Sin se inclinó contra la barra, estudiando el mapa en silencio mientras Kat y Damien hacían notas en un bloc enfrente de él. Tenía que haber alguna manera de entrar allí sin que todos murieran.
Pero maldito si podía pensar en ello.
No importa cuanto observara la situación, iba a ser un baño de sangre. Podía sentirlo. Cada escenario, cada plan que ideaba terminaba con ellos siendo comidos.
Tenía que haber algo que se estaba perdiendo...
Sin inclinó la cabeza cuando un nuevo pensamiento penetró su mente.
Frunciendo el ceño ante el mapa, se acercó más a él cuando se dio cuenta de lo que había pasado por alto.
─ ¿Dónde está la cerradura?
Kat levantó la mirada de su bloc
─ ¿Qué cerradura?
─ La que tengo que volver a poner para mantener a los Dimme en su prisión. Zakar fue quien la colocó la última vez. Debía de estar en algún lugar cerca de ellos en una cadena, pero no la veo.
Ella se levantó para estudiar el esquema con él.
─ ¿Qué aspecto tiene?
─ Sumerio.
Ella le dedicó una aburrida mirada.
─ No lo veo.
─Eso es realmente una mala cosa.─dijo él.─ Si no hay cerradura, no podemos detenerlos.
Sus ojos se agrandaron.
A Sin se le erizó el vello de la nuca cuando sintió una nueva presencia detrás de él. Se volvió, listo para pelear, para encontrarse solo al Dream Hunter Xypher allí, viéndose peor que de costumbre.
─¿Qué te sucedió?
Xypher bufó.
─Me confundieron otra vez con un saco de arena.─ él se enjuagó la sangre de los labios cuando se unió a ellos en el esquema.─ Tu hermano se resignó simplemente a morir para sacarme del peligro.
El estómago de Sin se hundió.
─ ¿Qué?
El asintió.
─Tenemos que conseguir sacarlo de allí inmediatamente. Kessar planea utilizarlo como un sacrificio al Dimme—si Kessar no lo mata por haberme liberado.
Tan mal como se sentía Sin por ello, una diminuta parte de si mismo estaba aliviada de saber que su hermano no se había convertido completamente. Todavía trataba de hacer lo correcto.
─Zakar también quiso que te dijera que la Vara estaba en casa. Realmente espero que eso tenga sentido para ti porque yo no tengo la menor idea de lo que quiso decir con ello.
Sin frunció el ceño mientras sacudía la cabeza.
No tenía la menor idea.
Por lo menos no al principio.
─Espera un segundo... La Vara.─ dio media vuelta y se dirigió a su dormitorio.
Podía sentir a Kat detrás de él, pero la ignoró mientras fue hacia el armario y abrió el seguro.
Sacó varios viejos rollos de sus contenedores de arcilla, entonces se dirigió a la cama para extenderlos.
Kat hizo una mueca.
─¿Qué estás haciendo?
─¿Puedes leer sumerio?
─Ha pasado algún tiempo, pero solía hacerlo.
Le entregó un rollo.
─Buscamos algo que tenga que ver con La Vara del Tiempo.
Ella bufó.
─Vara del Tiempo, Luna Abandonada, la Tabla del Destino... a vosotros los sumerios realmente os gustan los términos cursis, ¿huh?
Él la miró con diversión
─No me pidieron exactamente mi opinión antes de nombrarlos.
─Bien, por que dada mi estimación de tu intelecto sería realmente aterrador si lo hicieran.─ Ella se inclinó juguetonamente hacia él y le dio un codazo en el costado.
Ocultando su diversión, indicó con un gesto de su mentón el escritorio.
─Mueve tu culo allí y empieza a leer antes de que te golpeé yo a ti con mi Vara del Tiempo.
Ella le lanzó una mirada juguetona.
─Puedo pensar en cosas mucho mejores que hacer con tu vara que golpearme, bebé.
Sin hizo un ruido de dolor.
─Aww, gawd, hemos degenerado en ingenio realmente malo. Me rindo. Sálvame antes de que mi coeficiente intelectual sea dañado.
─ Bien, vampiro de la diversión. Me llevaré mi rollo allí y jugaré yo sola.
─ ¿Vampiro de la diversión? ¿Qué es eso?
─Eso serías tú chupando toda la diversión de mi vida.
Sin negó con la cabeza.
─Tienes los más interesantes términos para las cosas.
