miércoles, 4 de enero de 2012

Cap 20

Dev abrió la puerta para encontrarse a Nick en el pasillo, vestido para la batalla.
—¿Qué está pasando?
—Mi sentido arácnido se ha salido de los radares. Hay una enorme migración de demonios y se están dirigiendo directamente hacia nosotros. Ya que no quiero que mi casa sea destruida, voto por que los llevemos a donde llamen menos la atención y donde tengamos algo de ventaja.
—¿Y eso sería? —preguntó Dev.
—El Cementerio de St. Louis. A esta hora de la noche, está cerrado y vacío.
Sam sacudió la cabeza.
—No puedo ir allí. Me poseerían.
Nick puso los ojos en blanco.
—Mejor tú que mi casa.
—¿No se supone que la tenías protegida? —le devolvió ella.
—La tengo, pero esto…
Un elevado sonido de aparición escaleras abajo cortó sus palabras.
Nick maldijo cuando retrocedió e inclinó la cabeza.
—Me parece que hemos esperado demasiado. Ceñiros las entrañas gente comienza la lucha. —Se desvaneció.
Dev suspiró con irritación.
—Eso no es lo que quiero hacer ahora mismo con mis entrañas.
Sam se rió.
—No te preocupes, bebé. Yo me ocuparé después de tus entrañas. Ahora mismo, lucharemos.
Para el momento en que llegaron abajo, Ethon, Chi y Nick permanecían unos contra la espalda de los otros. Sam podía oír a los demonios arañando, intentando romper el escudo que rodeaba la casa de Nick.
Ella volvió la mirada entre Chi y Ethon.
—¿Qué estáis haciendo vosotros dos aquí?
Ethon le guiñó el ojo.
—También me alegro de verte. Gracias por la magnífica bienvenida.
Chi le ignoró.
—Vinimos tan pronto se puso el sol para protegeros a ti y a Nick.
—Gracias. —Sam se volvió hacia Nick—. ¿Dónde está Ash?
Nick curvó el labio.
—No es bienvenido aquí y me niego a tenerle en mi casa.
Dev le miró como si hubiese enloquecido.
—¿Es eso una buena idea dado a lo que nos enfrentamos?
—Mi voto es un doble: ¡Infiernos, no! —dijo Ethon, desenvainando la espada—. Pero creo que podemos encargarnos de ellos.
Sam miró al Capitán Suicida con jocosidad.
—¿Cómo cuando moriste la otra vez? Oh, espera, esa me la sé. “Puedo con ellos, no necesito esperar por los refuerzos. Puedo hacerlo yo mismo” ¿Cuándo te ha vuelto a funcionar eso?
Ethon la fulminó con la mirada.
—Eso no estuvo previsto y habría ganado si mi mejor amigo no me hubiese apuñalado por la espalda. Literalmente.
Nick les gruñó.
—Se están abriendo camino. Tíos quizás querréis sacar las cabezas de vuestros culos y prestar atención a esto.
El sonido del cristal al romperse hizo eco a través de la casa un instante antes de que empezara a ser un hervidero de demonios.
Lazaros se manifestó en el centro de la habitación. Tres metros de alto en la forma de una enroscada serpiente de una pierna, se enfrentó a ellos.
—Dadme a Samia y dejaré que el resto os vayáis en paz.
—¿Por qué la quieres? —preguntó Nick.
—Mató a mi hermano.
Sam frunció el ceño mientras buscaba en su memoria.
—Nunca he matado a un demonio.
—¡Mentirosa! —gruñó Lazaros—. Tu hermana le vendió su alma para matarte a ti y a tu familia de modo que pudiera ser reina en tu lugar. Cuando te convertiste en una Dark‑Hunter, le cazaste y le mataste.
Frunciendo el ceño en confusión, sacudió la cabeza.
—No, no lo hice. Maté a un Daimon.
