter crema. Con su pelo oscuro sujeto hacia atrás de la cara con un delgado cintillo lleno de encajes sobre la frente, lucía como un absoluto ángel.
Uno que no correspondía al estresante agujero de mierda que era su casa.
—Hola, Señora Gautier. Soy Brynna... la amiga de Nick de la escuela que ha estado dejando sus tareas en el escritorio.
Debido a que es el primer día de regreso y todo eso, mi hermano y yo quisimos darle un aventón... ¿si eso está bien para Usted?
Su madre abrió y cerró la boca como si estuviera tan aturdida por su oferta como él lo estaba. Dando la vuelta, ella se encontró con su mirada sorprendida.
—¿Conoces a una Brynna?
El calor estalló a través de su cara, en parte porque él se avergonzó por su casa deslucida cuando estaba seguro de que Brynna nunca había visto nada tan desgastado en su vida y en parte porque su madre tenía una mirada extraña en su cara que él realmente no entendió mientras ella estaba apenas vestida de una entrada abierta. —Hum, sí.
—¿Quieres que ellos te lleven a la escuela?
—Supongo que sí. —Su respuesta estándar siempre que él estaba dudoso de algo.
Recogió su mochila pero antes de que pudiera colgársela sobre el hombro sano, Brynna la tomó de él.
—Déjame llevarla. Tú estás aún convaleciendo.
Nick puso tirante su agarre mientras la jalaba de regreso. —No, gracias. No voy a tener a una chica cargando mis cosas. No estaría bien.
—Y lo haría parecer un mega enclenque.
Podía decir que Brynna quiso discutir, pero con una inclinación, ella dio un paso atrás y soltó su bolsa parchada, mal hecha y de segunda mano.
Su mamá se movió hacia adelante para voltear abajo el cuello de su oh tan adorable camisa hawaiana azul que él llevaba puesta... al menos esta no estaba tan apestosa que se resplandeciera en la oscuridad.
—Que tengas un buen día, cariño.
Sí... Ella sólo debería habérselo eructado mientras estaba en eso. Cualquier cosa para disparar abajo su virilidad.
Sin una palabra, él le dio un abrazo rápido debido a que su dignidad ya había sido desbaratada, entonces siguió a Brynna afuera de hacia donde su hermano los esperaba en una SUV Lexus negra nueva.
Él dejó escapar un silbido bajo de apreciación. Sería un paseo obscenamente agradable.
—Sabes, un coche como ese en este vecindario... la gente va a pensar que ustedes son vendedores de drogas.
Brynna se rió mientras abría la puerta del asiento delantero y dio un paso atrás. Nick ignoró su invitación para sentarse adelante y abrió la puerta trasera.
—¿No quieres estar en el asiento delantero?
Se subió al asiento trasero y cerró la puerta antes de contestar.
—Sin intención de ofender, no conozco a tu hermano y no quiero que nadie piense cualquier cosa rara sobre nosotros. Ni siquiera estoy seguro de por qué ustedes chicos están aquí. ¿Cómo supiste dónde donde vivo?
Brynna se abrochó el cinturón de seguridad, junto a su hermano. —Kyrian nos lo dijo. Él es quien me llevaba tu tarea mientras estabas en el hospital para que no te atrases demasiado.
Él se congeló.
—¿Hizo qué?
—¿Kyrian Hunter? —Dijo ella—. ¿Tu nuevo jefe?
—Él es un viejo amigo de nuestra familia y tú nos verás a su alrededor de vez en cuando. Él preguntó si te podíamos llevar a la escuela y cuidarte, así que aquí estamos. Éste es mi hermano Tad, a propósito. Tad, dile hola a Nick.
—Hola. —Tad se apartó de la cuneta.
Nick terminó de abrochar su cinturón de seguridad mientras miraba de acá para allá entre Brynna, quien estaba volteándose alrededor en su asiento para mirarlos a él, y a su hermano, quien los ignoró mientras él conducía en el tráfico matutino. Dang, Tad la favorecía mucho.
Él era solamente más alto y más peludo.
