Ravyn maldijo cuando se percató de lo que estaba pasando. Susan había estado en lo cierto. Los Daimons los habían reunido sabiendo así que sus poderes se debilitarían y eso los reduciría drásticamente – haciéndoles presa fácil para los Spathis. Maldición, deberían haber escuchado a Nick. Él incluso les había advertido sobre los teléfonos. ¿Quién sabría que el brusco bastardo les había estado diciendo la verdad?
Y por supuesto, Nick era el único de ellos que no estaba aquí…
- Tenemos que separarnos.- Las palabras apenas habían dejado los labios de Cael antes que los bolt-hold empezaran a abrirse alrededor, atrapándolos en el estrecho callejón.
Los Spathis emergían desde lo alto y el fondo de la cuesta.
- Oh, estamos jodidos.- dijo Bellela Mujer Bella cuando tiró del látigo fuera de su cinturón y lo hizo restallar en el aire ante ella. - ¿Alguien tiene una idea brillante?
- Yeah.- dijo Zoe sacando un cuchillo de la parte de arriba de su bota.- Aprendamos a teletrasportarnos.
Todos ellos miraron a Ravyn.
- Desearía poder ayudaros tíos. Pero me despojaron de ese poder cuando morí.
Belle frunció el ceño ante él.
- Bueno, ¿Qué tan bueno eres, leopardo?
Él no lo sabía en ese momento. Ésta era una mala situación y todos lo sabían.
Su adrenalina se rugió protestando por una pelea en la que probablemente sería su muerte, él se volvió a Susan.
- Necesitamos sacarte de aquí.
Ella se mofó de él gesticulando hacia la cima y el fondo de la cuesta dónde los Spathis ganaban fuerza.
- Sin intención de ofender, Hombre Gato, a menos que sepas algo que yo no sé, no creo que los Daimons vayan a dejarme marchar.
Por mucho que odiara admitirlo, ella tenía razón. Enfadado por haberse permitido acabar atrapado en algo como eso, él hizo aparecer una estaca en su mano.
- Ya conoces la leyenda. Apuñálalos en el corazón y ellos morirán.- Él le dio a ella la estaca.
Los ojos de Susan mantenían un grado de temor cuando rodeó la estaca con su mano y le ofreció una valerosa sonrisa.
- Llámame Buffy. Ni siquiera soy rubia, pero no me pidas que lleve esos tops.
Ella miró a Zoe.
- O corsé.
Ravyn levantó su mano con la estaca y besó la parte de atrás de sus nudillos. Parados allí con su muerte inminente, él sentía una oleada de respeto por ella la cual nunca había conocido. Más que eso, algo sublimemente tierno tocó su corazón.
Fuese lo que fuese que sucediera esa noche, él sólo esperaba que ella saliese de ello de una pieza.
Susan le ofreció una alentadora sonrisa antes de retrocediese un paso. A regañadientes, él la dejó ir y se volvió para pelear.
Cuando los Daimons venían hacia ella lentamente, los Dark Hunters formaron un círculo dándose las espaldas los unos a los otros.
Ravyn trató de poner a Susan detrás de él, pero ella no iba
- Susan, mantente en el medio.
Ella encontró su mirada sin sobresaltarse.
- Pon tu cabeza en la pelea, Ravyn, y no te preocupes por mí. Soy la única aquí que no está sintiendo como merma su fuerza.
Zoe se mofó de su bravuconada.
- También eres la única de nosotros que tiene un alma que pueden robar y sangre que pueden beber.
Susan abrió su boca para responder, luego volvió a cerrarla.
- Muy buen punto.
Entonces ella literalmente brincó a detrás de él.
Ravyn se giró para asegurarse que ella estaba tan lejos de ser lastimada como podía en ese momento.
Dadrón sacó sus nunchakus mientras Menkaura envolvía una extraña cadena de oro alrededor de un puño.
Los Daimons no atacaron de inmediato. Más bien, avanzaban arrastrándose hacia ellos como si saborearan el cuadro de tenerlos juntos.
- ¿Qué están esperando?- preguntó Belle.
Ravyn apretó los dientes cuando se dio cuenta de la respuesta.
