Geary se sentó en el coche, contemplando sus permisos como si fuese el mítico Santo Grial que se había materializado misteriosamente en sus rodillas mientras que George la ignoraba educadamente. Ella no sabía que estaba reteniendo a los hombres. Quizás Arik había encontrado alguna otra mujer a la que molestar…
Ese bizarro pensamiento accionó una extraña punzada de celos—lo cual realmente carecía de sentido. En ese momento, ella pagaría encantada a cualquiera que le sacara a Arik de las manos. “¿George?”
Él se encontró con la mirada de ella por el espejo retrovisor. “¿Sí señorita?”
“¿Cuánto tiempo hace que trabaja para Solin?”
“Bastante tiempo, señorita. Bastante tiempo.”
Tío, ¿No era él la fuente de toda información? Antes de que pudiera continuar preguntando los chicos finalmente dejaron el edificio.
Estaban mucho más sumisos cuando se unieron a ella en el coche.
Solin le ofreció una apretada sonrisa “¿Está contenta ahora, Dra. Kafieri?”
“Estoy más emocionada de lo que puedas creer.”
“Bien.” Solin se aclaró la garganta. “De paso, querría disculparme por el inconsciente comportamiento de mi hermano.”
“No necesito que te disculpes por mí, Solin. Soy bastante capaz de hacerlo por mí mismo.”
Si George no hubiese escogido ese segundo exacto para incorporarse al tráfico, ella habría abierto la puerta y se habría marchado. “¿Solo por curiosidad, qué te hace pensar que ese comportamiento era apropiado?”
Arik suspiró. “Ni siquiera lo había pensado. La verdad es que me sorprendiste y reaccioné mal. Por eso realmente lo lamento. Nunca te insultaría de ninguna manera.”
De acuerdo, así que el tío podía ser encantador cuando hacía el esfuerzo…
Pero ella todavía no estaba dispuesta a dejar que se librara. “¿Has hecho un hábito el hecho de meterle mano a una mujer en un lugar público?”
Arik entrecerró su mirada cuando le respondió su pregunta con una propia. “¿Has hecho un hábito del hecho de lanzarte a ti misma sobre los hombres y besarlos en público?”
El rostro de ella enrojeció cuando una sensación de temor lo consumió. La había ofendido. Otra vez. Maldición, ser humano era difícil.
“No, no lo hago,” espetó ella, sus ojos llameando. “Y puedo asegurarte que nunca haré tal cosa otra vez. Especialmente no a ti y ni en público, privado, o en cualquier otro lugar.”
“Bien hecho, Arik,” dijo Solin con sarcasmo en el interior de su cabeza. “Más brillantes disculpas como esa y serás capaz de vender carámbanos en el ecuador.”
Él atravesó a Solin con la mirada. “¿Tienes una mejor?”
“Dile que no pudiste contenerte, que estabas cegado por su belleza. Que es la mujer más deseable que has besado nunca y por eso tus emociones se descontrolaron.”
“No creo que eso vaya a funcionar.”
“Créeme, esto siempre funciona.”
Arik no estaba tan seguro, pero ya que Solin tenía más experiencia sobre este plano, decidió escucharle. “No pude contenerme, Geary. Estaba cegado por tu deseo y nunca he besado a una mujer más hermosa que tú.”
En vez de aplacarla, eso solo pareció enfadarla más.
“Eso no es lo que yo he dicho, Arik. Jeez.”
“¿Estabas cegado por mí deseo?” dijo ella, acentuando cada palabra lentamente de modo que llevasen todo el peso de su enfado. “¿De qué planeta vienes?”
“Moronia,” dijo Solin en voz alta.” Cada luna llena ellos tele transportan a los Morons a la tierra y los dejan sueltos. Considera este vuestro primer encuentro.”
“Cállate, Solin,” dijo Arik entre los apretados dientes. Entonces proyectó, “Te dije que no funcionaría.”