Los ojos de Brynna chispearon con afecto pero a pesar de eso, ella no era ni de lejos tan espectacular para él como lo era Kody.
Brynna era bonita. Kody era chisporroteante.
—Realmente va a gustarte trabajar para Kyrian. Él es un gran amigo.
—Si tú lo dices así.
Ella sonrió.
—¿Así que cómo se siente tu hombro? ¿Estás emocionado de regresar a la escuela? ¿Tu fisioterapia es realmente dura? ¿Conseguiste terminar todas las tareas que te dejé ? Las matemáticas fueron realmente difíciles, pero si necesitas un tutor, podemos arreglar uno para ti hasta que te pongas al corriente.
Nick se sintió asaltado por su andanada de preguntas disparadas rápidamente y los comentarios. Ella ni siquiera le dio una oportunidad de responder hasta el mismo final.
—¿Siempre eres tan parlanchina en la mañana?
Tad estalló de risa.
Brynna le dio una palmada a su hermano en el brazo, su cara roja.
—Detén eso.
Tad sonrió abiertamente.
—Es bueno saber que no soy el único al que le molesta tu actitud alegre en la mañana. Te dije que era demasiado para que un hombre lo soporte.
Nick sintió sus propias mejillas calentarse otra vez. No había tenido la intención de ofenderla.
—No estoy molesto contigo, Brynna. —A él en realidad ella le gustaba mucho—. Es sólo que no estoy acostumbrado a que las personas como tú hablen conmigo con tanto interés. Es una especie de reptación que me pone fuera de mí. Tengo la impresión de que me he movido gradualmente hacia una realidad alterna o algo así. Continúa esto y voy a ponerme a buscar furgonetas de Racoon City o algo.
Brynna frunció el ceño.
—¿Racoon qué?
Tad bufó.
—Es del juego el Resident Evil, tonta. —Él miró a Nick a través del espejo retrovisor—. Tienes que perdonarla, Nick. Ella no juega mucho. Solamente charla incesantemente en el teléfono con todas sus egocéntricas amigas vacuas.
Ella deslizó una mirada ofendida para su hermano.
Nick mentalmente se reprochó. ¿Por qué le dije eso? Soy tan idiota. Aquí sentado en el más bonito coche que alguna vez hubiera visto, viajando hacia escuela con una de las chicas más bonitas en su clase... una que era realmente decente... y él la había ofendido.
No voy a tener nunca una novia. Soy demasiado estúpido en primer lugar.
Y si eso no fuera lo suficientemente malo, Tad se detuvo en el camino junto a una hermosa casa y tocó la bocina.
Tres segundos más tarde, la puerta principal se abrió y Casey Woods llego corriendo en su traje de porrista completamente negro y dorado que abrazaba cada curva de su cuerpo... y para una chica de catorce años, tenía un montón de curvas —a diferencia del resto de sus compañeras de clase. Su pelo largo oscuro ondulado estaba peinado hacia atrás de su cara con un lazo negro y dorado.
Una sonrisa brillante curvó los labios mientras ella corría hacia ellos.
Oh, mierda. . .
Ella era la mejor amiga de Brynna y, hasta que él había conocido a Kody, la única chica en la escuela por la que vendería su alma por tenerla como su novia.
Desafortunadamente, Casey no sabía ni siquiera que existía.
Algo lo trajo brutalmente a la realidad cuando ella abrió la puerta del coche e hizo una pausa frunciendo el ceño en su cara bella.
Brynna no perdió un latido.
—Buenos días, Case. ¿Conoces a Nick?
Casey volteó la cabeza para mirarlo desde la esquina de sus ojos como si tratara de recordar.
—¿Debería?
Si, ¿por qué deberías conocerme? Sólo tenemos cuatro clases juntos... Y él se sentaba directamente enfrente de ella en dos de ellas.
También puedo ser invisible.
Nick captó la mirada de Tad rodando sus ojos en el espejo retrovisor.
—Vamos a retrasarnos, Case. Entra o da un paso atrás en tu patio y cierra la puerta.
