jueves, 12 de enero de 2012

DREAM CHASER –ESCENA ELIMINADA-

—¿Por qué venimos a este estúpido club, akri? La Simi quiere ir de compras.
Ash pareció esconder su sonrisa y llevó a Simi y a Xirena hacia el edificio en la esquina de la manzana.
—Bueno, es que es un club especial.
—¿Cómo de especial? —preguntó Xirena irritada. Al igual que Simi, quería ir de compras y comer—. ¿Hay comida?
Ash asintió con la cabeza.
—Segurísimo, puesto que se llama Club Caronte.
Simi se paró en medio de la acera.
—¿Le ha comprado akri un club a su Simi?
—No, no te he comprado un club.
—Entonces, ¿cómo es que se llama así?
—Ya lo verás. —Ash la empujó suavemente hacia delante.
Las demonios aceleraron el paso al aproximarse al club que aún no había abierto al público. En la parte de arriba destelleaba un anuncio de neón rosa chillón.
Ash utilizó sus poderes para abrir la puerta y las dejó entrar. En el momento que lo hizo, Xirena soltó un chillido que rasgaba los oídos.
—¡Xedrix! —se lanzó corriendo y derribó a su hermano al suelo.
Simi frunció el ceño.
—¿Ese es el Xedrix de la Simi, akri?
—Sí, Simi. Es tu hermano.
Simi se mordió el labio, pero se mostraba cautelosa al acercarse a sus hermanos. Xedrix intentaba soltarse del abrazo de Xirena, pero en el momento en que vio a Simi se quedó de piedra.
—¿Xiamara? —suspiró. No había forma de confundirse con Simi puesto que era la viva imagen de la madre cuyo nombre llevaba.
—¿Rik-rik?
Su forma humana cambió inmediatamente a la forma de demonio al deshacerse del abrazo de Xirena y lanzarse a abrazar a su hermana pequeña que no había visto en siglos—. ¡Estás viva!
Simi le echó los brazos al cuello y chilló,
—¡Rik-rik! Te he echado tanto de menos.
Ash retrocedió latiéndole el corazón al ver su felicidad. Sabía que estaba poniendo nerviosos al resto de Carontes del bar, incluido Xedrix. Puesto que eran esclavos de los dioses atlantes, técnicamente le pertenecían y todavía no se hacían a la idea de que no tenía ningún interés en volver a encadenarlos.
—Ha sido muy digno por tu parte.
Se volvió y vio a la mujer de Xedrix, Kerryna, tras él. Menuda y rubia, era muy hermosa. La demonio Dime también estaba huyendo de aquellos que la dañarían si tuvieran la oportunidad.  Pero Ash no tenía problemas con los demonios.
Joder, le debía su cordura a uno de ellos. Y cuando miró a Simi se alegró de no haberla obligado a hacer las maletas cuando su madre se la dio.
—Simi es mi familia. Lo que la hace feliz a ella, me hace feliz a mí.
—No hago más que decirle a Xedrix que no eres como los otros dioses. Pero todavía no me cree. Pero lo hará, en algún momento.
Ash le sonrió.
—Gracias. Entretanto, esperaré fuera. Si Simi se da cuenta de que me he ido, dile que no se preocupe y se tome su tiempo.
Kerryna se rió.
—Sí, no es que no tengamos todo el tiempo del mundo, ¿verdad?
—Verdad. —miró su vientre. Ella y Xedrix estaban esperando un hijo.
—Felicidades.
—Gracias.
Se dio la vuelta para marcharse.
—¿Acheron?
Se paró y se volvió a mirarla.
—¿Sí?
—Contestando a la pregunta que no has hecho, somos delirantemente felices. Lo más hermoso del amor es que es ciego a quienes y que somos. Espero que un día tú también lo encuentres.
Ash le hizo una inclinación de cabeza antes de marcharse. Cómo deseaba creerlo, pero sabía que no sería así.
Los finales felices eran para los demás. Para él, nunca. Pero no pasaba nada. Podía ser feliz con la felicidad de los demás. Y ver la felicidad de Simi le encantaba. Podía vivir su vida a través de la ella y con eso siempre tendría suficiente.

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