domingo, 19 de febrero de 2012

LFB cap 1

Chicago, 2006

 “Solo por curiosidad, ¿Puede un inmortal morir ahogado por un panecillo?”

 Retta Danesti cortó con una feroz mirada a su mejor amiga mientras intentaba tragar el bocado que estaba dolorosamente atascado en su garganta. Al ser una cambia-formas que había sido su mejor amiga desde hacía casi cuatrocientos años, Francesca estaba bien enterada de que el marido de Retta había vendido sus almas a la diosa Artemisa y por defecto había hecho a Retta inmortal.
 Y las últimas noticias de Francesca la habían sorprendido tan mal, que había aspirado un trozo de panecillo atascándosele en la garganta, donde le quemaba como fuego.
Francesca la golpeó ligeramente entre los omóplatos. “Vamos, pequeña, sabía que esto te jodería, pero no tenía intención de matarte con ello”
 Retta alcanzó su botella de agua y finalmente aclaró su garganta incluso aunque sus ojos le lloraban sin tregua. “¿Ahora, qué acabas de decirme?”
 Francesca puso sus manos sobre su regazo y la miró fijamente. “Tu marido abrirá el parque temático Drácula en Transilvania el próximo verano y la atracción principal son los restos momificados de Vlad Tepes[1]—el mismísimo Drácula. Aparentemente Velkan va a dejar el cuerpo a los científicos de modo que puedan analizar los restos y probar que es el Empalador de la leyenda medieval.
 Cada parte de Retta estaba hirviendo. “¡Qué bastardo!” Ella se encogió cuando se dio cuenta que varias cabezas en la cafetería se volvían hacia ella.
 Francesca bajó la voz y habló escudada en su mano. “Él no tiene realmente los restos de tu padre, ¿verdad?

