domingo, 11 de marzo de 2012

INF cap 15

Madug estaba solo en su habitación, recogiendo algo del desastre y llorando al darse cuenta como lo había arruinado, no se suponía que fuera así, ¿cómo pudo el intentar protegerse acabar saliendo tan mal?, ¿cómo? ¿Cómo?
Había arruinado accidentalmente tantas vidas…
Soy tan inútil. Brian estaba yendo a la cárcel... compañeros de clase habían muerto, el brazo de Scott estaría permanentemente desfigurado, y ahora su madre y su hermano probablemente también estaban muertos, devorados por las mismas cosas que él había creado. Debería arrojarme bajo un autobús. Ni siquiera soy digno del precio de una bala.
De repente, oyó un susurro.
Al principio, pensó que podría ser la policía en la puerta con su padre otra vez. Pero no.
Parecía estar en sus oídos, como si viniera de su propio cerebro. Levantó la cabeza y trató de localizar la fuente, pero no vio nada más que las luces intermitentes de la policía desde el exterior a través de las rendijas de sus persianas cerradas.
Madaug… se llenó de pánico, la voz de su madre era distinta. Indiscutible.
—¿Mamá?
Ella no contestó.
Grandioso. Estoy alucinando. Ahora he perdido hasta mi cordura.
Una ligera niebla apareció fuera de la ventana de su dormitorio. Se zambulló y luego formó una cadena delgada que se filtró desde arriba de su umbral. A cámara lenta, se arrastró a lo largo de su escritorio como una oruga espeluznante hasta que se reunió en un grupo. Girando y bailando, se solidificó en una mujer pequeña, vieja y horrorosa que le apunto con un dedo acusatorio.
—Estás matando a tu madre y tu hermano.
Una imagen de ellos gritando apareció al lado de la fantasma en miniatura. Madaug puso las manos sobre sus orejas.
—¡Cállate! ¡No les hagas daño!
  La vieja bruja se acercó más a él y la imagen de su madre y su hermano se desvaneció.
 —¿Quieres salvarlos?
 ¿Qué clase de pregunta estúpida era esa?
—Por supuesto que sí.
—Entonces tienes que venir a mí.
Él Dudó.
—Estás en mi habitación. Ya estoy contigo.
¿Ella era completamente estúpida?
 —Aquí no, imbécil. Te necesito conmigo.
¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Adivinar al azar entre los millones de lugares diferentes en la mayor área de Nueva Orleáns?
 —¿Dónde estás?
 —El cementerio de St. Louis.
Oh sí, claro. No tenía el cerebro tan arruinado como para pensar que sería tan fácil conseguir a su madre de vuelta. Si se presentaba allí, no tendría ninguna influencia y la vieja fantasma podría hacer lo que quisiera con él y con su madre.
Incluso con Ian.
—Me matarás si lo hago.
La pequeña mujer se echó a reír malvadamente.
—Voy a matarlos si no lo haces.
 Madaug quería golpear la mesa con su mano y aplastarla como a una cucaracha. Pero sabía que sólo se haría daño si lo intentaba. Ella no era real. Sólo una imagen fantasmal sin forma o cuerpo reales.
—¿Por qué me haces esto a mí?
—Tú interferiste en cosas que no debías ¿No sabías que cuando se manipula la voluntad humana, cosas terribles suceden?
—No estaba tratando de lastimar a nadie. Esa nunca fue mi intención. Sólo quería que me dejaran en paz. 
La mujer se encogió de hombros.
—Las intenciones no importan. Es por el resultado final que somos juzgados. El mal en nombre del bien sigue siendo el mal. Y cuando bailas con el diablo rara vez puedes escoger la melodía.
