lunes, 13 de febrero de 2012

SON cap 8

Danger se dirigió a su cuarto para ponerse un viejo pijama de franela gris. Era dos talles más grande, justo como le gustaba, grueso y lo bastante gastado como para desalentar cualquier tipo de ideas románticas que Alexion pudiera tener.
Si sólo pudiera protegerla de semejantes pensamientos peligrosos. Había estado demasiado tiempo sin sexo, por lo que era difícil tenerlo ahí y no tener pensamientos ilícitos sobre ese cuerpo de él. Sagrado MoleyÀ, ¿tenía que verse tan bien?
Contrólate.
—Debería echarlo de aquí, y al diablo las consecuencias —dijo ella silenciosamente mientras se cambiaba su camisa negra por la parte de arriba del pijama.
Si sólo pudiera echarlo. Con sus poderes, él muy probablemente simplemente exploraría y regresaría a su casa, diciendo algo estirado, para luego merodear alrededor en busca de sus amigos invisibles. ¡Ugh!
Acomodó su pijama y luego buscó su teléfono celular. Presionó la llamada directa a Acheron.
Sonó durante varios minutos sin respuesta.
Qué extraño. Acheron siempre contestaba al primer llamado. Ella nunca había tenido que colgar el teléfono cuando lo llamaba.
—Genial —le dijo al teléfono—. Sabes, al menos podrías usar el correo de voz.
Suspirando, cerró el aparato y terminó de vestirse. ¿Dónde podía estar Acheron?
¿Él realmente podía ser un Daimon?
¿O ella debería confiar en Alexion?
Una mujer podría perder su cordura intentando clarificar esto. Para no mencionar que la última vez que confió en un hombre, no sólo la mató, sino que mató a todos los que le eran queridos.
Confiar era para los estúpidos.
—Sólo necesito un respiro.
Un poco de tiempo para pensar.
Agarrando una almohada, se dirigió por el pasillo a la escalera que conducía arriba, a su cuarto de computación. No había signo alguno de Alexion en ninguna parte.
Tal vez eso era una cosa buena.
Deteniéndose ante el armario, abrió un cajón y sacó el maíz para hacer palomitas. Llenó su máquina de aire, luego colocó un tazón bajo ella y la encendió. Mientras se cocinaba, agarró una Coca del refrigerador y encendió su actual película favorita, TroyaÀ.
Sí, era lo que necesitaba. Hombres apenas vestidos, romances que iban mal…
Era lo apropiado para ella. Podría no obtener ninguna gran idea sobre qué debería hacer con Alexion, pero al menos por un ratito estaría distraída de una situación que parecía bastante desesperada.

Alexion lanzó un suspiro molesto. Todavía no había tenido ninguna comunicación con Acheron, Artemisa, o Simi. Y él seguía teniendo la sensación de que alguien lo vigilaba.
—Sabes —dijo en voz alta para beneficio de ellos—. Es hora de que cortes esta mierda. Muéstrate o déjalo.
La sensación se detuvo.
Alexion frunció el ceño. ¡Um!, eso había sido bastante fácil. Debería haber intentado esto desde el principio.
—Es mejor que no jodas conmigo, Sim. Si así es, estoy seriamente molesto, y la próxima vez que por casualidad algo se pegue a tus alas, lo tendrás que arreglar por ti misma.
Sintiéndose algo mejor, decidió encontrar a la Cazadora Oscura y asegurarse de que estaba bien. Por todo lo que sabía, la sfora ahora estaba centrada en ella.
Usó sus sentidos para localizarla arriba. Cerrando los ojos, él destelló hasta el exterior de la puerta. No había ninguna necesidad de asustarla más con sus poderes. Debería actuar tan normal como fuera posible cerca de ella.
Con ese pensamiento en mente, abrió la puerta de su cuarto de computación para encontrarla enroscada sobre el mullido sofá verde oscuro, mirando la televisión. Ladeó su cabeza mientras veía a dos antiguos ejércitos griegos en la gran pantalla de plasma de la televisión.
Danger sintió el aire revolverse detrás de ella. Girando su cabeza, vio a Alexion mirando su TV. Había una extraña expresión en su hermosa cara. Era una mezcla rara de dolor, remordimiento y deseo. Si lo conociera mejor, podría creer que él estaba nostálgico o algo.