El tono hostil de Tad le cogió desprevenido. ¿Qué píldora mágica tomó Tad para ser inmune a su apariencia?
Mirándole, Casey se quitó su mochila Prada y la lanzó en la furgoneta antes de subir adentro y se sentó junto a Nick.
¿Por qué no me senté adelante con Tad? Por qué, Señor, ¿por qué?
Casey le frunció el ceño a Brynna.
—¿Así que él es como un estudiante nuevo o algo por el estilo? ¿Habla inglés?
Brynna deslizó una mirada desconcertada hacia Nick. —Nick ha estado yendo a la escuela con nosotros desde los últimos tres años.
—Oh... bueno, estoy en todas las clases avanzadas.
Nick contuvo un bufido ante su comentario malcriado. ¿Qué soy yo? ¿Edición especial?
No obstante, por el momento, tenía la impresión de que éste era el pequeño bus al infierno y que él tenía un asiento reservado en él.
Brynna abrió la boca para decir algo diferente, pero Nick sostuvo en alto su mano para impedirle corregir las conclusiones equivocadas de Casey acerca de él antes de que Casey le hiciera sentirse más sin valor.
—Así que, Tad, ¿cómo van los Saints?
Tad se rió ante de su cambio de tema.
—Sabes, Gautier, en verdad podrías llegar a caerme bien.
—Sí, ese soy yo. Kudzu[1] Gautier.
Casey no captó, pero Brynna sí lo hizo. Obviamente la tenaz parra debió haber invadido el patio de Brynna y debió haber asumido el control.
—¿Qué es kudzu? —Casey preguntó.
Tad la ignoró.
—Qué...
Nick miró por la ventana para ver una flotilla de carros de policía en la escuela mientras bajaban la velocidad. Había dos ambulancias y hasta un camión de bomberos. ¿Qué está pasando?
Tad sacudió la cabeza.
—No estoy seguro...
La cara de Casey se iluminó.
—¿Eso significa que no hay escuela? Oh gracias Dios mío, no terminé mi tarea de estudios sociales.
La policía no les dejó estacionar en el lote de la escuela. En lugar de eso, les señalaron calle abajo y lejos de la multitud.
Tad se acercó a Royal y se estacionó afuera de Fifi Mahoney.
—Tengo que saber lo que está pasando.
Nick estuvo de acuerdo. Dejando su mochila colgada en la furgoneta, se acercó a la escuela con Tad y las chicas.
Muchos de los estudiantes circulaban en masa en grupos mientras los reporteros les hacían preguntas a unos cuantos de ellos. Brynna y Casey se separaron para unirse a sus amigos.
Nick siguió a Tad mientras él se dirigía hacia la señora Pantall, quien estaba con otros tres maestros.
—Oiga, Señora P—llamó Tad—, ¿qué está pasando?
Ella dejo salir un suspiro lento antes de contestar.
—No creerás esto... Brian Murrey intentó comerse a Scott Morgan.
Los ojos de Nick se ampliaron ante la inesperada explicación. ¿Había escuchado bien?
Tad se quedó boquiabierto.
—¿Qué?
Ella asintió mientras gesticulaba hacia la entrada de la escuela.
—Estaban en la cafetería antes de la campana, actuando completamente normal, cuando de repente Brian lo atacó sin razón. Comenzó a morder su brazo y arrancar su piel como un perro rabioso con un bistec. Nunca he visto nada igual en mi vida. Fue tan bruto.
Tad le lanzó una mirada con los ojos muy abiertos a Nick.
—¿Está bien Scott?
En perfecta sincronización a la pregunta, Scott salió de la escuela en una camilla con dos paramédicos vigilándolo.
Nick se distanció de ellos para poder escuchar a escondidas algunas otras conversaciones, incluyendo la de una reportera que hablaba en su teléfono celular. Allí tenía que haber más en esta historia de lo que Pantall estaba diciéndole a Tad.
—Te estoy diciendo, Bob, algo está pasando. Debido a los ataques de anoche y ahora esto... ¿Cuántas ciudades tienen seis ataques caníbales en doce horas?
