Arik estaba fascinado por la erizada textura de la sábana de ositos sobre la cama.
Era áspera e irritante. ¿Por qué querría alguien eso cerca de su piel? Incluso las almohadas no eran lo que él había pensado que eran. En sueños, esas cosas eran tan suaves como el aire y se deslizaban a través de su piel igual que agua caliente.
Pero allí… él tiritaba.
Era un mundo extraño en el que los humanos tenían que vivir. No le extrañaba que tendiesen a escapar hacia los sueños.
Era un mundo extraño en el que los humanos tenían que vivir. No le extrañaba que tendiesen a escapar hacia los sueños.
Y él estaba cansado de estar allí sin Megeara. Ella era estaba demostrando ser incluso más esquiva en persona de lo que había sido antes. Él no sabía donde estaba, pero ya era hora de que la encontrase.
Él justo había alcanzado la puerta cuando esta se abrió tan rápido que él sintió la ráfaga de aire a través de su piel.
Una cálida, dulce emoción pasó a través de él cuando vio a Megeara. Al menos fue así hasta que advirtió la mirada de enfado en su cara.
“¿Qué?” Preguntó él, preguntándose por que ella estaba tan irritada ahora.
“Solin Catranides es hijo único”.
Arik sonrió ante lo absurdo de esa frase. Como un Dream Hunter, Solin tenía miles de hermanos. Literalmente. “Te aseguro, que no lo es.”
“Solin Catranides es hijo único”.
Arik sonrió ante lo absurdo de esa frase. Como un Dream Hunter, Solin tenía miles de hermanos. Literalmente. “Te aseguro, que no lo es.”
Ella indicó al hombre detrás de ella.
“Díselo, Brian.”
“He llamado a un amigo quién lo conoce. El me aseguró que Solin nunca había mencionado familia de ningún tipo.”
Arik le dedicó una sardónica sonrisa.
“Estoy seguro que no mencionaría nuestra familia a una mujer cuando esto no es de su incumbencia. Ponme al teléfono con él.”
Le echó una mirada al oír el tono de mando de voz que usaba. Si había una cosa que ella sabía acerca de Brian, era que a él no le gustaba ese tono mucho más que a ella.
Le echó una mirada al oír el tono de mando de voz que usaba. Si había una cosa que ella sabía acerca de Brian, era que a él no le gustaba ese tono mucho más que a ella.
Los ojos de Brian lo golpearon con desprecio.
“Yo ya he preguntado.”
“Y están equivocados.”
Brian le tendió el teléfono.
Brian le tendió el teléfono.
“Llama tu mismo entonces, tío.”
“No conozco el número.”
“Entonces estás jodido.”
“Brian,”le pidió en un amable tono, intentando deshacer su enfado. Cogió el teléfono de manos de Arik y se lo devolvió a Brian. “¿Puedes conseguir el número de Solin para mí? Quiero hablarle yo misma.”
El curvó sus labios ante Arik.
“Es su hermano. ¿No debería él conocer el número?”
“Brian, por favor. Él podría llamar a cualquier número de Grecia y la persona que le respondiese podría ser alguien que pretendiese ser Solin. Quiero asegurarme de que estoy hablando con la persona correcta.”
“Brian, por favor. Él podría llamar a cualquier número de Grecia y la persona que le respondiese podría ser alguien que pretendiese ser Solin. Quiero asegurarme de que estoy hablando con la persona correcta.”
Su enfado se suavizó cuando vio lo razonable de su respuesta.
“Bien.”
El cogió su teléfono y buscó en la agenda. Después de algunos minutos, sacó un bolígrafo y papel de su bolsillo y anotó el número. Lo arrancó y se lo tendió a ella.
“¿Estás seguro de que es el correcto?”
“Es el único Solin Catranides que yo conozco. Sea o no sea este su desconocido hermano.”
“De acuerdo.” ella marcó el número y esperó mientras Arik le pasaba una presumida mirada a ambos.
