lunes, 13 de febrero de 2012

Sins Of the Night

Prólogo
Universidad Mississippi para Mujeres
Columbus, Mississippi

Ella estaba muerta.
El corazón de Melissa palpitaba por el sacudón de adrenalina mientras trepaba para alcanzar la seguridad de Grossnickle Hall. Dos horas atrás, tontamente, les había dicho a sus amigos que la dejaran en la biblioteca mientras terminaba de examinar sus papeles de Inglés.
Perdida en las desventuras de la vida de Christopher Marlowe, había pasado más tiempo allí del que había pensado. Lo siguiente que supo fue que era tarde, y tiempo de volver a su apartamento en la residencia de la universidad. Consideró brevemente llamar a su novio para que la acompañara, pero como él trabajaba esa noche con el grupo de inversiones, le pareció un tema para discusión.
Sin otro pensamiento sobre la estupidez de una mujer de veintiún años caminando sola, había juntado sus libros y se había dirigido a casa. Pero ahora, mientras corría a través del campus siendo perseguida por cuatro hombres desconocidos, ella comprendió realmente lo idiota que había sido.
¿Cómo alguien podía perder su vida por una mala decisión?
Sin embargo esto le pasaba a la gente cada día.
¡No se suponía que me pasara a mí!
—Por favor, ayúdenme —gritó mientras corría tan rápido como podía.
Seguramente hubo alguien que la vio. Alguien que llamaría a seguridad para ayudarla.
Dio la vuelta tras un seto y corrió directamente hacia algo. Alzó la vista hacia el hombre delante de ella.
—Por favor... —las palabras murieron cuando comprendió que él era uno de los cuatro hombres rubios que la perseguían.
Él se rió malvadamente, mostrándole un par de colmillos.
Gritando, Melissa luchó por soltarse. Lanzó sus libros contra él, y empujó con cada gramo de fuerza que poseía.
Él la dejó.
Ella se lanzó hacia la calle sólo para encontrar a otro hombre rubio esperando allí. Ella se detuvo de pronto, buscando algún lugar a dónde correr.
Pero no había ninguna parte a dónde ir sin que uno de ellos la atrapara.
Vestido todo de negro, el recién llegado estaba de pie imperturbable, como si no percibiera el peligro o su terror. Su largo cabello rubio estaba atado por detrás en una cola de caballo. Llevaba un par de gafas de sol oscuras que ocultaban completamente sus ojos de ella y que le hizo pensar en cómo siquiera él podía ver en la oscuridad.
Había algo atemporal sobre él. Algo omnipotente y espantoso. Él parecía estar cortado del mismo paño que sus perseguidores y, aún así, había algo acerca de él que era completamente diferente. Algo más poderoso. Más antiguo.
Más espantoso.
—¿Es usted uno de ellos? —dijo ella, sofocada.
Una esquina de su boca se torció hacia arriba.
—No preciosa, no soy uno de ellos.
Ella oyó a los demás acercándose. Girando su cabeza, los vio reducir la velocidad mientras se acercaban a ella y veían al hombre con el que estaba hablando.
El miedo estaba evidentemente grabado sobre sus hermosas caras mientras uno de ellos susurró la palabra “Cazador Oscuro”.
Ellos se quedaron atrás como si debatieran que deberían hacer ahora que el otro hombre estaba allí.
El recién llegado le presentó su mano.
Agradecida que su pesadilla estuviera terminada y que este hombre finalmente hubiera evitado que ellos la cazaran o lastimaran, Melissa tomó su mano. Él se burló de los que habían estado persiguiéndola mientras tiraba de ella, acercándola.
Ella temblaba de pies a cabeza por el alivio de que él hubiera venido en su rescate.
—Gracias.
Él se rió de eso.
—No, preciosa, gracias a ti.
Antes que ella pudiera moverse, él la agarró en sus brazos y hundió sus colmillos en su cuello.
El Cazador Oscuro probó la vida y las emociones de la estudiante mientras bebía la esencia de vida de su cuerpo. Era pura e incontaminada… Era una estudiante becada que hubiera tenido un futuro brillante frente a ella.
C'est la vieÀ.
Deleitándose en el gusto de ella, él esperó hasta poder oír y sentir esos pocos últimos débiles latidos del corazón que cesarían cuando muriera. Ella cayó completamente fláccida contra él. Pobre niña. Pero no había nada más dulce que el gusto de la inocencia.
Nada.
Él recogió su cuerpo en sus brazos y caminó lentamente hacia los Daimons que habían estado persiguiéndola.
Se la dio al que parecía ser su líder.
—No queda mucha sangre, muchachos, pero su alma está todavía intacta. Bon appétitÀ.


À C’est la vie: en francés en el original: es la vida.
À Bon appétit: en francés en el original: buen apetito / buen provecho

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