—¿Qué se supone que significa eso?
 —Significa que la cuenta regresiva de sus vidas está acelerando y cuanto más tiempo tardes, mayor será la probabilidad de morir.
—No les hagas daño. Ya voy. 
—Será mejor que estés solo, mon petit, y trae tu juego Zombie Hunter o de lo contrario. ... tienes treinta minutos para llegar hasta aquí.
Ella se desvaneció en la nada.
Madaug se mordió el labio cuando abrió la persiana para ver a su jardín plagado de policías. ¿Cómo iba a llegar al cementerio
sin ser visto o seguido?
No había manera de que llegara caminando en esa cantidad de tiempo. ¿Qué iba a hacer?
Sudando, bajó la escalera de servicio que llevaba a la cocina. Se quedó paralizado al ver a su hermano y la tropa Bubba, Mark, Nick, y Simi.
—Dejaré a Mark aquí, —dijo Bubba a Eric—. Puede ayudar a mientras voy dejar a  Cherise y Nick a lo de Kyrian. Luego regresaré.
Eric asintió con la cabeza.
 —Ten cuidado.
—Lo haré.
 Madaug se deslizó por la puerta trasera mientras estaban de espaldas a él y se abrió paso entre las sombras al cobertizo donde su padre guardaba la cortadora de césped. También era donde estaba la vieja scooter Honda de Eric. La había llamado siempre la nerdmobile y ahora estaba obligado a montar en ella.
Gah, qué horror.
Pero por la vida de su madre, estaba dispuesto a parecerse a un total goober[1]. Abrió la puerta con cuidado para que no chirriara y llamara la atención sobre él, entonces se deslizó en el interior del pequeño cobertizo de madera. Tan silenciosamente como pudo, se dirigió a la moto y abrió la tapa de la gasolina. Tal y como lo sospechaba, sin gasolina.
¡¡¡Maldita sea!!! Eric ¿No puedes hacer nada bien?
Todo está bien. Tienes un IQ de 160. Puedes pensar en algo.
Se obligó a calmarse para poder ordenar sus opciones. Su mirada bailaba alrededor del oscuro cuarto, y una idea se formó. Agarrando las tijeras de podar, cortó un trozo de manguera para hacer un sifón, y luego apuró el tractor cortacésped y vertió la gasolina en la moto. Tan pronto como la gasolina subió, agarró las llaves de la percha de la pared, el casco que estaba cubierto de telarañas, y empujó la scooter fuera de la casa. Su corazón latía con fuerza
con cada paso que daba. A cada momento esperaba que lo capturaran. Pero por suerte, nadie lo vio. La policía estaba demasiado ocupada buscando huellas dactilares, hablando con la gente, y charlando como para notar a un niño hacer rodar una scooter rojo brillante a través de su patio trasero.
En realidad, ese era un pensamiento aterrador. ¿Qué inconsciente entrenaba a los expertos? Si no necesitara que estuvieran desatentos, estaría horrorizado. Después, cuando mirara hacia atrás acerca de esto, se horrorizaría. Pero en este momento, mantuvo sus pensamientos centrados en su mamá y su hermano.
Con un suspiro de alivio, tan pronto como estuvo a una cuadra de distancia, se subió a la moto y arranco. Ésta rugió a la vida y se disparó calle abajo a una velocidad que un oxidado camión cisterna envidiaría, pero por lo menos era más rápido que caminar.
Y conseguiría llevarlo al cementerio a tiempo.
—Ya voy, mamá.
No estaba dispuesto a dejar que nada le sucediera a ella, o incluso a su hermano. Ian podría volverlo loco, pero Madaug era el hermano mayor y era su trabajo proteger a Ian. Incluso de zombies come cerebros.