—¿Terminaste de merodear por la casa? —preguntó ella.
La pétrea expresión familiar regresó a su cara.
—Sí. Ellos ahora se fueron —él se acercó un poco al sofá mientras seguía mirando la pantalla con curiosidad—. ¿Qué es eso?
—Troya.
Él frunció el ceño, como si eso no tuviera sentido. Entonces un súbito reconocimiento iluminó su cara.
—Oh —dijo en un tono bajo—. Ilion.
Ese era un término que ella no había escuchado desde sus días de estudiar historia clásica griega cuando era una muchacha en la escuela del convento. Y fue entonces cuando comprendió algo sobre su “invitado”.
—Eres de la antigua Grecia, ¿verdad?
Él pareció brevemente sorprendido por su pregunta, pero rápidamente se recuperó. Como era de esperar, evitó contestar su pregunta.
—¿Por qué estás mirando eso?
Ella indicó la escena donde Brad Pitt, como Aquiles, yacía desnudo sobre una plataforma con dos mujeres igualmente desnudas.
—Por este preciso momento —dijo ella con una nota apreciativa en su voz—. Ese es realmente el mejor trasero del planeta.
Él se mofó.
—Ese no es el mejor trasero sobre el planeta. Confía en mí.
Ella arqueó una ceja ante esto.
—Entonces eres un experto en traseros masculinos, ¿huh?
Quedó boquiabierto mientras le lanzaba una mirada ofendida.
—Difícilmente.
Danger no pudo resistirse a una broma más…
—Bien, eres un griego antiguo.
—Y eso, ¿qué se supone que significa?
Ella se encogió de hombros.
—Bueno, todos sabemos sobre ustedes, los griegos antiguos. Eran un grupo muy amistoso los unos con los otros. Luchando desnudos, metiendo manos en los traseros de los otros.
—¡Nosotros no lo hacíamos! —gritó él con ira.
Finalmente, ella consiguió sacar una verdadera emoción de él. En realidad estaba orgullosa de sí misma.
Y francamente dicho, tenía que admitir que en el fondo disfrutaba de bromear por una vez.
—Por favor, está todo en los libros de historia. Ustedes muchachos estaban siempre arrejuntándose los unos con los otros. Incluso Aquiles estaba arrejuntado con Patroclo. Desde luego no en esta película, pero en la Ilíada de Homero ellos eran más que sólo amigos.
Sus ojos verdes llamearon ante el ultraje.
—Esos fueron griegos más recientes. No nosotros. Ellos le dieron mala fama al resto de las ciudades—estado.
—Entonces admites que eres griego. —Su mirada se estrechó mientras comprendía que lo había engañado para que confesara—. Ah, no vayas a reventar un aneurisma —dijo ella en broma—. No diré a nadie que una vez fuiste griego. Aunque no puedo imaginarme por qué lo ocultas, ya que los Cazadores Oscuros griegos son “la cosa” en nuestro mundo —ella indicó el otro extremo del sillón—. Tome asiento, señor Irritable.
Él se movió para encaramarse incómodamente sobre el brazo de su sofá mientras se volvía a mirar la película.
Danger estaba más fascinada por él y la tristeza que pareció sumergirlo mientras era atravesado por la interpretación de Hollywood de su mundo. Por primera vez, había algo de él que casi parecía humano.
—¿Fuiste soldado?
Él asintió sutilmente.
Ella echó un vistazo a la pantalla, entonces se volvió hacia Alexion mientras intentaba imaginárselo con la armadura griega. Muy probablemente, él habría sido un guerrero de muy buena apariencia. Era delgado y con músculos perfectamente marcados… la clase de cuerpo que haría a una mujer querer pasar horas probando sus abdominales y pectorales. Y ella comprendió que su cabello rubio largo hasta los hombros habría sido realmente sexy asomando debajo de su yelmo.
Esto la hizo preguntarse si su trasero se podría comparar al de Brad …
El ceño de él volvió.
—¿Por qué, si se supone que son griegos, hablan en inglés con acento?
Ella se rió.
—¿No sabes que el inglés británico es como la lengua “extranjera” universal en Hollywood? Lo usan en toda película donde quieran dar un sentido extranjero, independientemente de donde esté situada.
—Pero ellos son griegos. Al menos deberían parecerlo.