Bueno, era la “Gran Fácil”[2] donde tenían una actitud indolente sobre la mayoría de las cosas. Pero aun los neorleaneses más valientes usualmente establecían la línea límite en comer carne humana.
La mayoría de los días, de cualquier manera.
No obstante, Halloween estaba a la vuelta de la esquina. De no ser por los policías, podría pensar que era una broma.
—Están interrogando ahora al chico. Parece fuera de sí. Como si su cerebro fuera sacudido o algo así. Pero deberías haber visto el brazo de la víctima. Él lo desgarró hasta el hueso y sus compañeros de clase dijeron que él se comió toda la carne como si estuviera hambriento de ella. ¿Crees que podría ser algo relacionado al vudú?
Yeah, cada vez que sucedía algo fuera de lo normal, la culpa era de los góticos o las comunidades vudús... porque las personas normales nunca podrían estar locas. Tal vez él le debería recordarle a la reportera que el infame asesino en serie y caníbal Jeffrey Dahmer no había sido un devoto del vudú tampoco y Brian, hasta esto, había sido un atleta normal como el resto del equipo. Un poco más estúpido que la mayoría, pero era un chico emblema de la normalidad.
Hasta que intentó comerse a Scott…
Nick se alejó de ella, más cerca a la ambulancia donde cargaban a Scott. Hubo un vendaje blanco sobre su brazo que estaba rojo a medida que más sangre se filtraba a través de él.
Scott sollozaba.
—Todo lo que hice fue tratar de alcanzar su leche. Él sólo podía haber dicho que no. No tenía que comerse el brazo... Dios mío, nunca podré volver a lanzar una pelota. Voy a perder mi beca, lo sé. Nunca conseguiremos el campeonato estatal ahora. Terry no puede tirar para la posición en cuclillas. Hombre, la temporada está terminando. ¿Por qué? ¿Por qué hizo esto?
Esa parecía ser la pregunta...
—¡Oye, niño! Regresa tu trasero atrás de la barricada.
Nick saludo con la cabeza al oficial antes de obedecer.
—¡Oye, Nick! —Frank McDaniel llegó corriendo a él—. ¿Oye que sucedió? Brian se comió a Scott. ¿Qué tan fabuloso es eso? Hombre, desearía haberlo visto. Eso es lo que consigo por llegar tarde a la escuela. Me pierdo de todas las cosas buenas que pasan.
Jasón se rió de acuerdo.
—Sólo espero que cualquier cosa que pusiera en él no sea contagiosa. No quiero que nadie se acerque y trate de roer la carne de mí o vaya tras de alguien más. Mierda. Mi mamá es vegetariana. Me castigó sin salir por seis meses el verano pasado cuando me comí una hamburguesa de queso en el McDonald. ¿Puedes imaginarte cuánto tiempo me había castigado por comer una persona?
Frank envió una mirada hambrienta sobre el grupo donde Brynna y Casey estaban parados.
—Oh hombre, si es contagioso, espero que Casey Woods lo tenga y venga por mí. Si vas a morir, no hay mejor manera que ser comido por la porrista principal.
Jasón le chocó los cinco.
—Sí, está bien. Apúntame para eso también. Definitivamente quiero ser su juguete masticable.
Nick ignoró a sus amigos mientras él divisaba a su compañero de laboratorio Madaug St. James, quien parecía mascullar para sí mismo mientras se paraba al lado de la ambulancia. Un casi nerd estereotípico, Madaug llevaba puesta una camiseta negra de jugador debajo de camisa azul de botones que había sido dejada abierta.
Su cabello rubio deslavado era corto y tenía grandes ojos azules que estaban siempre cubiertos con anteojos de montura delgada.
Si bien Nick sabía que el nombre era pronunciado "Mahdug," él, como la mayoría de la gente en su clase, usualmente pronunciaba "Mad Dog". Pero eso siempre irritaba a Madaug y ahora mismo él se veía lo suficientemente agitado.
—Oye, amigo. ¿Estás bien?
Madaug se congeló ante su pregunta.