Nick se detuvo, cuando un cosquilleo bajó por su columna vertebral, haciendo que el pelo en la parte posterior de su cuello se erizara.
Estaba pasando algo...
Vio una imagen en su mente de Madaug luciendo realmente tonto con un casco rojo de los Power Rangers en la cabeza, mientras se escabullía de la casa conduciendo una moto roja, no sabía de dónde vino, pero ahí estaba tan claro como Bubba de pie junto a él.
—Creo que Madaug está haciendo algo estúpido.
Bubba se burló.
—¿Y cómo eso sería diferente de lo normal?
—¡Alto! ¡Policía!
Nick miró hacia donde había dos oficiales con sus armas afuera. Su mandíbula se aflojó al ver sobre lo que estaban enfocados.
No era Madaug.
Eran más zombies.
Nick maldijo.
La policía no disparó hasta que el primer zombie llego a un policía y hundió sus dientes podridos en la cabeza del oficial.
Nick no podía respirar cuando vio venir más ellos. ¡Oh! Dios mío...
Era un ejército de muertos vivientes y se estaban movimiento directo a ellos como una manada de feas hienas. ¿Por qué no tropiezan como en una película de Romero[2]?
No, tenían que ser atacados por súper zombies. Déjenmelo a mí.
—Ahí se va el vecindario —dijo Caleb.
 Nick le empujó.
—¡¡¡Mark!!!
Bubba se puso en camino hacia la casa, pero ya era demasiado tarde. Más zombies llegaban desde atrás y desaparecieron dentro de la vivienda donde estaban los demás. La casa estaba ahora completamente ocupada por sus enemigos, mientras que los civiles corrían gritando sólo para ser superados por los zombies.
 Nick agarró a Bubba del brazo para impedirle ir tras Mark.
—Tenemos que ir…
La cara de Bubba se convirtió en piedra.
—No te preocupes. He visto esa película también. Tú vas a ayudar a tu amigo y te comen en su lugar. Mark es listo, podrá escapar. Creo en eso.
Simi salió de la camioneta.
—La Simi lo traerá, puedes estar seguro de que voy a cuidar de esos viejos zombies repugnantes. —Sacó una botella de salsa de barbacoa de su bolso en forma de ataúd.
 Nick no estaba seguro de eso.
—Simi...
Pero ella ya estaba a medio camino a través del patio, la salsa en la mano
y gritando impaciente de alegría.
Bubba empujó a Nick en el coche por la cara.
 —¡El Brazo! ¡Mira el brazo!
Nick gritó cuando el agarre de Bubba envió dolor todo el camino a través de él.
Caleb se subió a su lado, Bubba entró, encendió el camión, y lo tiró de lado a la calle. Ni siquiera disminuyó cuando éste iba a través de tantos zombies como podía golpear. Gruñían y silbaban cuando trataban de agarrar el camión para llegar a ellos. Pero Bubba viraba bruscamente mandándolos a volar.
Nick se encogió cuando uno se dio de cabeza contra un árbol y explotó de la misma manera que un bicho multicolor sobre un parabrisas.
—Estoy tan contento de que mi madre no esté despierta para esto. Nos desollaría a todos.
—¡¡Maldición!! —Caleb respiraba mientras se arrastraba sobre el asiento en la parte delantera—. ¿Cuántos zombies hay?
Bubba se desvió para golpear a otro… por lo menos Nick esperaba que fuera un zombie y no algún pobre peatón inocente.
 —Figúrate hay trescientos muertos al año en Nueva Orleáns. Mientras que Mark y yo hemos sacado unas cuantas docenas con el paso de los años... Eso resulta en muchos zombis.
Nick frunció el ceño.
—Pero, ¿cómo podría un Bokor levantar muchos de esos? ¿No chupan el jugo afuera de ellos o algo así?
Bubba sacudió la cabeza.
 —Sí, y la sangre, a menos que hayan hecho un pacto con alguien mucho más poderoso.
—¿Alguien como un dios? —Preguntó Caleb.
Bubba asintió con la cabeza a Caleb.
—Sí. Alguien como un dios.
Nick siseó cuando el dolor atravesó su cráneo. Era tan intenso que hizo que su nariz empezara a sangrar.
Bubba agarró su cabeza por todas partes.
—¿Estás bien?
Nick no tenía ninguna idea cuando pellizco su nariz.
— Me siento enfermo. Realmente enfermo.
—Vomita en el asiento trasero, muchacho, y te haré lamerlo. Te lo juro. Todavía estoy haciendo los pagos de esta cosa y es duro conseguir sacar el olor a vómito de la tapicería.
Pero no era ese tipo de malestar. La cabeza de Nick estaba girando con imágenes que no podía entender. Vio el fuego y se sintió una inflamación increíble de cólera.
Era suya, o no era la suya.
Bubba miró a Caleb.
—No se está convirtiendo en una zombie, ¿verdad?
 —No, —dijo Caleb, con el ceño fruncido—. Pero se está poniendo verde. ¿Tienes una bolsa o algo en caso de que vomite para tirar?
Nick no les hizo caso.
—Tenemos que dejar a mi madre y encontrar Madaug.
—¿Qué? —Le preguntaron al mismo tiempo.
Nick capturó la mirada de Bubba en el espejo retrovisor cuando Bubba le devolvió la mirada.
 —Algo malo está a punto de suceder.
—Chico, en caso de que no hayas prestado atención al asunto, algo malo ha estado sucediendo durante todo el día.
Caleb se dio la vuelta en el asiento.
—Tal vez deberíamos continuar, y encontrar Madaug primero.
—No.
Nick miró a su madre, quién ya estaba más caliente que un nido de avispas lanzado contra una casa.
—Cuidaremos de mi madre primero, es mi prioridad número uno. Tengo que asegurarse de que esté a salvo.
—¿Y luego qué? —Preguntó Caleb.
—Luego nosotros, rompemos al zombie principal aaa... sss.


[1] Goober es un término del argot para cacahuete, puede ser usado para referirse de manera informal a una persona que está actuando como un tonto o de forma graciosa.
[2] George Romero, famoso director de películas de zombies.

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