—Lo sé, sólo es así.
Él se calmó hasta que mostraron a Brad enfrentándose a Brian Cox, quien tenía el rol del Rey Agamenón, el líder de los griegos.
—Ese no es Agamenón —dijo él, haciendo una mueca—. Él no era tan viejo. Clitemnestra lo mató mucho antes de que tuviera la posibilidad de tener el cabello gris.
No queriendo animarlo para que volviera a interrumpir, ella ocultó su risa.
—¿Podrías sólo mirar la película?
—Pero eso no pasó. Ellos lo arreglaron todo.
Ella le lanzó una almohada.
—Mira, Chatty CathyÀ, no estoy interesada en la exactitud histórica. Si lo estuviera, leería la Ilíada...
—Esa tampoco era exacta.
Danger hizo una pausa mientras él le daba una pista de su verdadera edad.
—¿Cuántos años tienes?
Él se burló.
—Soy más viejo que Ilion, obviamente.
—¿Entonces tú le enseñaste a Ash cómo ser impreciso o él te lo enseñó?
Él le lanzó la almohada de nuevo a ella, luego volvieron su atención a la TV donde Helena entraba en escena.
—Nunca aciertan con Helena, ¿verdad? Hombre, ella era realmente hermosa. Deberías haberla visto. Tenía una risa que sonaba como el canto de los ángeles. Y su cuerpo… Bueno, no es de extrañar que tuvieran que hacer jurar a todos sus pretendientes que no matarían a su esposo de puros celos.
Danger no comentó nada. Evaluar a otras mujeres no era su fuerte. Por no mencionar que se estaba poniendo un poquito verde con la apreciación de él sobre una mujer que había estado muerta por miles de años.
—No todas podemos ser Helena, ¿verdad?
Ella vio descender el “uh-oh” sobre la cara de él mientras se daba cuenta de lo que acababa de decir.
—Tú también eres hermosa.
—Claro —dijo ella sarcásticamente—. Ahórrate eso, compañero. Muy poco, muy tarde.
Por una vez se quedó callado.
Al menos hasta que apareció la escena con Paris y Helena desnudos en el dormitorio de Helena. Alexion miró de nuevo a Danger.
—¿El trasero de él no te resulta atractivo?
Danger se ahogó con sus palomitas de maíz. ¡Por Dios!, el hombre no tenía ningún estilo. Le preguntaba cualquier cosa. Ella nunca estaba segura de que podría salir de su boca la próxima vez.
Tosiendo, ella lo miró con incredulidad.
—No realmente —contestó una vez que pudo tomar aliento otra vez—. No soy una gran admiradora de Orlando Bloom, a no ser que haga de Legolas en El Señor de los anillos. Legolas es un elfo al que no arrojaría de mi cama por comer galletas. Tengo que dar crédito al director de reparto. Quienquiera que lo miró y pensó, “magnífico elfo rubio”, definitivamente merece un premio de alguna clase.
Él indicó a Eric Bana, quien tenía el rol de Héctor.
—¿En cuanto a él?
—Él está bien, pero no es de mi gusto. No me siento atraída por los morenos. Me gustan más rubios, es por eso que adoro a Orlando como Legolas y no como Paris.
No se había perdido la chispa de interés a los ojos de él.
—Es bueno saberlo.
Danger no tenía idea de por qué le gustaba bromear con un hombre que ella realmente debería odiar y, con todo, parecía no poder ayudarse.
—Bien, esa información no te hace bueno.
—¿Por qué no? Soy rubio.
—Sí, pero no eres humano —ella miró de nuevo a la pantalla donde Brad Pitt, como Aquiles, luchaba con su primo—. Pero claro, tampoco él —dijo ella con un suspiro—. Lo juro, ese hombre es un dios.
Alexion resopló.
—Él no es un dios y ese no era el primo de Aquiles en la vida real. No a menos que lo hagas primo “besable” si entiendes lo que digo.
—¿Marea? Eso es más bien un tifónÀ, Sr. Zalamero, y no me estás diciendo nada que no supiera excepto por la parte de dios de Brad... Estás definitivamente equivocado. Sólo mira ese cuerpo.
—No me dice nada.
—Bien, debería.
Él hizo un sonido de desacuerdo.
—He visto mejores. —Ella le lanzó una mirada especulativa—. No de esa manera —gritó él, indignado—. Quiero decir… yo nunca...