—Eh, sí. Es terrible, ¿verdad?
—Épicamente horripilante.
Madaug asintió con la cabeza.
—No lo puedo creer. Sólo no lo puedo creer.
Tampoco Nick.
—Bueno, supongo que el lado brillante es tuyo y no tienes que preocuparte por qué Scott o Brian te fastidien hoy en la clase del gimnasio, ¿verdad? —La última vez que Nick había estado en escuela, Brian se había puesto los shorts del gimnasio de Madaug y entonces había forzado a Madaug a ponérselos después de que él los había sudado todos.
Grotesco y sucio.
Madaug no respondió a su pregunta mientras él continuaba nervioso. Afuera de la multitud, una voz fuerte repentinamente ahogó las demás fuera.
—Le digo a la gente, es un ataque de zombis. Z a la O a la M a la B a la I. Zombi. Abrid los ojos, gente, antes de que sea muy tarde y él se coma a alguien más. Cualquiera de vosotros podría ser el siguiente en el Menú del Apocalipsis Zombi. ¡Prestad atención a mis palabras y conseguid una buena provisión de municiones! ¡Tengo un embarque nuevo llegando hoy!
Nick conocía esa voz. Sólo que no estaba acostumbrado a oírle tan temprano en el día.
Big Bubba Burdette, el dueño de la tienda Triple B. Vaya, y Bubba no había ardido en llamas por levantarse tan temprano en la mañana. ¿Quién sabe? Él habría jurado que el hombre era medio vampiro.
Sobresaliendo bien por encima de un metro ochenta, Bubba era una mezcla interesante de palurdo y Gótico. Caso en cuestión, tenía una playera Amanecer de la muerte con una camisa roja de franela puesta encima de ella. Sus pantalones abolsados estaban complementados por un bonito par de Doc Martens negros que estaban decorados con calaveras rojas. Con el pelo corto negro y una barba tipo candado, Bubba era aterrador para contemplar. Pero en el momento en el que él abría la boca y ese cerrado acento sureño salía, él se veía menos como una amenaza y más como un mullido oso panda gigante.
Al menos siempre que no lo interrumpieras viendo a Oprah por la tarde. Bubba decía que alguien lo suficientemente estúpido como para hacer eso merecía ser destripado.
Y ese acento espeso hacía a la mayoría de las personas subestimar a un hombre cuyo cociente intelectual era fuera de serie. De hecho, Bubba se había graduado a todo lo alto de su clase del Instituto Tecnológico de Massachusetts con grados en informática y robótica. Ahora, él poseía la Triple B... una tienda de armas de fuego y computadoras donde podías contratar a Bubba para hackear cualquier cosa en el mundo, legal o no, y si eso no funcionaba, él te dispararía simplemente para quitarte de tu sufrimiento.
Los reporteros dejaron a Bubba mientras intentaban entrevistar a más estudiantes.
Bubba escupió un poco de su tabaco de mascar sobre el pavimento.
—Asimismo trogloditas, ignorad al único que sabe lo qué está pasando. El único que sabe cómo salvar sus vidas gangrenosas, insignificantes. Regresad a vuestros comas inducidos por los medios donde creéis toda la basura dicha por los políticos ambiciosos que controlan con mentiras mal concebidas y distracciones enfocadas al consumidor.
—¿No están esas distracciones enfocadas al consumidor qué te mantiene en el negocio, Bubba? — preguntó Nick mientras se acercaba a él.
Bubba estrechó sus oscuros ojos cafés en Nick con disgusto.
—No me hables irrespetuosamente, Nick. No soy una persona matutina y podría remover mi mal estado de ánimo en ti.
—Sí, lo sé. ¿Así que qué estás haciendo a esta hora, de cualquier manera?
—No he dormido. Tuve una llamada de Fingerman, en oh amanecer treinta diciéndome que había zombis sueltos y que necesitaba refuerzos. Así es que agarré mi arma de fuego y fuimos de caza al bayou —Las personas normales podrían encontrar esta conversación extraña, pero entonces todas las conversaciones con Bubba eran extrañas, y cazar zombis era simplemente otro servicio que él ofrecía en su tienda.