─Sí, pero nota que los míos son creativos a diferencia de la tan estelarmente denominada Vara del Tiempo.
Ignorándola, abrió el primer rollo y empezó a leer.
Xypher entró y se unió a la búsqueda. El tiempo parecía arrastrarse mientras leían línea tras línea sin ninguna pista. Sin había olvidado cuan enrevesado y aburrido podía ser su pueblo.
Demonios, imagina lo que un buen editor podría haber hecho con la historia de Gilgamesh…
Esta casi por rendirse cuando Xypher retrocedió de su lado de la cama.
─Lo encontré.─ sujetó el rollo para enseñarles la imagen de la Vara en él. Parecía una pequeña daga con una hoja torcida.
Sin tomó el rollo y lo estudió. Solo recordaba vagamente haberlo visto siglos atrás.
─Ahora la pregunta es, ¿En qué casa la puso?
Xypher se encogió de hombros.
─Él dijo que tú lo sabrías.
Y fue en ese instante que lo hizo. Realmente era un genio y era el único lugar que Zakar podría haber querido decir.
─La Tumba de Ishtar.
La cara de Kat palideció.
─¿Qué?
Sin dejó los rollos a un lado, sintiéndose mal al pensar en tener que ir allí otra vez.
─Es el único lugar seguro. Ningún gallu pensaría ir allí y está oculto—ni el más curioso de los arqueólogos podría encontrarlo. Zakar debe haber escondido la Vara allí después de encerrar a los Dimme la última vez. Es el único lugar que tiene sentido.
Él dio un paso atrás, pensando en marcharse.
─Espera,─ dijo Kat, tomando su mano.─ Voy contigo.
Él sacudió la cabeza.
─ Kat…
La severa, determinada mirada que le dio lo alcanzó y lo calentó.
─No necesitas ir allí solo.
Habría discutido si ella no estuviese completamente acertada. Ese era el último lugar en el quería era estar sin ella y él lo sabía.
─Gracias.─ enlazó sus dedos con los de ella.
Kat inclinó la cabeza hacia él antes de que los dos se transportaran al área más remota del Sahara. En una cueva oculta, disimulada por las siempre cambiantes arenas y protegida por un espíritu que jamás permitiría a ojos mortales ver lo que contenía. Era allí donde Sin había depositado a su hija para su descanso y aquí, Ishtar dormía en un pacífico reposo que él nunca había sido capaz de encontrar para si mismo. Al menos no hasta que Kat había entrado en su vida.
Kat vaciló cuando aparecieron en una caverna profunda y oscura. Podía oír los sonidos de roedores e insectos corriendo para salir de su camino. Avergonzada de tenerles miedo, esperó que no se acercaran a ella.
Sin mantuvo sus manos por encima de la cabeza y apareció una antorcha iluminando su camino. Kat estuvo instantáneamente aliviada cuando miró a su alrededor y no vio ninguna cosa repulsiva que corriese hacia ellos ni tampoco alejándose de ellos—odiaba los bichos y los roedores.
Pero cuando miró alrededor, fue golpeada por la belleza del lugar.
Las paredes que los rodeaban estaban cubiertas con incrustaciones artísticas de niños jugando en fuentes y corriendo tras un venado por un bosque. Una eterna fuente hecha de oro macizo salpicaba en un rincón. Esta tenía un pájaro y cuervo encaramados en un lado y una niña pequeña en el otro, la cual miraba en la charca para coger su propio reflejo.
─Qué hermoso.
Sin tragó y ella pudo sentir la espantosa ola de pena en su interior.
─A Ishtar le encantaba jugar en fuentes y con animales cuando era una niña.
El se detuvo ante la escena de una niña pequeña que tenía una mariposa sentada en el hombro, mientras alimentaba un cervatillo con una mano y un chacal con la otra. El extendió la mano sobre la imagen y ella vio las lágrimas en sus ojos.
─La encontré un día ése día igual que ese cuadro. Ella levantó la mirada hacia mí con sus profundos ojos azules y dijo, ─No te preocupes, Papá. No los lastimaré.
Kat envolvió sus brazos a su alrededor y lo mantuvo cerca cuando su pena se extendió y trajo lágrimas a sus propios ojos.
─¿Ella no era realmente hija tuya?
─Eso no me importó. En mi corazón siempre fue mi hija.
─Lo sé.
Él se aclaró la garganta mientras colocaba un brazo sobre los suyos.
─Nunca estuve seguro de quien era realmente su padre. Ningal no lo diría y ella había tenido amantes por montones. Podría haber sido cualquiera.
Pero él nunca había usado eso contra Ishtar. Él había amado a pesar de todo y eso hacía que Kat lo quisiese aún más.
─No sé por que Ningal me odiaba tanto. Intenté con todas mis fuerzas hacer que funcionara, pero nunca había nada que la agradara. Era como si solo quisiera herirme.
Kat se tensó cuando un mal presentimiento la atravesó y tuvo que morderse el labio para no hablar. Dado lo que él le había confesado, se preguntaba si Ishtar no sería su hija después de todo.
Cuan cruel mentirle y decirle que su propia hija pertenecía a otra persona.
Seguramente Ningal no habría querido hacer eso. Pero cuando se quedó allí de pie, sintió la verdad en su corazón. Ese sería el golpe más profundo y era uno que Kat estaba segura que Ningal habría dado.
Sin se alejó de ella y se dirigió bajando por el estrecho corredor a una cámara al final de este. Tan pronto como entró, las antorchas se encendieron alrededor de la sala. El fuego hacía bailar las sombras que formaban las imágenes de niños jugando y correteando.
Kat jadeó ante el esplendor. Cada parte de la sala estaba cubierto de oro. A lo largo de la pared estaban incrustadas esmeraldas y diamantes haciendo un campo largo donde bailaban los niños y allí en el centro estaba un sarcófago con la forma de un antiguo templo. Era exquisito.
La parte de arriba estaba talada para parecerse a Ishtar cuyos ojos eran dos perfectos zafiros. En sus facciones, Kat vio el parecido con Sin. Había tenido razón acerca de Ningal y la asombró que alguien pudiera ser tan cruel. ¿Cómo podía Ningal haber arremetido tan brutalmente con una persona que debería haberlo significado todo para ella? Eso desafiaba a la lógica.
Sin se detuvo ante la imagen para colocar su mano sobre la cara de Ishtar. La agonía de sus facciones la atravesaron. El pensamiento de abrir la tumba de Ishtar lo estaba destrozando.
Kat quería evitarle cualquier dolor.
─¿Quieres que lo busque yo?
─No.─ dijo él, su voz era débil.─ Nunca le gustó que la tocaran extraños. Ella era realmente muy tímida.
Con expresión cautelosa, cerró los ojos y empujó la tapa. Esta se acudió ligeramente antes de moverse. El sonido de la piedra arrastrándose resonó por la caverna. Kat se adelantó y entonces jadeó cuando a Ishtar. Al ser una diosa, su cuerpo no se había descompuesto. Estaba tan perfecta como el día en que había muerto. Con los ojos cerrados, parecía estar durmiendo y una parte de Kat esperaba que ella se despertara y los mirara. Se preguntaba si Sin habría tenido el mismo pensamiento.
Ishtar había sido puesta a descansar con una toga carmesí, el dobladillo estaba incrustado con los rubíes que hacían perfecto juego con su tez oscura. Las manos, cubiertas con guantes de oro, estaban cruzadas sobre sus senos y bajo ellas tenía la Vara del Tiempo. En forma de un cuervo, esto, también, era de oro e incrustado con gemas.
Kat levantó la mirada hacia Sin.
─Es hermosa.
─Lo sé.
El se estiró para sacar la Vara debajo de las manos de Ishtar. Tan pronto como tocó la piel, una solitaria lágrima se deslizó de la comisura de sus ojos.
─La extraño tanto,─ jadeó. Él levantó la mirada.─ No quiero verte a ti así, Katra. ¿Lo entiendes?
Ella asintió cuando sus emociones la estrangularon. Ella tampoco quería enterrarlo.
─Lo mismo digo, tío. Si algo te sucede, definitivamente arruinaría mi mejor día.
Sin no habló mientras cerraba el sarcófago y agarraba apretadamente la Vara en su mano.
─Tenemos la llave.
─Ahora necesitamos la cerradura.
─Y un milagro.
Kessar permaneció ante la cerradura con Neti detrás de él. Alto y delgado, vestido en marrón oscuro, Neti había sido una de sus mejores conversiones. El antiguo guardián del Inframundo Sumerio trabajaba ahora para Kessar, quien lo mantenía en un profundo aislamiento.
─Eres retorcido, maestro.
Era verdad. Era el maestro de lo retorcido. Había empotrado la cerradura que devolvería de regreso a los Dimme en el pecho de Zakar. La única manera de que Sin pudiera salvar el mundo sería matando a su propio gemelo. El saboreó la imagen de Sin atravesando el corazón de Zakar para salvar a la humanidad. La única cosa que habría podido haber hecho mejor era haber cogido a su mujer y meter la cerradura en su pecho. Pero eso habría sido suicida, ya que su muerte podría muy bien liberar un ejército de Carontes para cazarlos.
No. Esto era mucho mejor. Esto sería igual que si Sin se matase a si mismo, o peor.
Adelantándose, Kessar inclinó la cabeza cuando bajó la mirada hacia Zakar quien estaba gimiendo por el dolor en su pecho que había sido desgarrado. La cadena que llevaba a la tumba de los Dimme flotaba a su espalda.
El sonrió burlonamente ante el dolor del hombre.
─¿Cual era esa anticuada expresión humana que aprendí anoche? ¿Algunas veces eres el perro y otras veces la toma contra incendios?─ él chasqueó ante Zakar.─ Supongo que hoy tú eres la toma contra incendios, ¿eh?
El cuerpo Zakar se sacudió cuando levantó valientemente la cabeza para clavar a Kessar con una mirada letal.
─Jódete.
─No, gracias. Prefiero las mujeres.─ él se apartó cuando Zakar intentó escupirle.─ Y tus dioses te creen tan importante. Lloras y escupes y ruegas por clemencia, como cualquiera. No tienes más dignidad que el más bajo de los mendigos.─Enrolló su puño en el pelo de Zakar y tiró con fuerza.─No puedo esperar para verte morir.
Zakar jadeó cuando lo asaltó más dolor y ese pensamiento realmente puso duro a Kessar.
Kessar retrocedió. Necesitaba encontrar una mujer por unos minutos.
─Neti. Vigílalo bien. Volveré a jugar con él en breve.
Sin acababa de regresar a su penthouse con Kat cuando la Vara empezó a brillar. Dos segundos después, algo parecido a un terremoto sacudió todo el casino.
─¿Qué diablos…?─ preguntó Damien cuando varios cuadros cayeron al suelo y se rompieron.─ ¿Más pruebas de bombas?
Sin sacudió la cabeza cuando lo atravesó un mal presentimiento.
─No. Es algo más.─ él miró a Kat para ver si sentía lo mismo que él.
─No sé que es,─ dijo ella con la voz cargada de aprensión.─ Pero no me gusta.
Kish se empujó contra la pared.
─Quizás sea el terremoto que siempre están diciendo que golpeará a Las Vegas.
─Quizás…─ Pero la Vara todavía resplandecía y ahora había empezado a emanar un zumbido de bajo nivel.─ Algo no va bien.
De repente, una ligera luz salió disparada de la Vara , iluminando el área frente a Sin. Una alta mujer de cabello negro apareció en una vieja toga marrón oscuro. No tenía ni idea de quien era ella...
─El sello se ha roto,─ dijo ella en Sumerio.─ Los Dimme serán libres en seis marcas. Quienquiera que tenga este instrumento, debes volver a sellar su tumba.
─¿Seis marcas?─ preguntó Damien.─ ¿Qué diablos significa eso?
─Dos horas,─ dijeron Kat y Sin a la vez.
Kat miró a Sin.
─Pensé que teníamos un par de semanas.
─También yo.─ dijo él bruscamente.─ Ha debido pasar algo para acelerar el reloj,
Damien hizo una mueca de exagerada felicidad.
─Eso es tan hermoso. Zippity─doo─da! ¡Qué magnífico día!
Kat suspiró con fuerza.
─Tanto como planear un ataque, ¿huh?
Sin pasó a través del diagrama cuando fue a liberar su última espada que mataría fácilmente a los gallu.
─Necesitamos reunir a todos los que podamos.
Damien bufó.
─Uh, jefe, odio ser un aguafiestas, pero creo que todos los que podemos reunir estamos actualmente aquí en esta habitación.
Sin se detuvo a mirar a Simi, Xirena, Damien, Kat, Kish y Xypher. Ese era un lamentable número de defensores. Pero era todo lo que tenía el mundo.
─En ese caso, necesitamos armarnos seriamente
Damien se santiguó.
─Santa María, llena eres de gracia—
─¿Qué estás haciendo?─ preguntó Kish.─ No eres Católico.
─Sí, pero de repente me siento realmente religioso y esta parece ser una buena idea.
Sin puso los ojos en blanco. Miró a Simi y Xirena.
─Vosotras dos seréis nuestra avanzadilla.
Se volvió a mirar a los otros.
─Tendremos que protegerlas para que no las agobien y derriben. Si las perdemos, no tendremos a nadie que pueda ayudarnos.
Kat frunció el ceño.
─Espera. Tengo una idea… Adelántate y arma a todo el mundo. Volveré enseguida.
Sin abrió la boca para discutir, pero antes de que pudiera hablar, ella se había ido.
Kat se desvaneció al Olimpo, justo en el balcón de su madre. Afortunadamente, Acheron estaba todavía sentado en la terraza, viéndose increíblemente aburrido.
Él le dedicó una helada mirada
─¿Están los Dimme fuera todavía?
Ella se quedó boquiabierta ante la inesperada pregunta.
─¿Cómo—?
─Sentí la vibración. Es una sensación que he tenido antes, como cuando la última vez que casi se liberan. Y para responder la pregunta en tu mente, tendrás que preguntarle a Artemisa. Yo no puedo salir de aquí hasta que ella me libere.
Eso apestaba
─Tienes que estar bromeando.
─Oh nunca bromeo acerca de Artemisa. Le prometí que me sentaría aquí y no haría nada, así que aquí estoy haciendo nada. Muy parecido a un realmente alto y aburrido perro guardián. Personalmente, preferiría lanzarme contra una valla electrificada──sería casi lo mismo, creo.
Kat gruñó por lo bajo.
─¿Dónde está ella?
─Todavía con su padre.
Ella inclinó la cabeza hacia atrás y maldijo hacia el techo. Odiaba tener que ir allí.
─De acuerdo. Siéntate justo ahí y yo iré a hablar con ella.
Él se rió.
─Buena suerte.
Kat se destelló rápidamente fuera del vestíbulo principal del templo de Zeus donde los Dioses se reunían para celebrar. Permaneció en las sombras mientras observaba la situación. Apolo estaba a la derecha con Ares y Demeter mientras Atenea se sentó con Afrodita y Nike. Hades estaba en un rincón con Perséfone mientras Zeus se reía con Hermes.
Por suerte, Artemisa estaba sola, bebiendo de una copa de dos asas. La música llenaba el aire mientras otros Dioses jugueteaban, bailaban, y reían.
Moviéndose con cuidado y silenciosamente cuando pudo, Kat se las apañó para llegar a su madre quien saltó sorprendida cuando se dio cuenta que Kat estaba allí.
─¿Qué estás haciendo aquí?─ chasqueó Artemisa.
─Necesito hablar contigo.
─Artemisa echo una mirada a su alrededor nerviosa.
─Este es un mal momento.
Ella no tenía ni idea.
─No puedo enfatizar la importancia de hablar contigo. Ahora.
─Katra…
─Por favor.
Artemisa frunció el ceño antes de apartarse de la mesa y salir hacia los jardines.
─¿Qué?
─Necesito que liberes a Acheron.
Ella se rió, después se puso seria.
─No.─ dijo firmemente.
─Matisera, por favor. Los Dimme están a punto de liberarse y si puedo llevármelo, podrá ayudar reclutando más Carontes y—
─¿Estás loca?─ siseó ella.─ ¿Has visto lo que sucede cuando los Caronte están sueltos? No, lo has hecho por que todavía estás viva. Es igual que desatar langostas con dientes de piraña y no hay quien los pare.
─Pero Acheron puede controlarlos.
─Y podría ser asesinado lo cual es una cosa que jamás permitiré.
─¿Y que pasa conmigo?
─Tú estarás bien.
Kat estaba completamente horrorizada, pero también decidida.
─Necesito su ayuda.
Artemisa ondeó la mano.
─Deja a los humanos solos y no te preocupes por ellos. Siempre podemos hacer más─. Y con eso, se giró y se marchó.
Kat se quedó allí con la boca abierta. No podía creer lo que eso fuera todo lo que tenía que decir su madre. Siempre podemos hacer más. ¿Por qué estaba tan sorprendida? ¿Qué, honestamente, había esperado? No es como si su madre despertase de repente y fue la Madre Teresa.
Disgustada, Kat destelló de regreso al penthehouse de Sin. El lo miró con expectación.
Ella mantuvo una mano en alto para evitar que hablara.
─Ni siquiera preguntes.
─¿La típica respuesta de Artemisa?