—Déjalo, hombre griego. Ya estabas a la deriva y ahora te estás hundiendo rápidamente.
Alexion debería haber estado enfadado y horrorizado por el giro en su conversación, pero de una manera extraña no lo estaba. Habían pasado incontables siglos desde que alguien bromeara así con él. Tenía que darle su crédito, era rápida e inteligente.
Él la miró mientras comía las palomitas de maíz.
—¿Por qué son blancas?
—¿Cuántas preguntas vas a hacerme?
—Sólo estaba curioso. Y considerando cuántas preguntas me has hecho, sería agradable que me devolvieras el favor.
—Sí, pues no tienes que hacerlo en medio de mi película —ella suspiró mientras pasaba su mano por las palomitas de maíz—. Siempre son blancas a no ser que pongas algo en ellas —ella le presentó el tazón—. ¿Quieres algunas?
—No hay ninguna necesidad. No puedo saborearlas —le recordó él.
—Es aire inflado sin mantequilla o sal. No hay mucho para saborear, pero puedes sentir la textura, ¿verdad?
Él lo suponía. Extendiendo la mano, tomó un pequeño puñado y lo comió. Como era de esperar, realmente se sentían raras en su boca. Eran crujientes y ligeras.
—¿Por qué comes esto si no tiene ningún sabor?
—Me gustan. Están bien para ti.
—Eres inmortal. Ningún tipo de comida es mala para ti.
Ella le dirigió una mirada amenazante.
—¿Podrías solamente ver la película?
Danger quedó un poco aturdida cuando él cambió de lugar y se sentó a su lado en el sofá. Él también continuó comiendo sus palomitas de maíz. Era realmente extraño tener a alguien aquí con ella. Ni siquiera Keller compartía su película tarde en la noche/temprano a la mañana. Era algo que ella siempre hacía sola para relajarse de sus obligaciones. No había mucha actividad Daimon en Tupelo. La mayor parte de los Cazadores Oscuros se volvían bastante irritables cuando no estaban ocupados, pero ella era de la clase a la que le gustaba.
Entonces pasaba muchas noches sola en casa con su colección de DVD o al teléfono hablando con otras Cazadoras Oscuras femeninas. Sus favoritas para hablar eran Ephani, quien era una de las cazadoras locales y Zoe, que recién se había mudado a la ciudad de Nueva York. Ambas antiguas Amazonas, tenían unas interesantes recetas de cómo tratar a los hombres.
La mayoría de las cuales incluían fustas, cadenas y esposas.
La mano de Alexion chocó con la de ella mientras ambos metían la mano en el tazón. Ella todavía estaba sorprendida por la frialdad de la de él. No era asombroso que conservara el abrigo puesto.
—¿Por qué estás así de helado? —preguntó ella.
—¿Estoy frío?
—Como un cadáver.
—Oh —dijo él, como si realmente no fuera consciente del hecho de que su temperatura corporal rivalizaría con un cubito de hielo—. Bueno, estoy muerto.
—También yo, pero tengo pulso y algo de calor —lo cual le dio una extraña idea. Tomando su muñeca en su mano, ella se dio cuenta de que él no tenía pulso. Ella tragó mientras lo miraba—. ¿Por qué no tienes pulso?
Apenas la pregunta había abandonado sus labios su corazón comenzó a latir. Su piel en realidad se calentó mientras ella lo sostenía.
Dejando caer su mano, ella se puso de pie.
—Esto no está bien. ¿Qué demonios está mal en ti?
—No quería ofenderte —dijo él francamente—. La única que me toca es Simi y ella también está fría. No pensé en cómo sentirías mi piel o la habría calentado primero.
Estaba completamente confundida por sus palabras. ¿Él podría controlar los latidos de su corazón y la temperatura de su cuerpo? Esto era inaudito.
—¿Cómo haces eso?
—Lo pienso y sucede.
Danger volvió a sentarse y se estiró para tocar la cara de él. Esta se parecía a la cara de cualquier otro hombre. Concedido, su piel estaba más caliente que antes, pero esta todavía no era la temperatura de un humano normal.
Sus patillas oscuras eran ásperas contra su palma, espinosas, y eso envió un extraño anhelo por ella.