—Mataste un empusa, estúpida. Y yo te habría matado a ti entonces pero me dijeron que estabas muerta y después me capturaron antes de poder confirmarlo. —Entrecerró una sangrienta mirada sobre ella—. Esta noche mi hermano será finalmente vengado y me bañaré en tu sangre. —Se lanzó a por su garganta.
Dev le agarró y le hizo retroceder.
Los otros demonios atacaron en masa. Bajaron en picado igual que una oscura nube que quisiera consumirlos. Sam puso la espalda contra la de Dev mientras luchaban con todo lo que tenían.
Ella cortó la cabeza de uno, entonces condujo otro hacia Ethon quien lo despachó rápidamente.
Lazaros azotó su cola, alcanzándola en la espalda. Se sentía igual que si una navaja de afeitar se deslizara a través de la carne y le arrancó atormentadores recuerdos de su hermano matándoles a ella y a su familia.
Maldiciendo, Sam se tambaleó.
Dev la cogió y los recuerdos se desvanecieron instantáneamente de modo que estuvo totalmente centrada de nuevo. Él lanzó un disparo con sus poderes directamente hacia Lazaros quien lo absorbió y se lo devolvió. Estos impactaron en Dev haciéndole volar.
Sam se sujetó, entonces jadeó cuando vio a Dev sangrando en el suelo. Sus poderes se drenaron inmediatamente.
Por favor no mueras. Por favor no mueras
Corriendo hacia él, vio que le habían lacerado el ojo y la nariz. Tenía una cuchillada a un lado, pero estaba vivo. Sangrando, pero vivo. El alivio la traspasó.
Él se movió para levantarse.
Una y otra vez, vio las imágenes de premonición de él tendido muerto en esta habitación. Normalmente ella tomaba el poder de cosas como la rabia que la atravesaba al igual que Hulk, pero ahora mismo…
Sus miedos la paralizaron. No podía perderle.
Dev vio como los ojos de Sam se volvían verdes y la respiración le abandonó el cuerpo cuando el miedo cobró voz. Ella era humana lo cual quería decir que podía morir.
Aterrado por ella, se levantó y se puso a sí mismo entre ella y Lazaros. No había forma de que fuera a dejar que la derribaran.
No esta noche.
Los demonios tenían ocupados a Ethon y Nick. A Chi no se la veía. Y había más demonios viniendo hacia aquí.
Lazaros se precipitó hacia Sam.
Con un grito de guerra, Dev lo embistió, pero justo cuando alcanzó al demonio, este lanzó y golpeó con la cola. En un minuto estaba a punto de apuñalarlo y al siguiente estaba volando por los aires, con el culo echando humo.
Sam gruñó mientras se percataba de su condición humana. Que se jodiera esa mierda de Dark‑Hunter. No la necesitaba.
La Leona en ella cobró vida y todo en lo que pudo centrarse era en salvar a la gente en esa habitación la cual lo significaba todo para ella. Y Dev encabezaba esa lista.
Recogió la espada que Ethon había dejado caer y fiel a su naturaleza Amazona, atacó con cada instinto y habilidad que poseía. Se escabulló y viró bruscamente, cortando y rebanando. Lazaros le disparó y ella lo esquivó, dejando que las ráfagas volaran más allá de ella y golpearan el sofá, las paredes y las mesas las cuales empezaron a arder.
—Te odio bastardo —gruñó Nick cuando vio el daño—. ¿No podrías haber atacado en la casa de Ash?
Sin prestar atención al arrebato de Nick, se desentendió de sí misma para mantener a Dev a salvo.
Dev estaba impresionado por el valor de Sam cuando se enfrentó a cada ataque repeliéndolo. Nunca había visto nada así y cuando se levantó y apuñaló a Lazaros en el costado, el corazón se le detuvo.
Lazaros azotó su cola y la fijó contra el suelo.
La rabia le consumió y fue a por el demonio. Lazaros se volvió para enfrentarle.
Sam rodó saliendo de debajo de la cola de Lazaros y peleó por alcanzar la espada que había dejado caer. En el momento en que la empuñadura estuvo en su mano, la lanzó al demonio.
