miércoles, 29 de febrero de 2012

BOF EPÍLOGO


Dos años después.

Syn se detuvo mientras observaba a Shahara cepillarse el cabello sentada en su cama. Todavía no podía creer lo afortunado que era por haberse arriesgado con ella, y había sido recompensado en formas que ni siquiera habría imaginado.
Gracias a los Dioses por Nykyrian. Si su amigo no hubiese sido tan duro con él, no estaba seguro de si alguna vez hubiese recuperado el sentido con respecto a ella.
Una vez más, le debía su vida a un asesino.
—Sabes, estaba pensando…
Shahara hizo una pausa para mirarle.
—¿Sobre qué?
—No tenemos que hacer esto esta noche. Puedo decirle a Kip que no me siento bien.
—¿Por qué?
Porque sabía lo mucho que la entristecía estar alrededor de los hijos de Nykyrian y Kiara, cuando ellos no podían tener uno propio. Ella no lo decía, pero él siempre veía el dolor en su mirada que tanto trataba de ocultar.
Era tan injusto. Nunca conoció a una mujer más maternal o amable que ella, y sin embargo todo lo que podía hacer era amar a los bebés de otras personas. El odiaba su sufrimiento.
Ellos lo habían intentado todo, incluso la adopción, tanto con bebés como con niños crecidos, pero con su pasado…
Nadie lo dejaría cerca de un niño.
Ella se bajó de la cama y se acercó a él.
—No me importa, Syn.
—Siempre dices eso—. Él la acercó y la abrazó—. Lo siento mucho, Shay.
—No hay necesidad de sentirlo, cariño. Además, tengo que ver a Kiara y preguntarle unas cosas.
Tirándola hacia atrás, frunció el ceño.
—¿Qué clase de cosas?
—Consejos para padres.
 Su ceño se intensificó.
—¿Por qué?
—Bueno, yo diría que metí la pata criando a Kasen, Tessa y Caillen. Y tú la jodiste con Vik. Realmente tengo la esperanza de que podamos hacerlo mejor con nuestro bebé.
Le tomó casi un minuto completo para que esas palabras penetraran en él.
Ella le dedicó una brillante sonrisa mientras iba a su cajón y sacaba una prueba de embarazo.
Era positiva.
 —Tu tratamiento funcionó, Syn. Vamos a tener un bebé.
No podía respirar mientras miraba fijamente la prueba, y luego a ella.
Estaba embarazada.
Con sus manos temblando, le tocó el vientre.
—¿De cuánto tiempo?
—Tú eres el médico. Pero creo que alrededor de siete semanas.
Riendo, la cogió en sus brazos y la hizo girar.
—Voy a prepararte la más grande fiesta del bebé que hayas visto jamás.
—Creo que se supone que a Kiara le corresponde hacerlo.
—No me importa —la deslizó hacia abajo para que pudiera enmarcar su rostro entre sus manos—. Gracias, Shay.
—¿Por qué?
—Por mirar en los ojos de la nada y ver a un hombre que podrías amar.
Shahara quiso llorar por esas palabras que tocaron el fondo de su corazón.
—Tú nunca fuiste nada, Syn. Y siempre serás todo para mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario