domingo, 19 de febrero de 2012

DH cap 12

No había peor sentimiento para Geary que pensar que alguien a quien ella amaba estuviese en peligro y no fuese capaz de llegar a ellos. Geary estaba histérica cuando olvidó su búsqueda y nadó tan rápidamente como era posible a través de las oscuras aguas.
            “¡Geary!”
            Ignoró la llamada de Kat. La única cosa que importaba era llegar a la superficie para ver que estaba pasando.
            De repente Arik estaba allí, sujetando a Geary. “Tienes que calmarte. Estás respirando con demasiada rapidez. “
            Ella sacudió la cabeza ante él. “Eso sonó como una explosión. Tengo que llegar allí.”
            “Todo lo que hemos oído fue un pop.” Su tono de voz era nivelado y calmado mientras esos ojos azules la atormentaban. “Podría no haber sido nada. Todo lo que sabemos es que el comunicador no funciona. Tú no quieres morir por ello, ¿Verdad?”
            Él tenía razón y lo odiaba por ello. Asintiendo, presionó su mano contra su casco para escuchar más cuidadosamente. “¿Tory? ¿Estás ahí? ¿Qué está pasando?”
            Todavía no había respuesta.
            “Tory? ¿Christof? ¿Justina? ¿Thia? Maldición. Que alguien me responda… por favor.”
            Arik contuvo la respiración, deseando poder aliviar su mente. Pero cuando el silencio se prolongó, supo lo mismo que ella. Algo tenía que haber—
            Sus pensamientos de detuvieron cuando un fragmento de metal pasó disparado a su derecha. Este fue seguido por varios fragmentos que llovían alrededor de ellos a través del agua.
            Y era obvio de donde procedía el metal.
            “Uh, tíos,” dijo Scott, con voz temblorosa. “Creo que nuestro barco está intentando matarnos.”
            Sip. Arik tenía el mal presentimiento de que el chico quizás tuviese razón. Mierda.
            Arik miró a Kat y pudo decir que ella no tenía más información de la que él tenía.
            Cerró sus ojos y convocó a su hermano en su mente. “Solin…”
            No hubo respuesta por ese lado, lo cual presagiaba, incluso más siniestramente que su barco había estallado.
            Arik dejó ir a Megeara. “De acuerdo, ascendamos. Con seguridad.”
            “De acuerdo” pero podía oír el pánico y el miedo en la voz de Megeara.
            Él vaciló cuando Megeara y Scott fueron primero de modo que él pudiese nadar detrás de Kat. “¿Alguna pista?”
            Ella negó tristemente con la cabeza. “Sabes si el barco se ha ido, también lo ha hecho nuestra reserva de aire.”
            Él había pensado lo mismo. Hasta ahora el aire estaba aguantando. Lo cual era otra razón por la que necesitaban subir inmediatamente. No tenían demasiadas reservas, y desde que era humano, podía morir allí, lo cual era la última cosa que quería. Kat era la única de ellos quien no tenía que temer. Puta afortunada.
            Cuando nadaron a la primera estación de descompresión, Arik intentó ponerse en contacto con Solin repetidamente, mientras Megeara continuaba llamando a los otros a través del intercomunicador.
            Y no había respuesta de la superficie, a excepción de unas pocas piezas de metal que continuaban flotando para dirigirse al fondo del mar. Yeah, no había nada como ver pasar tu vida por delante, sabiendo que te hundirías incluso más si no conseguías aire pronto.
            Ellos alcanzaron el primer tanque, el cual tenía dos respiradores. Las mujeres fueron primero, después él y Scott. Ellos movieron las guías hacia delante y atrás mientras esperaban a que sus cuerpos se ajustaran a la nueva profundidad antes de ascender más.
            Pero cada uno de ellos estaba nervioso por lo que podría haberle sucedido al barco y a los demás.
            “Arikos…”
            Él vaciló cuando, finalmente oyó la voz de Solin en su cabeza. “¿Qué está pasando?”
            “El barco ha explotado.”
            “No me jodas. Supimos eso, cuando los fragmentos casi nos atraviesan en el agua. ¿Qué ha pasado y por qué no lo has evitado?”
            “Sí, claro. Detenerlo, mi trasero.”
            Arik maldijo el egoísmo de Solin. “Maldición, Solin. No hay bastante aire en la línea para nosotros. Quizás no podamos volver.”
            “¿Se supone que eso ha de significar algo para mí? Todos vosotros vais a morir de todas maneras, ¿correcto? ¿Cuál es el problema? Yo todavía tengo que vivir aquí después de que tú te hayas ido.”
            Si Arik podía ponerle las manos a Solin encima, lo mataría.
            “Esto no es un juego, Solin.”
            “No, no lo es. Y tú estáis solo en esto. Buena suerte.”
            Arik apretó los dientes cuando tomó la manguera de Megeara de modo que pudiese tomar una bocanada de aire. “Mejor reza para que no suba hasta ti.”
            “Rezar es para aficionados y tu tienes problemas mucho mayores que yo.”
            Arik sintió a Solin deslizándose fuera de sus pensamientos. Megeara tomó la manguera y tomó una profunda bocanada de aire antes de ascender nuevamente. Arik y los demás la siguieron.
            Estaban a la mitad de la segunda estación cuando empezaron a caer más fragmentos a través del agua. ¿Qué infiernos? ¿Había explotado otro barco?
            Arik nadó hasta Megeara cuando ella empezó a moverse incluso más rápido.
            Megeara. Detente. Tenemos que respirar lentamente. Lo sabes. Cálmate y céntrate.”
            Geary quería apartarlo de ella, pero sabía que él tenía razón. No podía darse el lujo de pelear en el agua. Ahora mismo, tenían que reservar el aire para las estaciones. Tenían que quedarse allí hasta que sus cuerpos se reajustaran. Entonces podrían mantener la respiración y moverse a la siguiente. Pero eso estaba tomando demasiado tiempo para su gusto.
            Tenía que saber que había pasado. Que les había sucedido a los otros.
            Su corazón pesaba, miró a Scott, quien tenía lágrimas en los ojos. “Estaremos bien, Scott.”
            La duda de él la quemaba por dentro. “Sí, claro”
            “No habléis más,” los reprendió Kat, “Tenemos que conservar el aire que tenemos.”
            Arik tocó la mano de Geary y se la apretó antes de que la urgiera a ascender. Geary obedeció, pero mientras nadaba cientos de pensamientos pasaron por su mente. Su hermano había muerto debido a un malfuncionamiento de su tanque.
            Ella siempre se había preguntado que habría pasado por la mente de Jason en esos pocos minutos cuando se dio cuenta de que su vida estaba por terminar. Tenía que decir que esto era una mamada. Recuerdos y sueños incumplidos se vertían a través de ella con una intensidad ardiente.
            No quería morir. Era joven y aunque no había tenido muchas citas, todavía mantenía el sueño de que un día conociera a un tío fantástico y tuviesen niños. Que se haría vieja con alguien que la atesorara tanto como ella le atesoraría a él. ¿Era eso pedir demasiado?
            Había tanto que quería hacer. Y ahora quizás nunca viese la luz del sol otra vez. No era justo–tan cerca de su meta y morir antes de que pudiese terminar su búsqueda.
            Pero lo peor era pensar que Tory y Thia quizás estuviesen muertas. Justina, Teddy, Christof y todos los otros…
            Y sería culpa suya. Todo culpa suya. Dios, ¿Cómo había vivido su padre con la culpa? No le extrañaba que se convirtiera en un alcohólico. En ese momento, ella le entendía como nunca lo había hecho antes. Se había pasado tanto tiempo culpándolo que no había considerado la culpa que él se había reservado para si mismo. El constante dolor de saber que había puesto en peligro a su familia y el recuerdo de ellos muriendo por culpa de sus acciones.
            Lo siento tanto. Papá.