 Retta recuperó su agua mientras deseaba que un ciento de maldades cayeran sobre la cabeza de Velkan. Incluyendo la peste y plagas que harían que cierta parte de su anatomía se marchitase y se descompusiese. “Es posible. Después de todo Velkan lo asesinó, y él fue probablemente el que lo enterró. Aunque dudo que conserve la cabeza ya que le dio eso a los enemigos de mi padre.”
 Ella apretó la botella incluso con más fuerza. “¡Maldito sea! Primero le da a Stoker ese ridículo libro, después empieza los tours, después el restaurante y el hotel Drácula, y ahora esto. Lo juro, Dios es mi testigo, voy a hacerme con un hacha y matarlo de una vez por todas.”
 Los brillantes ojos azules de Francesca ardían con la preocupación. Incluso aunque ella era un lobo en forma animal, esos ojos eran muy felinos cuando era humana. La única cosa que la Francesca humana compartía con su contraparte lobuna era su grueso y oscuro pelo castaño. Y los rápidos reflejos. “Cálmate Retta, sabes que él solo está haciendo esto para sacarte de tus casillas.”
 “Y lo está consiguiendo”
 “Vamos, él realmente no haría esto”
 “¿Para recuperarme? Sí, lo haría.” Ella apretó los dientes con frustración mientras continuaba invocando la cólera del infierno sobre la cabeza de él. Por siglos Velkan no había hecho otra cosa que golpearla a ella y a su familia. “Odio a ese hombre con cada fibra de mi ser”
 “¿Por qué te casaste con él entonces?”
 Eso era algo en lo que ella no quería pensar. Incluso quinientos años después, ella podía ver la noche en la que se habían conocido claramente en su mente. Ella había estado de camino a casa desde el convento, por una visita que había hecho con su padre, cuando su partida fue atacada por los Turcos. Ellos habían matado a todo el mundo excepto a ella y estaban a punto de violarla cuando sus salteadores habían sido repentinamente decapitados.
 Demasiado asustada también para gritar, había permanecido tumbada en el suelo, cubierta por la sangre de ellos, esperando su propia muerte mientras observaba a los hombres de armadura quienes se estaban encargando de los pocos asaltantes que habían escapado.
 Vestido completamente con su lustrosa armadura negra que portaba una serpiente dorada como emblema, el caballero que había matado a sus asaltantes la había envuelto rápidamente en su capa ribeteada de piel y la había levantado del suelo. Sin decirle una palabra, Velkan la había llevado a cuestas a su casa, dónde se aseguró que ella estuviese bien atendida y alimentada.
 Ella todavía podía recordar la visión de su ferocidad, el crudo poder que había manado de cada parte de él. Había llevado un yelmo que lo había hecho verse igual que un pájaro de presa el cual inspiraba terror en sus enemigos. Y esto definitivamente la había asustado a ella hasta el centro de su alma.
 Ella no había tenido idea de sus facciones hasta más tarde aquella noche cuando él había vuelto a ver como estaba. Pero no fue su apostura o su fuerza lo que la había cautivado, había sido su incertidumbre alrededor de ella. El hecho de que ese hombre que había sido tan intrépido y fuerte ante los Turcos había realmente temblado cuando se inclinó a tocarla.
 Había sido amor a primera vista.
 O así lo había pensado.
 Su corazón doliendo ante los recuerdos, Retta curvó sus labios mientras desterraba ese recuerdo y se recordó así misma que al final Velkan la había traicionado y asesinado a su padre. “Yo era joven y estúpida, y no tenía idea en que me estaba metiendo. Pensé que era un noble príncipe. No tenía idea de que él apenas era un paso más allá de un mono”. Ella agarró el sombrero de papel impreso que Francesca había traído para almorzar de las Noticias de Yahoo!.
 “Me retracto y me disculpo profundamente con todos los primates de la tierra por insultarles. Él no es digno de pertenecer al reino de los monos. Él es una fangosa babosa rastrera.
 Francesca hundió sus patatas fritas en el ketchup. “No sé, a mi me parece que es algo dulce que él haga todas esas estupideces para conseguir que vayas a verle.”
 Sí, claro. “Eso no es por lo que él está haciendo esto. Él está intentando torturarme y volverme contra mi padre. No se trata de sentimientos tiernos. Se trata de un hombre despiadado. Un hombre que, incluso quinientos años después, no puede dejar a mi familia descansar en paz. Es un animal.” Suspirando, Retta volvió a poner el papel sobre la mesa y alcanzó su bolso para sacar su teléfono Treo[2].
 “¿Qué estás haciendo?”
 “Reservo un vuelo a Transilvania de modo que pueda asesinarlo en persona. Entonces detendré estas payasadas de una vez por todas.”
 Francesca bufó. “No, no lo harás”
 “Sí, lo haré”
 “Entonces que sean dos”
Retta habría cuestionado eso, ya que los cambia-forma Were-Hunter podían tele transportarse de un lugar a otro, pero por alguna razón a Francesca siempre había gustado viajar con ella. Por supuesto, si Retta fuese inteligente, habría hecho que Francesca la tele transportase a ella también, pero ella odiaba viajar de esa manera, incluso aunque era virtualmente instantáneo. Ella quizás fuese inmortal, pero a Retta le gustaba aparentar ser lo más normal posible.
Además, si un were-hunter no conocía el área y se trasladaba a ella, podía golpear un árbol o aparecer repentinamente de la nada delante de alguien. Ambas experiencias tenían graves repercusiones.
 Ella detuvo su marcado para mirar a Francesca echar más ketchup. “¿Por qué vienes?”
 “Después de todos estos años escuchándote hablar del Príncipe Cabeza Hueca, quiero conocerlo por mí misma.”
 “Bien, pero recuerda evitar mirarle fijamente. Él te chupará la justa cantidad de tuétano de tus huesos y te dejará tan moralmente quebrada como lo está él”
 Francesca dejó escapar un bajo silbido. “Demonios, recuérdame no hacerte enojar. Quiero decir, de veras. ¿Cuán malo puede ser él?”
 “Créeme, ellos no han traído nada peor que él. Y tú estás a punto de ver justamente cuanta razón tengo”


[1] Vlad Teps= Vlad el Empalador, nombre por el que se conocía a el Conde Drácula.
[2] Treo= conocida marca americana de telefonía en teléfonos de tercera generación con PDA, video llamadas, conecxion web, etc.

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