- A que nos debilitemos todavía más
- A la mierda con eso.- argumentó Cael antes de dejar escapar un grito de Guerra y se lanzase al daimon más cercano a él.
Sin pensar, Ravyn rompió la formación para ayudar a Cael cuando dos daimons se lanzaron contra la espalda de Cael. De repente se desató el infierno cuando los se abalanzaron sobre ellos.
Susan no podía respirar cuando vio a los Daimons ir tras los Dark-Hunters. Había tantos de ellos, que ni siquiera estaba segura si los Dark-Hunters estarían todavía de pie.
Ella se tambaleó hacia atrás cuando un Daimon se abalanzó sobre ella, entonces se detuvo a unos pasos de ella. Él husmeó de una manera que le recordaba a un perro que pilla un olor en el viento.
- Tú no eres uno de ellos.- dijo él con una encantada sonrisa.- Eres humana.
- Y tú no.
Él se abalanzó sobre ella.
Susan agarró su camisa y se cayó al suelo con él de remolque. Poniéndose boca arriba, ella levantó sus piernas y lo lanzó por encima de su cabeza, lejos de ella, luego se giró hasta estar de nuevo de pie. Él aterrizó en el Contenedor cuando el siguiente Daimon se abalanzó hacia ella. Ella le dio un codazo a la mujer en la cara, luego giró con ella, tratando de lanzarla.
La mujer hundió sus colmillos en el brazo de Susan.
Susan siseó cuando el dolor la atravesó.
- Odio pelear como una chica pero…- Ella la agarró de los pelos y tiró tan fuerte como pudo.
La daimon gritó antes de que Susan le diese un cabezazo.
Ravyn se giró para ver a Susan repeliendo a sus asaltantes. Atónito por su habilidad, él no advirtió al daimon que se le acercaba por la espalda. Algo caliente se desgarró en su hombro. Él se volvió con una maldición para darle un puñetazo al daimon. Él se tambaleó de regreso pero dejó el cuchillo profundamente incrustado en el hombro de Ravyn. Arrancándolo con una maldición y una mueca de feroz disgusto, lo lanzó directamente al pecho del Demonio. Él explotó en una ducha de oro que cayó como lluvia sobre Ravyn.
Ravyn atrapó el cuchillo antes de que se cayese al suelo y lo dirigió a Susan. Ella ejecutó a un mawasbi-geri o una patada barrida tan perfecta que incluso Bruce Lee habría quedado impresionado. Dios la amaba, ella sabía como cuidar de si misma. Dragón realmente la había enseñado bien.
Y antes de que Ravyn pudiera alcanzarla, ella se volvió contra el daimon más cercano ella y le apuñaló con la estaca.
Ravyn patinó al detenerse cuando ella mató a un daimon como una profesional. Ella se volvió hacia Ravyn, pero se quedó quieta cuando se dio cuenta de que tenía el pelo negro.
Él le dedicó una torcida sonrisa.
- Recuérdame que nunca te disguste otra vez.
- Hecho.
Él se movió hacia Daimon que llegaba a espaldas de ella, pero antes de que Ravyn pudiera dar un paso, ella había codeado al Daimon en la cara y lo había lanzado al suelo, dónde ella le inmovilizó con su brazo retorcido en su espalda y su pie derecho en la parte baja de su columna vertebral.
Dándose cuenta de que ella podía cuidarse sola, Ravyn se volvió para ver a Belle rodeada por un grupo de daimons. Ella estaba herida y sangraba abundantemente mientras un enorme daimon balanceaba un hacha a su alrededor.
Belle alcanzó al daimon con su látigo en la mejilla. Este se echó impulsivamente hacia atrás, luego gruñó antes de que balancease el hacha. Él entrecerró los ojos cuando ella se zafó por su derecha.
Ravyn se abalanzó sobre el daimon y de un golpe en la espalda lo alejó de Belle.
El daimon dio vueltas cuando dos más de ellos se le unieron. Él podía oír a Belle restallando su látigo y a Dragón peleando con sus nunchakus mientras él mantenía sus ojos adiestrados en el hacha del daimon a fin de que pudiese capear los mortíferos balanceos. Ravyn se cayó al suelo y comenzó a rodar, luego pateó los pies del daimon de bajo él. Agarrando el hacha cuando se lanzaba hacia la calle, Ravyn la arqueó de regreso hacia el pecho del daimon y lo mató.
Y aún así seguían viniendo Daimons.
Una paloma a la espalda de Ravyn, lo golpeó hacia delante. El hacha salió volando de su mano como él le cayó al suelo y aterrizó a los pies de otro daimon. Riéndose, el daimon recogió el hacha y fue tras él detrás.
Ravyn intentó retroceder, solo para tambalearse contra otro Daimon que lo apartó de un empujón de regreso hacia el hacha. Ravyn se transformó en un leopardo al mismo momento que el daimon se abalanzaba. Él erró a Ravyn y decapitó al otro Daimon. Pero antes de que Ravyn pudiera pensar, otro Daimon lo alcanzó con otro hacha contra de su pata trasera.
Gritando, sus poderes se deshicieron por el dolor y volvió a la forma de hombre en contra de su voluntad. Él apenas tuvo tiempo de convocar ropas para cubrirse y alejarse rodando antes de que estuvieran sobre él.
Para su sorpresa, Susan estaba allí con un hacha que le debía de haber quitado a otro Daimon.
- Atrás.- gruñó ella, ahuyentándolos de Ravyn.
Ravyn trató de levantarse sólo para que su salvajemente quebrada pierna cediese bajo su peso. Sus fuerzas comenzaba a fallarle y él sabía que los otros Dark Hunters no estaban mucho. No importaba lo que él quisiera, su dolor le mantenía en forma humana.
Iban a morir.
Los Daimons parecían hacerse más fuertes mientras los Dark Hunters se debilitaban a cada latido. Aún así, Ravyn no iba a morir en el suelo como un roedor asustado. Él se esforzó por ponerse de pie. Un daimon lo alcanzó de un puñetazo en la mandíbula que hizo que le temblaran todos los huesos. Él saboreó sangre cuando se partió el labio. Escupiéndola sobre el suelo, Ravyn cabeceó al daimon, luego lo alejó de una patada cuando algo llamó su atención a derecha.
Eran dos Daimons con hachas atrapando a Belle entre ellos. Congelado por el horror, observó impotentemente, sabiendo que no podría llegar a tiempo.
Un escalofriante momento de pena pasó a través de todos ellos cuando la vieron caer sobre sus rodillas un instante antes de que los daimons la asesinaran a sangre fría. Susan permaneció mirando con horror el cuerpo de la mujer tendida sobre un charco de sangre sobre el oscuro asfalto mientras otros daimons se chocaban los cinco unos a otros.
Zoe gritó y se abalanzó a por ellos, solo para que otro daimon la hiciese caer de un barrido de su pierna. Ella cayó de bruces, después se giró y alejó de una patada al daimon que intentaba apuñalarla.
Ravyn fue golpeado tan fuerte, que juraría haber oído como se rompían tres costillas.
Antes de que pudiera recuperar sus sentidos, Menkaura fue arrojado encima de él. El peso de él fue suficiente para terminar de romper las costillas de Ravyn. Con la respiración dificultada por el dolor, él captó la mirada de pánico de Menkaura cuando se dio cuenta de lo que él mismo sabía.
No tenían forma de escapar.
Ravyn empujó al enorme hombre de su pecho y trató de respirar a través del horrible dolor que parecía penetras cada parte de él.
- Llama a Stryker.- gritó uno de los daimons a los demá.- Él querrá estar aquí para verles morir.
- Yeah.- dijo una profunda, enfadada voz, que hacía echo en los muros de ladrillos de a su alrededor.- Llama al bastardo. Realmente me encantaría poner mis manos sobre él ahora mismo.
Ravyn contuvo el aliento cuando reconoció la última voz que él había esperado oír.
Susan vaciló cuando los Daimons se congelaron en la mitad de sus ataques. Todos ellos clavaban los ojos en fondo de la cuesta.
Ella se volvió para ver que ellos habían empezado a transpirar y sentir caer su propia mandíbula.
Yeah, eso lo había hecho.
Recortado por la luz de la luna, el hombre allí era increíblemente alto, con largo pelo negro que tenía una franja roja al frente. Una extraña niebla etérea se arremolinaba a su alrededor como si acariciase el cuerpo de su amante. Vestido en pantalones de cuero negros y un largo abrigo de cuero con las mangas recogidas para exponer sus antebrazos y guantes de cuero sin dedo negros, él parecía el típico tipo Gótico que merodeaba por Capitol. Pero cuando bajó caminando lentamente la colina con un largo, sostenido paso predatorio emanaba un aura de poder tan peligroso que hizo que cada pelo de su cuerpo se le pusiese de punta.
Los Daimons convocaron sus bolt-hole.
- Creo que no.- dijo el recién llegado cuando cada bolt se cerraba sin que hubiesen sido utilizados.
Una poderosa explosión agitó el aire. Esta emanó fuera del hombre como una onda supersónica. Ella sintió que esta la traspasaba y enfriaba su misma alma.
Y cuando tocó a cada uno de los Daimons, gritaron de dolor, luego explotaron en un colorido polvo.
Maldición, ellos no habían podido hacer nada.
Sin estar completamente segura de si este hombre era un amigo, Susan corrió sobre Ravyn, quien se estaba agarrando firmemente sus costillas y sangrando abundantemente por su pierna, hombro, frente, y boca. Menkaura yacía al lado de él, también mal herido. La frente de Menkaura estaba abierta con un corte y por la manera en que su brazo estaba torcido, era obvio que estaba roto. Ella se arrodilló al lado de Ravyn y le ayudó a ponerse depie.
- Ya era hora de que aparecieras, cabrón.- refunfuñó Zoe mientras limpiaba la sangre de su propia barbilla. - ¿Dónde diablos estado?
El hombre la ignoró cuando fue hacia donde Belle había sido asesinada como si él supiese lo que había ocurrido antes de su llegada. Con sus facciones atormentadas, él clavó una rodilla en el suelo y recogió el pequeño collar de plata que había estado alrededor del cuello de Belle. Él lo agarró con fuerza en su puño antes de que doblase su cabeza como si rezase y apoyase en el la frente.
Susan estaba siendo atravesada por la agonía que él exudaba. Era obvio que él lamentaba profundamente la pérdida de Belle.
Él llevó el collar a sus labios para besarlo antes de que se pudiera lentamente de pie lo los mirara. Él deslizó el collar en su bolsillo.
Susan estaba por hacerse una idea aproximada de que este era el misterioso Acheron que lideraba a los Dark-Hunters. Pero, demonios, ¿Quién se iba a imaginar que el Gran Malo era apenas un niño y no viejo sabio? Incluso aunque él estaba completamente desarrollado, él no podía pasar demasiado de los veinte años.
Todavía, había algo poderoso acerca de él. Algo convincente y aterrador. Al igual que Savitar, era obvio que él no era humano y que podía comandar poderes primigenios que nadie más podía.
Y entonces cuando él miró alrededor ella vio sus ojos. Susan realmente se cayó de espaldas en la calle cuando los vio. Ellos a diferencia de cualquier otra cosa que ella hubiese visto antes tenían mucho poder,tanta sabiduría y dolor, que envió una sacudida a través de ella.
Esos no eran los ojos de un humano. Ellos formaban remolinos de mercurio plateado cuando miraba la escena alrededor de él. Y cuando esos ojos caían sobre cada Dark Hunter, se curaban instantáneamente sus lesiones.
- Gracias, Acheron.- Dijo Dragón irritablemente mientras se limpiaba las manos ensangrentadas en su abrigo.- ¿Pero no pudiste haber llegado antes?
La cólera sangraba de cada poro del cuerpo de Ash cuando tendió su mano para ayudar a Dragon a levantarse.
- Confía en mí, vine lo más rápido que pude.
Ravyn se levantó el mismo, después se giró para ayudar a Susan.
- Oí que estabas atado. Con doble nudo al poste de una cama, según recuerdo.
- ¿Perdón?- la pregunta pareció ofender a Ash. - ¿Quién te dijo eso?
- Un enorme, enojado pajarillo, sobre una tabla de Surf.
Ash hizo una mueca de doloroso disgusto.
- ¿Él lo sabe? Genial. Es justo lo que me hacía falta.
Zoe curvó sus labios ante eso.
- ¿Hemos estado a punto de morir por que tú estabas pasando tiempo con tu novia?
Ash cortó a Zoe con una seca mirada.
- Ocúpate de tus propios asuntos, amazona. No estoy realmente de humor para tus pullas.- él se volvió a mirar a los demás.- ¿Cómo estáis el resto?
- Aparte de jodidos, con el ego sumamente dañado, estamos bien.- dijo Cael.- ¿Por qué usted no ha estado contestando nuestras llamadas"?
- No pude.
- Uh-huh- Cael se vio menos que impresionado por esa respuesta.- Bien, Bienvenido a Seattle. Tenemos una situación importante con los Daimons. Están en aliados con la Policía y patean nuestros traseros por todas las calles. Hemos perdido a Troy y a Aloysius y ahora a Belle.
- Gracias por el resumen, Cael. Pero ya caí en la cuenta.
- Bien, por que yo me voy a casa. Puedes poner tu trasero para que te lo pateen durante un rato.
Menkaura caminó hacia Ash.
- Me alegro de que hayas venido, pero realmente huviese deseado que estuvieras aquí un poco antes.
Como Menkaura se marchó Susan oyó a Ash susurrar…
- Ni la mitad que yo.- él se volvió a mirar a los demás.- ¿Alguna queja más?
Zoe abrió su boca.
- No empieces.- chasqueó Ash.- Ya oigo toda la perorata en tu cabeza cabeza, Zoe. Yo lo he hecho lo mejor que he podido, ¿vale?
- Ya, bueno, tu mejor apesta.- Y con eso, ella se volvió sobre sus talones, mascullando acerca de su café derramado y hombres sin valor.
Ravyn palmeó a Susan en el brazo, antes de acercarse a Ash.
- ¿Estás bien?- le preguntó Ravyn
- No. Tengo personas que han muerto y una extremadamente limitada cantidad de tiempo antes de que tenga que marcharme otra vez. Como dijo Zoe dice, esto apesta.
- Tú sabes cómo es Zoe-. Cuando Ravyn golpeó a Ash en la espalda, este siseó y se puso rígido como sintiese una increíble cantidad de dolor.
- ¿Va todo bien?- le preguntó Susan
Ash se recobró a sí mismo casi instantáneamente.
- Bien. Tenemos grandes problemas ahora mismo.- respondió Ash mirando hacia la calle más allá de Susan
Ella miró sobre su hombro para ver lo que había visto él… un coche de policía.
Ella contuvo el aliento cuando lo vio pasar desapareciendo calle abajo. Ella miró a Ravyn.
- Eso estuvo cerca.
- Necesitamos llevaros de vuelta a los dos al Serengeti.
Susan estaba perpleja por las palabras de Acheron.
- ¿Cómo sabes donde nos hemos estado quedando?
- Soy omnisciente[1], Susan.
Un escalofrío bajo por su columna vertebral por que él sabía su nombre.
- Uh-hum. Parece ser que eso abunda a nuestro alrededor -. Ella miró a Ravyn.- ¿Alguna vez te sientes fuera de esto?
-Todo el tiempo.- asintió él
Pues bien, eso lo respondía todo.
Cuando los hombres se volvieron a subir la cuesta, Susan no podía dejar de mirar el callejón. No había signos de que se hubiese librado una batalla allí. Ni uno. Ni el polvo de los Daimons, ninguna huella de que Belle hubiese estado alguna vez ahí, viva…
Una suave brisa recorrió el estrecho y todo se veía extrañamente tranquilo y quieto. Era una vida trágica la que vivían los Dark Hunters. Daban sus vidas por la humanidad y nadie sabía siquiera que estaban ahí. Y cuando morían, se desvanecían en la nada.
Esto impactó a Susan con dolorosa claridad. ¿Cuántas batallas como ésta había luchado Ravyn a través de los siglos? ¿Cuántas heridas habría atendido sin que Acheron se las curara? Él en realidad estaba solo sin nadie allí para él.
Buen dios, Ravyn habría muerto si no llegase a haber ido al refugio y lo hubiese sacado. Ese pensamiento hizo que se doliera por él.
- ¿Susan?
Ella contempló a Ravyn.
- ¿Estás bien, bebé?
Asintiendo, ella se dirigió a ellos y tomó su mano, necesitando sentir una conexión física con él mientras sus emociones eran tan crudas.
Acheron la miró como si supiese exactamente que era lo que ella pensaba.
- ¿No puedes ayudarnos a que los humanos dejen de atacar a los Dark Hunters? - le preguntó a Ash cuando se dirigían al coche de Phoenix.
Ash abrió la puerta del coche para ella.
- Esa es una pregunta intencionada, Susan. Y no es fácil responder como a ti te gustaría.
Ravyn hizo una pausa al lado del conductor.
- ¿Estarás más tarde en el club?
- Sí. Os veré entonces chicos.
Susan se metió en el coche. Ash cerró su puerta al mismo tiempo que Ravyn cerraba la suya.
Ella observó a Acheron alejarse del coche y volverse hacia la cuesta. Cuando Ravyn comenzó a apartarse, ella podría jurar que Acheron se había evaporado en la niebla.
-Ese es un hombre extraño-.
-Sí, lo és.
- ¿No puede él exterminar a todos los Daimons como ha hecho esta noche?
- Probablemente.
- ¿Entonces por qué no lo hace él?
Ravyn la miró mientras cambiaba de marcha.
- No tengo ni idea. Supongo que se reduce a lo que diría Ash. Solo por que puedas hacer algo no significa que debas. Hay un montón de cosas en este mundo que no tienen sentido. Imagino que los Daimons y los Apolitas están en alguna clase de balanza con el resto de nosotros y si él los exterminara a todos ellos, lo destruiría.
-Pero no sabes si eso es cierto.
- No. Sólo lo supongo.
Susan consideró eso cuando se dirigieron a las oscuras calles.
Una balanza…
Esto parecía una tontería para ella, pero entonces ¿Qué sabía ella? Sólo era una periodista quién hasta hace cosa de dos días no sabía nada de su existencia.
- ¿Qué crees que harán los Daimons ahora que Acheron está aquí? - le preguntó a Ravyn.
- No lo sé con seguridad, pero si fuera ellos, correría a esconderme.
Acheron dejó escapar un largo, cansado suspiro cuando se emitió a si mismo al callejón detrás del Serengeti. Él podía sentir una presencia dentro del club que lo entristecía hasta la parte más profunda de su conciencia.
Nick Gautier.
Acheron no le había visto desde la noche en que Nick se había suicidado y Ash lo había sacado del Hades y lo dejara en las garras de Artemisa. Nick le odiaba y tenía todo el derecho a hacerlo.
En un arranque de furia, Acheron había sido quien lo maldijera a morir. La culpabilidad de eso se enconaba dentro de Acheron como una herida abierta que él sabía que nunca se curaría.
Y por culpa del odio de Nick, Ash había sido incapaz de entrenarle y lo había enviado a vivir con Savitar. Él no sabía por qué Savitar en ese momento y ese lugar. Sin duda Savitar lo sabía, pero él nunca compartiría esa información.
Él sabía mantener los secretos incluso mejor que Ash. Cómo deseó haber podido ver el futuro de Nick. Pero para Ash estaba prohibid ver su propio futuro o el futuro de alguien por el que se preocupase.
- No necesito posponer lo inevitable,- dijo él en voz baja. Él no era un cobarde.
Preparándose a si mismo para lo que iba a venir, Ash entró en el club por la puerta de atrás.
Él se encontró primero a Dorian cuando el Were Hunter tomaba una caja de botellas del cuarto de almacenaje.
- Ash,- dijo él, abriendo los ojos sorprendido.- Estás en la ciudad.
- Hola, Dori. ¿Cómo está tu compañera?
- Ella está bien. ¿Cómo está Simi?
Él podía sentir Caronte en la forma del tatuaje gateando por su bíceps hasta colocarse sobre su hombro donde a ella le gustaba dormir.
– Igual.
- ¿Está ella contigo?
Simi estaba casi siempre con él.
- Ella quizás venga de visita después.
- Avísanos un poco antes y preveniré a Terra de que tenga a mano una caja de Salsa Barbacoa.
- Hecho.- Ash pasó junto a él, entrando en la cocina. Él saludó a Terra y a los cocineros antes de salir a través de la puerta que daba al club. La música hip-hop allí era alta. Estaba sonando “Grillz” de Nelly.
Ash estaba sorprendido de que Nick pudiese aguantar ese modo de tocar. Personalmente, a Ash le gustaba toda clase de música, pero Nick no era realmente muy partidario del Rap o el Hip-Hop. Él solo escuchaba Metal y Cajón Zydeco.
Y Ash supo el instante en el que Nick lo vió. El odio subió por su columna vertebral igual que un choque eléctrico.
Temiendo el encuentro, Ash se volvió para encontrar a Nick detrás de él. Se había ido el buen amigo que solía bromear y reírse con él y en su lugar había un enemigo que Ash sabía estaba tramando su muerte incluso mientras lo miraba.
La cara de Nick era completamente estoica.
- Bien, pero mira a quién han traído los leopardos. Me sorprende que te hayas tomado la molestia.
- Hola, Nick.
- Jódete.- Nick miró su vaso de güisqui, después lo fulminó con la mirada.- ¿Sabes que es lo que más odio de ser un Dark Hunter?
- ¿El hecho de que no puedas emborracharte?
Nick puso el vaso en la bandeja de una camarera que pasaba junto a ellos.
- Tener que tratar contigo.
Ash asintió. Todavía era demasiado pronto para esto. Nick necesitaba más tiempo.
- Ya nos veremos.
Nick agarró el brazo de Ash cuando se marchaba y lo obligó a mirarle.
- Me verás ahora, bastardo.
Antes de que Ash pudiera moverse, Nick le dio puñetazos en la mandíbula. Él se tambaleó hacia atrás por la fuerza de eso. Y si Nick hubiese estado prestando atención, él se habría dado cuenta de algo significativo. Ash no sintió el golpe que le acababa de dar. Los Dark-Hunters no podían golpearse entre ellos. Pero entonces, Ash no era igual que los otros.
Su primer instinto fue devolverle el golpe a Nick, pero Ash se refrenó antes de que él hiciese más daño al cajún. El público alrededor de ellos se apartó, mientras que los Were miraban a su alrededor nerviosos debatiéndose sobre si deberían meterse o no entre los dos Dark Hunters, o más importante aún, si deberían interferir con Ash.
La cara de Nick estaba desencajada por la furia.
- ¿Cómo pudiste destruir Nueva Orleans?
Ash le miró ceñudo.
- ¿Qué?
- Ya me has oído. ¿No te bastó con asesinarme? ¿Tuviste que castigar a mis amigos y mi familia, también?
- Nick, aguarda un momento.
Él apartó a Ash, moviéndolo hacia una mesa.
- Acabo de pasar las últimas horas mirando las fotos… las personas. Pudiste haber detenido eso y no lo hiciste.
Ash sintió su cólera chasqueando. Ellos estaban llamando demasiado la atención aquí en el bar.
- No sabes de lo que estás hablando.
Nick fue implacable cuando le respondió a Ash.
- Sí, lo sé. Sé lo que eres. Trajiste de vuelta a Kyrian y Amanda del otro lado. Salvaste a su bebé de los Daimons y no hiciste nada para ayudar a mi madre. Tú afirmas amar Nueva Orleans y aún así no hiciste nada para ayudar a la ciudad cuando ella más te necesitó.
- Eso no es cierto, Nick. Estuve allí e hizo todo lo que podía hacer. Pero incluso yo tengo límites y reglas acerca de lo que puedo y no puedo hacer. Dios mío, tú eras como un hermano para mí. ¿Cómo puedes pensar que alguna vez haría cualquier cosa para lastimarle?
- Tú me mataste, ¿Recuerdas?