Él cerró sus ojos como si saboreara la sensación de su mano sobre su piel. Él giró su cara ligeramente en una caricia apacible. Cuando abrió sus ojos, el hambre profundamente arraigada en su mirada casi la asustó.
Antes de que ella comprendiera lo que él hacía, él bajó su cabeza y capturó sus labios.
Su primera reacción fue de retirarse y empujarlo, pero había otra parte de ella que echó chispas ante su suave beso. Y este fue tierno. Sensible. Era el beso de un amante y eso prendió fuego a su sangre.
Ella apenas podía recordar la última vez que había dormido con un hombre. Las relaciones de una sola noche nunca le habían apetecido. Bien, eso no era exactamente verdad. Durante un tiempo breve, cuando al comienzo se había hecho Cazador Oscuro y había sabido que estaba libre de enfermedades y embarazo, había explorado su sexualidad.
Pero eso no había durado mucho tiempo. Desde que prohibieron que los Cazadores Oscuros desarrollaran relaciones románticas, la dejó sin nada más que sexo. Y el sexo sin una especie de cariño mutuo no la satisfacía.
Ella se apartó.
—No soy fácil, Alexion.
Él le sonrió con una verdadera sonrisa. Fue encantador e inesperado.
—Yo lo soy.
Sacudiendo su cabeza, ella se rió de él.
—La mayor parte de los hombres lo son.
Alexion no respondió a su comentario. ¿Cómo podría mientras su cuerpo y labios todavía ardían con la sensación de la boca de ella sobre la suya? Esta mujer tenía una lengua que revivía todas las fantasías en su mente. Esto lo hizo preguntarse que más hacía bien en esa línea…
—Si cambias de parecer, Danger…
—No voy a hacerlo.
Maldición. Ese era uno de los motivos por lo que había deseado que Acheron le hubiera enviado a un Cazador Oscuro masculino. A esa altura un hombre habría estado enrollado con una mujer propia que le habría permitido a Alexion tener el tiempo necesario para encontrar una compañera de cama para él.
Él de algún modo dudaba que Danger fuera lo bastante abierta para dejarlo salir a conseguir alguien con quien acostarse.
—Entiendo —le dijo.
Sí, claro. Él mentalmente podía entenderla, pero su cuerpo no escuchaba. Deseaba saborearla con tantas ganas que era todo lo que podía hacer para permanecer sentado.
Su celibato era bastante difícil en Katoteros. En la tierra, era insoportable. Estar así cerca de una mujer y no tenerla…
Él en realidad gimió.
—¿Estás bien?
—Bien —dijo él, deseando que una ducha fría funcionara.
Pero estaba más allá de eso. Había estado tanto tiempo sin el contacto de una mujer que nada excepto la liberación le ayudaría.
—¿Entonces tienes algunas amigas baratas? —preguntó.
Ella le lanzó una mirada asqueada.
—¡Eres un cerdo!
—Tú llevas doscientos años sin sexo y ve como te sientes —dijo él a la defensiva—. Es fácil para ti sentarte allí dando cátedra de moral mientras me condenas, pero tú puedes tener sexo en cualquier momento que te parezca. Yo todo lo que tengo son los pocos próximos días. Después de eso, tengo que rezar para un levantamiento de Cazadores Oscuros para tener a tiro a una mujer. ¿Tienes alguna idea de cuán a menudo pasa eso?
—¿Entonces tienes ganas de matarnos?
—No, pero después de un par de cientos de años, uno realmente comienza a tener algunos pensamientos radicales. —Danger le miró fijamente, con incredulidad—. Y habría ayudado si hubieras elegido una película donde la gente mantenía la ropa puesta. Sabes, Disney hace unas películas malditamente buenas también.
¡Él era increíble!
—No puedo creer que seas el elegido de Ash y todo lo que puedes pensar es en tener sexo. ¡Eres un putañero! Y ni siquiera te preocupa con quién te acuestas.
—Eso no es exactamente verdad. Tengo algunas normas. Concedido, no muchas, pero todavía… —Él tomó aliento bruscamente—. Estoy tan duro que es doloroso y cuando consideras el hecho de que realmente no siento dolor como un humano lo hace, eso dice mucho.
Él en realidad hizo un puchero y eso logró que ella sintiera pena por él. Pero sólo un poco.
—Estás teniendo realmente una mala noche, ¿verdad?
—No tienes ni idea —Él lanzó un suspiro profundo antes de levantarse y dirigirse al vestíbulo.
—¿Adónde vas?
—Voy a ir a dar una vuelta por tu casa y tratar de pensar fríos, asquerosos pensamientos.
Danger no se rió hasta que él hubo salido del cuarto. Una parte de ella realmente le compadecía. Por otra parte, había sido casi ese tiempo la última vez que había dormido con alguien. Solamente que no le gustaba estar desnuda con un extraño. Como muchos otros Cazadores Oscuros femeninos, ella deseaba la única cosa que nunca podría volver a tener, una relación. Esa era la parte más difícil sobre su inmortalidad. A excepción de las Amazonas, que habían nacido para nunca tener una relación con un hombre, el resto de las cazadoras femeninas extrañaban lo que habían tenido como humanas.
Esto en realidad le molestaba en algunas noches, cuando echaba de menos a su marido. Hasta el momento en que él la había traicionado, ella lo había amado más que a nada en el mundo. Michel había tenido ese encanto afable que ganaba a cada uno que lo conocía. A diferencia de Alexion, su marido nunca habría metido la pata.
Por otro lado, Alexion, según sus palabras, no había estado cerca de muchas personas.
—Oh, no lo hagas, Danger.
Pero era demasiado tarde. Ella ya estaba yendo para ver como estaba él.
Lo encontró abajo, sosteniendo uno de su DVDs como si fuera un objeto raro.
—¿Estás bien? —preguntó ella.
Él asintió aun cuando frunciera el ceño.
—¿Qué es esto?
—Eso es un DVD. Es lo que estábamos mirando arriba.
—¿DVD?
¿Él no sabía lo que era un DVD? ¿Era eso posible?
—Sí, ¿no es así como miras películas en casa?
—No. Ellas simplemente funcionan.
Ella frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir con “ellas simplemente funcionan”?
Él actuó como si no hubiera nada insólito en su declaración.
—Siempre que Simi o Ash quieran mirar algo, simplemente aparece.
—¿Sin un vídeo?
—Sí.
Tal cosa no era posible.
—¿Quieres decir que tienen películas corrientes?
—Tenemos cualquier cosa que queramos... Al menos yo lo tengo si Simi no está allí. Ella tiende a ser una adicta a las películas cuando está en casa.
Ahí estaba ese nombre otra vez.
—¿Quién es esa Simi de la que tanto hablas?
Alexion se levantó. Al principio no iba a contestar, pero realmente no había ninguna razón para ocultárselo. No era como si la información le fuera a costar algo.
—Ella es una mezcla de hija adoptada y pequeña hermana molesta.
—¿Y ella vive contigo y Acheron en su casa que nadie sabe que existe?
—Sí.
Danger en realidad estaba sorprendida por haber conseguido sacar algo personal de él. Esperando por más, ella preguntó:
—¿Nadie jamás va de visita?
—Sólo Artemisa y Urian.
A Artemisa la conocía.
—¿Urian? —antes que él pudiera responder, ella se contestó a sí misma—. Espera. Déjame adivinar. Él es “otro”.
—Sí.
—¿Ash es el único no “otro” allí?
Sus rasgos inmediatamente se pusieron en blanco, como si ocultara algo.
Danger se refrenó antes de quedar boquiabierta.
—¿Me estás diciendo que Ash es “otro” también?
—No digo nada sobre él.
No tenía que hacerlo. Su omisión lo decía todo. Ella quiso preguntar más sobre lo que eran Ash y Simi, pero eso había sido bastante en vano esta noche. Estaba más bien cansada de golpear su cabeza contra la proverbial pared.
Suspirando ante la derrota, ella inspeccionó su TV plasma, que había tenido una milagrosa recuperación mientras ella había estado arriba.
—¿Arreglaste mi TV?
—Sólo me pareció lo correcto, ya que fui yo quien la rompió.
Ella lo llevó por delante para inspeccionarla. Todo parecía normal. En cuanto estuvo frente a ella, se encendió.
Danger saltó, sobre todo cuando su control remoto estaba en la estantería delante de ella.
—¿Cómo hiciste eso?
—De la misma manera que siempre lo hago —la televisión se apagó.
Ella rápidamente se alejó. ¿Cuánto poder poseía este tipo?
Él se movió para pararse detrás de ella. La presencia de él allí era inquietante para su bienestar. Estaba más consciente de él que de lo que jamás había estado de cualquier hombre antes. Había algo en él electrizante y magnético.
—No tengas miedo de mí, Danger —susurró él cerca de su oído. Escalofríos recorrieron su cuerpo—. A no ser que amenaces a Acheron, nunca te dañaré.
—No, sólo tienes la intención de dañar a mis amigos. —Ella lo sintió recoger su trenza y sostenerla cerca de su cara para poder inhalar su olor—. Realmente desearía que no hicieras eso.
—Lo sé.
Él dejó su pelo y se acercó aún más. Su presencia era aplastante. Poderosa. Ella podía sentir su deseo de abrazarla.
Aunque se refrenó.
Alexion rechinó los dientes mientras se imaginaba como sería hacer ruborizar su cuerpo. Alcanzarla y tomar sus pechos en sus manos. Sería tan fácil deslizar su mano debajo de la cinturilla de su pijama de franela… Deslizar sus dedos por el triángulo de vello entre sus piernas para poder acariciarla. Tocarla. Oír sus gemidos en su oído mientras su aliento cosquilleaba en la carne de él.
Él ya podía sentir su suavidad.
Su boca se le hacía agua deseando hambrientamente su sabor... El placer carnal era la única cosa que todavía podía experimentar como inmortal en el mismo grado que había conocido como humano. Era por eso que lo ansiaba tanto. Allí, durante unos minutos, él podría olvidar su existencia helada, solitaria y sentirse realmente humano otra vez.
Podía sentirse conectado, casi querido.
Pero ella no lo quería.
Su amarga soledad se abrió paso a través de él, haciendo trizas su corazón. Siempre estuvo en su destino desear y no tener. En muchas maneras, él era Tántalos. Podía ver lo que quería, pero siempre que osara alcanzarlo algo pasaría que se lo llevaría, sólo para mantenerlo lejos de su alcance.
Maldición.
Rechinando sus dientes, se alejó un paso de ella. Sintió el inmediato alivio de ella y esto lo entristeció aún más.
—¿Entonces, todos los Cazadores Oscuros hombres hacen de proxenetas para ti?
Él sacudió la cabeza.
—No. Ellos solamente tienden a frecuentar sitios donde… cómo decirlo… las mujeres ligeras se congregan.
Y normalmente esas mujeres se lanzaban sobre él. Era una pena que Danger no siguiera su ejemplo.
—Apuesto a que lo hacen.
Él no hizo caso al sarcasmo que chorreaba. Ella no tenía ninguna idea de cuán importante era tal contacto para él. Ella interactuaba con otra gente todas las noches. Él no lo hacía. Su único contacto con el mundo era por los monitores y la sfora en Katoteros. Era frío y estéril.
Como yo.
Eso era bastante cierto. Cada siglo parecía ponerse un poco más difícil para él. Como Acheron, él perdía cada vez más su humanidad. Ese era uno de los motivos por el que era tan importante para él intentar salvar a Kyros. Era la primera vez en siglos que algo verdaderamente le llegaba.
Él realmente quería salvar a su antiguo amigo.
Pero eso tendría que esperar por ahora. Él ya podía sentir que el alba estaba a punto de asomar.
Danger contempló la ventana como si ella también lo sintiera.
—Se hace tarde. Creo que me acostaré.
Él asintió mientras ella lo dejaba solo.
Apenas ella había desaparecido de su vista, volvió a sentir la irritante sensación de ser observado.
Alexion se frotó detrás de su cuello inquieto.
—Te lo juro, Simi, si eres tú quien se está metiendo conmigo, no encerraré tus tarjetas de crédito la próxima vez. Voy a romperlas en pedacitos.


À Expresión de asombro usada en los comics del Capitán Marvel usando la palabra “moley”, hierba mágica en la mitología griega, en alusión a la invocación de figuras mitológicas como una fuente de los poderes de los personajes.
À Película con Brad Pitt, Eric Bana y Orlando Blum.
À Chatty Cathy: Muñeca que habla fabricada por Mattel en 1959.
À Juego de palabras intraducible... en inglés utilizan “drift” que significa marea, ir a la deriva... también se usa figuradamente para decir “seguir una línea de pensamiento”.

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