—¿Mark ha comido?
—No, la pequeña gallina se quedó dormido de camino de regreso a la tienda.
Se quedó acurrucado en el asiento delantero como una niñita.
No sé que voy a hacer con él.
Nick abrió la boca para hacer otro comentario cuando se dio cuenta de que las conversaciones se habían detenido. El pelo en la parte posterior de su cuello se erizó. Volteando la cabeza, vio a Brian siendo dirigido afuera de la escuela con esposas.
Excepto por la sangre arruinando su chaqueta de letterman, él se veía normal. Completamente. Totalmente. Normal. Sí, su piel estaba un poco pálida y sus ojos hundidos como si no hubiera dormido bien. Pero aparte de eso nadie podría decir que él había intentado comerse a su mejor amigo.
Brian desaceleró mientras él se acercaba el capitán del equipo. Sus miradas se trabaron de tal manera que parecía que se comunicaban sin hablar.
Los policías lo empujaron hacia adelante.
Brian conservó su mirada fija en el capitán hasta que fue metido a la fuerza en el carro de la policía.
Nick miró a Bubba.
—¿Soy sólo yo o eso fue extraño?
Bubba le dirigió una mirada burlona.
—¿Hay alguna parte de este día que no haya sido extraño, chico?
Buen punto.
—¿Así que qué piensas que causó esto? —Nick preguntó.
Bubba se rascó la cabeza.
—Es lo que estoy tratando de deducir. Los ataques zombis normales...
Eso le hizo a Nick preguntarse qué calificaría como un ataque anormal.
—Son hechos por personas muertas traídas de vuelta de sus tumbas. Están bajo el control de sus amos y atacan humanos para recibir una probada de sangre. Pero esto... el niño no estaba muerto aún. Tiene poco sentido para mí.
Bubba negó con la cabeza.
—Bueno, hay algunos productos químicos que pueden darle a un humano síntomas como de zombis. Pero ninguno de ellos hace a una persona comerse a otro. Tal vez es alguna prueba de bioterrorismo llevada a cabo por el gobierno. No bebas agua del grifo o mariscos hasta que haga algunas pruebas.
Nick sonrió abiertamente.
—Normalmente no bebo mis mariscos, Bubba, sino...
—No te hagas el listo conmigo, Gautier. Todavía tengo armas cargadas de la noche de ayer.
Nick abrió la boca para hablar, pero un grito histérico lo silenció.
—¡Oh Dios Mío! ¡El entrenador acaba de comerse al señor Peters! ¡Alguien ayude! ¡Ayuda!
La policía estaba entrando corriendo a la escuela mientras la secretaria llego afuera precipitadamente, gritando despavoridamente y arrancándose el pelo.
Nick se congeló mientras esas palabras sobre Peters penetraban su cerebro. Por un lado él estaba horrorizado por que el hombre había sido comido. Por otra parte estaba extrañamente feliz. La especie de cerdo santurrón se lo merecía.
Nick, eso está tan mal. Él oyó la voz de su mamá en su cabeza. Sí, tal vez lo estaba, pero todavía no podía evitar pensar que era una especie de divina devolución por lo adeudado.
La policía hizo retroceder a la multitud mientras los medios se apresuraban a la escuela, intentando conseguir fotos y filmaciones.
Repentinamente, el subdirector estaba afuera con un megáfono.
—La escuela se suspende durante el día. Los estudiantes vayan a casa.
Llamaremos más tarde en el día con la información. Por favor... dispérsense y salgan. Cualquier estudiante encontrado en el campus será suspendido. Ahora vayan a casa y no regresen aquí hoy.
—Y con suerte mañana también, —uno de los estudiantes gritó. Bubba escupió más tabaco—. Es bueno ser tú hoy, ¿eh?
—Sí, con tal de no ser comido por mi equipo de fútbol... ¿Puedo dejarme caer en tu tienda e investigar un poco sobre esto?
Bubba asintió con la cabeza.
—Seguro, pero ábrela por mí y cuídala mientras atrapo algún zombi.
Eso sonó bien para Nick.
—Déjame recuperar mi mochila y me dirigiré directamente hacia allá. —Él dejó a Bubba para encontrarse a Tad, quien estaba un grupo numeroso de estudiantes de último año.
Empeñados en su discusión, ninguno de ellos le vio.
—Os lo dije, necesitamos notificar al concejo y a los Dark Hunters. Esto tiene escrito Daimon por todos lados.
—No a la luz del día, no lo hacen. Los Daimons no pueden atacar hasta que el sol desciende y tú lo sabes. Se tostarían si dieran un paso afuera ahora mismo.
—Pero hubo más ataques anoche y esto se está extendiendo. Todavía apuesto que los Daimons están relacionados. Están haciendo algo. Recuerden mis palabras.
Uno de estudiantes puso los ojos en blanco.
—Un Daimon no puede convertir a un humano. Esa es la primera lección que a todos nosotros se nos ha enseñado.
—¿Entonces qué crees que es? Tiene que estar relacionado con ellos.
No hay nada más que pudiera ser.
Tad le entrecerró los ojos a su amigo Alex Peltier, quien había guardado silencio todo el tiempo.
—¿Puede morder un Were-Hunter a los humanos convirtiéndolos en were bestias?
—¿Qué es un Were-Hunter? —Nick preguntó antes de que pudiera detenerse.
Le afrontaron y cerraron la boca inmediatamente.
Russell Jordán, quien había estado hablando más, frunció sus labios como si Nick le disgustara.
—¿Qué estás haciendo aquí, Camping para Remolque?
Tad se aclaró la voz.
—Él trabaja para Kyrian ahora. Se agradable, Russ, o Kyrian no estará feliz. —Él afrontó a Nick—. ¿Qué puedo hacer por ti?
—Quería sacar mi mochila de tu camioneta.
—No me tardo, — dijo Tad a sus amigos antes de que él alejara a Nick de ellos.
Nick frunció el ceño mientras iba detrás de Tad.
—¿Así qué que es un Were-Hunter?
—Es un... término de un jugador. Alguien que caza animales.
Eso no tenía ningún sentido y ese era un término que él nunca había escuchado antes. —Si eso es simplemente un juego, ¿por qué preguntaste si podrían convertir a un humano?
Tad no contestó. En lugar de eso, condujo a Nick a su furgoneta, sacó su mochila, y entonces lo dejó allí para observar mientras Tad volvía con sus amigos.
Gracias por todas las pocas respuestas. Tad iba a hacer un gran padre un día.
Pero mientras tanto, —algo extraño está ocurriendo aquí.
Algo de lo que la mitad de la gente en su escuela parecía saber. Y aún si fuera lo último que hiciera, iba a averiguar lo que este secreto era.
Aún si lo mataba.
Sobre todo, iba a averiguar una pequeña manera de protegerse, porque él no tenía la intención de perder esa materia pequeña del cerebro que tenía.
Nueva Orleáns definitivamente se estaba volviendo extraña y Nick no estaba a favor de ser añadido al menú de nadie.
Excepto que tal vez Nekoda, quién extrañamente faltaba en la multitud...
¿La había agarrado algo anoche y la hubo agregado a su menú?
[1] Pueraria lobata es una especie de planta de flores perteneciente a la familia Fabaceae. Es una de las 50 hierbas fundamentales usadas en la medicina tradicional china donde se la conoce en chino como gé gēn. Su nombre común en numerosos países es el de kudzu. Constituye una de las plantas invasoras más activas, cubriendo rápidamente la vegetación existente y matándola al impedirle la absorción de la luz solar en el proceso de la fotosíntesis.
[2] Se refiere a la Ciudad de Nuevo Orleáns .
[3] Wheaties es una marca de fábrica de cereal para desayuno de General Mills. Es bien conocido por utilizar a atletas prominentes en las cajas, y se ha convertido en un importante icono cultural. Es una mezcla de trigo y salvado cocido al horno en hojuelas. Fue introducido en 1924.
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