Ella clavó la cabeza de Lazaros a la pared igual que un espeluznante trofeo. El demonio gritó en agonía, se estremeció, y después murió.
De todos modos, los otros seguían viniendo.
Sam recogió otra espada cuando se encontró con Dev. Le besó rápidamente en los labios y entonces se volvió a la lucha.
—¿Cómo los detenemos? —gritó Ethon.
Nick maldijo.
—No responden a mis poderes. No hay nada que pueda hacer.
Sam no tenía poderes que usar. Miró a Dev.
Dev se encogió de hombros.
—Digo que los golpeemos hasta que nos maten.
De repente, hubo un brillante flash de luz cuando Acheron apareció en medio de la habitación. Él barrió con la mirada alrededor de ellos y tomó todo en cuenta antes de golpear su báculo contra el suelo y enviar una descarga de algo reverberando a través de toda la casa. Fue alguna clase de extraña explosión sónica que sacudió hasta los cimientos e hizo que los demonios se desintegraran.
Ethon, sangrando y jadeando, fulminó a Acheron con la mirada.
—Justo a tiempo, jefe. ¿Qué te retuvo?
Chi apareció al lado de Acheron.
—No quería molestarle. Pero estaba demasiado cerca de mi nivel de incomodidad así que fui a por el arma grande.
Ash le dedicó una irritada sonrisa.
—La próxima vez que alguien suelte una manada de demonios, una llamada a tiempo sería agradable. No quiero raspar las entrañas de mi equipo. Llevó demasiado tiempo entrenaros a todos vosotros para empezar con reclutas.
Nick se mofó.
—Nos las estábamos arreglando bien. No necesitábamos ayuda.
—¿De veras? —Ash arqueó una regia ceja—. Déjame darte una pista sobre uno de tus poderes, Nick. Puedes arrebatarle el poder a un demonio. Si no lo haces, ellos pueden arrebatártelo a ti y hacerse más fuertes.
Eso acabó con el engreimiento de Nick.
—¿Qué?
—Eres como el Conejito de Energizer para los gilipollas. —Acheron miró a Chi—. ¿No se supone que le estas entrenando?
—No habíamos llegado todavía a eso. Es un pupilo obstinado que no me escucha demasiado.
Acheron dejó escapar un profundo suspiro de disgusto antes de volverse a Nick.
—Y yo pensando que enseñarte era pan comido. —Entonces masculló en voz baja—. Cabezota… —el resto fue en algún lenguaje que Sam no pudo entender.
Nick alzó la mano.
—Deja de quejarte y haz algo útil por una vez. Limpia mi casa.
Ash se burló.
—¿Te parezco una Mujer del Servicio de Limpieza?
—Sí, Bo-Peep. Chop chop. Tengo sangre y entrañas en todas mis paredes y mancha el papel de la pared.
Sam estaba atónita de que Ash permitiera a alguien dirigirse a él así.
Con todo pareció dejar pasar la respuesta de Nick.
—Debería haberte dejado en coma. —Golpeó el báculo en el suelo y toda la casa volvió a la normalidad.
Nick se lamió los colmillos.
—Gracias… gilipollas.
Ash le ignoró y se volvió hacia Sam.
Ella tragó con fuerza cuando las palabras de Artemisa y Apolo le hicieron eco en la cabeza.
«Acheron era una puta…»
De una extraña manera, podía verlo. Él tenía los movimientos de un entrenado cortesano. Lento. Estable. Una sinfonía de movimientos. Además había un magnetismo sexual poco natural en él. Era como un león en la naturaleza. Algo tan hermoso que tenías la irresistible urgencia de domesticarlo, aunque sabías que si lo intentabas, te arrancaría el brazo.
Sí, ese era Acheron.
Él le tomó la mano y miró su palma marcada.
Dev se movió para colocarse detrás de ella.
Ash no habló durante varios largos segundos. Se encontró con las miradas de Sam y Dev.
—¿Cómo te sientes en lo que se refiere a esto?
Sam se mordió el labio.
—Creo que una mejor pregunta sería, ¿Cómo te sientes sobre ello?
La mano de Ash realmente tembló mientras sostenía la de ella.
—No puedo devolverte el alma, Sam. No puedo. Artemisa no me dejaría.
El estómago se le cayó al suelo ante la noticia.
—Lo has hecho por otros.
Él asintió.
—Lo sé, pero las cosas han cambiado y Artemisa no liberará a nadie por mí.
Bien, de todas formas, ella no quería ser humana.
—¿No puedo ser una Dark‑Hunter y emparejarme?
Ash miró a Ethon y después a Chi.
—Las reglas fueron impuestas por una razón. Artemisa todavía os posee y es una diosa celosa. Si descubre esto… No quieras verla nunca enfadada. Y honestamente, no sé qué haría ella sobre esto. Pero al final, es tu decisión. Yo no puedo tomarla por ti.
Sam apretó los dientes.
—¿Estás seguro de que no puedes recuperar mi alma?
—Estoy seguro y lo siento.
Nick frunció el labio hacia Ash.
—Será mejor que te alegres de que soy mejor amigo para ti de lo que lo fuiste tú para mí o les diría exactamente por qué no puedes ayudarla… Acheron. Pero no te robaré lo que más amas. Mi madre me educó muy bien.
Los ojos de remolinante plata de Ash ardieron.
—Lo sabes, Nick, pero no lo entiendes. Hay una gran diferencia. No tienes ni idea de lo que es el mundo cuando estás completamente solo y desprotegido en él. Ruega a los dioses para que nunca lo hagas. La única elección que no puedo enseñarte… ni tampoco Chi o Takeshi es a no juzgar a los otros tan duramente. Como dices, tu madre te crió muy bien y avergüenzas su memoria cada vez que me escupes.
Nick bramó de rabia antes de lanzarse a por Ash.
Ash lanzó el brazo y lo mantuvo atrás con un campo de fuerza invisible.
—Un día, Cajún, tendrás el poder para destruirme. Pero ese día aún no está aquí. —Y con eso, se desvaneció.
Nick estaba tan enfadado, que temblaba por ello.
—Todos vosotros sois unos gilipollas por seguirle ciegamente cuando no sabéis quien es él.
Ethon sacudió la cabeza.
—Estás equivocado, Gautier. Sé exactamente lo qué es.
—¿Sí? —Se mofó Nick—. ¿Y eso sería?
—Mi amigo. Eso es todo lo que me importa.
Nick bufó ante él.
—Eres un jodido idiota, Stark. También era amigo mío y me jodió.
—Lo siento por eso. Pero hasta que me traicione, le debo mi lealtad. —Ethon se movió para quedarse ante Sam. Una triste sonrisa se cernió sobre sus labios cuando le tomó la mano marcada en la de él.
En ese momento, ella volvió al día en que se había casado con Ioel. Ethon también había estado allí. Quedándose a su lado igual que ahora.
Le besó el dorso de los nudillos.
—Estoy feliz por ti, hermanita. Si Artemisa viene por ti, llámame. Estaré en pie y lucharé por ti en cualquier momento.
Porque la amaba.
Los labios de Sam temblaron ante la verdad que él no quería que ella supiera pero una que había sido tan obvia. Había estado enamorado de ella desde antes de sus muertes. La había amado tanto que había preferido no decir nada sobre sus sentimientos para evitar empañar su felicidad. Y este era un amor que ella nunca sería capaz de devolverle.
Nunca sería nada más que un hermano para ella.
La vida era injusta y como Acheron solía decir, las emociones no tenían cerebro. Ethon se merecía a alguien que pudiera devolverle su amor con la misma pasión que ardía en su interior y esperaba que un día la encontrase.
Ella le apretó la mano.
—Te quiero, Ethon.
Él tragó.
—Como un hermano. Lo sé. —Le tendió la mano a Dev—. Cuida de ella, Oso. Te diría que te pegaría una patada en el culo si no lo hicieras, pero ella es mejor luchadora que yo.
Dev se rió.
—Gracias E.
Ethon inclinó la cabeza antes de dirigirse hacia la puerta.
—Es hora de patrullar. Hay Daimons en las calles y los estúpidos humanos tienden a alimentarlos. ¿Vienes, Chi?
—Esta noche me toca trabajar con Nick.
—Entonces buena suerte. Que los dioses estén contigo y no mates al bastardo respondón.
Ethon les dejó.
Con mirada amargamente divertida, Nick se adelantó.
—Felicidades, Dev. Sam.
Para su asombro, les estrechó las manos.
Y estaba realmente feliz por ellos.
Chi sonrió.
—Estoy tan conmovida por vosotros, chicos. Y espero que Acheron esté equivocado y que Artemisa lo entienda. —Se volvió hacia Nick—. ¿Estás listo para empezar nuestras lecciones?
Él negó con la cabeza.
—Esta noche no. Hay algo de lo que necesito encargarme.
—Nick… —el tono estaba espesado con el reproche—. Tienes que aprender. Todavía eres extremadamente vulnerable.
—Sí, pero un buen amigo me enseñó que algunas veces debes poner a otros por delante de ti. Esta noche es una de esas.
Sam frunció el ceño ante la extraña nota en la voz de Nick cuando él se teletransportó y los dejó solos con Chi.
—¿Qué le estás enseñando?
Chi suspiró.
—Demonología.
Ese era un impresionante y raro talento.
—¿Él tiene tus poderes?
—No. Sus poderes hacen que los míos parezcan débiles. Pero tiene que entender el porqué vienen a por él. —Chi presionó los labios como si pensara en algo que la preocupara. Cuando habló. Sam oyó la corriente subyacente en la voz—. Cuanto más estoy con él, más me asusta. Hay veces que es tan amable y entonces otras veces algo cae sobre él. Algo tan malvado que me da escalofríos. —Sacudió la cabeza—. De todas formas, no dejes que te estropee la noche. Vosotros dos tenéis mucho que discutir y decidir. ¡Shoo! Ir y disfrutad. Podemos vernos más tarde.
Sam inclinó la cabeza hacia ella.
—Te quiero, Chi.
—Yo también te quiero, bebé.
—¿Estás lista? —le preguntó Dev.
—¿Para qué?
La teletransportó a su habitación.
Ella se encogió cuando una oleada de náuseas la atravesó.
—Odio literalmente viajar de esta manera. No me gusta.
—Lo siento. Es sólo que no podía esperar a estar a solas contigo y esta era la manera más rápida de traerte aquí.
Sam se mordió el labio mientras contemplaba su exuberante y delicioso cuerpo.
—Sé cómo te sientes.
Él la besó gentilmente en los labios.
—Así que, ¿Qué quería Stryker de ti?
—Información sobre su padre y como romper su maldición.
—¿Se lo dijiste?
Ella asintió.
—Le dije la verdad. No hay forma de romper la maldición. Y que su padre, incluso después de todo lo que sucedió, todavía se preocupa por él.
Dev dejó escapar un bajo silbido.
—Apuesto a que no se lo tomó muy bien.
Sam se quedó en silencio mientras lo consideraba.
—Se lo tomó mejor de lo que yo pensaba, pero tengo el presentimiento de que esto no se ha acabado.
—¿Cómo es eso?
—Los Daimons todavía pueden caminar a la luz del día y nosotros somos sus enemigos. Antes o después, vendrán por todos los Dark‑Hunters y Stryker parece demasiado decidido a conseguirlo. Creo que está preparando algo incluso más siniestro.
—Y yo espero que estés equivocada.
Ella también. Pero se le encogían las tripas y estas nunca se habían equivocado en el pasado.
Habían ganado esta batalla.
La guerra todavía estaba en pie.

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