“Lo habría hecho si lo dijeras de la forma en la que te lo dije a ti”
Antes de que pudiese hablar a Megara, Solin lo amenazó con la mirada. “Espero que pueda perdonar a mi hermano, Doctora. Él creció en las montañas donde aún no había ningún tipo de verdadera civilización. Era prácticamente un pastor de cabras, no sabe relacionarse con la gente. Carece de muchas habilidades sociales.”
“Oh, gracias. ¿Por qué no le dices que mojo la cama en mis sueños mientras tú estás allí?
“Si funcionara, lo haría.”
Megeara se le quedó mirando. “¿Eso es verdad?”
“Sí,” dijo Arik. “No me he relacionado demasiado con personas humanas.”
Ella se rió con ligereza “¿Personas humanas, huh? ¿Hay alguna de otro tipo?”
De hecho las había, pero ahora no parecía ser el momento o lugar para instruirla sobre eso.
Agradecido de que su humor se hubiese aligerado, le ofreció una pequeña sonrisa. “¿Puedes perdonarme por mi comportamiento? Por favor.”
Ella bajó la mirada a los permisos en sus rodillas, entonces sonrió. “Creo que puedo, pero solo si me prometes no volver a hacer algo así otra vez.”
“Lo juro por la vida de Solin.”
Solin escupió, “Uh, ¿Discúlpame?”
“Lo haría, pero realmente no hay excusa para ti.
Él cruzó los brazos sobre el pecho. “Ha, ha.”
Geary rodó sus ojos ante ellos, pero en lo profundo de su interior sus juegos la herían. Ella y Jason solían pelearse el uno con el otro de esa manera. Eso hacía que su padre se distrajese, y lo extraño del asunto es que ninguno, ni ella ni Jason sabían por qué lo hacían.
Este debía ser el comportamiento natural entre hermanos que los hacía estar constantemente picándose el uno al otro. Jason había sido un elegante, guapo adolescente que habría seguido a su padre hasta el fin de la tierra sin quejarse.
Dios, cómo extrañaba a Jason.
“¿Estás bien, Megeara?”
Ella encontró la mirada preocupada de Arik antes de asentir. “Lo siento, solo estaba pensando en algunas cosas”
“¿Algunas cosas?”
“Personales,” acabó ella.
Él asintió y ella estuvo agradecida de que no la presionara en esa línea de preguntas. Cada vez que pensaba en Jason, la hacía llorar.
“Así que ¿Qué hacemos ahora sobre la preparación de la excavación? Preguntó Arik, cambiando de tema.
Cuando ella no respondió lo bastante rápido, Arik señaló los permisos. “¿Recuerdas nuestro trato?”
“Lo recuerdo.”
Solin se echó hacia delante en el asiento. “¿Qué trato es ese?”
“El que permitiría participar a Arik en el equipo si me conseguía los permisos.”
Solin arqueó una ceja. “¿De veras? En ese caso quiero unirme a vosotros.”
Geary se quedó horrorizada ante su petición. El barco estaba bastante apretado con su equipo, realmente no necesitaban a nadie más. Y especialmente no a alguien que solo se metería en el medio. “No creo que esa sea una buena idea. No me pareces el típico académico.”
Una seductora sonrisa curvó sus labios. “Oh, te lo aseguro, estoy extremadamente bien informado acerca de ese tema. Tanto que algunos jurarían que realmente viví en la antigua Grecia.”
Sí, claro. Sr. Rolls y Armani en una biblioteca—¿Por qué esa imagen solo no concordaba con ella? Oh, espera, por que él quizás tuviera éxito al quitarle el polvo a sus Ferragamos[1].
“Uh-huh. ¿Tú estudiaste historia antigua?”
“Todo el tiempo.”
Ella entrecerró su mirada sobre él. “Bien. Dime la fecha de la Guerra Peloponesiana ”
“¿Cuál de ellas?”
Geary se asombró de que él supiese incluso eso. “La primera.”