- No. Yo os quería a ti y a tu madre como nunca he querido a otro ser humano en toda mi vida. Nunca quise veros a los dos heridos.
- ¡Puro cuento! Un chasquido de tus dedos y podrías haber detenido la tormenta. Talon podría haberla doblegado. Pero tú no le dejaste, ¿verdad?
Ash asintió. El destino no era tan fácil de controlar.
- No es tan simple.
- Es simple.- él volvió a apartar a Ash de un empujón.
Las gente en el bar parecía inquieta ahora, especialmente los Weres. Nick estaba llamando demasiado la atención sobre ellos y estaba diciendo cosas que no se suponía que debía decir.
- Déjame, Nick. Hablo en serio.
Nick agarró a Ash por el frente de su abrigo y lo atrajo lo suficiente cerca para que pudiera susurrar en su oreja.
- ¿O qué? ¿Me matarás otra vez?
Él se rió de esto como si le divirtiese enormemente.
Dejándolo ir, Nick retrocedió y alisó las solapas de la chaqueta de Ash
- Sabes, lo siento. Olvidé todos los modales que mi madre se esforzó tanto en enseñarme.- Él entrecerró sus ojos significativamente.- ¿Cómo está Simi? ¿Se ha tirado a algún tipo nuevo últimamente?
Eso hizo que se rompiera el precario control que Ash tenía sobre su temperamento. Él bramó de rabia cuando se sintió a si mismo perder el control. Echando la cabeza hacia atrás, él congeló a todo el mundo en el bar. Todos. Ellos permanecían silenciosamente en el lugar mientras la música continuada tocando mientras él y Nick se enfrentaban el uno al otro. No como amigos. Como enemigos.
La cara de Nick se volvió pálida cuando vió la verdadera forma de Ash.
- Nunca supiste cuando cerrar tu boca, Cajún-. Su voz era un gutural gruñido demoníaco.
- ¿Qué eres tú?
Ash bajó la mirada a sus manos azules que estaban jaspeadas por plata. Su mirada ahora estaba nublada por el fuego que formaba remolinos en sus iris y pupilas.
Cerrando sus ojos, él apartó de un empujón sus emociones a un lado y regresó a su forma humana. Cuánto desearía borrar la memoria de Nick, pero Nick era una de esas personas entre un trillón que eran inmunes a la manipulación de mente de Ash. Fue lo que les había hecho amigos.
Desafortunadamente, Nick no era inmune a los poderes de dios de Ash, y eso era lo que les había hecho enemigos.
- Por tu bien, Nick. Manténte lejos de mí y nunca digas el nombre de Simi en mi presencia otra vez.
Nick sonrió con maldad.
- Un día, Ash, voy a encontrar la manera de matarte por lo que has hecho a las personas que amo.
- No me amenaces, niño. Tú no tienes esos poderes.
- No es una amenaza- dijo él, sus ojos ardiendo. - Es una promesa.
Ash gruñó cuando se abrió camino a través de las personas congeladas.
- Sigue caminando, Ash. Pero recuerda cuándo sientas mi mano dándote el tiro de gracia que tú eres la razón por la que yo estoy aquí.
Ash se detuvo y se giró hacia él.
- No, Nick. Tú eres simplemente otro error que Artemisa ha hecho y que no me causará otra cosa que sufrimiento.
Nick agarró una botella de la mesa que tenía al lado y se la arrojó a Ash.
Ash astilló la botella de cristal antes de que le alcanzase. Los pedazos colgaron silenciosamente en el aire durante unos diez segundos completos antes de caer al piso como polvo inofensivo.
Dando media vuelta, él se dirigió hacia la puerta en el intento de poner tanta distancia física entre ellos como fuese posible.
Él estaba tan absorto, de hecho, que no advirtió a la única persona en una esquina que no estaba congelada. La única persona quien había presenciado el encuentro completo.
Cuando el cuarto volvió a la normalidad y Nick regresó hacia la barra, la mujer de oscura cabellera sonrió diabólicamente.
Ahora esto era algo que ellos definitivamente podrían usar…
[1] Omnisciente: Que conoce todo lo que va a suceder. Vamos, que Acheron lo sabe todo y no suelta prenda ^^
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