Con el corazón pesado, se dirigió a las armas que él había dispuesto sobre la cama y cogió una pequeña ballesta que en ese momento, habría querido disparar en el perverso corazón de su madre.
No hizo más que levantarlo, cuando un brillante destello iluminó el cuarto. Ella giró, lista para disparar a la fuente de ello.
Hasta que vio a Deimos… y otros quince miembros de los Dolophoni.
No podía haber estado más atónita si hubiese encontrado a su abuela allí.
Sin dio un paso atrás, su cara con sospecha.
─¿Qué es esto?
─Refuerzos.─ dijo Deimos sinceramente. Él clavó a Kat con esa oscura y mortal mirada suya.─ Oí lo que le dijiste a Artemisa…y su respuesta. No todos somos tan fríos.
Una de las hembras sonrió.
─Además, pelear el lo que hacemos mejor.
Sin consideró esto por un segundo antes de tenderle la mano a Deimos.
─Bienvenido a la batalla.
Deimos inclinó su cabeza antes de sacudir la mano de Sin.
─Para que conste, esto no quiere decir que me gustes.
─Lo mismo digo.
Cuando Sin tomó el mapa de Kat para mostrarles la disposición de la cueva, aparecieron D´Alerian, M´Adoc y M´Ordant.
Kat estaba incluso más atónita de lo que lo había estado con Deimos.
─¿Tienes espacio para tres más?─ le preguntó M´Adoc a Sin.
─Claro,─ dijo Sin.─ Siempre podemos usar más combustible para la hoguera.
Kish bufó.
─Para que conste, yo no ardo bien.
Xirena le revolvió el cabello.
─Créeme, humano, todos vosotros ardéis bien.
─Es cierto,─ agregó Simi.─ Simi puede quemar a la mayoría de la gente y freírlos extra crujientes.
Kish suspiró.
─Encantador.
─Ignorando su intercambio, Sin repasó los planos con todo el mundo.
─Las buenas noticias son, que ellos no han tenido tiempo para reunir muchos humanos para sacrificar. Espero que lo que sea que hayan hecho para acelerar el reloj, no lo sepan.
Damien hizo una mueca.
─¿Y si lo hicieron a propósito?
─Seamos positivos, ¿vale?─ dijo Kat con la voz de una profesora de jardín de infancia.─ Pretendamos que todos vamos a sobrevivir a esto.
Kish sonrió.
─Estoy con Kat. Me gusta su plan. Mucho.
Después de fulminarlo con la mirada. Sin dio una palmada para obtener la atención de todos.
─De acuerdo, niños. Vamos a una fiesta donde no nos quieren demasiado. ¿Cada uno sabe lo que tiene que hacer?
─Ni una pista.─ anunció Kish felizmente.─ Pero creo con toda seguridad que la muerte y el desmembramiento están en mi pronóstico, seguido por llovizna de intestinos y pieles desolladas.
─Demasiado para el Señor Positivo, ¿huh?─ se rió Damien.
─Veremos cómo te ríes cuando lancen tu culo a la luz del día.
─Creo que puedo apañármelas.─ Damien dio un paso adelante, pero Sin lo detuvo.
─Tienes que quedarte fuera de esto.
Damien lo fulminó con la mirada.
─Y una mierda.
─No,─ dijo Sin, con tono decidido.─ Kish tiene razón. Es de día y yo no estoy dispuesto a tomar a correr ese riesgo.
Todavía, Damien no se rendía.
─Estaremos bajo tierra.
─Y estaremos volando agujeros en las paredes. Si alguien golpea el lugar correcto, luz del sol y Damien muerto.
Apareció un tic en la mandíbula de Damien, pero al final lo aceptó.
─Bien. Pero recuerda cuando te golpeen en culo, que yo intenté salvarlo.
Sin le dio una palmada en la espalda antes de inspeccionar a cada miembro de su equipo.
─Desearía poder pensar en algo inspirador que deciros a todos. Algún gran discurso con el que enviaros al combate, pero cuando miro alrededor—
─Todo lo que yo veo son personas que van a morir.
Kat se rió.
─Muy bonito. Pero si tenemos que averiguarlo, llevémonos a tantos de ellos como podamos.─ ella se movió al lado de Sin y tomó su mano en las de ella.─ No estás solo, bebé.
Él apretó su mano.
─Gracias a todos por estar aquí. La humanidad puede que no sepan de vosotros, pero sé que están agradecidos. Ahora vayamos a patear culos de demonios.
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