“Comenzó en el 431 A .C. entre la Liga Peloponesiana dirigida por Esparta y la Liga Delian dirigida por Atenas. Archidamus II, quién estaba dirigiendo a los Espartanos, creyó que podría mantenerlos en una Guerra civil, en lo cual Esparta no tenía rival, y que debilitaría a Atenas. Su comandante Pericles creyó que podría usar la Armada Ateniense , la cual era la columna vertebral del poder de Atenas, para debilitar a Esparta. No es necesario decir que la Guerra duró mucho más de lo que cualquier bando había previsto. Y mientras que encuentro los escritos de Thucydides un poco aburridos por un lado, tengo que admirar la manera en que Aristophanes fue capaz de ridiculizar los líderes y eventos de la época. Él hizo una pausa para causar efecto. “Por supuesto todo esto es una explicación extremadamente precipitada sobre las trivialidades de todo aquel suceso que puedes encontrar en una absurda guía de estudio.”
Geary tuvo que esforzarse por no jadear ante su inesperada disertación y comentario. “De acuerdo, así que no mentiste. Tengo que decir que estoy impresionada. No encuentro a menudo a cualquier persona que tenga tan siquiera la más mínima idea acerca de lo que estoy diciendo.”
“No lo harás. Encontrarás que tanto Arik como yo mismo somos realmente útiles cuando se trata de antigüedades.”
Ella miró a Arik. “¿Y cual es tu evento de guerra favorito?”
“Prefiero la paz de Nicias. El tiempo es demasiado precioso para malgastarlo en guerras y conflictos.
Sus palabras la hicieron sonreír. “Pero la paz estuvo cargada de escaramuzas y finalmente se rompió.”
“Sí, ¿Y no te jode que siempre haya gilipollas quienes no puedan dejar que otras personas vivan en paz? Realmente algunas personas deberían conseguirse una vida.”
Él tenía un punto en eso. En más de un sentido.
George se detuvo ante el puerto.
Geary echo un vistazo a su barco donde pudo ver a Tory y a Teddy sentados juntos mientras comparaban notas. “Bueno, parece que ya estoy en casa.”
Arik se inclinó y tocó gentilmente su mano. “¿Qué pasa con nuestro trato?”
Ella realmente odiaba ese trato, Cuando lo habían hecho, ella había pensado que estaba mintiendo, pero por otra parte ella le debía mucho más por lo que él le había dado hoy. “Bien, podéis venir. Nosotros no vamos a hacer nada esta noche excepto preparar la excavación de mañana. Estad aquí al amanecer, en punto. No esperaré por vosotros.”
“Allí estaremos”
Solin gimió. “¿Qué pasa con tu gente por la mañana?”
Geary chasqueo ante él. “No tienes que unirte a nosotros, ¿sabes?”
Arik encontró su mirada sin humor. “Allí estaremos”
“Entonces os veré mañana.”
George le abrió la puerta y dejó a los dos hombres solos.
Arik no habló hasta después que George hubo cerrado la puerta del coche. Entonces se volvió hacia Solin. “¿Qué crees que estás haciendo?” él proyectó el pensamiento a su hermano para evitar que el conductor les oyese.
“Nada,” dijo Solin en voz alta.
Todavía Arik no estaba tranquilo. El sabía que Solin estaba tramando algo. ¿Por qué querría unirse a la expedición de Megeara cuando no tenía ninguna razón para ello? “Megeara me pertenece a mí”
Solin bufó ante la rabia de Arik. “No estoy interesado en ella, créeme. Ella es toda tuya”
“¿Entonces por qué vienes?”
Su rostro se calmó. “Para asegurarme que no la fastidies. ¿Tienes alguna idea de lo malo que sería si ellos descubriesen lo que eres?”
Aliviado de que esa fuera la única razón de Solin, Arik volvió a sentarse en el asiento. “No lo harán.”
“No, no lo harán, lo cual es por lo que voy contigo. Estaré allí para ayudarte a cubrir cualquier metedura de pata que cometas. ¿Ahora podrías decir al menos, gracias, Solin?
Él respondió entre dientes y no con verdadera sinceridad. “Gracias, Solin.”
“De nada.” Él presionó el botón de su intercomunicador. “George, parece que mi hermano necesita ropa desesperadamente.”
“Muy bien, señor. Me dirigiré a la tienda ahora mismo.”
Tori se encontró con Geary en la pasarela. En su cara había tanta esperanza que trajo lágrimas a los ojos de Geary. “¿Bien?”
Geary se forzó a si misma a no sonreír cuando dijo que no con la cabeza.
Tory maldijo hasta que Geary le tendió los permisos. Le llevó unos completos diez segundos antes de que Tory se diese cuenta de lo que eran.
Ella saltó literalmente arriba y abajo. “¡Oh Dios Mío!”
“Sí”
“¡Oh Dios mío!”
“Sí, Tory.”
Gritando, ella corrió por la pasarela, entonces se detuvo en la parte de arriba y volvió a correr hacia Geary.” No son falsos, ¿verdad?”
“No”
Ella gritó otra vez y corrió a decírselo a Teddy.
Geary rió ante la exuberancia de Tory. Por una vez ella estaba actuando de acuerdo a su edad.
Para cuando Geary alcanzó la cubierta, el equipo entero ya estaba allí.
“¿Los tienes realmente?” preguntó Teddy
“Los tengo. Empezaremos al amanecer.”
Aquello parecía como si ella hubiese traído a casa el boleto ganador de la lotería—aunque quizás lo había hecho. Todos ellos habían estado sufriendo por esto durante años y ahora su paciencia había sido recompensada.
Iban a empezar a excavar.
Geary hizo una pausa cuando notó la reserva en la cara de Kat. “¿Va algo más, Kat?”
“Oh, no. Solo estoy atónita. Tengo que decir que nunca lo esperé.”
“Sip, lo sé. Es increíble”
“Sí” dijo Kat fríamente. “Lo es”
“¿No estás excitada?” preguntó Tory.
“Estoy emocionada.” Pero el tono de Kat desmentía la palabra.
Geary frunció el ceño, preguntándose por qué Kat estaba tan molesta. Pero el resto de su equipo estaba feliz y ella lo olvidó rápidamente mientras el resto planeaban lo que iban a hacer una vez que encontraran la Atlántida.
Kat se quedó atrás mientras el grupo se dirigía bajo cubierta y un escalofrío recorría su columna vertebral. Geary había encontrado la localización y Arik acababa de alcanzarle la llave de la puerta.
“No puedes dejarles remover en los restos, Katra…” las palabras de Artemisa sonaron en sus oídos. “Si lo haces, ellos encontrarán el sello y liberarán a la Destructora en este mundo. Si Apollymi es finalmente liberada, sé que no tengo que decirte lo que nos haría a nosotros. A mí. No puedes dejarla libre. Jamás.”
Eso era más fácil decirlo que hacerlo, especialmente desde que Katra podía oír a Apollymi llamándola desde su prisión en Kalosis. Apollymi quería su libertad tan desesperadamente como el resto de los dioses querían verla encerrada.
Y Kat estaba en medio.
Pero al final del día, ella sabía la verdadera razón por la que había mantenido la Atlántida oculta. Si alguien llegase a descubrir la verdad de lo que sucedió en la isla, la única persona que sería destruida era la única persona a la que ella amaba más que a nadie.
Acheron Parthenopaeus.
Hacía once mil años él había sido esclavizado por Artemisa, y había sido el campeón de la humanidad desde entonces. Él era el líder del ejército de Dark-Hunters de la diosa los cuales protegían a la humanidad de los demonios que querían hacer presa en ellos. Y mientras él protegiese a los Dark-Hunters y a los humanos, nadie había mirado sus espaldas.
Excepto por Kat.
Sólo por él, ella haría lo que tuviese que hacer para ocultar y enterrar ese sagrado lugar. Y si eso significaba sacrificar a cada persona a bordo de ese barco, incluyendo a Geary, así sería.
Nadie heriría a Acheron. No si Kat podía impedirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario