martes, 21 de febrero de 2012

DMC cap 12

Sin se preparó para la próxima batalla, pero extrañamente, Kessar no hizo ningún movimiento para acercársele.
En vez de eso, miró fijamente a Zakar con una media sonrisa retorcida.
─Veo que encontraste a mi mascota, Nana─. Regresó su mirada hacia Sin y su cara se volvió de piedra─. Y a mi hermano.
Sin se encogió de hombros fingiendo simpatía.
─Nos atacó─, dijo él sarcásticamente─. ¿Qué se suponía que tenía que hacer? ¿Invitarle a cenar?
─Se suponía que morirías─. Kessar entrecerró los ojos─. Habría sido un buen comienzo.
Sin sacudió la cabeza.
─No lo sé. Yo me muero, tú te aburres. El mundo termina. ¿Realmente no cuadra, o sí? Además,  no puedo hacerte las cosas demasiado fáciles. ¿Qué es la vida sin dolor?
La mirada de Kessar retornó a Zakar.
─La pregunta es mucho mejor que la respuesta, ¿no es así mascota?
La furia oscureció la mirada Sin cuando vio la vergüenza en la cara de Zakar, pero antes de que pudiera moverse para  tomar represalias, Zakar atacó al demonio.
Kessar lo lanzó lejos con un gesto de la mano.
─¿No aprendes nunca, perro? 
Zakar lo miró con odio.
─Te combatiré hasta que muera.
Kessar se rió.
─Ah, estás en lo correcto en que vas a morir. Todo tú. Y por lo que has hecho a mi hermano sufrirás inconcebiblemente.
─Bla, bla, bla─.  Kat pronunció lentamente cada sílaba antes de mirar a Sin como si estuviera aburrida con la conversación─. ¿Soy la única que se enferma con este monólogo de tipo—malo?   
Ella tenía los brazos sueltos como una zombi y ridiculizó el acento de Kessar.
─Ooo, soy el gran mal. Los mataré. Apenas puedo esperar mientras les aburro hasta las lágrimas con las idioteces de mi maniático ego. Apenas soy un demonio charlatán que le gusta oírse hablar y trato de intimidarlos.
Ella miró a Kessar y bajó los brazos.
─Realmente, si ese es el caso, necesitas parar de vestirte con la graciosa ropa de tu madre. Es difícil tomar en serio a un asesino cuando se parece a un corredor de bolsa. La única parte de mí que está nerviosa es mi billetera.
Cuando la miró, Kessar recorrió sus colmillos con la lengua como si ella fuera un delicioso bocadillo.
─Tu amiga tiene una bocaza, Nana. Disfrutaré cuando empuje sus palabras por la garganta.
Sin lo miró enfurecido.
─No casi tanto como gozaré al matarte.
Kat puso los ojos en blanco.
─¿Qué es esto? ¿Una despedida de solteras?   Para ser un par de tipos, hablan más que un episodio de Oprah. Sí lucharemos, permítenos pelear.
Zakar frunció el entrecejo.
─¿Estas tan ansiosa por morir? 
Kat se encogió de hombros.
─No mucho, pero más bien prefiero aporrear a Kessar que estar aburrida.
Repentinamente, había cuatro docenas de Kessar rodeándolos por todas partes.
Kat maldijo cuando se dio cuenta de que quizás había hablado demasiado pronto. Esto podía ponerse feo en cualquier momento, y dado el número de Kessar presentes, eso era ponerlo fácil.
─Uhh, cariño ─dijo ella a Sin─, en este momento tengo un mal recuerdo de Matrix II y estoy escuchando conversar en mi cabeza al  Señor Anderson con ese tipo que hizo de elfo en el Señor de los Anillos.
Sin arqueó una ceja.
─¿Orlando Bloom? 
─No, el otro.
Sin advertencia, Kessar la atacó. Kat se movió para responderle, pero antes que él la alcanzara,  fue desviada de su trayectoria.
De repente, alguien la sacudía. Duramente.
─¡Ay! ─Kat parpadeó abriendo los ojos para encontrar a Kytara sobre ella mientras la colocaba en la cama al lado de Sin─. ¿Qué suce...?
─Despierta a tu novio. Conseguí colocarlos a ambos en este cuarto antes que Kessar los despedazara. ─Kytara desapareció.
Bostezando, Kat se dio la vuelta e hizo caso a Kytara . Sin se estaba despertando,  y ya estaba listo para luchar.
─So, ─dijo Kat,  eludiendo su puño─. Soy yo. Kat.
Le tomó un segundo enfocar su cara y darse cuenta que estaba despierto.
─¿Dónde está Kessar? 
─No aquí. Sólo se encuentra en nuestros sueños. ─Ella se escabulló hacia el borde de la cama─. Kytara apenas logró despertarme, luego fue a ver a tu hermano. Vayamos con ella para que pueda explicarnos todo esto.
Abandonaron la habitación para encontrar a Kytara en el salón principal, que estaba tan oscuro, que apenas podían ver. Sin encendió una pequeña lámpara que emitió un lánguido resplandor amarrillo a su alrededor.
La Dream Hunter estaba arrodillada en el suelo al lado de Zakar, mirándolo fijamente mientras continuaba dormido.
Sin fue a despertarlo, pero Kytara lo detuvo cogiéndolo del brazo. Sus ojos eran brillantes y azules en la penumbra.
─Él no es lo que crees.
─Es mi hermano.
─Sí─, susurró ella cuando encontró su mirada─, pero la cuestión es porque le permiten vivir.
─Para torturarlo.
Kytara sacudió la cabeza.
─Para arruinarlo, Sin. Ya no es un dios de los sueños. Se ha transformado en uno de ellos.
Sin negó con la cabeza.
─Luchó contra ellos. Lo vi yo mismo.
Kat avanzó un paso, concordando completamente con Sin. No había manera de que Zakar pudiera estar en el lado del gallu, a fin de cuentas él lo había atacado. No después de todo lo que Kessar y sus secuaces le habían hecho. No era posible.
Pero su amiga sabía algo... Había visto algo que la tenía asustada. Kytara estaba escondiendo a Sin una verdad que creía no podría manejar.
Kat se arrodilló junto a Kytara.
─Nos dijo que había sido fracturado. ¿Qué quiso decir con eso? 
Kytara se puso de pie, sobresaliendo ante Kat.
─Lo han infectado y no lo puede controlar. Es muy probable que intente matarlos como cualquiera de ellos.
Kat se paró inmediatamente como si esas palabras la obsesionaran. Seguramente no...
Por la cara de Sin, estaba segura que él se negaba a creerlo.
─Kat curó sus heridas.
─Por fuera. Es lo que está dentro de él lo que es mortal. Ahora tiene la misma hambre de sangre que ellos.
─No. Combatió a Asag y sobrevivió. Le dio inmunidad al gallu.
─Le dio resistencia, no inmunidad. Se han estado alimentando de él por siglos sin ningún descanso. El gallu está dentro de él y trata de corromperlo aún mientras hablamos. Es un peligro para todos nosotros. ¿Por qué creen que lo tuvieron cautivo?  Tiene la fuerza de ellos, los poderes de un Dios, y el demonio dentro de él, matará a cualquiera sin remordimiento.
Kat estaba preocupada con las noticias. No era justo para Zakar haber sufrido tanto sólo para morir ahora que era libre.
─¿Hay algo qué podamos hacer?
─Matarlo─, dijo Kytara simplemente.
─No puedo. ─La voz de Sin rompió con el peso de sus emociones─. Es mi hermano... ─Sus ojos traicionaron la angustia que le embargaba─. Mi gemelo.
Kytara no tuvo piedad cuando se le acercó.
─Entonces te matará cuando despierte. ─ encontró la mirada de Kat─. No tienen la menor idea a lo que se enfrentan. He estado en toda clase de sueños malignos. Pero éstos...  ─Ella tiritó visiblemente─. Ellos hacen que Stryker parezca un gatito. Y ahora están en sus sueños. Necesitarán a un ejército para proteger sus sueños.
─¿Qué ejército? ─preguntó Kat.
─Uno muy fuerte.
─Bien, eso fue útil, aunque no del todo. ─Kat dio un paso alrededor de la cama para ubicarse al lado de Kytara─. No entiendo.
Kytara respiró hondo antes de hablar otra vez.
─Fui sólo para contactar con Kessar por un tiempo breve. No bromeabas acerca de sus poderes... son increíbles. Necesitamos alguna poderosa fuerza del reino de los sueños para los dos cada vez que duerman. Ahora saben cómo encontrarlos y buscarán debilitarlos allí, luego se abalanzaran aquí para matar.
Su rostro palideció, Kytara colocó el dorso de la mano sobre sus ojos.
─Deseo poder alejar de mi memoria las imágenes que he visto esta noche. Son suficientes para hacerme querer ser una Oneroi otra vez.
─Ella bajó la mano para que pudieran ver las lágrimas en sus ojos─. Por Zeus, desearía no sentir nada. Es lo más horrible que jamás he visto y ahora estoy marcada por ello. Tienes que matarlo, Sin.  Confía en mí.
─No─, dijo él con énfasis.
─Entonces lo haré por ti─.
Kytara sacó un cuchillo y se dirigió hacia Zakar.
Sin la agarró y empujó, lejos de la cama.
─Infiernos, no. Si quieres hacerle daño, tendrás que venir por mí. Jamás permitiré que alguien intente dañarlo otra vez.
La fría mirada en su rostro, cuando lo miró con mofa podría hacer glaciares.
 ─Esta bien,  me cercioraré y haré tu tumba. ─Se movió para ubicarse cerca de Kat─. Hazte un favor,  sal de aquí antes que él ─indicó a Zakar─ se despierte.  Créeme. Después me lo agradecerás.
Kat ignoró sus palabras. No dejaría solo en esto a Sin.
─¿Puedes hablar con los Oneroi y ver qué se puede hacer con el gallu en nuestros sueños? 
─Puedo intentarlo. Estoy segura, que M'Adoc, M'Ordant, y D'Alerian adorarían una oportunidad de poder mantener a otra persona a raya.
Kat pensó en los tres líderes de los Oneroi que Kytara había mencionado. Ella hablaba francamente de su transformación y no tenía la menor idea de cuán correcta era su predicción. Kat era uno de las pocas personas que sabía que las emociones de un Oneroi retornaban a ellos. A causa de eso, significaba que a veces tenían arrebatos emocionales tan fuertes que eran difíciles de ocultar. Una misión como ésta podría muy bien ayudar a los líderes de los Oneroi a mantener el control de sí mismos. Sería definitivamente algo que disfrutarían.
─Dile a D'Alerian que esta en deuda conmigo y necesito cobrar mi favor.
Kytara ladeó la cabeza con eso.
─¿Te debe un favor? 
Kat cabeceó.
─Desde hace años, y sé que él no lo ha olvidado.
Un travieso destello se asentó en los pálidos ojos de Kytara.
─¿Qué hiciste? 
─Eso es entre nosotros. Ahora ve.
Torciendo los labios en respuesta, Kytara desapareció.
Sintiendo la preocupación y tristeza de Sin, Kat fue su lado cuando Sin acomodó la manta alrededor del cuerpo de su hermano.
Tan pronto como la mano de Sin estuvo cerca del cuello de Zakar, éste ya había despierto con una maldición. Alcanzó la garganta de Sin, pero éste cogió la muñeca de Zakar.
El tiempo pareció detenerse cuando sus idénticas miradas se encontraron. Ningún se movió, o algo parecido, Kat se sentía traspasada por la tensión del momento. La única diferencia entre ellos era el cabello. El de Sin estaba acicalado y apenas llegaba al cuello, mientras que el de Zakar era más largo y enredado.
Fuera de eso, era como observar a alguien mirarse fijamente en un espejo.
Cuan extremadamente desconcertante era eso.
─¿Zakar? ─cuchicheó Sin, finalmente rompiendo el tenso silencio─. Soy yo.  Sin.
Zakar  lo soltó y se recostó. Echó una mirada alrededor como si no reconociera su entorno.
─¿Dónde estoy?
─Mi hogar. Te rescatamos de la caverna.
Aunque había estado con ellos en sueños, Zakar parecía incapaz de creer lo que oía, lo que veía.
Una extraña punzada atravesó a Kat cuando lo miró. Presentía algo dentro de él... algo frío y maligno. Algo muy poderoso. Quiso advertir a Sin, pero por la mirada de afecto en su rostro cuando miró a su hermano, supo que no la escucharía más que a Kytara. ¿Y por qué debería hacerlo?  Ésta era su familia.
Todo lo que podía hacer Kat era estar atenta y lista para cuando Zakar atacara.
La dorada mirada de Zakar se encontró con la suya.
─Eres una atlante.
─Media atlante─, corrigió ella, preguntándose porque eso era tan importante para él.
Su mirada regresó a Sin.
─¿Cómo me curaste? 
─Yo no lo hice ─Él la señaló con una inclinación de cabeza─. Kat lo hizo.
Zakar volteó hacia ella.
─Gracias.
Ella le inclinó la cabeza.
─De nada. ¿Cómo te sientes? 
Él rió brevemente, pero la sonrisa en su cara no alcanzó sus ojos.
─Libre.
Eso podría ser algo bueno o algo realmente malo. Si Kytara estaba segura, era realmente, realmente malo.
─¿Tienes hambre? ─preguntó Sin─. No, pero mataría por algo de beber.
Eso no era exactamente algo que Kat quería oír saliendo de su boca, dada la naturaleza del gallu y las advertencias de Kytara.
─¿Vino? ─preguntó Sin algo inseguro por las palabras de su hermano.
Zakar asintió.
Kat avanzó un paso cuando Sin fue al bar para conseguirle a su hermano una copa. Sin moverse de la cama, Zakar giró hacia ella con una mueca burlona.
─¿Tienes un problema conmigo?
─No. Déjame pensarlo.
─¿En qué?
Ella dirigió su mirada hacia su cuello, que, gracias a la cortesía de ella, ya no tenía una sola huella de las marcas de mordedura que habían estropeado una vez la carne curtida.
─Exámenes de sangre.
─¿Y qué sabes sobre ellos? ─Su tono no podía ser más condescendiente del que un diligente maestro de jardín de infantes cuando pedía a uno de sus estudiantes explicara el Estado de la Naturaleza Hobbesiana[1].
─Mucho te lo aseguro─, dijo ella, duplicando su estirado tono─. Una observación, normalmente conectan a los participantes.
─¿De qué hablas, Kat? ─preguntó Sin cuando regresó junto a ellos.
No sabía por qué, pero ella se consolaba con su presencia.
─Nunca dejes a un enemigo sin destruir. En su interior él es uno.
Esperaba que Sin discutiera, pero no lo hizo. Simplemente entregó la copa a Zakar y permaneció inusitadamente en calma. Había algo en su comportamiento que la hacía pensar en que quizás estaba analizando sus palabras por un momento o dos.
Zakar se incorporó y bebió todo el contenido de un solo trago. Se enjugó la boca con el dorso de la mano, antes de devolver la copa a Sin.
Zakar entonces le lanzó a ella una suspicaz mirada.
─No confías en mí.
─No te conozco.
Se rió con una sonrisa que le era tan familiar y al mismo tiempo tan extraña. Mirándolo, era idéntico a Sin, a excepción de las cicatrices que estropeaban el cuerpo de Sin. Pero aun así no reaccionaba de la misma forma a la presencia de Zakar. El corazón no se le desbocaba, nada de manos húmedas. Ningún deseo de saltar sobre él... nada. Era como si observase a algún hombre guapo desnudo y la dejara fría. Recordó porque las otras doncellas a menudo la habían llamado frígida.
Zakar inclinó la cabeza para mirarla y ver donde estaba parado Sin.
─No creo que tu mujer piense mucho en mí, Hermano.
Sin le hizo un guiñó maliciosamente dejándola caliente.
─No te sientas mal, en la mayoría de los días ella no piensa mucho en nadie, incluyéndome.
─Cierto─, concordó ella─. Las personas son básicamente molestas. Incluyéndome.
El teléfono celular de Sin empezó a sonar.  Él se disculpó y fue a contestarlo.
Zakar se recostó contra el espaldar del sofá y levantó un brazo.
Su mirada permaneció fija en Kat, quien no se estremeció bajo su intenso escrutinio. Por lo contrario, ella lo imitó, permitiéndole saber que no estaba para nada intimidada por él.
Finalmente él rompió el silencio.
─¿Quieres decirme algo, no es así?
─No realmente. Sólo unas tonterías. ─Ella echó un vistazo a Sin quien se dirigía hacía el balcón mientras hablaba.
─¿Qué está pasando? 
Sin duda, ella pronto averiguaría lo necesario. Así que regresó su atención a Zakar. ─Debes ser libre para estar lejos del gallu.
─No tienes la menor idea.
─Viendo cómo eras clavado, no iría con eso muy lejos. Me imagino que fue muy desagradable para ti.
Eso consiguió hacer que aparta la mirada de ella.
 ─Necesito ropas.
Ella frunció el entrecejo por la extraña nota en su voz.
─¿Vas a algún lado?
No contestó. Solamente se levantó, dejando ver completamente su culo, y se dirigió al dormitorio como si no hubiera nada de malo en caminar desnudo por el ático de su hermano delante de ella. Kat se habría quedado boquiabierta, pero sabía que los hombres de la antigüedad no habían sido modestos...
Por otro parte, no había muchos hombres modernos preocupados por la modestia, ninguno en realidad. Sin regresó del balcón y recorrió la habitación con su mirada oscura.
─¿Dónde está Zakar? 
─Dijo que necesitaba ropas.
Sin frunció el entrecejo.
─¿En mi dormitorio?
─Allí es adonde fue, pero ¿para qué? sería mi mejor conjetura.
Sin se dirigió hacia el cuarto con ella siguiéndole. Cuándo llegaron, el cuarto estaba completamente vacío. Estupefactos, esperaba que Zakar reaparecería antes ellos.
No lo hizo.
Sin fue al armario y lo abrió, pero no había ningún signo de Zakar. Incluso registraron el cuarto de baño. El hombre había salido del salón y se había ido...  Quien sabía a donde.
─¿Dónde piensas que fue?
Sin se encogió de hombros.
─No tengo la menor idea. Pero algo en él no estaba bien.
─Creí que sólo era yo.
─No, también lo sentí─. Él cerró de golpe la puerta del cuarto de baño─. Maldita sea. ¿Qué hemos liberado?
Ella suspiró.
─¿El destino, la destrucción... por lo menos no es nuclear, cierto? 
Una sonrisa jugueteó en los labios de Sin.
─En este momento, ¿quién sabe? 
Kat sonrió abiertamente.
─Ah mira, señor Positivo listo para jugar otra vez. Bienvenido otra vez, señor Positivo. Todos los chicos y las chicas te han extrañado tanto.
Sin sonrió a pesar de sí mismo. Su humor debía irritarlo, pero en su lugar encontraba un alivio que atenuaba la gravedad de la situación. Honestamente, no podía recordar una época en su vida que hubiera disfrutado más que en ese instante con ella. Y si consideraba todo, esto era también la peor parte de su existencia, desde que estaban sólo a unos cuantos días del Armagedon.
Lo única cosa que hacía soportable eso era su agudeza y valor.
─¿Realmente no estas bien, lo sabías? 
Ella se burló.
─Con mi formación y constitución genética, compañero, tienes suerte que sea tan normal como soy.
─Buen punto─. Dejó salir un suspiro cansado cuando intentó localizar a Zakar, pero nada venía a él. Era como si su hermano hubiera desaparecido en un agujero negro─. ¿Puedes localizarlo? 
─Ni un zumbido. ¿Qué tal tú? 
Negó con la cabeza.
─Odio decir esto, pero supongo que tendremos que esperar su regreso.
 Por su cara podía decir que la idea le atraía tanto como a él. ¿Pero qué otra elección tenían?  Al carecer de una señal, no tenían la menor idea por dónde iniciar la búsqueda de Zakar. Sin podría matar a su hermano por esto.
Kat se ubicó detrás de él y masajeó su espalda.
─¿Quién te llamó por teléfono? 
─Damien. Dijo que un gallu trataba de entrar, pero los espejos lo repelieron.
Le sonrió cariñosamente antes de colocar el mentón en su hombro y envolver el brazo alrededor de su cintura. Síp, un hombre podía acostumbrarse a esto. Había algo que no sólo lo confortaba sino que lo inquietaba mucho la manera como con un inocente toque lo encendía.
 ─Quizás deberíamos conseguir espejos blindados─, dijo ella─. ¿Sabes, como los que tenían en la película de los Hermanos Grimm? 
─Eso era sólo metal lo que tenían.
─Pero podríamos hacerlos espejos. Entonces serían repelidos por más tiempo cuando se nos acercaran... sabes, podríamos empezar con toda una línea de moda consistente en ropa reflectante. Una que podría salvar a la humanidad. Piensa sólo en ello.
Se rió de su forma de pensar. Bastante curioso, apreciaba esto, pero era extremadamente poco práctico.
─Y cuando rompamos uno de los espejos al tratar de luchar contra ellos, tendríamos siete años de  mala suerte.
Ella no se retractó ni una pizca, antes bien ella replicó,
 ─Ah, somos inmortales. ¿Qué son siete años para nosotros? 
─Una eternidad cuando es malo.
Ella le chasqueó la lengua  en un gesto juguetón que conseguía ser adorable en ella.
¿Qué estaba mal con él? 
─Eres un aguafiestas, ¿por qué no lo haces? 
Él suponía que lo era. Quería ser juguetón como ella, pero no lo era. Al finalizar el día, estaba tan cerca del desánimo y la tristeza, no le ayudaba preguntarse qué tramaba su hermano. Dónde había ido Zakar...
Sin se restregó las manos por el pelo cuando la  culpa lo consumió.
─¿Qué he hecho? 
Kat apretó su puño.
─Salvaste a tu hermano.
Apoyó la cabeza contra la suya e inhaló el dulce olor de su cabello y piel.
─¿Qué si no?  ¿Qué si Kytara tiene razón y debimos matarlo mientras tuvimos la oportunidad? 
─¿Piensas realmente eso?
─En este momento, no lo sé.
Kat le dio un beso suave en el omóplato que le hizo calentarse.
─Lo sé, Sin.  Creo en ti y en tu buen juicio. Sé que has hecho lo correcto.
Sin estaba aturdido por su confianza, esto significaba tanto para él que no podía aun explicarlo en palabras.
─Gracias. Deseo compartir tu fe.
─No te preocupes, he conseguido bastante para los dos.
Sin sonrió a pesar de estar preocupado por lo que estaría haciendo Zakar. Sentía que debía estar buscando a Zakar. Pero no sabía donde empezar. Como Kat, no recibía nada de su hermano. Ni una pequeña huella.
Y Zakar no contestaba a la llamada de Sin. No podía decir lo que su hermano estaba haciendo. Un mal presentimiento lo embargó. ¿La lealtad y el amor lo cegaban?  Dioses, ¿qué sucedería si había soltado algo maligno entre la humanidad? 
─Deja de preocuparte─. Kat suavizó su ceño con los dedos.
─Síp, pero no sabemos lo que esta haciendo o con quien lo hace.
─Lo sé. ─Ella tiró de la pequeña sfora que rodeaba su cuello y la sostuvo en la mano─.  Haremos el intento de encontrarlo de esta forma, ¿irá por nosotros? 
Sin retrocedió cuando ella utilizó la piedra para convocar a Zakar. Pero después de unos pocos minutos, ella levantó la mirada con una mueca. 
─No funciona.
─¿Qué crees que significa? 
─Parece como si no estuviera en la tierra. En ningún lugar. ¿Crees que regresó a la caverna?
─Improbable, dado lo que ellos le han hecho. Pero consideremos ese argumento, incluso si él lo hubiera hecho, el sfora lo encontró allí la última vez. ¿No podría encontrarlo otra vez?
─Se supone. ─Kat miró hacia arriba para encontrar su mirada─. ¿Nunca has sentido como si el mundo ya no tuviera sentido? 
─Cada día de mi vida.
─Sí, bien, no estoy acostumbrada a estos sentimientos y lo encuentro sumamente perturbador.
 Él masajeó sus brazos y la besó suavemente en la frente.
─Lo encontraremos.
Kat quería creer en eso, pero no estaba segura. ¿Qué habían recuperado?  ¿Era Zakar el demonio que Kytara les había advertido o tendría la suficiente fuerza para combatirlo? 
─Si lucha en el lado de los gallu...
La cara de Sin se endureció.
─No lo hará. Tengo que creer eso.
─¿Pero si lo han convertido? 
─Lo mataré─, dijo él con una convicción muy sincera, esto era algo irrevocable.
Pero Kat sabía cuánto adoraba a su hermano.
─¿De verdad crees que podrás hacerlo? 
Él vaciló como si considerara su respuesta. Cuándo encontró su mirada, no podía negar su intención. ─No hay otra solución. No puedo dejar que el Dimme escape y no puedo permitir  que Kessar gané en esto. De cualquier forma.  Sin importar a quien tenga que sacrificar. Haré lo que tenga qué hacer para mantenerlos lejos de los inocentes.
Ella no podía imaginar la fuerza interior que le permitiría llevar a cabo tal cosa. Colocó la cabeza en su pecho y lo abrazó, tratando de entender la fuente de su valor. Matar a un familiar era duro...  matar a un hermano gemelo al que habías pasado la vida protegiendo y salvando al mundo...
Era increíble.
─Eres un buen hombre, Sin.
Él recostó la mejilla en la cabeza de ella.
─No, no lo soy. Apenas hago el intento de hacer algo correcto, nunca debo dejarme vencer por el mal.
Kat se apoyó en él para besarlo. No podía creer cómo lo había juzgado tan mal, cuando su madre le ordenó matarlo. En toda su vida, nunca había encontrado a nadie que se acercara en  compasión y altruismo a su padre.
Hasta ahora.
Sin era todo lo que una mujer podía esperar.
Esto le daba esperanza en el mundo y ahora deseaba tocarlo. Darle algo de sí misma para guardar. Despojándolo de su camiseta, la tiró al piso.
Él frunció el entrecejo.
 ─¿Qué haces?
─Seducirte.
─¿No deberíamos estar buscando a mi hermano? 
─¿Realmente importan veinte minutos?
Una risa gutural salió de su garganta.
─¿Veinte? Subestimas gravemente mi resistencia.
Hablaba como un verdadero Dios de la fertilidad.
─Entonces permitámonos sólo tomar un aperitivo.
Su sonrisa calentó cada parte de ella, cuando él desabrochó lentamente el top de su pijama. Kat gimió cuando él recorrió sus senos con las manos después de despojarla de la delicada tela. Cuando bajó la cabeza para tomar su pezón en la boca, ella juró que veía estrellas por ello. Sin no podía respirar cuando sintió las manos de ella en su cabello. Deslizó los pantalones por las largas piernas de ella hasta que se amontonaron a sus pies. Nunca había visto a una mujer más hermosa. Nunca.
Incapaz de detenerse, se deslizó sobre las rodillas para poderla probar mejor.
Kat se recostó contra el bar mientras Sin suavemente la saboreaba. Olas de placer la perforaron hasta que apenas podía estar en pie. ¿Cómo este hombre podía ser tan talentoso con la lengua?  Se sostuvo con las manos de la madera detrás suyo, cuando se paró de puntillas.
Incapaz de pararlo, entró un abrazador momento de éxtasis. Echando atrás la cabeza, gritó.
Sin gruñó satisfecho por el clímax de ella. Levantándose, se bajó los pantalones y le separó las piernas.
Ella se mordió los labios cuando la penetró, entonces rodeó su cintura con las piernas. Sin respiró bruscamente por el placer que le embargó. Utilizando el mostrador del bar como soporte, ella tomó el control.
Él nunca había visto o sentido nada más sensual. Era deliciosamente descarada, tomaba lo que  necesitaba de él.
La luz de la luna caía sobre su cuerpo, destacando sus senos cuando él la sostuvo de las caderas.
Kat se lamió los labios cuando Sin empujó dentro de ella. Cada golpe se sentía más profundo que el último... Más satisfactorio. No era de extrañar que las personas estuvieran dispuestas a arriesgarse hasta la muerte por esto.
Cuándo ella se corrió otra vez, Sin se le unió.
Sin la abrazó cuando su cuerpo se retiró del de ella.
─Creo que acabas de matarme.
Ella sonrió. ─No, creo que estás hecho de material más fuerte que eso.
─No estoy tan seguro. ─Él la besó tiernamente antes de retroceder─. Bañémonos, luego iremos tras Zakar.
─Si podemos encontrarlo, quieres decir.
─Sí.
La tomó de la mano y atravesó su dormitorio con ella hasta el cuarto de baño para activar el control  del agua y permitir que se calentara. Kat dejó caer su top al piso y observó como Sin se inclinaba en la ducha para probar la temperatura.
Los finos músculos de su espalda eran una sinfonía de movimiento. Maldición, él era magnífico. Desde sus hombros anchos, fornidas piernas, hasta su culo, era absolutamente perfecto.
Era tan hermoso, que apenas podía estar de pie. ─Lo juro, tienes el mejor culo del planeta.
Él sacudió la cabeza cuando salió de la ducha a encararla. ─Uno de los dos, de cualquier modo.
─¿Qué? 
─¿Tengo a un gemelo, recuerdas?─. Su culo se parece mucho al mío.
Realmente, ella no recordaba eso. El culo de Zakar no la había calentado cuando abandonó el cuarto. No, sólo Sin lo hacía. Honestamente, quería darle una mordida tan desesperadamente que no podía pensar en nada más.
─Cómo lo sabría. No estoy interesada en verificar sus atributos.
Sin puso los ojos en blanco ante su mala réplica. No le creyó ni por un minuto. En su experiencia, las mujeres eran muy rápidas a la hora de observar las partes de cualquier tipo.
─Seguro que no lo has hecho.
Ella tiró de su brazo hasta que él giró para encararla. La mirada en su rostro hizo parar los latidos de su corazón.
─No soy Ningal, Sin. No tengo interés en nadie que no seas tú.
Esas palabras le afectaron mucho más de lo que debían.
Le sostuvo la cara con las manos antes de besarla con todo la emoción que sentía. Quería creer en ella desesperadamente. ¿Pero podía?  Había tanto que reflexionar, como qué otros hombres podrían hacerla cambiar en mente y corazón. Era el único que ella había conocido. ¿Por qué demonios creería que se sentiría contenta con él?
Estaba agradecido que al menos ella hiciera el esfuerzo. Pero en el fondo de su mente estaba la imagen de ella con otra persona, y esto lo hirió tan profundamente que juró que podía sentir la forma en como manaba su sangre.
Ella retrocedió y lo miró fijamente.
─¿Qué está mal? 
─Nada.
─No me digas “nada”. Puedo sentirlo. Hay algo en tu interior que carcome dolorosamente tu corazón.
─No hay nada allí. Créame. No tengo un corazón.
Kat no sabía por qué mentía, pero era obvio que no quería discutirlo. Suspirando, entró en la ducha, y  Sin la siguió.
Ella se mojó primero mientras él la miraba con una expresión precavida.
─No te morderé, Sin.
─Creo que he oído eso antes. ─Él bajó la mirada hacia el brazo donde había una inmensa cicatriz en forma de una mordedura con colmillos.
Ella agarró el brazo y colocó su mano sobre la cicatriz.
─Mis mordeduras no hieren y no dejan cicatrices.
─¿Veremos eso? ─Ella le besó la mano antes de liberarlo y enjabonó su cabello. ¿Había forma de  hacerlo comprender?
Por otra parte, ¿realmente podía culparlo por su escepticismo?  ¿Cuánto podía sufrir una persona en su vida y continuar creyendo que no todo el mundo sólo quería follarlo?  Sin tenía razón en desconfiar. Los dioses sabían que se había ganado ese derecho.
Sin se forzó a alejarse de Kat. Trataba de no seguir centrado en como el agua caía en cascada sobre su cuerpo, abrió la segunda llave, entonces gruñó cuando le cayó encima el agua helada.
Kat sonrió antes de apartarse.
─Te compensaré, dulzura.
Se detuvo ante sus palabras cariñosas y la forma que en que afectó directamente a su corazón.
─¿Dulzura? 
─¿Sí? 
No sabía porque algo tan estúpido le afectaba, pero lo hacía.
─Eres la primera persona en toda la historia en aplicarme ese término a mí.
─Sí, me alegro, los demás no deben haberlo sabido muy bien─. Ella lo agarró y le colocó una mota de jabón en la punta de su nariz.
Riéndose, la atrajo hacía él y la puso contra la pared antes de pellizcarle el mentón. Y en ése momento, él se dio cuenta de que estaba en el paraíso. Sentía su piel suave y resbaladiza por el agua que caía por su espalda y el sonido de su risa en los oídos.
No podía haber un mejor momento que ese. Y él deseaba disfrutarlo. Si aun tuviera sus poderes, detendría el tiempo y haría que durara para toda la eternidad.
Pero en vez de la eternidad, escuchó a alguien golpear la puerta del cuarto de baño.
─¡Ey, jefe!.
Al soltarse Kat, Sin retrocedió ante la intrusión de la voz de Kish en su felicidad.
─Espero que valores en algo tu vida, Kish. Porque si no, te mataré.
─Los necesitamos abajo, en este momento. ¡Hay un demonio que se esta comiendo a un turista!


[1] Hobbes fue el primero en postular esta teoría, que describe la condición hipotética de la humanidad antes de la fundación del estado y su monopolio en el uso legítimo de la fuerza física

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