            Si saliese de ésta y si los otros estaban bien, esto se acabaría. Nunca volvería a poner en peligro a otras personas. Este solo era un sueño estúpido que no se merecía ni una gota de sangre. Otra vida. La Atlántida no quería ser encontrada.
            Ella se lo había comunicado.
            De repente Geary se dio cuenta de que el agua se estaba volviendo más clara. Mirando hacia arriba podía ver la luz del sol reflejada en las olas por encima de su cabeza.
            No faltaba mucho… Su alegría fue atenuada por el miedo de lo que encontraría esperando por ella. Qué le había sucedido al resto de su tripulación. Horribles imágenes la atormentaban. Pensamientos de Tory y Thia yaciendo boca abajo en el agua. O desfiguradas… o de ellas llamándola para que las ayudara…
            Por favor, por favor, por favor estad bien.
            Su garganta se hizo más apretada cuando se acercaba a la superficie. El dolor por la falta de aire en sus pulmones era opresivo y doloroso. Sus pulmones ardían como fuego, mientras que el pánico la rasgaba  atravesándola. Cuan trágico sería morir así de cerca de su destino. Solo unos pocos metros más y habría alcanzado la superficie.
            Ella empezó a soltarse el casco mientras ascendía. Sus miembros se sentían tan pesados. Su corazón palpitaba con esfuerzo. Quería respirar con desesperación pero sabía que no podía.
            Por favor…
            Para el momento en que alcanzó la superficie, ya se había quitado el casco. Geary lo tiró a un lado cuando finalmente jadeó en busca de aire. Estaba temblando y helada cuando el agua entró en su traje. Pero era tan bueno estar respirando libremente otra vez que no le importaba.
            Ella se giró en el agua intentando dar con ellos. La primera cosa que vio fueron los humeantes restos de su barco—no es que hubiese mucho de él.
            Histérica, empezó a nadar hacia allí, sólo para acabar siendo detenida por alguien. Se volvió para encontrarse a Arik.
            “Están muertos,” sollozó ella, empujándolo. “Tengo que encontrarlos”
            “No están muertos.”
            La rabia la atravesó y cuando abrió la boca para decirle que no la engañase. Él señaló en dirección opuesta al barco.
            Ella miró para encontrar el pequeño bote salvavidas que llevaba a Tory, Justina, Solin, Althea, Thia, Christof y Brian. El alivio la atravesó con tal ferocidad que ella se volvió a hundir bajo las olas.
            Arik la sujetó contra él y la ayudó a volver a la superficie. Ella reía y lloraba mientras lo rodeaba con los brazos y lo besaba. Él nunca había visto nada igual. Parecía que sus emociones estuvieran más allá de su control. Ella le sonrió antes de dejarle y dirigirse hacia los otros.
            Confundido, el avanzó en el agua mientras Kat y Scott emergían detrás de él.
            “Gracias a los dioses,” jadeó Kat después de haberse sacado su casco.
            ¿Qué infiernos pasó con el barco?” preguntó Scott.
            Kat le miró como si fuese obvio. “Parece que ha explotado.”
            “Ya, pero ¿por qué?”
            Ella miró a Arik con hostilidad. “Esa es un pregunta interesante, ¿no crees?”
            “Sí, la es.”
            Scott nadó inmediatamente tras Megeara mientras Kat y Arik se mantenían atrás.
            “¿Crees que Zebulon ha tenido que ver con esto?” le preguntó él.
            Kat negó con la cabeza. “No es su estilo. El simplemente nos habría aplastado a todos y no habría dejado nada atrás. No, esto fue un acto irreflexivo.”
            “¿Humano entonces?”
            “No lo sé, pero lo descubriré.”
            Arik frunció el ceño. Había un extraño tono en su voz y él tenía la sospecha de que ella sabía exactamente quien estaba detrás de esto y no quería traicionarlos, a él o ella.
            Arik habría culpado de esto a los Dolophoni, pero este no era su estilo. Su lucha era con él, lo cual quería decir que habrían luchado con el en el agua y no se preocuparían de amenazar a los que estuvieran en la superficie. Por no mencionar que los Dolophoni no habrían sido tan descuidados. No, de haber estado aquí, él lo habría sabido. De hecho, estaría sangrando por ello.
            Así que ¿Quién entonces?
            Maldición, los enemigos caían de los árboles. Menuda suerte.


            Riendo histéricamente, Geary trepó por si misma al bote y atrapó a Tory y Thia en un enorme abrazo.
            “Hey! ¡Me estás mojando!” refunfuñó Thia, tratando de apartarse.
            Geary ignoró a Thia cuando la atrajo más cerca. “Gracias a Dios que estáis todos bien.”
            Tory besó su mejilla. “Y también Kichka.” Ella apartó el material de su chaleco para mostrar una muy enfadada gata, la cual les siseaba. “La divisé cuando salíamos”
            Geary besó la cabeza de su enfurruñada gata antes de cogerle a Kichka de las manos de Tory para mirar alrededor a los demás. Todos estaban allí y aparentemente bien. “¿Qué sucedió?”
            Tory señaló a Solin con su pulgar. “Solin dijo que olía a gas. Si no fuese por él, todos nosotros estaríamos muertos ahora.”
            Geary frunció el ceño ante la explicación. “¿Escape de gas? ¿Cómo? Christof y yo siempre somos meticulosos inspeccionándolo todo.”
            Tory se encogió de hombros. “No lo sé.”
            Ambas miraron a Solin, quien parecía extrañamente impecable aunque su pelo estaba revuelto y había manchas negras en su inmaculado traje. “Simplemente lo olí y tuve el mal presentimiento de que algo estaba a punto, perdona el juego de palabras, explotar.”
            “Uh-hun,” dijo Geary, acariciando a su gata. “¿Tienes estos momentos psíquicos a menudo?
            La comisura de su boca se elevó en una burlona sonrisa. “No tienes idea.”
            Había una nota extraña en su voz que realmente le dio escalofríos.
            Teddy pasó un pequeño frasco hacia ella. “Por ti, Capitán. Nos alegramos de que todos hayáis regresado de una pieza.”
            Geary se lo agradeció cuando Arik, Kat y Scott se unieron con ellos en el bote. Ella no se perdió la mirada hostil que Arik le dedicó a Solin antes de sentarse a su lado.
            “¿Estás mejor?” le preguntó él
            Ella asintió.
            “Bien.” Arik levantó a la mascota Kichka sobre la cabeza. Kichka siseó y escupió antes de extender una pata para arañar su mano. Arik apartó la mano de ella antes de que le clavara las uñas.
            Geary estaba atónita. En todo el tiempo que ella había tenido a la gata, Kichka nunca se había comportado de tal manera.
            Arik frunció el ceño antes de moverse fuera del alcance de la gata.
            “Kichka,” la amonestó Tory. “¿Qué pasa contigo, chica?”
            Fue Solin quien respondió. “Probablemente solo esté molesta por lo que ha sucedido. Esto ha sido una locura, un mal día.”
            Quizás. Pero allí estaba pasando algo muy extraño y Geary quería saber qué era.
            Geary volvió su cabeza para mirar los restos de su barco cuando llegó la ayuda. Había estado cerca. Demasiado cerca. Hoy todos ellos habían tenido suerte.
            Pero mañana…
            No quería pensar en eso. Dios, ¿Y si Solin no hubiese olido el gas? ¿Y si los otros no lo hubiesen escuchado? En vez de estar flotando los restos del barco, podrían haber sido sus amigos y familia.
            El pensamiento la  estremeció.
            “Tenemos copias de seguridad de toda la información.” Dijo Tory, tomando a Kichka de manos de Geary. “Podemos volver a hacerlo todo.”
            “No,” dijo Geary, con tono firme. “Ya hemos acabado con esto.”