Después del sexto tono, un hombre con una profunda voz Británica respondió en griego.
Manteniendo sus ojos sobre Arik quien le devolvía la mirada con una estoica expresión en su hermosa cara.
“¿Es Solin Catranides?”
“No. Kyrios Catranides no está disponible en este momento. Si quiere dejar su nombre y número, yo añadiré su mensaje a los otros.”
¿Podía haber tenido la posibilidad de decir eso en un tono engreído? Realmente, el hombre debió enseñar arrogancia en la escuela de mayordomos… de estudios avanzados.
“Es una emergencia.” insistió ella.”
“Siempre dicen eso, thespeneice. No se ofenda. El Profesor no desea ser molestado esta tarde por nadie”.
Ella entrecerró los ojos en Arik, esperando que él resbalase y le mostrase si estaba mintiendo o no.
“Ni siquiera para su hermano.”
“¿Perdón?” – El engreimiento se marchó, reemplazado por la incredulidad.
“Tengo un hombre parado frente a mí que dice ser su hermano.”
Ahora su tono era completamente liso.
“El Profesor no tiene hermanos, thespeneice.”
Antes de que ella pudiese responder, Arik le quitó el teléfono de las manos y habló en una lengua que ella no conocía. Sonaba como si estuviese basado en el griego pero era algo incluso más complejo.
Arik pasó una presumida mirada a Brian, después a Megeara. Él estaba cansado de su desconfianza... no era que él no se la mereciera. Esto meramente estaba causándole una molesta-interesante emoción. No le gustaba. Era demasiado… molesta.
“Él se pondrá ahora al teléfono.”
Dos segundos después, Solin respondió en un enojado tono de voz.
Dos segundos después, Solin respondió en un enojado tono de voz.
“¿Esto es una broma?” él habló en el lenguaje que solo los dioses conocían.
Arik respondió de la misma manera.
“No, Solin, no lo es. Necesito tu ayuda.”
“Si eres quién dices ser, y desde que estás usando mi lengua natal no tengo duda acerca de tu relación, no necesitas mi ayuda.”
“Si, la necesito. Estoy atrapado en el plano humano por dos semanas sin mis poderes y necesito tu ayuda hasta que pueda irme a casa otra vez.”
“Yo—”
“No se te ocurra negarte, dijo Arik apretando sus dientes.” Por culpa tuya me volví Skoti. Niégate a ayudarme ahora y te prometo que nunca dormirás otra vez en paz. Pasaré el resto de la eternidad sincronizado solo para ti. Todo el tiempo que cierres los ojos, yo estaré allí… sacudiendo la mierda fuera de ti.”
“Dios, esa es una amenaza de alguna clase.”
“No son amenazas, solo promesas.”
Solin hizo una pausa antes de volver a hablar.
“Para que conste, no me tomo demasiado bien las promesas a la ligera.”
“Y yo no las doy a la ligera. Si dudas de mi o de mi destreza, pregunta a M´Ordant quien soy y de lo que soy capaz. He recorrido un largo camino desde el insensible Oneroi que tú te has vuelto. Quiero tu ayuda, Solin. Sé que ayudar a alguien va en contra de tu carácter, así que chúpate esa y échame una mano.”
Hubo unos segundos de silencio como si Solin estuviese pensando.
“Si estás ahí, supongo que habrás cabreado a un dios, ¿Quién ha sido?”
No había necesidad de ocultarle eso. Si el realmente quería saberlo, no le llevaría demasiado tiempo descubrirlo.
“Hades”.
Solin bufó.
“¿Has hecho un pacto con Hades? ¿Estás loco?”
“Estaba definitivamente cuerdo y bajo control mientras era Oneroi. Entonces alguien cambio eso. ¿Qué soy ahora?, es un misterio para cualquiera, incluso para mí.”
Más silencio lo siguió.
“De acuerdo.” dijo Solin al final. “No hago de esto un hábito, pero has despertado mi curiosidad. ¿Qué necesitas de mí?”
“Necesito un permiso para una arqueóloga americana para excavar la Atlántida.”
Solin estalló en risas.
Solin
“Ahora sé que estás loco. ¿Han encontrado realmente ese lugar?”
“¿Eso importa?”
“En este plano de existencia, sí. Tú empieza a hurgar allí y estarás jodiendo a personas que es mejor dejar solas.”
“Desde que los días de los humanos están contados, no creo que eso vaya a ser un problema. Déjala tener un poco de emoción antes de que muera. ¿Cuál es el daño?”
Solin dejó escapar un brusco suspiro entre sus dientes.
“No, no lo harías.”
“¿No haría el qué?” Preguntó Arik
“Prometer un intercambio de almas con Hades. Has tenido valor, he de reconocerlo.”
Él no estaba seguro si impresionar a su hermano era una buena cosa o no, pero al menos Solin sonaba un poco más amable.
“¿Además de los permisos, quieres decir?”
“Esto. Ella quiere conocer al oficial que los redacte para asegurarse que no son falsos.”
“¿Cuán pronto lo necesitas?”
“¿Cuán pronto puedes hacerlo?”
Otra breve pausa.
Otra breve pausa.
“Dame una hora para arreglarlo. Tengo algunos amigos en el gobierno que me deben algo. Solo tengo que decidir a quién quiero intimidar o chantajear.”
El miró a Megeara y habló en inglés.
“Él necesita una hora para obtener los permisos. ¿Puedes encontrarte con él entonces?”
Su mandíbula se quedó floja antes de que ella pudiese asentir.
“Ella puede estar allí.” le dijo a Solin.
“Bien. Me pondré en contacto contigo.”
“¿Por qué?”
“Por que tengo que conocer al Dios que es tan arrogante y necio cara a cara.”
Arik no estaba seguro de si debería sentirse alagado o insultado. Quizás debiese estar un poco de ambos.
“Entonces le permitiré a la buena doctora que te de sus señas.” respondió Arik tendiéndole el teléfono a Megeara quien todavía estaba boquiabierta.
Geary no podía creer lo que estaba oyendo. ¿Era realmente tan simple? ¿Podía nada más que una llamada telefónica ganar para ella los esquivos papeles que ella necesitaba?
“¿Hola? ¿Kyrios Catranides?” Preguntó ella
“Sí, ¿Y usted es?”
“Dra. Geary Kafieri.”
“Encantado de conocerla, doctora. Como mi hermano dijo, necesitaré las señas del lugar elegido por ustedes dos para que nosotros podamos proceder con sus permisos.”
Geary todavía estaba un poco reservada. No estaba en su naturaleza confiar en las personas y especialmente no después de todos esos años en los que había estado intentando llevar a cabo lo que ellos dos parecían haber sido capaces de hacer en una hora.
“Pensé que usted era hijo único.” respondió ella.
Solin no vaciló con su respuesta.
“Sí y no. Tengo algunos medio hermanos. Uno de los cuales resulta que es Arikos. Ahora si usted fuese tan amable como para darme su dirección.”
Ella incluso había llegado a esperar que todo esto fuese una broma.
“Muy bien.” dijo Solin una vez que ella acabó de darle su dirección y señas del puerto. “Los veré a los dos en una hora.”
“Gracias.”
Él colgó.
Geary finalizó la llamada, entonces le tendió el teléfono a Brian. “El va a conseguirnos los permisos. ¿Tú crees realmente que él puede hacer eso?”
Brian se encogió de hombros. “Si alguien puede, es él. Solin se mueve en los círculos más altos. Incluso a eso que yo no puedo ascender… lo cual te hace preguntarte exactamente cuanto dinero tiene.”
Ella miró a Arik cuya cara estaba completamente estoica. “¿Y tú eres su hermano?” preguntó ella.
“Sí.”
Ella frunció el ceño ante él.
Ella frunció el ceño ante él.
“¿Entonces serías tan amable de decirme por que el hermano de tal hombre estaba flotando en el mar?”
“Eso fue una seria desgracia, te lo aseguro.”
Brian se aclaró su garganta.”Bueno, si has conseguido esos permisos, reconsideraré mi regreso.”
Eso significaba mucho para ella. Sin su regreso, ellos no habrían tenido ninguna opción excepto empacar e irse a casa.
“Gracias, Brian.”
El inclinó su cabeza ante ella antes de dejarlos solos.
Arik le ofreció una seductora sonrisa.
“¿Eres feliz ahora?”
“No sé si feliz es la palabra correcta. Yo todavía sospecho de ti y de tus motivos.”
El chasqueó su lengua ante ella.”¿Después de todo esto, como puedes continuar desconfiando de mí?”
¿Iba en serio? “¿Puedes culparme? Todavía no sé quien eres y aquí estás tú teniendo grandes gestos sin ninguna razón. ¿Por qué deberías mostrarte dispuesto a ayudarme?”
“Por que te encuentro fascinante. Tú eras tan apasionada en la escuela media, y ahora estás en una búsqueda imposible, al igual que yo. Uno tiene que admirar eso. Por no mencionar el hecho de que salvaste mi vida. Ayudarte con los permisos es lo menos que puedo hacer.”
Había algo en sus ojos cuando hablaba que destellaba y refulgía. Ella se sentía igual que una serpiente con su maestro encantador el cual estaba engatusándola para dejar su cesta en la carretera para ser atropellada por un camión.
“¿Qué quieres de mí? ¿Realmente?” preguntó ella
“Sólo una simple sonrisa. Nada más”.
“Sólo una simple sonrisa. Nada más”.
“Encuentro difícil de creer que algo tan simple te satisfaga.”
Su sonrisa se volvió cruelmente encantadora. “Esto debería al menos ayudarme un poco.”
Geary no estaba segura qué hacer con él. Por un lado, el la estaba ayudando de una manera que nadie había podido. Él no le había debido nada después de todo y todavía…
¿Podría ser tan simple como que estuviese compensándola por haberle salvado la vida? Los griegos tenían un estricto código de conducta acerca de lo que estaba bien o mal. La retribución debía ser algo que ellos otorgaban sin vacilar. Quizás estaba siendo demasiado dura con él.
“De acuerdo, Arik, siento haber estado un poco irritable contigo. Yo no confío en las personas como regla general, especialmente en las que no conozco.
“Lo entiendo y nos conocimos bajo circunstancias extremadamente extrañas.”
Una tímida sonrisa cruzó su cara cuando recordó su llegada a bordo.
Una tímida sonrisa cruzó su cara cuando recordó su llegada a bordo.
“Cierto.”
Sus facciones se suavizaron a la más seductora mirada que ella había visto nunca en algún hombre.
“¿Empezamos de nuevo?” él le tendió su mano. “Soy Arik Catranides.”
Ella estrechó su mano.
“Geary Kafieri y todavía quiero saber como es que acabaste en el mar.”
Ella estrechó su mano.
“Geary Kafieri y todavía quiero saber como es que acabaste en el mar.”
El llevó su mano a los labios de modo que pudiese depositar un susurro de un beso en sus nudillos.
“Y yo te prometo que un día conocerás la respuesta a ese misterio.”
No estaba segura de por qué, pero el pelo de su nuca se erizó mandando un escalofrío por su espina dorsal. Esto fue seguido por los recuerdos de sus sueños donde Arikos la había bañado a ella en crema de chocolate batida que él había lamido de su cuerpo lenta y suavemente. Pero este no era el hombre que la había seducido.
¿Era eso? ¿Podría ser que de alguna manera su subconsciente hubiese retenido sus recuerdos todos esos años y que sólo ahora que ella le necesitaba lo recordase?
Eso no parecía factible. Pero entonces cómo explicar su presencia allí a bordo del barco y el hecho de que él hubiese estado en sus sueños esas pasadas semanas. Ella debía haberlo recordado.
Y ahora que ella estaba más relajada, había algo acerca de él muy calmo y pacífico. Algo que la tranquilizaba.
Excepto por sus ojos. Ellos le hablaban. Parecían de alguna manera ominiscentes y poderosos. Provocadores y mortales.
“Así que, ¿Dónde vives exactamente?”
El no respondió. En cambio, se movió hasta detrás de ella y la envolvió con sus brazos. Esto era lo que el amante de sus sueños había hecho miles de veces.
Ella se puso rígida en sus brazos.
“¿Quién eres tú, Arik? ¿Por qué estás realmente aquí?”
Él restregó su mejilla contra ella de manera que sus patillas enviasen escalofríos sobre ella.
“Tú quieres la Atlántida , ¿Sí?”
El ronroneó en su oído haciendo que el deseo la encendiera.
“Sí.”
“¿Entonces que importa?”
El calor en su cuerpo por una sola cosa. Esto era algo diferente a lo que ella había experimentado antes. Toda su vida, ella se había forzado a probarse asimismo ante otros. Y desde que la reputación de su padre había impugnado la suya, ella había abandonado su camino para no permitir el hecho de que las escuelas elitistas no le hiciesen caso por ser mujer.
Ella enfocó su vida entera en ser una científica seria, eso la excluyó de todo eso.
Pero con Arik, era diferente. Él la trataba como una mujer y él no era rechazado por sus barreras protectoras. Él la veía como deseable. La sola novedad de eso la excitaba.
Ella quería cerrar sus ojos y reclinarse contra él. Levantar y tender su palma a través de sus patillas de modo que pudiese sentir los músculos de su mandíbula. Eso era lo que ella había hecho en sus sueños.
Pero esta era la realidad y la Dra. Geary Kafieri no tenía tiempo para tales juegos. Incluso aunque todo lo que ella quería hacer era quedarse allí donde estaba, se apartó. “Necesito trabajar.”
Arik apretó los dientes con frustración. Pero entonces, éste era el poder que lo había hecho caer en su trampa en primer lugar. Quería que te quedaras…
El pensamiento no acababa de abandonar su cabeza cuando ella se volvió a el con una molesta mirada.
“Y yo te digo que tengo cosas que hacer.”
El frunció el ceño ante el enfado en su tono. “¿Perdón?”
El frunció el ceño ante el enfado en su tono. “¿Perdón?”
“Dices que quieres que me quede y yo no puedo hacer eso.”
El inclinó su cabeza. “No, no lo he hecho. Solo lo he pensado.”
“Yo te he oído alto y claro.”
“Pero yo no he hablado.” respondió él. ¿Cómo podía ella haberlo oído cuando él no tenía sus poderes?
Ella duplicó su ceño fruncido hacía él. “¿Qué eres tú?”
Él cogió su mano y la puso sobre su pecho de modo que ella pudiese sentir su muy humano corazón latiendo “Soy carne y sangre. Igual que tú.”
Geary no sabía que pensar. Algo no estaba bien acerca de eso. Ella podía sentirlo. Necesitaba alejarse de él hasta que pudiese encargarse de eso.
Sin mucho más que un adiós, ella le dejó y se dirigió al exterior de modo que ella pudiese respirar aire fresco y aclarar sus pensamientos.
Thia se encontró con ella en la cubierta. “¿Dónde está el Sr. Maravilloso?”
“Abajo.”
Una retorcida sonrisa curvó sus labios. “Ahí es donde me gustaría tenerlo… justo debajo”
Geary hizo rodar sus ojos ante el doble juego de palabras cuando una brisa la atravesó y la hizo temblar. Todavía llevaba la ropa mojada, y si ellos iban a encontrarse realmente con algún Oficial Griego necesitaba cambiarse de ropa para no ofenderle.
“Tenlo, Thia. Estoy segura que le daría la bienvenida a eso.”
Kat se rió cuando pasó al lado de ellas. “Realmente lo dudo.” Geary frunció el ceño ante la extraña nota en la voz de Kat. Casi un metro ochenta y dos de alto, ella, al igual que Thia, sobrepasaban al resto de la tripulación, hombres y mujeres por igual. Kat también era extremadamente griega, con cabello rubio y agudos ojos verdes. Ella se había unido a su equipo hacía unas pocas semanas—justo después de que ellos encontraran el muro que estaban intentando tan desesperadamente excavar. “¿Sabes algo acerca de nuestro invitado?”
Kat se encogió de hombros con indiferencia. “Nop. Porqué ¿Debería?”
“Hmmm…” Geary no estaba tan segura de si creer eso o no. Había algo en el comportamiento de Kat que decía que quizás les estaba ocultando información.
“Kat, tú eres de Grecia, ¿verdad?”
Ella se rió otra vez. “Nacida y criada. Realmente dudo que alguien sea más Griega de lo que soy yo, ¿Por qué?”
“¿Tú crees realmente que ese tío puede ayudarnos a conseguir los permisos?”
Kat suspiró. “Supongo que lo sabremos pronto.”
Pero no lo bastante pronto en el libro de Geary. “De acuerdo. Necesito cambiarme antes de que atraquemos. Os veré a las dos en breve.”
Kat esperó hasta que Geary desapareció bajo cubierta antes de mirar a Thia, quién a los dieciocho tenía una espantosa semejanza con la diosa Artemisa. “Por cierto, Oí que Scott te estaba buscando.”
Su cara se iluminó. “¿De veras?”
“Síp. Mejor que corras antes de que cambie de opinión.”
Thia no había podido ser más rápida ni llevando las sandalias aladas de Hermes. Lo cual era definitivamente una buena cosa.
Eso debería mantener ocupada a la pelirroja por al menos algunos minutos, de modo que Kat pudiese visitar la última adquisición que habían hecho y no ser molestada o, más exactamente, oída por casualidad.
Tan pronto como se cercioró que Thia estaba fuera del camino, Kat se dirigió hacia la cabina de Teddy donde habían dejado a Arik. Ella llamó una vez a la puerta antes de empujarla.
Arik estaba junto a la ventana con los brazos cruzados sobre su pecho cuando le dedicó una curiosa mirada. “Tú no eres Megeara.”
“No, no lo soy. Pero lo que quiero saber es como una persona como tú ha acabado a bordo de este barco.”
“¿Una persona como yo?”
Ella asintió cuando dio un paso acercándose a él. “Alto, cabellera oscura. Increíblemente sexy con unos ojos tan azules que brillan.”
“¿Disculpa?”
“¿Quién es tu padre?” repitió antes de explicar la pregunta. “¿Morfeo o Phobetor?”
Él la miró con suspicacia. “¿Quién eres tú?”
“Katra Agrotera. Pero la mayoría de la gente en este mundo me llama Kat.”
Ella vio el reconocimiento en sus ojos. “¿Agrotera?”
“Sí,” respondió ella a su pregunta no hecha. Agrotera era uno de los nombres que solían adjudicarse a la Diosa Griega Artemisa—un nombre usado por sus sirvientas. La misma diosa había sido quien había enviado a Kat a observar lo progresos de este equipo. “Soy una de sus Koris.”
“¿Qué estás haciendo aquí?”
“Solía trabajar con el padre de Geary de vez en cuando, en aquellos días en los que ellos dos no se hablaban. Desde que ella está acercándose un poco a la cuestión que tiene entre manos, Artemisa pensó que debería poner algunas trabas en frente de ella.”
“¿Y eso por qué?”
“Simple. La Atlántida no puede ser encontrada.”
Él bufó ante ella. “Eres la segunda persona que me lo dice en menos de una hora. ¿Por qué es tan importante para Artemisa que esto permanezca oculto?”
“El por qué no es tan importante. Solo créeme cuando te digo que no quieres ir allí… en más de un sentido.”
Él no parpadeó ni mostró emoción alguna, lo cual dado su nacimiento tenía sentido para ella. De todos modos, era tiempo de que aprendiera a temer.
Cuando habló, su tono era bajo y mortal. “Megeara quiere encontrarla.”
“Y la gente en el infierno quiere agua helada. Toda la historia de la humanidad está escrita por personas que quieren alguna cosa que no pueden tener. Ella se sobrepondrá a su decepción, créeme.” Ella se acercó a él lentamente y bajó el tono de su voz para asegurarse que nadie que pasara por el corredor exterior pudiese oír sus próximas palabras. “Pero eso todavía no explica como es que está aquí un Dream-Hunter, en forma humana, sobre este barco. Estoy segura que no vas venido a este plano sólo para ayudar a la buena doctora en su búsqueda.”
Él estaba más protegido que un invaluable tesoro. “Quería saber que se sentía al ser humano. ¿Eso es un crimen?”
“En el Olimpo, puede serlo.”
“¿Me estás amenazando?”
“Te estoy advirtiendo que olvides que has oído siquiera el nombre de la Atlántida.”
“¿Y si no presto atención a tu advertencia?”
“Oh, eso se pondría feo. Realmente feo.”
Él le dedicó una amartillada sonrisa. “Mi cuerpo ha sido usado para ser golpeado hasta el hueso, chiquilla. ¿Lo está el tuyo?” Él no le dio tiempo a responder antes de continuar. “No puedes amanerar o intimidar a alguien que no es capaz de sentir emociones en algunas pocas semanas. El dolor no me asusta es todo lo que conozco.”
“Eres un bastardo masoquista, ¿verdad?”
“¿No es esa la misma naturaleza de un Skotos? Después de todo, fueron los de tu clase los que nos maldijeron.”
Kat hizo una pausa ante sus palabras. Eso era verdad. Lo que les habían hecho a los Oneroi era deplorable y desgraciado. Pero esto todavía no cambiaba el hecho de que no podía permitírsele descubrir la Atlántida. Artemisa no era la única diosa que se pondría furiosa si esta fuese expuesta. Este pequeño Skotos estaba jugando con un fuego que ni siquiera podía empezar a entender.
“¿Así que sólo estás aquí para ser humano y experimentar el mundo?¿Para nada más?”
“Nada más.”
Kat casi podría aceptar eso excepto por una cosa. “¿Y como encaja Geary en todo esto?”
“¿Quién dice que lo hace?”
Kat se rió cuando notó la especulación en sus ojos cristalinos—él estaba ocultando algo. “No me tomes por idiota. Tú no tienes poderes de dios, puedo sentirlo. Cuando los de tu clase han venido de vez en cuando a este plano para conseguir víctimas, no perdéis vuestros poderes al hacerlo. Tú has pactado con los tuyos para estar aquí y ser humano, y ayudar a Geary. ¿Por qué?”
“Primero dime por qué Artemisa está interesada en esto y entonces quizás te responda.”
Él era agudo e inteligente. Tenía que reconocerlo. “De acuerdo entonces. Parece que nos vamos a entender. Yo no me meteré en tus asuntos y tú no te meterás en los míos.”
“Bastante justo.”
Kat miró más allá de él, hacia el exterior de la portilla, para ver los muelles que se iban acercando. No pasaría mucho tiempo antes de que él le consiguiese los permisos a Geary.
Kat sofocó un escalofrío ante eso. “Sólo recuerda una cosa, Dream-Hunter. Métete en mí camino y te sacrificaré por mi misión.”
Él se rió desde lo profundo de su garganta. “Y a eso, todo lo que puedo decir es un resonante “lo mismo digo”. No dejaré que interfieras con el por qué estoy aquí.”
Ella arqueó una ceja ante eso. “¿Te atreverías a amenazarme? ¿Tienes alguna idea de lo que le sucedió al último hombre que perjudicó a una Kori?”
Él se encogió de hombros con indiferencia. “No tengo miedo de Artemisa. Incluso aunque ahora soy humano, no será por mucho tiempo. Mis poderes regresarán a mí completamente. Ambas, tú y tu señora haríais bien en recordar eso.”
Ella chasqueó ante su ignorancia. “Oh, Arik, Artemisa será el último de tus problemas si llegas a encontrar la Atlántida. Hay poderes tan profundos y oscuros enterrados con ese continente que ellos harían burla de Zeus. Yo solo soy una mota en el gran esquema de las cosas. Tú tienes mucho más que temer que yo o mi Señora-Diosa. Y con este agradable apunte, te dejaré con solo una advertencia más.”
“¿Cuál?”
“Las cosas son muy rara vez lo que parecen. La Atlántida y lo que sucedió allí fue un ruina exactamente para muchos un dios y para otros tantos de un panteón. Como sabes, los dioses raramente están de acuerdo en algo, pero todos ellos estuvieron unidos cuando llegó eso. Harías bien en irte de aquí tan pronto atraquemos, y encontrar una nueva compañera de juegos para tus sueños.”
“Así que tú estás mintiendo a Megeara acerca de tu presencia aquí. Pretendiendo ayudarla mientras le pones trabas. Cuan noble de tu parte”
“¿Y tú estás aquí para seducirla y hacer qué? ¿Matarla? ¿Ese es tu plan?
Él apartó la mirada y a ella no se le escapó la efímera pena que oscureció sus ojos antes de que la ocultase. “¿Importan mis intentos, desde que tú ya has hecho los tuyos para matarla?
La furia giró a través de ella ante sus palabras. “Yo nunca he matado ningún humano. No soy tan fría. Demonios, intenté salvar a su padre y es por él que estoy vigilando ahora a Geary, en vez de permitir que otra Kori esté aquí. Yo no quiero verla morir. Ella es una mujer demasiado decente para eso. Así que, te lo diré de nuevo, hazte a un lado.”
“¿Y si no puedo?”
“Entonces tú y yo estamos en guerra.”
“Desafortunadamente, pero puedo aceptarlo.”Él se movió hasta quedar ante ella y ella odió el hecho de que tuviese que levantar la mirada para verle. Esto era lo que él había intentado al acercársele, pero le costaría más que eso intimidarla. “Apártate de mi camino, Katra. Por tu propio bien.”
Bien entonces. Al menos ahora ella conocía los argumentos. Ahora solo tenía que visitar a su amiga y hacer todo lo que pudiera para conseguir que Geary lanzase a Arik por la borda lo antes posible. El era humano en ese momento y no podría jugar con los pensamientos y emociones de Geary. Eso era una bendición.
“Oh, no te preocupes. Me propongo ser la espina en tu costado hasta volverte furiosamente loco. Puede que tengas éxito en seducir a Geary, pero no vas a lastimarla. No bajo mi vista.”
Arik había abierto la boca para devolverle el comentario cuando oyó que la puerta empezaba a abrirse. El volvió su cabeza para ver a la mujer Thia allí de pie, mirándolos como si nada.
“¿Interrumpo?” preguntó Thia en tono sarcástico.
Kat negó con la cabeza. “Ya me iba.” Le dedicó una mirada glacial a él. “Recuerda lo que he dicho.”
“Lo mismo te digo.”
La furia ardió en sus ojos antes de hiciese a un lado a Thia y saliese dejándolos solos. Arik no se movió mientras consideraba este último giro. Así que Megeara tenía a una de las Koris de Artemisa como protectora…
Eso hacía un poco más encrespadas las cosas, pero no lo disuadía en manera alguna. Él deseaba experimentar completamente a Megeara como hombre. Y nada, ni siquiera el mismísimo Zeus, iba a detenerle.
Ahora sólo tenía que obtener la cooperación de Megeara.
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