            Todo el mundo en el bote con excepción de Solin y Kat la miraron boquiabierta.
            “¿De qué estás hablando?”
            “¿Cómo podemos dejarlo?”
            “¿Estás loca?”
            “¡Acabamos de conseguir los permisos! ¿Cómo puedes decir eso?”
            Las preguntas le fueron disparadas en una rápida sucesión. Geary alzó las manos para protegerse de su furia. “Mirad, tíos, yo no soy mi padre. No puedo vivir sabiendo que he sido la causa de que alguien muera. Ni que decir de todas las personas con las que estoy sentada aquí en este bote. No lo necesitamos. He asistido a demasiados funerales en mi vida y estoy cansada de ello.”
            Tory se la quedó mirando.
            “¡Síii!” dijo Thia feliz,” ¿Eso quiere decir que puedo ir más a menudo de compras?”
            “Cállate, Thia.” La cortó Scott. “Geary, piensa en lo que estás diciendo.”
            Tory sostuvo a Kichka contra su pecho. “Geary ha tenido hoy un día horrible. Démosle tiempo para tranquilizarse y cambiará de opinión. Ya lo veréis.”
            Geary empezó a corregirla pero no quería discutir el asunto. Había tomado una decisión y no había manera de que llevara a otro grupo así de lejos. Hoy había aprendido una valiosa lección e iba a prestarle atención antes de que fuese demasiado tarde.  
            Convencida, se quedó sobre la balsa mientras los otros abordaban el pequeño barco de rescate. Arik se quedó rezagado con ella. “¿Estás segura de esto?”
            “Completamente”
            Ella esperaba que él la presionase, pero en vez de eso hizo una simple pregunta. “Entonces, ¿Qué vas a hacer con el resto de tu vida?”
            Ella sonrió. “No lo sé. Han pasado años desde que pensé en algo más que esta interminable búsqueda. ¿Qué harás tú?”
            Una diabólica luz brilló en sus ojos. “Bueno, personalmente yo volvería a la playa. Me ducharía y me pondría algo más bonito, entonces iría a cenar con ese tío que quiere pasar un poco de tiempo conmigo. Después lo traería a mi casa y sacudiría su mundo.”
            Sus palabras la caldearon y no pudo resistirse bromear con él. “Lo que sueñan despiertos un montón de tíos, ¿no?”
            Él se rió. “No, es sólo lo que haría si yo fuese
            Sonriendo, ella negó con la cabeza. “Eres implacable.”
            Él soltó un cansado suspiro. “Nunca voy a convencerte, ¿verdad?”
            Geary tenía que admitir que él estaba fantástico sentado allí con su pelo mojado aplastado alrededor de sus afiladas facciones, aun con cardenales. Y aquellos ojos… eran material de leyendas. ¿Podía realmente herirla cenar con él? Después de todo, él había conseguido calmarla hoy y había cuidado de ella. Si no fuese por él, quizás hubiese tenido un ataque de pánico y habría muerto hoy.
            “De acuerdo. Lo consideraré.”
            Realmente se la quedó mirando. Entonces su sonrisa se volvió pícara. “¿Podemos desnudarnos ahora? Definitivamente quiero verte sacudir mi mundo.”
            “La cena, loco. Y solo la cena.”
            Arik hizo un juguetón puchero. “Bien. Si esa es tu mejor oferta…”
            “Lo es.”
            Él se levantó y la ayudó a ponerse de pie, entonces la ayudó a pasar después de Teddy. Geary intentó no notar la fuerza de Arik cuando él la balanceó fácilmente para subirla al barco de rescate, luego subió detrás. Él era ágil y rápido.
            Y hacía que su cuerpo se derritiera.
            Imágenes de sus sueños la atormentaron. 
            “¿Dra. Kafieri?”
            Ella se alejó de Arik cuando uno de los oficiales vino hacia ella. “¿Sí?”
            “Necesito hacerle unas cuanta preguntas acerca de su barco.”
            Asintiendo, esperó a que Arik se uniera a los otros. En vez de eso, él permaneció a su lado, tendiéndole su silencioso apoyo mientras era interrogada.
            Kat se movió hacia la parte de atrás del barco y permaneció en silencio mientras ellos se dirigían a los muelles. Solin se unió a ella a su lado con una intensa mirada de disgusto grabada en sus facciones.
            Para un hombre que era completamente amoral en sus acciones hoy la había sorprendido. “¿Por qué los salvaste de la explosión?”
            Él se encogió de hombros despreocupadamente. “Fue un lapsus momentáneo en mi juicio te lo aseguro.”
            Ella no se tragó ese argumento. “Hay más humano en ti de lo que querías, ¿no es así?”
            “No tengo idea de lo que quieres decir. Cualquier humanidad que haya existido en mí hace mucho tiempo que murió.
            Uh-huh. “¿Has visto quien está detrás de esto?”
            “No veo nada, pero lo siento…”
            “¿Qué sientes?”
            “Una presencia cercana y querida a tu corazón. Parece que Artemisa también tiene interés en que termine esta expedición. Quizás deberías tratar este asunto con ella.”
            Kat se quedó congelada en el sitio cuando él se marchó. Eso era lo que ella pensaba. Hirviendo de rabia, detuvo a un marinero que pasaba. “¿Dónde están los servicios?”
            Él le dio las indicaciones. Tras agradecérselo, se dirigió inmediatamente hacia allí, encerrándose en ellos. Entonces cerró los ojos y se transportó al Olimpo para hablar con dicha diosa.
            Una cálida brisa susurró contra su piel cuando abrió las puertas de oro del templo de Artemisa. Vestida con un ligero peplo blanco que combinaba con sus pálidas facciones y su vibrante pelo rojo a la perfección, la diosa holgazaneaba en su trono mientras Satara, otra de sus doncellas, tocaba el arpa para entretenerla.
            Kat se detuvo ante su diosa y cruzó los brazos sobre el pecho. Ella miró a la otra koris[1] antes de impartir una simple orden, “Déjanos.”
            Artemisa suspiró fatigosamente. “No tienes que susurrar, Katra.”
            “Es llamar, matisera [2]. La frase es “no me hagas tener que llamar a B, hoy lo hago yo”
            Las otras koris  arquearon las cejas atónitas mientras esperaban que Artemisa castigara a Kat. Pero ella sabía que estaba a salvo de la muerte. Castigo que ella podía manejar.
            Artemisa se levantó. “Bien. Koris, dejadnos.”
            Ellas se desvanecieron inmediatamente de la habitación. Artemisa entrecerró los ojos cuando se levantó de su trono para permanecer al lado de Kat, quiera era unos buenos cinco centímetros más alta que la diosa a la que servía.
            “¿Cuál es tu destrozo?”
            “Daño, matisera. La frase es “cual es el dañó”. Y lo que quiero es saber por que hundiste el barco.
            Artemisa puso sus ojos en blanco e hizo un sonido de disgusto como si no pudiese creer que Katra hiciese una pregunta tan trivial. “Por que tenía ganas de hacerlo.”
            “¿Tenías ganas de hacerlo? Menuda pena, tienes alguna idea de lo desconcertante que es estar bajo el agua cuando el barco que tiene tu suministro de aire aparece flotando en trozos delante de ti?”
            Ella se burló. “¿Por qué estás tan enfadada?” No es igual que si pudieras morir. Agárralo.”
            “Enfréntalo”
            “Lo que sea.” Artemisa se volvió a ella con ardientes ojos verdes. “No me importa lo que cueste o quien tenga que morir. Preserva el sello, Katra. Oigo a Apollymi llamándote a ti y a esa otra puta. Sé que ella la está guiando hacia el sello. Embala mi codo[3]. Apollymi sabe lo que está haciendo. No descansará hasta que ella esté libre y yo esté muerta.”
            “Puedes relajarte. No voy a permitir que Apollymi quede libre.”
            “¿No? Entonces actúa. Recuerda al final del día cual de nosotras te protege. Te escuda. Te alimenta. No eres más que una herramienta para Apollymi.”
            “¿Y qué soy para ti, matissera? ¿No soy tu herramienta?”
            La cara de Artemisa se puso colorada a causa de la rabia. “Tú sabes lo que eres para mí. Ahora ve y has lo que dijiste. Mantén a los humanos lejos de la Atlántida.”
            Kat apretó los dientes ante la orden. “¿Cuándo aprenderás a confiar en mí?”
            “¿Confiar en ti?” preguntó en un tono horrorizado. “Te fuiste a mis espaldas a Kalosis y después te vinculaste a mi mayor y mortal enemiga. ¿Por qué debería siquiera confiar en ti otra vez?”
            Eso encendió el propio carácter de Kat. ¿Por qué Artemisa siempre sacaba a colación algo que había sucedido hacía miles, y miles de años? “Tú sabes porque tenia que ver a Apollymi.”
            Eso no aplacó a Artemisa en lo más mínimo. “Después de todo lo que he hecho por ti, lo que sacrificado por ti, me abofeteas en mi cara. Si fuera alguna otra, te habría matado por lo que has hecho.”
            “Entonces mátame.”
            Artemisa le siseó, “No me tientes, Katra. Jamás.”
            “Y no me presiones matisera. Yo conozco la fuente de tus poderes y tú conoces la profundidad de los míos. Si llegamos a ir a la guerra, ¿Quién crees que ganaría?”
            Artemisa curvó su labio. “Eres hija de tu padre. Imprudente. Hosca. Discutidora y rencorosa.”
            Kat sonrió ante eso. “Que raro, juraría que es mi madre a la que está describiendo.”
            El pelo de Artemisa flotó alrededor de su cara movido por su rabia. Sus incisivos crecieron hasta convertirse en colmillos cuando riñó a Kat. El aire alrededor de Artemisa crepitó con poder un instante antes de que levantase sus manos y disparase una ráfaga a Kat.
            Pero esta no la golpeó.
            Antes de que se acercase, Kat se transportó de vuelta al barco.
            “Préstame atención, Katra,” gruñó Artemisa en la mente de Kat. “No soy alguien con la que se pueda jugar.”
            Kat puso sus ojos en blanco ante la enfadada voz. “Mi lealtad hacia ti es irreprochable, matisera. Un día, espero que lo sepas.
            “Lo sabré solo cuando me ayudes a matar a Apollymi. Hasta ese día, siempre tendré mis dudas.”
            “Nunca podría lastimarla.”
            “Entonces nunca confiaré plenamente en ti. Tanto tiempo esté tu lealtad dividida entre  las dos, tú serás una gran amenaza para mí, como lo es ella.”
            “¿Honestamente crees eso?”
            “¿Creerlo? Lo sé. Y eso es por lo que tu barco está tendido en el fondo del mar. La próxima vez que te acerques al sello, me aseguraré que pagues por ellos con carne y hueso. Y los humanos pagarán con sus vidas.”
            Ese era un hermoso pensamiento. “También te quiero, matisera. Gracias.”
            “¿Kat?”
            Ella se sobresaltó cuando oyó la voz de Tory. “¿Um, Sip?”
            “¿Estás bien ahí dentro? Te oí hablando a alguien.”
            Kat tiró de la cadena antes de abrir la puerta. “Solo pensaba en voz alta.”
            Por la cara de Tory Kat podía decir que la niña no la creía. “Estabas hablando en Griego antiguo.”
            “Sólo practicando. Nunca sabes cuando podría venirte bien.”
            “Cierto. Quizás clonemos algún día a Aristophanes y necesitemos un intérprete.”
            “Claro.” Kat pasó ante ella y se dirigió de vuelta a la cubierta exterior. Cuando ascendía la rampa, un susurro pasó a través de ella.
            “Seré libre, Katra. Ni tú ni Artemisa podréis retenerme aquí por siempre.”
            Kat podía sentir realmente la respiración de Apollymi sobre su cuello. Sentir el toque de su mano. “Ambas sabemos por que no puedes dejar Kalosis.”
            “Y ambas sabemos por qué debería…”
            Kat apenas había dado un paso sobre la cubierta superior cuando se encontró con Solin, quien la miró con diversión.
            “Yo odio realmente las voces en mi cabeza, ¿Tú no, Kat?”
            Ella se esforzó a mantener su expresión en blanco. “No tengo idea de lo que quieres decir.”
            “Por supuesto que no”
            Cuando él se movió para marcharse, ella lo detuvo. “Para que conste, no estoy de su lado.”
            Él arqueó una ceja. “¿El lado de quien?”
            “De nadie. Mi lealtad es para conmigo misma.”
            “¿Por qué me estás diciendo eso?”
            Ella sonrió. “Porque somos criaturas parecidas. Tengo mi propia agenda aquí y sé que tú también la tienes.”
            “¿Y qué hay en tu agenda?”
            “Sobrevivir a la expedición.”
            Él se rió profundamente. “Eso es algo más fácil de decir que de hacer, ¿verdad?”
            “Empieza a parecer de esa forma.” Kat miró hacia donde estaba Arik sentado con Geary. Ellos estaban inclinados el uno hacia el otro, e incluso aunque no se estaban tocando, no pasaba desapercibida la electricidad entre ellos. Como deseó Kat sentir de esa manera hacia un hombre, pero ella no era ese tipo de criatura. Cada mujer que había conocido había sido arruinada por un hombre.
            Ella nunca sería tan estúpida.
            “¿Qué hay de ti, Solin? ¿Qué quieres sacar de esto?”
            Él le dedicó una áspera mirada. “Lo mío es simple. Solo quiero venganza.”
            “¿Sobre quien?”
            “Todo el mundo”.
            Antes de que pudiese pedirle que se explicara o al menos redujese su elección a unos pocos billones de personas sobre la tierra y otros reinos, se alejó de su alcance. “Encantada de hablar contigo, también.” Dijo ella en voz baja. Se estaba cansando realmente de que los dioses se disgustaran con ella.
            Pero eso no tenía importancia.
            Ella era lo bastante fuerte para caminar en la cuerda floja entre Apollymi y Artemisa.
            Geary se rió de algo que dijo Arik. Él estaba sonriendo cuando levantó la mirada y se encontró con la de Kat. Ella inclinó la cabeza ante la manera en que estaban actuando los dos, como si sintiera la atracción que había entre ellos. Ella entendía la física, pero lo que la sorprendía era la que sentía procedente de Arik.
            Él pensaba que sólo sentía lujuria por Geary, lo cual así era. Pero había más en sus sentimientos que eso. Como un Skotos, él solía tomar sus emociones de otros. Lo que el no se había dado cuenta era que sus recién encontradas emociones venían de sus sentimientos por Geary. No de los de Geary. Eran de sus propios sentimientos. El vértigo y la alegría que él experimentaba ahora mismo no estarían allí si Geary estuviese en cualquier otro lugar.
            Y en ese momento, Kat entendió por qué Solin le estaba ayudando. Solin quería que Arik conociese esos sentimientos para que cuando se hubiesen ido y Geary ya no estuviese aquí Arik se lamentara por ella. Eso era más cruel de lo que se podía creer.
            Ten cuidado con lo que deseas, por que podrías conseguirlo.
            Arik quería emociones y ahora las experimentaría todas. Que los dioses se compadeciesen de él.
            Un comprensivo dolor la atravesó, pero fue mitigado por el hecho de que nada de eso era asunto suyo. Arik había escogido ese camino.
            Y sería condenado por ello.


[1] Koris= Doncella, sirvienta de los templos griegos.
[2] Matisera=  “madre” en griego.
[3] Box my elbow = intraducible. Otro de los intentos de Artemisa para usar las expresiones coloquiales.

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